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Rusia pone en combate blindados de hace 70 años, y es una señal del rumbo de la guerra
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Piezas de museo enviadas al frente

Rusia pone en combate blindados de hace 70 años, y es una señal del rumbo de la guerra

Las enormes pérdidas rusas están suponiendo una degradación tremenda de su armamento. El ejército de Putin se ha visto obligado a desempolvar antiguos blindados BTR-50 y carros de combate como el T-62

Foto: Carro de combate ruso T-62M capturado por las tropas ucranianas. (mil.gov.ua)
Carro de combate ruso T-62M capturado por las tropas ucranianas. (mil.gov.ua)
Las claves
placeholder Cómo reventar un tanque: manual para entender el duelo de carros de combate

Cómo reventar un tanque: manual para entender el duelo de carros de combate
Juanjo Fernández Formato: María Mateo Rocío Márquez Luis Rodríguez K.A.P.
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El conflicto ucraniano, quién lo iba a decir hace un año, se ha convertido en una verdadera guerra de desgaste. Vemos trincheras, barro y muchas bajas en ambos bandos. Parecería que hemos vuelto a la época de la Primera Guerra Mundial si no fuera porque todo queda registrado y publicado en este enfrentamiento mediático. Incluso las cosas que jamás deberían pasar. Las pérdidas son enormes y da la sensación de que en Moscú la preocupación aumenta. La prueba de ello es que cada vez vemos más blindados anticuados en acción, incluso algunos de hace casi setenta años.

Hace unos meses que la guerra se ha convertido en un conflicto de desgaste, algo que, en principio, favorece al contendiente con mayores recursos. Es lo lógico. Quien tenga mayor capacidad para reponer efectivos acabará ganando y esto apunta a los rusos. En teoría. Porque también hay que tener en cuenta otros factores que afectan tanto a invasores como a invadidos. Por un lado, en Rusia el volumen de pérdidas está alcanzando cotas prohibitivas. En estos días, el reconocido portal Oryx, que se basa en pruebas documentales, ya establece una cifra de vehículos rusos perdidos cercana a las 10.000 unidades, de las que más de 1.800 corresponderían a carros de combate y, por precisar un poco, más de 1.000 de ellos serían T-72 de todas las versiones.

Foto: Almacén de Leopard 1 en Tournais, Bélgica. (Reuters/Yves Herman)

Por otro lado, una guerra prolongada puede ser muy perjudicial para Kiev, y son conscientes de ello. Después de más de un año, la gente se llega a acostumbrar primero para cansarse después. Deja de ocupar las cabeceras de telediarios y periódicos y, con ello, se acaba el interés y el apoyo popular. Esto sería dramático, pues pondría en dificultades la imprescindible ayuda que gobiernos de países occidentales envían a Ucrania.

placeholder BTR-50P del ejército croata. (Suradnik13)
BTR-50P del ejército croata. (Suradnik13)

La teoría dicta que la guerra de desgaste la gana aquel con economía, recursos y medios superiores. Es tan simple como que pierde el que se agota antes. Sin embargo, esta guerra está siendo diferente en muchos aspectos. Las pérdidas de material por parte de Rusia son enormes y no lo son menos las de tropas, entre muertos y heridos. Es cierto que sus reservas son ingentes y cuenta con mucha más población, por lo que se supone que podría reponer unidades con mayor facilidad.

Para Moscú, el problema puede llegar de varios sitios. Por un lado, el enorme número de bajas sufridas en algo que se vendió como una operación rápida, de semanas, pero donde ha habido que recurrir a movilizaciones, puede causar un descontento generalizado entre su población. Algo que puede explotar en cualquier momento pese al férreo control impuesto por sus autoridades. No es ningún secreto el éxodo de personas en edad militar que han huido del país.

Del almacén a la guerra

Hay más. Las enormes pérdidas también están suponiendo una degradación tremenda del material de combate, unas pérdidas que, de entrada, es imposible compensar con nueva fabricación. Además, el recurso de tirar de lo almacenado —mucho en condiciones penosas— está obligando a utilizar vehículos cada vez más antiguos, casi se podría decir sacados del museo.

