Es noticia
La pesadilla que persigue a Zaryn Dentzel, el creador de Tuenti: "Ahora temo por mi vida"
  1. Tecnología
"Solo hablo con una persona, mi gestor"

La pesadilla que persigue a Zaryn Dentzel, el creador de Tuenti: "Ahora temo por mi vida"

Ha pasado un año desde el asalto, robo y tortura que Zaryn Dentzel sufrió en su ático de Madrid, pero el creador de Tuenti reconoce seguir temiendo por su seguridad. "No quiero acabar con una bala en la cabeza"

Foto: Ilustración: EC Diseño/Pablo L. Learte
Ilustración: EC Diseño/Pablo L. Learte

"Mira, pasa. Por aquí entraron los cuatro con gas pimienta, me tiraron, me esposaron y comenzaron a asfixiarme. Iban encapuchados y me gritaban '¡venimos a matarte, te has metido con la gente equivocada!'. Así 40 minutos, sin parar. Me cortaron el pecho, me hicieron descargas eléctricas. Pensé que iba a morir". Zaryn Dentzel se detiene un segundo, está a punto de romper a llorar. Coge aire, se levanta de un salto hacia una habitación y trae un puñado de hojas despedazadas que esparce sobre la mesa como una baraja. Es su pasaporte estadounidense. "Mientras lo destrozaban me decían, 'ahora ya no te vas a ningún lado'. ¿Tú crees que unos ladrones convencionales hacen esto?".

Hace un mes que Dentzel (39 años) regresó a su exclusiva casa en Madrid, el ático junto al parque del Retiro y el Museo del Prado donde sufrió el atraco y tortura que relata. La Policía Nacional le ayudó a conseguir un pasaporte temporal y le recomendó desaparecer del mapa y refugiarse en su casa de California hasta que la bautizada como operación Santa Bárbara avanzara. Desde entonces, no había vuelto a pisar España. "Me he sacado la licencia de piloto de avioneta. Volar era como una especie de meditación, tenía que ocupar mi mente. Me obsesioné también con las pistolas, hacía entrenamiento de armas todas las semanas. Y me acerqué mucho a mi familia. Ha sido muy frustrante tener que huir, estar silenciado sin poder justificar mi versión, la policía me pidió que no hablara con nadie".

El pasado 22 de octubre, tras un año de investigación en la que han colaborado el FBI y Scotland Yard, detuvieron a los cuatro supuestos autores del atraco, en prisión sin fianza (puedes ver arriba el vídeo de la detención). Él voló por fin de vuelta unos días después, pero su pesadilla está aún lejos de terminar. Las pesquisas siguen abiertas y fuentes policiales no descartan que se puedan producir más novedades.

Dentzel cita a este periodista en su casa a primera hora, aunque antes necesita desayunar. "Conozco un bar aquí al lado, el de Javi, el resto son muy pijos". Es un antiguo local con barra de aluminio y paredes de azulejo en el que dormitan jubilados y empleados de las viviendas de lujo de la zona. Aquí Zaryn se siente seguro, pero en realidad todo el mundo le mira. Su metro noventa y pico, su corpulencia torpe, el rostro rojo y abotargado (ha ganado mucho peso) y el elevado tono de voz con acento yanqui no pasan desapercibidos. Javi le sirve un café con leche y una ración de tortilla de patata. Él esparce encima una salsa picante de bote. "La compro yo en un chino y la dejo aquí”, se ríe. Devora el plato compulsivamente en dos minutos mientras habla a chorro de su otra obsesión, la creación de Tuenti.

En la cresta de su ola, entre 2006 y 2015, Zaryn se convirtió en el emprendedor tecnológico más exitoso del país tras montar Tuenti de la nada. Almorzaba con el presidente del Gobierno (Mariano Rajoy), estrechaba la mano del Rey (emérito), se codeaba con los mandamases del Ibex, recibía homenajes en la embajada estadounidense y aparecía hasta en El Hormiguero. Fue la época de la lluvia de millones tras vender la empresa a Telefónica. Nadie imaginó por aquel entonces que este brillante californiano convertido en el Zuckerberg patrio acabaría enfrentado a sus socios y amigos, luchando por 15 millones de euros evaporados de su fortuna, encerrándose en sí mismo y temiendo por su vida.

"Te aseguro que mis inversiones son ahora lo último que me importa, temo por mi vida, no quiero acabar con una bala en la cabeza", dice con la mirada perdida. Según va contando detalles del robo, de sus torturadores y de la investigación aún abierta, se pone más nervioso y empieza a frotarse los ojos frenéticamente. "Vámonos, me pongo un poco paranoico hablando de estas cosas". Deja un billete de 10 para pagar la cuenta de 5,70 euros. De regreso a su casa, una patrulla de la Policía Nacional al pie del Museo del Prado vigila a 50 metros del portal.

