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El avión de combate europeo costará miles de millones: "Una oportunidad enorme para España"
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Bruno Fichefeux, jefe del FCAS de Airbus

El avión de combate europeo costará miles de millones: "Una oportunidad enorme para España"

El FCAS es uno los proyectos de defensa más estratégicos para España. Con Francia y Alemania se han invertido 300 millones y se podrían llegar a los 8.000 millones en las siguientes dos fases. Un desafío tecnológico, político e industrial

Foto: Bruno Fichefeux, jefe del proyecto FCAS en Airbus Defence & Space. (Airbus)
Bruno Fichefeux, jefe del proyecto FCAS en Airbus Defence & Space. (Airbus)
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El programa para desarrollar el FCAS, Future Combat Air System o futuro avión de combate de sexta generación, es uno de los más importantes emprendidos por países europeos. España participa en igualdad de condiciones con Francia y Alemania, sus otros dos socios, y supone uno de sus programas de adquisición de armamento más ambiciosos. Las inversiones, retos tecnológicos y nuevos desarrollos representan un desafío y riesgo considerable, acorde con las capacidades hoy solo imaginadas que aportarán estos sistemas a nuestra defensa.

Para analizar el alcance del FCAS hay que empezar explicando que se trata de un “sistema de sistemas”, algo que trasciende a lo que estamos acostumbrados a entender como un avión de combate. El proyecto abarca el avión —o plataforma—, comunicaciones en red, control de drones, nuevos motores y sensores y otros aspectos, como el desarrollo de una muy baja observabilidad (baja detección al radar y características stealth o furtivas) y nuevos entornos de simulación.

placeholder El FCAS nace como un sistema de sistemas para interoperar con otros aviones y vehículos no tripulados. (FCAS)
El FCAS nace como un sistema de sistemas para interoperar con otros aviones y vehículos no tripulados. (FCAS)

El programa es muy complejo. Por la parte tecnológica, pero no menos por la política y económica. Tres países con necesidades particulares, empresas que participan pero que también compiten bajo una elevada presión de plazos, presupuestos y tiempos. Solo en España, además de Airbus, participan Indra, ITP Aero, GMV, Sener y Tecnobit. Así arranco en 2019 entre muchas dudas. La mayoría, por no decir todas, desde la parte política. Hubo que consensuar diferentes visiones sobre el programa de los socios y cumplir ciertas exigencias, como el meridiano interés de Francia y Dassault de encargarse de la plataforma.

Pero superados los primeros escollos y desencuentros, se acaba de pasar el hito de la primera fase de estudio conceptual. Ahora, el programa ganará velocidad y entidad con la materialización de en un importante compromiso económico por parte de los socios. Nadie mejor que Bruno Fichefeux, jefe del proyecto FCAS en Airbus Defence & Space, quien nos atiende en una larga entrevista, para entender de primera mano la situación, desafíos y detalles de un programa estratégico para el futuro de nuestra defensa y nuestra industria.

Hablamos ya de miles de millones de euros

PREGUNTA. El programa parecía tener dificultades para arrancar, se han producido desencuentros entre los socios y generado dudas ante un programa de este tamaño. Quizás por eso lo primero sería conocer en qué situación estamos, qué barreras se han superado y de qué cifras de inversión hablamos.

RESPUESTA. Hasta ahora se estaba en la fase preliminar, llevada a cabo por Francia, Alemania y España en la que se han invertido cerca de 300 millones de euros y ahora se entra en la fase de desarrollo. Es normal que en esa primera fase, más conceptual, hayan surgido ciertas fricciones y desencuentros entre los socios, pues es importante para todos que sus intereses particulares queden cubiertos. Esto, que ha afectado a la parte industrial, también ha venido por la parte política, pues hay que tener en cuenta que hemos vivido años complejos, con cambios de gobierno en Alemania y elecciones en Francia, por ejemplo.