Este es el caso de blindados vistos recientemente en imágenes. Se trata de transportes oruga BTR-50, algo que, además de verse en varias fotografías, ha sido detectado por la inteligencia occidental e incluso comentado por la del Reino Unido. Son modelos de diseño soviético de principios de los cincuenta que se han estado fabricando hasta los años setenta. Algo que debería estar en los museos ha regresado al combate y no es el único caso.

placeholder Blindado BTR-50PK en el Museo Yad la-Shiryon, Israel. (Bukvoed)
Blindado BTR-50PK en el Museo Yad la-Shiryon, Israel. (Bukvoed)

El BTR-50 es lo que se denomina un APC, o Armoured Personnel Carrier, transporte de tropas blindado. Es el concepto previo a los actuales IFV (VCI) o vehículos de combate de infantería. La diferencia es que el APC tan solo lleva la infantería protegida hasta el momento de desembarcar y combatir a pie. Los IFV aportan una mayor potencia de fuego de tal forma que la infantería puede combatir desde el propio vehículo y, una vez desembarcada, es apoyada por el fuego de sus armas de medio calibre.

El BTR-50 se basa en el chasis del carro de combate PT-76, un diseño soviético muy curioso de blindado anfibio, diseñado para operar con tropas de desembarco y unidades muy ligeras. Pesaba poco más de 14 toneladas —algo que hoy en día es casi nada— e iba armado con un cañón de 76,2 mm. Como es fácil imaginar, apenas iba protegido por una delgada coraza. El BTR-50 heredó varias de las cualidades —y defectos— del PT-76, entre ellas la capacidad anfibia, para lo que estaba dotado con dos hidrojets, uno a cada lado del casco, que es de fondo plano y estanco.

El BTR-50 fue muy usado en combate, sobre todo en las guerras árabe-israelíes

En las primeras versiones, el transporte carecía de techo, por lo que los veinte soldados de infantería que se podían acomodar, iban muy poco protegidos. En versiones posteriores se añadieron unas puertas que, a la vez que servían de techo, eran la entrada y salida del personal. Es evidente que el acceso no era nada cómodo, pues se debían encaramar al vehículo y entrar por arriba. Tampoco era muy espacioso —ya una tradición en los diseños soviéticos— y su nivel de protección muy escaso.

El BTR-50 fue muy usado en combate, sobre todo en las guerras árabe-israelíes, desde los Seis Días al Yom Kipur, así como en Afganistán, Yugoslavia y numerosos conflictos de menor entidad. Su vida no fue dilatada y a principios de los setenta dejó de fabricarse. Es un poco anterior al más conocido MT-LB, que aunque nació como tractor multipropósito, tuvo una vida mucho más larga como transporte blindado y como plataforma para múltiples usos, como el de cazacarros y así lo seguimos viendo en Ucrania.

placeholder Carros T-62 en acción. (Defense News)
Carros T-62 en acción. (Defense News)

Los rusos, sin embargo, tampoco son los únicos en utilizar material tan antiguo y, por ejemplo, en muchos ejércitos occidentales todavía funcionan en gran número los APC M113 norteamericanos, en servicio desde 1960 y con unos 80.000 ejemplares fabricados. Ambos —ruso y americano— son similares en peso y comparten el estar muy poco protegidos, pero el americano es de diseño mucho mejor. Las tropas están más a cubierto y es mucho más funcional. La prueba es que el M113 se siguió fabricando hasta 2007 y se encuentra en servicio en un gran número de países, entre ellos España.

Ambos, BTR-50 y M113, no son modelos que puedan estar en primera línea hoy en día. Ya se han visto imágenes de M113 ucranianos destrozados y es normal que no aguanten los impactos de las armas modernas. Desde países occidentales, España entre ellos, se cedieron a Ucrania un buen número de M113 y hay que decir que resulta todavía un buen vehículo para tareas de retaguardia, transporte y portamorteros, por ejemplo.

