El Gobierno quiere vetar el porno 'online' a los menores, pero va a toparse con un problema

El Gobierno de España quiere acabar con la barra libre del porno en internet. Este martes, el Consejo de Ministros ha aprobado su plan para proteger a los menores en el mundo digital, haciendo hincapié en el contenido para adultos, que, entre otras medidas, incluye una ley para regular su acceso. El movimiento va en la línea de lo que están impulsando la Unión Europea o varios estados de EEUU. Al otro lado del charco, de hecho, ya se han empezado a encontrar un problema: en 2024, asegurar la identificación online de una persona sigue siendo un asunto problemático.

Por ahora, se desconocen los detalles del proyecto, pero la postura va en la línea de las prevenciones y advertencias de los especialistas, que se han disparado en los últimos años. El plan aprobado es, en realidad, el Informe sobre protección integral de menores frente al acceso a la pornografía en internet, que no ha sido publicado, pero sí filtrado a medios. Sin embargo, desde el propio Ejecutivo se niegan a compartir el documento.

Según los fragmentos publicados, el informe avisa de que el porno en menores tiene un "grave riesgo de adicción", es un generador de "distorsión de la percepción de la sexualidad" y puede llevar a "comportamientos sexuales inapropiados", además de que "normaliza la violencia contra las mujeres". En este sentido, uno de los puntos en los que han hecho especial énfasis ha sido que casi un tercio considera que la pornografía es su única fuente de educación sexual.

En una entrevista el pasado fin de semana en el diario El País, Sánchez llegó a hablar de una "auténtica epidemia" y daba algunos datos que tachó de "demoledores". "Uno de cada cuatro jóvenes de menos de 12 años ha tenido o tiene acceso y consume porno. Casi la mitad de los jóvenes de menos de 15 años lo consumen. Y esto no es puritanismo. Esto afecta a la formación de nuestros adolescentes y también a los comportamientos futuros que puedan tener en un tema tan trascendental como es la igualdad", indicaba entonces.

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Una de las partes más problemáticas de la propuesta está en el proceso de identificación personal, que sigue siendo uno de los grandes agujeros de internet. Durante décadas, el proceso para que un menor de edad pudiera acceder a contenidos para adultos ha sido tan laxo que, en realidad, es como si no existiera, bastando con responder a la pregunta de si eres menor de edad.

La portavoz del Gobierno y ministra de Educación, Pilar Alegría, ha explicado que se lanzará una aplicación pública para este cometido, aunque indicando que es "pronto" para dar más detalles de cómo funcionará, aunque sí que pretenden que esté operativa a mediados de este año. Eso sí, ha lanzado el guante a las "principales empresas tecnológicas", a las que ha pedido implicación porque, ha añadido, está "convencida de que ellas también son conscientes de esta preocupación".

En cambio, sí ha confirmado que el proyecto gubernamental está desarrollándose junto con la herramienta anunciada por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en colaboración con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) a mediados del pasado diciembre. Ya entonces, adelantaron que se trataba de un sistema de identificación que sería "garantista y anónimo" y basado en la identificación del dispositivo, donde habría que identificarse con DNI o algún tipo de certificado digital.

Hasta ahora, las resoluciones de la AEPD recomendaban el uso de varias aplicaciones de terceros para verificar la edad, como Yoti, AgePass, Agechecked o All Pass Trust. Su mecanismo suele ser el mismo (y, previsiblemente, similar al que usará el proyecto público) y pasa por darte de alta en un sistema del proveedor, donde estás registrado con tu información personal, incluso una fotografía del DNI o el equivalente. Cuando quieres ver contenido para adultos, la web en cuestión hace una consulta a esa otra plataforma, que confirma o deniega el acceso.

