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Los 'deepfakes' de porno están arruinando la vida de muchas chicas y nadie los puede eliminar
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"NO SOLO ES SER VIOLADA"

Los 'deepfakes' de porno están arruinando la vida de muchas chicas y nadie los puede eliminar

Un conocido 'streamer' ha sido pillado viendo vídeos sexuales falsos de otras creadoras de contenido. "Ahora un adicto al porno puede ver mi cuerpo sin mi consentimiento", denuncian las afectadas

Foto: La 'streamer' QTCinderella durante el directo sobre los 'deepfake' porno. (Twitch)
La 'streamer' QTCinderella durante el directo sobre los 'deepfake' porno. (Twitch)

"Me entró una curiosidad morbosa e hice clic. Es asqueroso y lo siento". Con esas palabras, el conocido streamer estadounidense Atrioc (318.000 seguidores en Twitch) anunciaba que se despedía de internet por un tiempo. La razón era que, durante un directo, varios espectadores le habían pillado viendo deepfakes porno de otras creadoras de contenido; es decir, vídeos falsos generados con inteligencia artificial que, sin su consentimiento, superponen imágenes reales de mujeres sobre vídeos porno. El resultado es tan realista que parece que ellas son las protagonistas verdaderas. El descuido duró solo un segundo, pero sirvió para que varios se fijaran en las pestañas que tenía abiertas, algo que bastó para destapar un caso que es la punta del iceberg de un problema mucho mayor.

"En 2018, estaba en estado de embriaguez y fui utilizada por un hombre para satisfacerle sexualmente. Hoy he sido utilizada por cientos de hombres para satisfacerse sexualmente sin mi consentimiento", ha denunciado Maya, una de las streamers que aparecían en ese vídeo. Su comunicado, publicado en Twitter, ya cuenta con cerca de 10 millones de visualizaciones. Unas horas después, Atrioc —su nombre real es Brandon Ewing— explicaba que iba a desaparecer durante una temporada con un directo en el que pedía disculpas al público y su pareja, que apareció a su lado.

Según aclaró entre unas lágrimas que muchos no vieron demasiado creíbles, él había descubierto la página porque estaba visitando PornHub, la mayor web de pornografía del mundo, y los anuncios de esta plataforma aparecían por todos lados. Fue lo que llamó "curiosidad morbosa" —algunas de las streamers que habían suplantado las conocía personalmente— lo que hizo que acabara entrando en esta web.

Foto: Andrew Tate, en uno de sus vídeos. (Cobratate)

El sitio que había visitado Atrioc era Bavfakes, una especie de OnlyFans en el que se paga una suscripción por ver imágenes y vídeos porno de famosos, o más bien de famosas, ya que prácticamente siempre se trata de mujeres. "La cantidad de dismorfia corporal que he experimentado desde que vi esas fotos me ha arruinado. No es tan simple como solo ser violada. Es mucho más que eso", ha comentado QTCinderella, otra de las afectadas. "Así te sientes cuando se aprovechan de ti, cuando te ves a ti misma desnuda en contra de tu voluntad y difundida por internet", explicó durante un directo en Twitch entre sofocos. "Que le den a Atrioc por enseñárselo a miles de personas. Que se joda la gente que me manda fotos mías de esa página web. Que os jodan a todos".

Esta creadora también aseguró que iba a demandar a Bavfakes, algo que ya ha hecho que desaparezca esta plataforma, aunque su creador asegura que han eliminado todo ese contenido por decisión propia. "Si quisiera continuar con esto, tendría la mejor publicidad que podría pedir, pero, después de ver la situación de esa pareja disculpándose y las reacciones de algunas streamers que pensaron que a mí no me importaba lo ocurrido, me siento como el total pedazo de mierda que soy", ha dicho el responsable en un comunicado recogido por Vice. "No volveréis a verme aparecer".

El problema de los deepfakes

"El contenido sexual falso no es nada nuevo, pero, a diferencia de lo que ocurría antes, el deepfake es extremadamente realista y fácil de producir", lamenta Patrick Grady, analista del think tank Center For Data Innovation, en conversación con El Confidencial. "Hoy en día, existen aplicaciones gratuitas que crean, con muy poco material de origen, contenidos muy convincentes. Es preocupante, porque la disponibilidad de este tipo de herramientas seguirá aumentando a medida que avance la tecnología".

