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Los Ka-52 Alligator de Putin hacen estragos: el helicóptero de combate resucita en el frente
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Los Ka-52 Alligator de Putin hacen estragos: el helicóptero de combate resucita en el frente

El último sistema de armas enterrado y resucitado en esta guerra ha sido el helicóptero de ataque. Los helicópteros rusos como el Kamov Ka-52 Alligator acaban de tener sus minutos de gloria en los primeros compases de la contraofensiva

Foto: Un helicóptero Kamov Ka-52 Alligator participa en una demostración en 2018. (EFE/Sergei Ilnitsky)
Un helicóptero Kamov Ka-52 Alligator participa en una demostración en 2018. (EFE/Sergei Ilnitsky)

El ecosistema occidental de centros de estudios y expertos vive en una permanente competencia por obtener atención de los medios. Así que tiene incentivos de sobra para generar titulares llamativos. Constantemente podemos leer sobre "el fin de" o "la nueva era de" en un sector que vive preocupado por quedarse atrás ante las constantes transformaciones geoestratégicas y tecnológicos. Un fenómeno que se ha vivido de forma acelerada en los ya casi 500 días de guerra de Ucrania.

Hemos visto sistemas de armas convertidos en fenómeno pop, como el dron turco Bayraktar TB2, para luego pasar al olvido mediático. Y hemos visto otros sistemas de armas, como el carro de combate, pasar de ser dados por muertos para convertirse poco después en el mayor objeto de deseo del presidente Volodímir Zelenski. El último equipo militar en sistema de armas enterrado y resucitado en esta guerra ha sido el helicóptero de ataque. El papel desempeñado por los helicópteros rusos en la primera semana de la contraofensiva ucraniana sirve de advertencia sobre el peligro sacar conclusiones precipitadas de un conflicto en marcha y más cuando algunas de esas lecciones solo aplican a las circunstancias particulares de Ucrania. Pero también es un aviso de que Rusia tiene guardadas algunas cartas en la manga para hacer frente al ataque enemigo.

Foto: Blindados ucranianos destruidos en el frente de Zaporiyia. La imagen es de un vídeo proporcionado por el Ministerio de Defensa ruso.
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Los helicópteros rusos acaban de tener sus minutos de gloria en los primeros días de la ofensiva de primavera. En la noche del día 10 al 11 de junio, dos columnas blindadas ucranianas fueron golpeados por la artillería y los helicópteros de ataque rusos cuando trataban de abrirse paso por campos de minas. Los vehículos se movían en fila india, marchando detrás de vehículos de zapadores con arados que abrían el camino. Tan pronto fueron impactados por los proyectiles rusos, algunos vehículos se salieron del camino marcado y pisaron las minas. El resultado fue un buen número de vehículos ucranianos procedentes de la ayuda internacional abandonados en el campo de batalla.

placeholder Mil Mi-24 de la Fuerza Aérea rusa. (MDR)
Mil Mi-24 de la Fuerza Aérea rusa. (MDR)

Rusia ha empleado tres modelos de helicópteros de ataque en esta guerra. Los tres fueron diseñados en los tiempos de la vieja Guerra Fría, aunque ahora sirvan en primera línea versiones actualizadas con electrónica moderna. No solo son diferentes a los occidentales, sino también entre sí. El primero es el Mil Mi-24. Es el modelo más veterano. Tiene la particularidad de que combina las características de un helicóptero de ataque con un espacio para transportar soldados, aunque en misiones de combate rara vez los lleve. Es un helicóptero exportado a países de todas las esquinas del planeta y ha participado en innumerables conflictos en todo el mundo. Además, lo encontramos en varios países de la OTAN y también lo emplea Ucrania.

El siguiente helicóptero es el Mil Mi-28. Es un diseño puro de helicóptero de ataque. Es enorme, blindado y pesadamente armado pero cuyo desarrollo fue víctima del fin de la Guerra Fría y los dividendos de la paz. Su entrada en servicio se retrasó y su electrónica, siempre por detrás de la occidental, ha tenido que recibir sucesivas modernizaciones. Llama la atención que la versión de exportación se denomina Mi-28NE Cazador Nocturno, cuando combatir por la noche es algo que se da por hecho en los helicópteros occidentales.

El lagarto ruso

Pero sin duda el más interesante es el tercero, el Kamov Ka-52. Nació como un helicóptero monoplaza muy maniobrable pensado para labores de reconocimiento. Marca de la casa Kamov, el Ka-52 no tiene rotor de cola, sino dos rotores principales que giran en sentidos opuestos. La experiencia práctica demostró que el pilotaje de un helicóptero de combate era demasiada carga de trabajo para una sola persona y se desarrolló la versión definitiva Ka-52 Alligator, en honor de un tipo de reptil del sur de Estados Unidos que le debe su nombre a la deformación de la palabra española lagarto.