Síntomas de una dolencia crónica

Que se haya tenido que recurrir a rescatar modelos tan antiguos y fuera de servicio desde hace más de cincuenta años es sintomático de una necesidad crónica de reponer material. Pero el BTR-50 no es la excepción. A la utilización masiva de todos los mencionados MT-LB de los que se ha podido echar mano, se une el tema de los carros de combate y están llegando al frente, cada vez en mayor número, diseños tan anticuados como el T-62.

De ser apenas vistos en los primeros meses de la invasión, ahora se han convertido en algo habitual y no solo de las versiones modernizadas, T-62M y T-62MV, sino también de las más antiguas, con blindajes de acero homogéneo e incluso sin los ladrillos de blindaje reactivo adicional. Así son fáciles de penetrar por los proyectiles perforantes de cualquier carro e incluso por los de cañones de medio calibre.

Hay que pensar que el T-62 es un modelo de principios de los sesenta que dejó de fabricarse en 1975, todo un veterano de conflictos como las guerras árabe-israelíes. También tiene la peculiaridad de que va armado con un cañón de 115 mm, lo que plantea el problema de que utiliza munición no compatible con el resto, que emplean cañones de 125 mm. Su peso es de tan solo 37 toneladas, muy poco comparado con las 46 toneladas de un T-80U o un T-90, por no hablar de las 65 de un Leopard A7. Esta diferencia de peso se traduce en un menor tamaño, pero sobre todo en un blindaje poco eficaz ante las amenazas actuales.

placeholder Rusia obligada a desempolvar reliquias, como el carro de combate T-62M. (Defense News)
Rusia obligada a desempolvar reliquias, como el carro de combate T-62M. (Defense News)

Otra diferencia relevante frente a diseños actuales es que fue el último carro soviético en no disponer de cargador automático —el primero en llevarlo fue el T-64—, siendo su tripulación de cuatro. El tripulante cargador debía manejar a mano una munición muy mal distribuida, con solo cuatro proyectiles en la torre para uso inmediato y el resto en el casco, repartidos entre la parte delantera y trasera del interior. Este detalle supuso una penalización muy grande para los sirios en los combates del Yom Kippur, pues cuando el duelo artillero se prolongaba, la cadencia de tiro de los sirios bajaba de manera espectacular.

De su participación en los combates en Ucrania da buena prueba el hecho de que ya se habrían perdido en acción cerca de 120 ejemplares, muchos de ellos capturados por los ucranianos, que antes de la guerra no lo utilizaban.

Algunos de los sistemas críticos, como elementos de puntería o de visión, no se están montando en los nuevos blindados

Todo esto no son más que los síntomas de una carencia de material que se aprecia también en los blindados de nueva fabricación. En este sentido, se sabe por algunos ejemplares capturados, que los nuevos que están llegando al frente no lo hacen con toda su equipación al completo o vienen degradados.

Esto significa que, posiblemente y ante una falta de determinados componentes —debido a los embargos— algunos de los sistemas críticos, como elementos de puntería o de visión, no se están montando en los nuevos blindados. En su lugar, se están equipando con versiones anteriores, menos eficaces. Un problema que puede quedar disimulado en estos momentos debido a que la degradación de los materiales también afecta a los ucranianos, pero que podría resultar importante si, como se espera, Kiev termina recibiendo un número significativo de carros occidentales.

El conflicto ucraniano, quién lo iba a decir hace un año, se ha convertido en una verdadera guerra de desgaste. Vemos trincheras, barro y muchas bajas en ambos bandos. Parecería que hemos vuelto a la época de la Primera Guerra Mundial si no fuera porque todo queda registrado y publicado en este enfrentamiento mediático. Incluso las cosas que jamás deberían pasar. Las pérdidas son enormes y da la sensación de que en Moscú la preocupación aumenta. La prueba de ello es que cada vez vemos más blindados anticuados en acción, incluso algunos de hace casi setenta años.

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