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Así moldean nuestros miedos las bandas sonoras de las películas de terror
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Así moldean nuestros miedos las bandas sonoras de las películas de terror

"Es difícil encontrar otro género musical tan definido por la necesidad de generar una sola emoción"

Foto: Escena de la película Poltergeist (1982)
Escena de la película Poltergeist (1982)

En esta época del año nadie escapa de las películas de terror. A los que más y a los que menos les llegará la hora de sentarse en el sofá y ver algún clásico de esos que ponen en valor la salsa de tomate, o bien alguna producción solo apta para los que no conocen las pesadillas. Sea cual sea tu umbral del miedo, lo cierto es que para enfrentarte a él siempre debes enfrentarte antes a otro aspecto: el silencio.

Si te detienes un momento en tu memoria y paseas con ella por todas las 'horror movies' que has podido ver a lo largo de tu vida, es posible que recuerdes muchas imágenes pero no tantas palabras. Por supuesto, este género ha dado algunas de las frases más icónicas del cine y, de hecho, también algunos de los sonidos más icónicos. Pero esto último también es así, precisamente, porque antes y después de ellos todo es silencio.

Foto: Fuente: iStock.

Una nueva película de terror y ciencia ficción, No One Will Save You (Nadie te salvará), ha llevado esta práctica a su límite: en el 'film' apenas encontrarás dos frases en nada más y nada menos que 93 minutos de metraje. Pero eso no quiere decir que sea una película tranquila, ni que sus imágenes sin palabras resulten vacías de su contraparte. Mientras llega el diálogo, hay ruidos de todo tipo: se escuchan golpes, crujidos, gente que grita... Con todo ello, también la música del compositor Joseph Trapanese.

Un objetivo especial

Para el caso, Trapanese ha tirado de electrónica, y no es casualidad que esta sea una de las formas preferidas de crear música para las películas de terror. "Las bandas sonoras de terror como la de No One Will Save You tienen un objetivo especial. Es difícil encontrar otro género musical tan definido por la necesidad de generar una sola emoción: el miedo", señalan desde Popular Science.

Es posible que alguna vez las bandas sonoras de este género te hayan hecho gritar, pero también pensar en el grito mismo, como si las partituras pudieran ser uno. Como si, en silencio, te escucharas a ti mismo gritando a través de ellas. Y resulta que si es así no vas mal encaminado. Caitlyn Trevor, investigadora en el ámbito de la cognición musical, lleva décadas indagando en los paralelismos entre la composición de las canciones y las señales vocales u otros sonidos naturales. "Las melodías tristes pueden recordarnos a alguien que llora, pero esto es a menudo en el sentido más abstracto, donde algo como una nota melódica que cae se reinterpreta como un suspiro", explica.

placeholder Escena de la película Scream (1996)
Escena de la película Scream (1996)

Pero, ¿cómo consiguen ponerlo en funcionamiento para que funcione tan bien en nuestros cerebros de espectadores? Los expertos lo denominan "torcer el audio", de manera desconcertante, claro. Para hacerlo, los compositores, músicos y mezcladores utilizan varias técnicas especiales, y también tienen que ver con el silencio. "Algunas canciones pueden tener una variación extrema en su dinámica, como largos silencios que se acumulan en notas de choque para acompañar un susto de salto en la pantalla. Otros se envuelven en características acústicas con gritos humanos que pueden activar campanas de alarma en nuestro cerebro", apuntan los autores de un estudio reciente.

La música "gritona"

En otro estudio, publicado en 2020, Trevor y otros compañeros como Sascha Frühholz, neuropsicólogo cognitivo de la Universidad de Oslo, establecieron que la música de miedo y los gritos humanos comparten fuertemente una característica de audio conocida como rugosidad, que describe lo áspero o áspero que es un sonido en particular. En palabras de Frühholz, esos ruidos ásperos "tienen fluctuaciones caóticas a diferentes frecuencias de tono".

Basta recordar que cuando alguien grita, empuja sus cuerdas vocales más allá del límite "natural", un gesto que Trevor relaciona directamente con el de los músicos que sobreexponen flautas o clarinetes dentro de una composición musical. Para llegar a conclusiones como estas, llevaron a cabo un análisis acústico de 10 películas de terror en inglés, entre las que se encuentran The Cabin in the Woods, It Follows y Get Out. Con esta investigación, además, hallaron un aumento significativo en la aspereza en la música que se aproxima al grito.

En el interior de un estudio, 20 voluntarios escucharon grabaciones de personas gritando, y extractos de bandas sonoras de terror con canciones "ásperas" y otras más neutrales. Tras esto, los autores pidieron a los participantes que calificaran sus impresiones emocionales de lo que habían escuchado en una escala negativa a positiva. Pues bien, los gritos humanos fueron los que recibieron más calificaciones negativas, pero es que los sujetos también reaccionaron de manera similar, aunque menos intensamente, a la música "gritona".

Una música más experimental

Existen infinitas razones por las que los gritos no nos gustan, empezando porque son ruidosos, penetrantes e incluso dolorosos en este sentido. La cuestión es que las películas de terror pueden usar eso a su favor. "Creemos que percibimos las bandas sonoras de gritos como señales de peligro, muy probablemente porque imitan la calidad del sonido de los gritos humanos", dice al respecto Frühholz.

No solo eso, pues otro detalle importante es que las canciones que nos resultan "espeluznantes" tienen la libertad de ser más experimentales. En esa experimentación siempre acaban encontrando detalles que sobresaltan. ¿Por qué? Porque no tienen que ser agradables.

"Las melodías pop y las bandas sonoras más suaves suelen apegarse a conceptos desgastados como la armonía. Las cosas escalofriante, sin embargo, tienden a ser mucho más creativas y romper el molde de ciertas reglas no escritas", sostiene a Popular Science Ben Ma, músico e ingeniero de software de la startup de música Rivet al mencionado medio.

En esta época del año nadie escapa de las películas de terror. A los que más y a los que menos les llegará la hora de sentarse en el sofá y ver algún clásico de esos que ponen en valor la salsa de tomate, o bien alguna producción solo apta para los que no conocen las pesadillas. Sea cual sea tu umbral del miedo, lo cierto es que para enfrentarte a él siempre debes enfrentarte antes a otro aspecto: el silencio.

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