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Un 'escuadrón' de F-16 contra Rusia: el as en la manga de Ucrania que nadie esperaba
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Adiós a las líneas rojas

Un 'escuadrón' de F-16 contra Rusia: el as en la manga de Ucrania que nadie esperaba

Tras el envío de decenas de carros de combate por parte de Occidente, ahora se abren las puertas a cruzar otra frontera: el envío de cazas F-16. De materializarse, estaríamos ante un nuevo punto de inflexión en el conflicto

Foto: F16 Block 30 de la USAF. (USAF)
F16 Block 30 de la USAF. (USAF)
Las claves
placeholder Un mensaje blindado de 60 toneladas para Vladímir Putin

Los Leopard marchan a Ucrania

Un mensaje blindado de 60 toneladas para Vladímir Putin
Juanjo Fernández Emma Esser Rocío Márquez María Mateo Patricia Seijas K.A.Pretel
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En estas semanas solo se hablaba de carros de combate y los Leopard han acaparado todas las portadas de medios y cabeceras de telediarios. Facilitar estas armas era una línea roja autoimpuesta por Occidente en los primeros meses de guerra, pero que se ha rebasado ahora con la elegancia propia de políticos y estadistas. La respuesta rusa, por descontado, han sido las amenazas de siempre. La pregunta que nos hacemos entonces es ¿Y ahora qué? Ahora parece que es el turno de los aviones de combate.

Durante los últimos días hemos estado inmersos en pleno Leopardgate. No se hablaba de otra cosa. Los polacos presionaban, otros países se mostraban dispuestos y los americanos veían todo con complacencia. Pero los alemanes, de momento, decían primero que no para, poco después, decir tal vez. Todo se iba a dilucidar en esa famosa reunión que tuvo lugar el 20 de enero. Leopard, Ramstein y línea roja, eran tres mantras que no cesaban de repetirse en los días anteriores y en aquella misma mañana. Al final, todo se pospuso en una sobreactuada escenificación de la reticencia germana, que poco después dejaría de serlo.

Foto: Carro de combate Challenger 2 en Iraq. (UK MoD)

Hubo, sin embargo, unas declaraciones que, sin tener excesivo eco en la prensa, sí causaron mucho revuelo en algunos entornos diplomáticos. La cuestión es que, tan solo un día antes de la reunión de Ramstein, el viceprimer ministro y ministro de exteriores de los Países Bajos, Wopke Hoekstra, afirmó que su gobierno estaría dispuesto a considerar "con una mente abierta", cualquier solicitud de Kiev sobre la transferencia de aviones F-16.

El tema no es baladí. No acabábamos aún de superar ese límite respecto al envío de carros de combate y ya se estaba hablando de aviones. El ministro luego aclaró que esa hipotética transferencia debería ser la respuesta a una petición concreta del gobierno ucraniano, algo que —al menos que se sepa— aún no se ha producido de manera formal. Para mayor estruendo político, algunos parlamentarios del partido liberal de aquel país habrían pedido al gobierno que se ofreciesen aviones F-16 y carros de combate Leopard a Ucrania, aunque no se hubiesen solicitado.

placeholder F-16C Block 40 de la USAF sobre Iraq. Va armado para ataque a tierra con bombas GBU de guía láser. (USAF)
F-16C Block 40 de la USAF sobre Iraq. Va armado para ataque a tierra con bombas GBU de guía láser. (USAF)

Es comprensible que en Kiev hubiera movimientos y más que probables llamadas de teléfono. Por ello, el primer ministro holandés tuvo que acudir a calmar los ánimos y en un intento, no de desmentir, pero sí de poner un poco de sensatez, matizó que el envío de cazas a Ucrania no era en estos momentos una cuestión que estuviera encima de la mesa ni fuera objeto de debate. Pero tampoco negó que esto pudiera suceder. Y esto ha tenido dos consecuencias principales: el envío de F-16 ya está sobre la mesa de negociación y, más importante aún, se ha volado definitivamente cualquier tipo de línea roja.

