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La ciencia escondida tras las películas de terror: ¿por qué hay sonidos que nos dan tanto miedo?
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La ciencia escondida tras las películas de terror: ¿por qué hay sonidos que nos dan tanto miedo?

Pasar la noche de Halloween viendo películas de terror es un plan estupendo. Sin embargo, la mayoría nunca nos hemos preguntado acerca de los sonidos no lineales, los cuales nos generan un miedo muy profundo

Foto: Esta escena de 'Psicosis' es un ejemplo perfecto del efecto de los sonidos no lineales
Esta escena de 'Psicosis' es un ejemplo perfecto del efecto de los sonidos no lineales

Los sonidos no lineales son ondas sonoras que poseen una amplitud muy alta y un volumen bastante mayor que el resto. Además, suelen contener cambios bruscos de frecuencia y armonías no estandarizadas. Todo ello hace que desafíen nuestras expectativas acerca de qué sucederá después, lo que provoca en nosotros una sensación de que algo malo está por venir. No es de extrañar que, a lo largo de la historia, la mayoría de películas de terror hayan recurrido a ellos para generarnos incomodidad.

Esta reacción adversa de nuestro cerebro ante los sonidos no lineales tiene una explicación científica. Así lo asegura Jodi Sasaki-Miraglia, doctora en audiología en Widex USA. Ella lo llama 'reflejo auditivo de sobresalto' y ocurre en milésimas de segundo. Se trata de un rasgo evolutivo que, incluso, puede apreciarse en bebés recién nacidos, ya que su función es la de permitirnos reaccionar lo más rápido posible ante un determinado peligro.

Esta reacción es tan rápida que se produce antes de que el cerebro haya podido procesar la información acerca de lo que está ocurriendo. Por ejemplo, pudo ser muy útil para nuestros antepasados para escapar inmediatamente al escuchar los bramidos de un oso o los aullidos de un lobo. Por tanto, hay que considerarlo como un mecanismo de supervivencia fundamental que se ha desarrollado a lo largo de miles de años de evolución.

Los sonidos no lineales en el cine

Cuando una película de terror emplea sonidos no lineales, el organismo empieza a segregar grandes cantidades de cortisol (la conocida como 'hormona del estrés') y de adrenalina. Esto se traduce en un incremento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, así como en una dilatación de los vasos sanguíneos. Evidentemente, por el contexto de la situación no salimos corriendo, pero nuestro cuerpo se prepara para ello. Lo que no es tan raro es que tratemos impulsivamente de ocultarnos tras un cojín o una manta.

Foto: Una reveladora imagen de la película 'Martyrs' (Canal+)

Hay muchos ejemplos de sonidos no lineales que a todos nos resultan familiares. Es el caso, por ejemplo, de los acordes de violín de Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960) previos al ataque en la ducha a Marion Crane, el personaje encarnado por Janet Leigh. En este sentido, un estudio publicado en la revista The Royal Society en el año 2010 analizó 100 bandas sonoras de películas pertenecientes a cuatro géneros distintos (terror, drama, bélico y aventuras).

El resultado de la investigación fue que la utilización de sonidos no lineales era predominante en los largometrajes de terror y, en menor medida, en los dramáticos. ¿El motivo? También son útiles para incrementar las emociones asociadas a las imágenes visuales. Por tanto, provocan un interesante efecto en el espectador ante el posible ataque de un tiburón o al visionar el momento en el que una pareja de enamorados se separa.

Las películas de terror inducen una respuesta evolutiva a través de nuestros oídos

Todo esto nos lleva a pensar en cómo el aparato auditivo humano ha evolucionado como un sistema de supervivencia fundamental. De hecho, hay estudios que revelan que, cuando se tiene mejor audición en un oído que en otro, resulta mucho más difícil identificar de dónde procede un sonido, determinar a qué distancia se ha producido y, sobre todo, reaccionar adecuadamente ante él.

Los sonidos no lineales son ondas sonoras que poseen una amplitud muy alta y un volumen bastante mayor que el resto. Además, suelen contener cambios bruscos de frecuencia y armonías no estandarizadas. Todo ello hace que desafíen nuestras expectativas acerca de qué sucederá después, lo que provoca en nosotros una sensación de que algo malo está por venir. No es de extrañar que, a lo largo de la historia, la mayoría de películas de terror hayan recurrido a ellos para generarnos incomodidad.

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