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La operación más esquizofrénica de la historia: qué ocurre con la mayor compra de Microsoft
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LA GUERRA DEL CALL OF DUTY

La operación más esquizofrénica de la historia: qué ocurre con la mayor compra de Microsoft

La multinacional acordó pagar 69.000 millones por Activision-Blizzard. Casi 40 países han aprobado la compra, pero la negativa de Reino Unido y un juicio que se celebra en EEUU pueden tirar la fusión por la borda

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FOTO: Dado Ruvic (Reuters)

Que una gran tecnológica movilice una montaña de dinero y tire de talonario para fagocitar un negocio no es nada nuevo. Que el simple anuncio de un acuerdo de esta naturaleza active las alarmas de los guardianes de la competencia de medio tampoco lo es. Se vio cuando Amazon adquirió MGM para engordar Prime Video y convertirlo en un rival de verdad para Netflix, y se vio cuando Google compró Fitbit.

Lo que no es tan habitual es que la operación se convierta en un culebrón que tenga en vilo a toda una industria del tamaño del videojuego, el negocio cultural que más ingresos genera cada año. En eso se ha convertido la mayor adquisición de la historia de Microsoft, que en enero de 2022 anunció que iba a gastarse 69.000 millones de dólares para hacerse con Activision-Blizzard, un conglomerado empresarial dueño de los estudios responsables de videojuegos de fama planetaria como Call of Duty o World of Warcraft, entre muchos otros títulos.

Foto: Foto: Reuters / Pascal Rossignol.

¿Dejar de ser la gran perdedora?

El objetivo de todo era dar la vuelta a la tortilla y dejar de parecer la eterna perdedora en su particular lucha contra Sony, la gran referencia de esta industria. Aunque habitualmente se habla de una pugna con la PlayStation y a Nintendo se le suele dejar fuera de la ecuación, el segundo cajón del podio está ocupado por la Switch, que también supera en ventas a la Xbox.

El plan pasa, entre otras cosas, por engrandecer Game Pass, esa suerte de Netflix de los videojuegos que Microsoft puso en marcha hace poco tiempo y que ha supuesto un antes y un después. Ya existían otras iniciativas parecidas, pero este ha sido probablemente el que más lejos ha llegado para cambiar un negocio en el que el modelo era el de pagar por tener un juego físico o por una descarga digital.

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Foto: Efe.

Pero esa hoja de ruta se ha convertido en un camino lleno de giros de guion, de declaraciones y acusaciones cruzadas, de alianzas inéditas, promesas grandilocuentes, cambios de parecer y filtraciones que hacen imposible saber qué va a pasar con la operación y que también dificultan saber realmente cuál es el uso que va a dar a Activision Blizzard.

A día de hoy, el partido decisivo se está jugando en Estados Unidos. En ese país, la Comisión Federal de Comercio ha llevado el acuerdo a la justicia con el fin de bloquearlo. La FTC, por cierto, está liderada por Lina Khan, la abogada de Yale escogida por Biden para el puesto, conocida en el sector desde el día en que un trabajo suyo sobre la necesidad de trocear las grandes tecnológicas para evitar que acumulen tanto poder. Ya ha protagonizado sonoros choques con empresas como Meta o Amazon, que llegó a pronunciarse públicamente sobre el "acoso" que estaban sufriendo algunos de sus principales directivos en el marco de algunas investigaciones de su departamento.

Esta semana se está celebrando el juicio en el que ambas partes están defendiendo sus posturas. El jueves se vivirá la sesión final y para entonces habrán desfilado los jefazos de Xbox, de Sony y de otras empresas como Nvidia.

Foto: Foto: EC.

Casi 40 'síes', un no y un juicio en marcha

Los precedentes no sirven para predecir el resultado final. Microsoft ha recibido la bendición de Brasil, China, Japón, Arabia Saudí, Serbia, Sudáfrica o Ucrania, entre otros. También la de la Unión Europea. En total, han dado luz verde a casi 40 países. Por el lado del no, solo un país, por ahora, Reino Unido. La CMA británica no habló tanto de los juegos y sus exclusividades, sino del dominio que ya tiene Microsoft, gracias a cosas como Game Pass o XCloud, del juego en la nube, que está llamado a ser el futuro del sector. Aunque todavía es un negocio poco generalizado, la CMA considera que si Microsoft se hace muy fuerte ahora, puede tener una posición dominante el día de mañana y eso puede perjudicar a los conusmidores.

Aunque la multinacional ha prometido apelar al tribunal, hay posibilidades de que la decisión sea inamovible. Si esto ocurre, los de Redmond podrían sacar a Activision-Blizzard y sus productos del mercado inglés y remodelar algunas partes del negocio para poder llevar a cabo la compra.

La cuestión es que esta solución no sería viable, al menos no en estos términos, si Estados Unidos bloquea la compra. ¿Van a gastar 69.000 millones si no pueden explotar los productos en la primera economía mundial? Para resolver la incertidumbre, hay dos fechas clave. La más importante es el 18 de julio. Si Activision-Blizzard y Microsoft no logran cerrar la compra en los términos actuales, el acuerdo quedaría roto y tendrían que renegociarlo. Por tanto, es de esperar que en los próximos días se produzca una serie de autorizaciones por parte de varios países.