A vueltas con los F-16

Puestos a pedir, el presidente ucraniano ha pedido de todo, incluidos aviones de combate, desde el primer día de la guerra. Es comprensible. Se ha hablado muy poco sobre facilitar aviones a Kiev, probablemente porque el escaso desempeño de la aviación rusa ha focalizado todo en el combate terrestre. De momento, parece que el elemento aéreo no sería una prioridad inmediata. Pero esto puede cambiar. El detonante sería, por ejemplo, una fuerte resistencia rusa que hiciera fracasar cualquier intento ucraniano de romper el frente o que los aviones rusos ocuparan, por fin, el lugar que les correspondía en el cielo.

En ambas situaciones, los cada vez más escasos Su-27, MiG-29 o Su-25 ucranianos se verían incapaces de apoyar a las tropas de tierra con la eficacia requerida o bien serían incapaces de enfrentarse a los rusos en el aire. Aquí entrarían en juego los F-16. El por qué se ha empezado a hablar desde el primer momento de este modelo de avión y no de otro tiene fácil respuesta. Es casi por el mismo motivo que, al hablar de carros de combate, se miró al Leopard: es el avión más extendido entre los países europeos, en varios casos está en vías de sustitución por otro modelo y, además, los americanos los tienen en enormes cantidades. Es el candidato.

placeholder F-16AM holandés con misiles AMRAAM, Pod de navegación Falcon Owl, Pod ECM ALQ-131 y desigandor LANTIRN.(Juanjo Fernández)
F-16AM holandés con misiles AMRAAM, Pod de navegación Falcon Owl, Pod ECM ALQ-131 y desigandor LANTIRN.(Juanjo Fernández)

En el caso concreto de los holandeses, ellos basaban su defensa aérea en el Falcon, pero ya está llegando el F-35. En origen, su fuerza aérea recibió poco más de 210 F-16, pero esa cifra se vio muy reducida al venderse varios paquetes a terceros países (Chile y Jordania, por ejemplo), además de las lógicas bajas por edad, accidentes, etc. La realidad es que ahora mismo disponen de menos de 50 aviones operativos, con sucesivas bajas previstas a medida que los F-35 vayan llegando. Hay, por tanto, disponibilidad de aviones todavía en servicio.

Se trata, además, de aviones que, pese a tener muchos años de servicio, se han modernizado y la mayoría deben estar actualizados al estándar F-16AM/BM, lo que les daría unas capacidades casi equivalentes a los Block 50/52 norteamericanos. No es el último grito, pero se trata de buenas y modernas versiones. Tienen integradas armas muy interesantes, como el misil de largo alcance AIM-120 AMRAAM, uno de los mejores misiles aire-aire, así como casi todo el arsenal aire-tierra, como las famosas bombas JDAM (que ya circulan por Ucrania) o las de guiado láser GBU-10, GBU-12 y GBU-24.

Con estos aviones y los que podrían facilitar otros países, la aviación ucraniana podría llegar, si no a controlar el espacio aéreo, sí a volverse muy peligrosa al apoyar a sus tropas terrestres y poder atacar las posiciones rusas desde el aire. Significaría a buen seguro un nuevo punto de inflexión y contaría con la misma ventaja que se le atribuye a los Leopard, como es el hecho de introducir en la ecuación de la guerra un nuevo material, algo que el enemigo no controla tan bien como los de su propio diseño.

placeholder F-16 turco, como los que podrían acabar en Ucrania. (Juanjo Fernández)
F-16 turco, como los que podrían acabar en Ucrania. (Juanjo Fernández)

Sin embargo, los problemas e inconvenientes se repiten. Al consabido caos logístico por introducir otro sistema de armas diferente, se une el del necesario adiestramiento, tanto de pilotos como de especialistas, en armas y mantenimiento. Esto es cualquier cosa menos fácil y rápido. Aunque hay instalaciones de sobra para adiestrar pilotos en este modelo, el problema sería el tiempo y de nuevo tenemos que hablar en términos de meses para que, una vez tomada la decisión política, pudiéramos ver aviones de estos en los cielos de Ucrania. Si esto ocurre, se habría volado nuevamente otra de las supuestas y famosas líneas rojas.