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"Para mí, están intentando ponerle puertas al campo. Lo que se está planteando lleva a absurdos y contradicciones. Simplemente, no se puede hacer", asevera Lorenzo Martínez, director técnico de la firma de ciberseguridad Securízame. "Esto se cruza con el derecho a la privacidad de lo que cada uno ve, empezando porque, si solo restringen el verificado al porno, cualquiera que se registre en un identificador va a saber que quieres ver porno, con tu nombre y apellidos, DNI o lo que te pidan", advierte.

No es el único aspecto problemático que ve sobre este planteamiento. "¿Quién garantiza la seguridad de estos datos? Imagina que atacan al sitio y consiguen tus datos. No hace falta ni que tengan datos de peticiones o consumo, porque en cuanto aparezca tu nombre, sabrán que estás visitando webs porno", continúa Martínez.

Esta vez, EEUU y Europa sí están de acuerdo

Aun así, el movimiento del Gobierno forma parte de una ola reguladora sobre el contenido para adultos en internet, y esta vez tanto EEUU como Europa están apuntando en una dirección similar. "Hay una tormenta perfecta que ha generado una mayor sensibilidad. Se han acumulado las investigaciones que evidencian los efectos negativos y la industria no ha hecho prácticamente nada para evitarlo, pero sí han crecido mucho. A eso se añaden episodios como los de Almendralejo u otros de agresiones sexuales ligadas al consumo de pornografía", explica Lluís Ballester, profesor de la Universidad de Illes Balears e investigador sobre consumo de pornografía en menores desde hace una década.

A mediados de diciembre, la Comisión Europea puso en su lista de gigantes tecnológicos a Pornhub, Stripchat y XVideos, algo que las deja bajo una serie de controles más estrictos bajo la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés), incluyendo también esta verificación de edad. Reino Unido, por su parte, lleva años haciendo intentos de este tipo, sin haber conseguido que cuaje ninguno de ellos.

En EEUU, Pornhub ha decidido cortar el acceso a sus contenidos en Carolina del Norte, Montana, Luisiana, Utah, Arkansas, Misisipi y Virginia. En todos estos casos, el gigante del porno en internet se está escudando, precisamente, en la parte técnica. "Por desgracia, la forma en que muchas jurisdicciones de todo el mundo han optado por aplicar la verificación de la edad es ineficaz, irregular y peligrosa. Cualquier normativa que obligue a recopilar cantidades significativas de información personal altamente sensible está poniendo en peligro la seguridad de los usuarios", aseguran en declaraciones a El Confidencial.

El otro punto de su argumentación es que "los usuarios accederán a sitios que no cumplan la ley o encontrarán otros métodos para eludirla". Su solución pasaría por utilizar el dispositivo como identificador, algo que podría ser más parecido a la propuesta española, o aplicaciones de control parental.

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Martínez está de acuerdo en que la regulación puede provocar todo tipo de intentos de evasión entre los adolescentes. "Pueden navegar a través de TOR o usar alguna VPN. En lugar de acceder fácilmente al porno, lo van a tener algo más complicado, pero lo harán en redes que guardan contenido sin control de ningún tipo", comenta, aclarando que esa identificación mediante dispositivo o control parental tampoco va a ser una excepción: "Puede acceder con el dispositivo del hermano mayor o que algún mayor de edad venda tablets con su identificación, su QR o lo que haga falta".

"Ninguna de las opciones de verificación es invulnerable, pero hay que trabajar en ellas", indica Ballester, quien, preguntado por la efectividad de estos sistemas, responde: "No es que no sea optimista, pero nosotros defendemos que se trabaje también en sensibilización, no solo en control de la oferta. Lo más eficaz es el trabajo educativo, aunque obviamente haya que controlar a la industria".

En este sentido, el Consejo de Ministros ha explicado que su proyecto incluye, además de la elaboración de una ley de protección de menores en internet, una estrategia integral y un pacto de Estado al respecto. "Si no educas, al final las herramientas se sustituyen unas por otras", avisa, recordando que, allá por 2014, sus estudios ya preveían que estaban "creciendo tanto la cantidad como el tiempo de consumo, pero también que el contenido era cada vez más violento".