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Lina M. Kahn. Foto: Reuters

¿Qué ocurre en el caso estadounidense? La FTC denunció la operación hace meses y hace unos días logró que un juez tomara medidas cautelares y bloqueara la compra. En el juicio (que se lleva a cabo en una especie de tribunales de lo mercantil de la propia FTC) se está discutiendo si ese veto temporal se mantiene o no hasta el 2 de agosto, que es la otra fecha clave. Ese es el día en el que los comisionados de la FTC deben pronunciarse sobre si este matrimonio es anticompetitivo o no.

Si logran mantenerlo congelado hasta entonces, se perdería la fecha del 18 de julio y, por tanto, Microsoft y Activision se verían obligados a comenzar desde cero y comenzar un proceso que puede prolongarse tanto en el tiempo que no les interesaría volver a intentarlo. Si eso no ocurre, Microsoft tendría que pagar 3.000 millones de indemnización.

Si las medidas cautelares se cancelan, la fusión podría llevarse a cabo, y si el día 2 la FTC considera que es contraria a la libre competencia, comenzaría un conflicto legal en el que el asunto podría llevarse a los tribunales federales, donde la FTC tiene menos influencia. Mientras tanto, Microsoft y Activision podrían seguir trabajando y avanzando.

Foto: Lina Khan. (Universidad de Columbia)

Argumentos (y planes) de Microsoft

¿Cuáles son los argumentos de Microsoft? La compañía de Satya Nadella sostiene que tanto Sony como Nintendo tienen una cuota de mercado mucho mayor que la suya y que lo único que pretende en el fondo la operación de Activision-Blizzard es crecer en el negocio. Ante las sospechas de que los responsables de Xbox podrían dejar fuera del universo PlayStation una franquicia como Call of Duty, muy lucrativa para los japoneses, han ofrecido una licencia de diez años no solo a Sony, sino también a otros rivales como la propia Nintendo o GeForce, el sistema de juegos en la nube de Nvidia.

Las exclusividades parecen ser el gran punto de conflicto. Phil Spencer, el alto ejecutivo de Xbox, llegó a decir que estaría dispuesto a prometer bajo juramento que seguiría lanzando los juegos de Call of Duty en PlayStation. "Levantaría mi mano derecha, haría lo que fuera", dijo Spencer.

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Phil Spencer. Foto: Reuters

El directivo insistió en varias ocasiones durante su testimonio que la exclusión de estos juegos de la plataforma rival no estaba contemplada en el acuerdo de compra. La FTC rescató entonces el caso de ZeniMax, un grupo de estudios comprado en 2021, donde tampoco se habló de convertir títulos en exclusivos de Xbox y finalmente ha ocurrido con algunos lanzamientos, como el videojuego de Indiana Jones que verá la luz próximamente. En este caso, Spencer criticó que Sony lleva años pagando ingentes cantidades (incluso a Activision Blizzard) para asegurarse de que muchos títulos no llegaran a la consola de Microsoft y que es algo que sigue ocurriendo, como en el caso de Disney y los derechos sobre Spider-Man.

El ejecutivo, uno de los múltiples que han pasado por el estrado, defendió a capa y espada que el objetivo de la compra no era asfixiar a su máximo rival, dejando de vender los juegos en PlayStation, a pesar del perjuicio económico que eso le causaría. La estrategia de ir a pérdidas, dijo Spencer, no entra en sus planes de negocio. Según sus palabras, el fin de la compra no es otro que fortalecer y enriquecer su oferta tanto en consolas físicas como en la nube, impedir que Sony también pueda hacer juegos exclusivos de Activision Blizzard, pero también adentrarse en el mercado móvil.

No hay que olvidar que el estudio es propietario, entre otros éxitos, de Candy Crush. Con este fin, el de ganar tracción en los smartphones, también se planteó la compra de Zynga, el gigante de los juegos de redes sociales. Respecto a la relación con los creadores de la PlayStation, les acusó de retrasar el lanzamiento de juegos como Minecraft (propiedad de Microsoft) al no enviar a tiempo los kits de desarrollo.

Este hecho ayuda a entender por qué Sony no se conforma con promesas como que Call of Duty permanezca durante años en su plataforma. Lo que ocurre, en el fondo, es que desconfía que información compartida, como los mencionados kits de PS5, acabe dando datos clave para mejorar la Xbox. Este extremo fue confirmado por Jim Ryan, jefe de PlayStation, durante su declaración este martes.“Simplemente no podíamos correr el riesgo de que una empresa que era propiedad de un competidor directo tuviera acceso a esa información”, afirmó. Otro de las cosas que lamentó es que el listado de juegos ofrecido por Microsoft "era genérico" e incompleto.

Que una gran tecnológica movilice una montaña de dinero y tire de talonario para fagocitar un negocio no es nada nuevo. Que el simple anuncio de un acuerdo de esta naturaleza active las alarmas de los guardianes de la competencia de medio tampoco lo es. Se vio cuando Amazon adquirió MGM para engordar Prime Video y convertirlo en un rival de verdad para Netflix, y se vio cuando Google compró Fitbit.

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