Ya no hay líneas rojas

En este conflicto, parece que rebasar cualquier límite se ha convertido en algo cotidiano, entre otras cosas, porque esas líneas rojas vinieron autoimpuestas por los países occidentales, quizás alentadas por las constantes amenazas de una Rusia que veía como, poco a poco, todos sus objetivos en esta operación militar especial, se iban al traste.

La primera de ellas, una vez las tropas de Moscú cruzaron las fronteras, fue el envío de cualquier tipo de ayuda a Ucrania. Para Rusia, así lo dijeron, supondría una injerencia intolerable y se consideraría como una amenaza directa del país implicado. Del famoso envío de cascos y hospitales de campaña, se pasó en muy poco tiempo a enviar munición, equipo militar y armas, ingentes cantidades de armas. La primera de estas imaginarias barreras había quedado pulverizada.

Lo mismo pasó cuando Zelenski solicitaba armamento sofisticado, como artillería de largo alcance, cohetes de precisión o sistemas antiaéreos. Se fueron estableciendo sucesivas rayas infranqueables, una de las cuales, por ejemplo, se refería al suministro de misiles antiaéreos Patriot, hoy también superada. Luego llegó la de los carros de combate. Cosa curiosa, por cierto, pues desde hace muchos meses se han estado facilitando a Ucrania todo tipo de material de origen soviético, incluidos carros T-72 de todos los países de alrededor que los tenían en sus arsenales y nadie dijo nada de esto. Pero de mandar carros occidentales ni hablar. Eso significaba rebasar un nuevo límite.

placeholder F-16AM de la Fuerza Aérea Holandesa.(Juanjo Fernández)
F-16AM de la Fuerza Aérea Holandesa.(Juanjo Fernández)

En realidad, parece absurdo hablar de líneas rojas. A Ucrania se le ha facilitado en cada momento el tipo de armas que hacían falta. El tema de estas fronteras artificiales solo se justificaría con el hecho de no escalar el conflicto, pero ¿un misil contracarro no escala el conflicto y un carro de combate sí lo hace? Las armas que se están suministrando a Ucrania no son para escalar el conflicto, son para que, en cada momento, el país invadido pueda hacer frente a las amenazas y a la situación concreta en que se encuentra.

Es cierto, por otra parte, que existe un límite real. Sería el de comprometer tropas y unidades organizadas de terceros países en el conflicto. Sin embargo, esto no sería pasar una raya, sería iniciar un nuevo conflicto, muy diferente y de consecuencias imprevisibles. Además, nos preguntamos quién estaría más cerca de superar esta línea, si Europa y la OTAN o Rusia, implicando en la guerra a su vecino bielorruso.

En definitiva, se avecina un nuevo culebrón que acabará apareciendo más tarde o más temprano. De momento, el avispado Zelenski ha aprovechado muy bien esta oportunidad que le han brindado en bandeja de plata y ya está volviendo a la carga con su lista de la compra, en la que los aviones se han puesto ahora en el primer lugar.

En estas semanas solo se hablaba de carros de combate y los Leopard han acaparado todas las portadas de medios y cabeceras de telediarios. Facilitar estas armas era una línea roja autoimpuesta por Occidente en los primeros meses de guerra, pero que se ha rebasado ahora con la elegancia propia de políticos y estadistas. La respuesta rusa, por descontado, han sido las amenazas de siempre. La pregunta que nos hacemos entonces es ¿Y ahora qué? Ahora parece que es el turno de los aviones de combate.

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