La guerra espacial ha comenzado: Israel interceptó un misil sobre la línea de Kármán

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La línea de Kármán define el límite entre la atmósfera y el espacio exterior, según la Federación Aeronáutica Internacional. Un organismo que la sitúa a 100 kilómetros sobre el nivel del mar. Se trata de un concepto complejo, ya que la atmósfera terrestre no se corta abruptamente, sino que se hace más tenue conforme aumenta la elevación. De hecho, se establece a esa altura porque es el punto en el que las aeronaves dejan de conseguir sustentación aerodinámica a través de sus alas y hélices a una velocidad inferior a la orbital.

En este sentido, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron el pasado 5 de noviembre que habían derribado un misil balístico por encima de la línea de Kármán. El incidente ocurrió el martes 31 de octubre y fue posible gracias a su escudo antimisiles Arrow 2. Se sospecha que fue fabricado en Irán y lanzado desde Yemen. Su objetivo parecía ser Eliat, una ciudad israelí que limita con la costa del mar Rojo.

No es la primera vez que un misil balístico es interceptado a más de 100 kilómetros de altura. Sin embargo, este caso es muy particular, ya que todos los anteriores sucesos parecidos se enmarcaban en el contexto de la realización pruebas militares. Es decir, un país lanzaba un proyectil balístico por encima de la línea de Kármán y, a la vez, lo interceptaba en pleno vuelo con el propósito de probar la capacidad de su escudo antimisiles.

Según Jonathan McDowell, astrónomo del Harvard-Smithsonian, esta es la primera vez que un escudo antimisiles destruye un proyectil enemigo sobre la línea de Kármán en un contexto de guerra real. Así lo ha confirmado en una entrevista por correo electrónico al medio Gizmodo. La posibilidad de interceptar un misil que viaja en el espacio exterior solo está al alcance actualmente de Estados Unidos, India, China, Rusia y, por supuesto, Israel.

La línea de Kármán no es una barrera

En estos momentos, hay muchos misiles balísticos capaces de volar por encima de la línea de Kármán. Paralelamente, se han desarrollado sistemas que permiten destruirlos más allá de esa frontera. El proyectil utilizado por las fuerzas rebeldes hutíes de Yemen, que son las que han reivindicado el ataque, es un Qadar. Se trata de una versión mejorada del Shahab 3 de Irán que fue lanzado a unos 1.600 kilómetros de su objetivo.

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Los misiles Shahab 3 fueron desarrollados para lanzar una o varias ojivas sobre una o más áreas geográficas siguiendo una trayectoria suborbital. Sin embargo, los Qadar van un paso más allá. Conviene recordar que el sistema antimisiles Arrow empezó a desarrollarse durante la primera Guerra del Golfo (1991), cuando los misiles Scud iraquíes consiguieron superar a los interceptores Patriot proporcionados por Estados Unidos a sus aliados.

La primera prueba real a la que se enfrentó el Arrow 2 fue en 2017, cuando tuvo que interceptar un misil S-200 procedente de Siria que se había perdido. Sin embargo, es la primera vez que hace frente a la amenaza que supone un misil balístico por encima del límite entre la atmósfera y el espacio. Algo que, dicho sea de paso, genera dudas en torno al Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre (OST, por sus siglas en inglés).

Posibles implicaciones legales

Desde que entró en vigor el 10 de octubre de 1967, el OST ha sido firmado y rubricado por 110 países (Irán, donde se fabricó el misil Qadar, solo lo firmó). Su objetivo es regir la actividad de los estados más allá de la línea de Kármán, incluyendo la Luna y cualquier otro cuerpo celeste. Es especialmente tajante en la prohibición de colocar armas de destrucción masiva (como las nucleares) en órbita alrededor de la Tierra.

Sin embargo, el OST no hace referencia a los proyectiles convencionales ni habla específicamente de los escudos antimisiles. En este sentido, su artículo 3 remite a la Carta de las Naciones Unidas al afirmar que las actuaciones se realizarán “conforme al derecho internacional”, mientras que el artículo 51 contempla el derecho a la legítima defensa. Por tanto, como aseguran la mayoría de expertos, lo más probable es que ni el lanzamiento ni la intercepción del misil hayan violado ninguna norma.

Por su parte, no se prevé que la destrucción del misil lanzado por las fuerzas hutíes de Yemen genere residuos peligrosos para las naves y satélites que orbitan la Tierra. ¿El motivo? Se sitúan en la mayoría de los casos a una altura muy superior a la línea de Kármán. Por ejemplo, la Estación Espacial Internacional realiza sus operaciones a 400 kilómetros de distancia sobre la superficie de la Tierra.