Viendo el potencial del Ka-52, las autoridades rusas barajaron liquidar el proyecto del Mi-28, lo que explica que se retrasara tanto su entrada en servicio. Los Ka-52 tienen además la particularidad de ser los únicos helicópteros del mundo que cuentan con asiento eyectable, aunque la peligrosa secuencia de abandono del aparato implica la separación de las palas del rotor principal mediante una carga explosiva. Durante la guerra de Ucrania hemos vistos muy pocos casos de uso efectivo del sistema.

Los helicópteros de ataque tienen como una de sus funciones principales dar apoyo a las tropas en tierra. Para ello emplean cohetes no guiados y cañones automáticos. Pero fundamentalmente, su misión principal es salir a cazar activamente blindados y vehículos enemigos. Para ello emplean misiles anticarro. La particularidad de la guerra de Ucrania es que el principal empleo que hemos visto de los helicópteros de ataque en esta guerra ha sido para lanzar ataques con cohetes no guiados. Es una práctica que hemos visto en ambos bandos. Para ello, lo habitual es mantener un perfil de vuelo muy bajo e iniciar a última hora un ascenso para disparar los cohetes en parábola lo más lejos del blanco. Esta reduce la exposición de los helicópteros, pero no proporciona mucha precisión. De ahí que no hayan tenido un papel protagonista hasta el momento.

La razón fundamental por el empleo de tácticas conservadoras por ambos bandos es el temor a la densidad de las defensas antiaéreas en el campo de batalla. En el caso de los ucranianos es notable que los países aliados han donado centenares y centenares de misiles antiaéreos portátiles (Manpads, en inglés) de diferentes diseños, lo que complica a los rusos ajustar las contramedidas. Y se han podido ver imágenes donde, al fallar el primer misil disparado, el combatiente ucraniano insiste con un segundo misil que sí alcanzaba su blanco.

Bien porque fuera alcanzado por las defensas antiaéreas ucranianas, bien porque fuera un accidente —o incluso un caso de fatiga de los materiales tras meses de intensa actividad—, hace poco pudimos ver a un Ka-52 regresando a su base en Berdiansk, en la Ucrania ocupada a orillas del Mar de Azov, con la cola dañada. El helicóptero soltaba los depósitos de combustible externos para perder peso. El diseño del Kamov, sin rotor de cola, le permitió volver a la base en un caso que en cualquier otro modelo habría supuesto la pérdida del aparato. El desgaste de la flota rusa de Ka-52 parece notable. Fotos de satélite permitían apreciar un buen número de aparatos almacenados al aire libre en una base rusa, posiblemente dados de baja y empleados para obtener repuestos.

Lagartos en tierra de nadie

La oportunidad de brillar en esta guerra llegó con las primeras operaciones ucranianas para abrirse camino en los campos de minas en tierra de nadie al comienzo de la contraofensiva de primavera. La aproximación ucraniana a la línea de frente se hizo de noche y en columna. Los helicópteros rusos emplearon entonces misiles de largo alcance. Hablamos del misil LMUR, cuyas siglas en ruso significan cohete guiado multipropósito ligero, aunque también es conocido como Producto 305 (Izlediye 305). Se trata de un arma con un alcance de 14,5 kilómetros. En cambio el misil antiaéreo portátil FIM-92 Stinger, un misil del que solo Estados Unidos ha entregado 1.700 unidades a Ucrania, tiene un alcance máximo de 8 kilómetros.

El uso efectivo de los misiles LMUR por parte de los helicópteros de ataque rusos nos ha dado titulares como Los Alligator rusos amenazan la ofensiva ucraniana o Los blindados ucranianos parecen tener un problema con los helicópteros ucranianos. La situación presenta un dilema al alto mando ucraniano. Los aliados occidentales les han entregado un buen número de sistemas antiaéreos; no solo los misiles portátiles que un soldado puede disparar desde el hombro, sino también sistemas avanzados como el Patriot estadounidense, que se ha demostrado capaz de derribar los misiles rusos Kinzhal, o los europeos IRIS-T y SAMP-T. Ante la campaña rusa de ataque a infraestructura civil, especialmente centrales eléctricas y de bombeo de agua caliente para los sistemas de calefacción, las defensas antiaéreas ucranianas se han concentrado en las grandes ciudades del país. La efectividad de esos sistemas antiaéreos y el agotamiento de los arsenales rusos lograron reducir el impacto de la campaña de destrucción de infraestructura civil del Kremlin.