El principal problema es que, una vez que estos contenidos se suben a internet, es muy complicado que desaparezcan, aun cuando sus creadores los hayan eliminado, ya que siempre hay alguien dispuesto a colgar de nuevo el contenido a otra plataforma. Según el informe The State of Deepfakes, ocho de las 10 principales webs de pornografía alojaban contenidos hechos mediante esta herramienta, donde lo más preocupante es que el 96% no contaban con consentimiento de la persona suplantada.

Pero la peor parte está el efecto psicológico que tiene sobre las mujeres que ven cómo mantienen unas prácticas sexuales que, en realidad, nunca ocurrieron. "Esta situación me hace sentir asquerosa, vulnerable, nauseabunda y violada, y todos estos sentimientos me son demasiado familiares", decía también el comunicado de Maya, al que han seguido los de otras muchas creadoras. También critican que haya quien considere que no hay nada malo en estas prácticas, tal y como han respondido algunos usuarios en redes sociales. "El mundo llamó violación a lo que me ocurrió en 2018. El mundo está debatiendo sobre lo que me ha ocurrido hoy. No es sorprendente que el debate sobre nuestra experiencia como mujeres tenga lugar entre hombres. Ninguna de vosotras debería preocuparse o escucharlos".

Sweet Anita, otra streamer, aseguró que había descubierto que su imagen estaba siendo utilizada en esta web a través de lo ocurrido con Atrioc. "Literalmente, elegí rechazar millones por no dedicarme al trabajo sexual, pero ahora un adicto al porno puede ver mi cuerpo sin mi consentimiento. No sé si llorar, romper cosas o reírme", dijo. Adept, también creadora de contenido, ha reconocido que están "entre la espada y la pared", pues se ven en una situación en la que solo pueden estar pensando en la existencia de estas imágenes o "renunciar a cualquier sentimiento de vergüenza y pudor, recordando que se trata de la perversión de otra persona que no es culpa nuestra".

Nadie sabe cómo solucionar esto

¿Hay forma de poner fin a este tipo de contenidos? "En resumen, no. Para la mayoría de la gente, es difícil o poco práctico proteger completamente su imagen para que no sea captada por quienes desean utilizarla. Para las personas que dependen de su imagen pública, como los políticos o los artistas, es imposible evitar este riesgo", reconoce Grady. No obstante, hace hincapié en que, si bien es difícil erradicar por completo este tipo de contenidos, "el cumplimiento de la ley y la tecnología de detección pueden minimizar la propagación".

Foto: El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, en videoconferencia con el Parlamento británico. (EFE/UK Parliament)

También hay otro riesgo en todo esto: que afecte a personas anónimas. Por ejemplo, si una expareja quiere vengarse de ellas. "La inmensa mayoría de deepfakes en internet son de mujeres famosas y acumulan millones de visitas, pero con un fin meramente vulgar. No es una forma fiable de medir la magnitud del abuso, ya que los autores pueden utilizar un solo audio, imagen o vídeo deepfake para avergonzar a una exnovia o intimidar a una compañera de clase", comenta este especialista, que considera que, en los casos que se usan para extorsionar, "muchos quedarán sin denunciar".

Sea como sea, el problema de todas estas denuncias es que, por ahora, no cuentan con un respaldo normativo lo suficientemente sólido. "Los deepfakes están creando todo tipo de dilemas legales", comenta Grady. En el caso de Estados Unidos, solo California, Virginia y Texas tienen leyes que nombren expresamente a esta tecnología, pero en Europa no se ha llegado a ese punto. "Es una práctica que no está regulada en la Unión Europea. Los responsables políticos han tardado en reconocer la violencia machista en internet, que incluye no solo la pornografía deepfake, sino también cuestiones como el porno de venganza", incide antes de defender que "es necesario tipificarlos como delito". Eso sí, recuerda que, mientras se regula esta cuestión, "nada impide que las webs de pornografía detecten y retiren los contenidos por sí mismas".

"Me entró una curiosidad morbosa e hice clic. Es asqueroso y lo siento". Con esas palabras, el conocido streamer estadounidense Atrioc (318.000 seguidores en Twitch) anunciaba que se despedía de internet por un tiempo. La razón era que, durante un directo, varios espectadores le habían pillado viendo deepfakes porno de otras creadoras de contenido; es decir, vídeos falsos generados con inteligencia artificial que, sin su consentimiento, superponen imágenes reales de mujeres sobre vídeos porno. El resultado es tan realista que parece que ellas son las protagonistas verdaderas. El descuido duró solo un segundo, pero sirvió para que varios se fijaran en las pestañas que tenía abiertas, algo que bastó para destapar un caso que es la punta del iceberg de un problema mucho mayor.

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