Ahora se inicia la siguiente etapa, firmada en diciembre del año pasado, que ya supone un compromiso adquirido por los gobiernos y las empresas, que deberán cumplir los plazos e hitos del plan establecido. En esa firma se estableció el compromiso para las dos siguientes fases, la primera ya cerrada con un presupuesto de más de 3.000 millones de euros y la siguiente, aún sin cerrar, que podría estar en el entorno de los 5.000 millones de euros. Definir ese presupuesto final será también uno de los objetivos de esta primera parte ya comprometida.

placeholder Bruno Fichefeux y Juanjo Fernández, en un momento de la entrevista. (Airbus)
Bruno Fichefeux y Juanjo Fernández, en un momento de la entrevista. (Airbus)

P. El reparto de competencias suele ser un asunto delicado en programas multinacionales por los intereses políticos y económicos de los socios. En este sentido, el papel de Airbus dentro del entramado del futuro avión de combate es interesante, al tratarse de una empresa con fuerte implantación en los tres países. Un papel que es clave pero que trae aparejadas sus propias dificultades.

R. En el FCAS, el reparto se ha hecho de manera escrupulosa y de tal manera que las tres naciones están al mismo nivel, tanto en inversiones como en responsabilidades. En este sentido se ha buscado el máximo equilibrio y cada país lidera dos pilares tecnológicos. Esto se materializa con una empresa que se responsabiliza de cada aspecto tecnológico, siendo apoyada por otras que actúan como colaboradores. La parte española, por ejemplo, se responsabiliza de los sensores con el liderazgo de la empresa Indra y de la parte de baja observabilidad, bajo la responsabilidad de Airbus. Este liderazgo, sin embargo, no afecta a la contribución económica, donde todos los socios aportan por igual un 33%.

Desde el punto de vista de Airbus, somos una empresa multinacional y estamos acostumbrados a trabajar desde distintos países, pero es cierto que hay que tener también una estructura en cada sitio. Así, por ejemplo, contamos con un jefe de programa por cada nación, que en España es Miguel Ángel Morín. Ellos son, por así decirlo, la cara visible ante el cliente nacional y se ocupan de todo el control de seguridad y protección de las tecnologías que se desarrollan, así como de defender los intereses estratégicos del cliente español. En definitiva, coordinan todas las actividades a nivel nacional. A veces no es fácil conjugar todo esto como empresa y como país y por eso llevamos un control exquisito.

Foto: Eurofighter españoles del Ala 14. (Juanjo Fernández)

P. Este reparto de competencias y desarrollos tecnológicos también se materializa en unos retornos de inversión. Se generan puestos de trabajo y se potencia un tejido industrial. ¿Cómo se materializa esto con la implicación de Airbus en España?

R. Para Airbus la presencia en España es estratégica, sobre todo en las divisiones de Defensa y Espacio y estamos haciendo un gran esfuerzo por mejorar nuestro compromiso con España. El FCAS va a aportar mucho en lo que se refiere a tecnología y posicionamiento. Por ejemplo, si comparamos con la posición española en el Eurofighter, vemos que es importante; pero nada que ver con lo que supondrá este programa, donde está en igualdad de condiciones que Francia y Alemania. La oportunidad para España es enorme.

En el plano industrial se va a potenciar la labor en las factorías, no solo de Getafe, sino también de San Pablo [Sevilla] y Cádiz. En ellas se va a trabajar en un dominio de altísimo nivel tecnológico, como es el desarrollo de la baja observabilidad. Ahora mismo tenemos más de 100 personas trabajando en el programa, a los que se sumarán 150 más para finales de 2023. Serán ingenieros que habrá que traer de otros programas, como el MRTT [el avión cisterna] por su experiencia, pero también de la universidad y de fuera de la compañía. Necesitaremos expertos, pero también jóvenes ingenieros. Para ellos será una oportunidad única en su vida profesional porque el FCAS durará todo el siglo XXI y poder estar involucrado desde su inicio, es algo único.

placeholder Eurofighter español del Ala 11. En sus últimos desarrollos, el Typhon rozará la quinta generación. (Juanjo Fernández)
Eurofighter español del Ala 11. En sus últimos desarrollos, el Typhon rozará la quinta generación. (Juanjo Fernández)

FCAS, Eurofighter y Dassault

P. El Eurofighter es un modelo consolidado sobre el que se trabaja para mantenerlo al día, mientras que el FCAS está en sus comienzos. ¿Cómo será ese cambio entre ambos sistemas y que podrán aprovechar uno del otro?