Según las fuerzas armadas ucranianas, helicópteros de ataque rusos del modelo Ka-52 fueron derribados los días 14, 17, 18 y 19 de junio. Esta súbita vulnerabilidad podría deberse al desplazamiento al sur de Ucrania de alguno de estos modernos sistemas antiaéreos. Pero también a que los arsenales rusos de misiles de largo alcance como el LMUR sean limitados. Así, el analista austriaco Tom Cooper especulaba sobre la combinación de los dos fenómenos: el empleo de misiles SAMP-T y el número limitado de misiles LMUR en manos rusas. Prueba de ello, aseguraba el experto, era que en redes sociales habían dejado de aparecer nuevos vídeos procedentes de Rusia mostrando el empleo de misiles LMUR para destruir blindados ucranianos y en cambio los nuevos vídeos mostraban el empleo de misiles de menor alcance como los Vikhr.

El largo funeral del helicóptero

El funeral del helicóptero de ataque en el campo de batalla moderno tiene antecedentes. Durante la invasión estadounidense de Irak en 2003, un ataque con 32 helicópteros AH-64D Apache en la noche del 23 de marzo se saldó con todos los ejemplares dañados. Uno fue derribado, lo que sirvió a la televisión iraquí pare presentar a un señor mayor como autor de la hazaña. Otro regresó con una granada anticarro sin explotar incrustada. La literatura militar llama a aquel acontecimiento el Little Big Horn del Apache, en referencia a la famosa batalla en la que pereció el general Custer y el 7º de Caballería. El debate sobre las causas del fiasco incluyó la idea de que el helicóptero de combate es demasiado vulnerable en un campo de batalla moderno.

La respuesta occidental al desafío ha seguido un camino parecido al ruso, dotando a los helicópteros de misiles de mayor alcance. Las versiones más avanzadas del AH-64 Apache estadounidenses, la AH-64D Apache Longbow y AH-64E Apache Guardian, cuentan sobre el rotor principal con un radar de ondas milimétricas para detectar blancos fuera del alcance visual. En su última versión, es capaz de detectar 256 blancos hasta una distancia de 50 kilómetros.

Uno de los principales usuarios en condiciones reales del helicóptero Apache es Israel. Su industria emprendió hace tiempo el desarrollo de misiles de cada vez más alcance. Al misil Spike versión de largo alcance (LR), que se usa en las fuerzas armadas españolas, le siguió la versión de alcance extendida (ER) que en su último modelo ER2 para helicópteros tiene un alcance de 16 kilómetros. Los planes del Ejército de Tierra español eran modernizar sus helicópteros Tigre y dotarlo de las últimas versiones de los misiles Spike de sus variantes LR2 y ER2.

placeholder AH64D Apache Longbow. (Fuerza Aérea de EEUU)
AH64D Apache Longbow. (Fuerza Aérea de EEUU)

Y, como siempre, podemos tomar notas de lo que vemos en el conflicto para aplicar a la modernización del arsenal español. La primera, que la supervivencia del helicóptero de ataque en el campo de batalla pasa por contar con misiles de mayor alcance, fuera del paraguas que proporcionan los misiles de defensa antiaérea portátiles. Y segundo, que debemos de disponer de defensas más complejas ante la gran variedad de amenazas que se ciernen sobre las fuerzas mecanizadas. No solo hemos visto el empleo de drones comerciales convertidos en artefactos explosivos volantes o capaces de lanzar proyectiles capaces de destruir blindados si entran por una escotilla abierta, sino también el de municiones merodeadoras o drones kamikazes.

Nos falta información sobre la efectividad real de las contramedidas empleadas por ambos bandos, pero sin duda los campos de batallas se han llenado de demasiados tipos de aparatos letales para las fuerzas blindadas. El tamaño y medios de las unidades de defensa aérea propias de las unidades de primeras línea van a tener que ser repensadas a la luz de las lecciones de esta guerra.

El ecosistema occidental de centros de estudios y expertos vive en una permanente competencia por obtener atención de los medios. Así que tiene incentivos de sobra para generar titulares llamativos. Constantemente podemos leer sobre "el fin de" o "la nueva era de" en un sector que vive preocupado por quedarse atrás ante las constantes transformaciones geoestratégicas y tecnológicos. Un fenómeno que se ha vivido de forma acelerada en los ya casi 500 días de guerra de Ucrania.

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