R. Ambos programas está muy ligados. Es como en las carreras de relevos en las que un corredor cede el testigo a otro. Hay unos momentos en los que ambos van uno al lado del otro y a la misma velocidad, para pasarse el testigo. Luego uno de ellos continúa la carrera. Con el Eurofighter y el futuro avión sucederá lo mismo. El primero estará operativo aproximadamente hasta 2060 y el segundo comenzará a partir de 2040, por lo que van a ser 20 años en los que ambas plataformas van a convivir.

Esos años de convivencia nos van a obligar mejorar el Eurofighter para darle esas capacidades necesarias para operar con avión del futuro, como son la conectividad, sistema de misión, cabina digital y enlace con drones, de tal manera que se convierta en un activo más del sistema de sistemas. En el fondo, ambos aviones se beneficiarán uno del otro. El primero recibirá nuevas tecnologías de las que se desarrollen para el nuevo entorno y que se aplicarán a su programa de modernización LTE [Long Term Evolution], pero a la vez, el FCAS se beneficiará porque muchas de esas tecnologías se probarán primero en el Eurofighter y la experiencia adquirida con uno se aplicará al otro.

placeholder Rafale-M, versión naval del avión francés, armados con bombas de guía láser. (Marine Nationale)
Rafale-M, versión naval del avión francés, armados con bombas de guía láser. (Marine Nationale)

P. Una cuestión interesante difícil de entender es la relación entre Airbus y la empresa francesa Dassault. Los primeros fabrican el Eurofighter, mientras que los segundos son los diseñadores del Rafale, ambos aviones similares. Así que, por un lado, ambas empresas son competencia directa pero, a la vez, socias en el FCAS. Airbus lidera el pilar de baja observabilidad, con Dassault como colaborador; mientras que en el diseño del avión, es justo al revés. Y además en ambas empresas hay capital francés. ¿Cómo se gestiona ser socios en un lado de la mesa y competidores en el otro?

R. Es una cuestión difícil, es cierto. Lo primero que hacemos es tener equipos diferentes. Dentro de Airbus y Dassault hay equipos para el FCAS que trabajan conjuntamente, pero luego cada empresa va por su cuenta en el resto de temas. Por otro lado, tenemos claro que este programa es el futuro común y nos debemos poner de acuerdo, algo que resulta muy sencillo a nivel equipos de ingenieros, porque hablamos el mismo idioma. Luego hay otras cuestiones que se acordaron en los inicios, como el hecho de que lo que aporta cada socio de su experiencia anterior, es suyo, pero lo que se desarrolla a partir de ahí de manera conjunta, es compartido.

placeholder Infografía sobre el diseño preliminar del FCAS. (Airbus)
Infografía sobre el diseño preliminar del FCAS. (Airbus)

P. Al final, parece claro que ambos aviones acabarán convergiendo y siendo cada vez más similares. ¿Las nuevas tecnologías, como el control de drones desde el propio avión, serán comunes y lo que se implemente para uno de los cazas acabará implementado en el otro?

R. Es normal que ocurra así. Ambos aviones [Rafale y Eurofighter] van a terminar con muchas similitudes porque ambos van a convivir y tener que operar durante bastantes años con un modelo común. Es más, habrá misiones donde participen los tres aviones y en un combate colaborativo todos tendrán la necesidad de compartir datos y ejecutar la misión.

El programa para desarrollar el FCAS, Future Combat Air System o futuro avión de combate de sexta generación, es uno de los más importantes emprendidos por países europeos. España participa en igualdad de condiciones con Francia y Alemania, sus otros dos socios, y supone uno de sus programas de adquisición de armamento más ambiciosos. Las inversiones, retos tecnológicos y nuevos desarrollos representan un desafío y riesgo considerable, acorde con las capacidades hoy solo imaginadas que aportarán estos sistemas a nuestra defensa.

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