"Oirás que salgo mucho, que estoy de fiesta, que me drogo... No es verdad. Estoy mejor que nunca"

¿Cómo alguien que llegó a ser una de las figuras más influyentes del mundo empresarial y tecnológico español ha acabado huyendo y temiendo por su seguridad? Quienes le conocen desde hace 15 años, aseguran que el asalto en su casa es solo el último episodio de una turbulenta etapa que le ha llevado a cortar de raíz cualquier relación con sus antiguos socios y amigos. Este diario ha contactado durante el último mes con una docena de personas del círculo más íntimo y directo de Dentzel. Es fácil identificarlos, no lo llaman por su nombre, lo llaman Z, y han actuado durante este tiempo como escudo protector del estadounidense. Ese escudo, sin embargo, se ha resquebrajado. Zaryn ya no mantiene contacto con la mayoría de ellos y unos pocos ahora han accedido a hablar con El Confidencial, pero bajo una condición innegociable, no desvelar su identidad.

placeholder Zaryn Dentzel, en su única aparición en medios desde su regreso a España, en una entrevista en 'Espejo Público' el pasado octubre. (A3/Espejo Público)
Zaryn Dentzel, en su única aparición en medios desde su regreso a España, en una entrevista en 'Espejo Público' el pasado octubre. (A3/Espejo Público)

“Sus últimos años han sido un desplome”, explica una persona que ha tratado con él durante la última década. “Yo quiero mucho a Z, pero su deriva desde 2019 es preocupante”, explica otra de las fuentes que mejor le conocen. Al oír esto, Dentzel entra en combustión. Se levanta, se lleva las manos a la cabeza, abre sus ojos azules como platos y lanza insultos en inglés. “Lo que digan de mí es falso, hace mucho que ya no hablo con ninguno de ellos, no saben nada de mi vida. Muchos quieren joderme y arruinar mi reputación. Oirás que salgo mucho, que estoy todo el día de fiesta, que me drogo... No es verdad. En los últimos años he montado Auro, invertí en Glovo, Jobantalent, Verse y Wallapop. ¿Les parece poco? Estoy mejor que nunca. Pregúntales a ellos por su vida a ver qué te cuentan”.

"Tuenti lo creé yo"

Es imposible entender la situación en la que vive Zaryn sin entender la madre de todas sus obsesiones: Tuenti. La gran red social española nació entre tensiones de sus socios por hacerse con el título del verdadero fundador, una disputa que hoy sigue coleando.

“En 2005 me presentan a Mark Zuckerberg y le dije, 'tío, tienes que traducir Facebook al español, te puedo ayudar'. No quiso, así que pensé en montar algo parecido en España. Llamé a Adeyemi y a Félix Ruiz y les dije, ¡hagámoslo!”, explica Dentzel de vuelta en el ático. Ha cogido un vapeador y aspira sin parar. “Al poco tiempo, Adeyemi deja de cogerme el teléfono y descubro que había constituido una sociedad a mis espaldas, con dinero de Bernardo Hernández y otros. Entonces decido venderle a Peter Thiel y Sean Parker la red social en la que estaba trabajando, Essembly. Fue poco, no sé, 50.000 dólares, pero me cojo un vuelo y me vengo a España a montar Tuenti”.

placeholder Los primeros empleados de Tuenti. Entre ellos, Zaryn Dentzel (segundo por la derecha), junto a Joaquín Ayuso (tercero por la derecha). En el otro extremo, Félix Ruiz (primero por la izquierda). (Tuenti)
Los primeros empleados de Tuenti. Entre ellos, Zaryn Dentzel (segundo por la derecha), junto a Joaquín Ayuso (tercero por la derecha). En el otro extremo, Félix Ruiz (primero por la izquierda). (Tuenti)

Las fuentes consultadas que vivieron el nacimiento de la compañía, incluidos algunos de los primeros inversores, ofrecen otra versión. Adeyemi Ayao y Félix Ruiz, compañeros de colegio en Marbella, vieron en 2005 lo que se estaba cociendo en EEUU con Facebook y pensaron lanzar lo mismo en España. Contactaron con Joaquín Ayuso (hijo del ex consejero delegado y vicepresidente de Ferrovial) y constituyeron en abril de 2006 la empresa Whoiswho Technologies. Con los contactos de Ruiz, Ayuso y Ayao fue sencillo aterrizar los primeros inversores: Bernardo Hernández, Carlos Dexeus, Fran Ortiz von Bismarck, Rodolfo Carpintier… Tenían agenda y tenían dinero, pero les faltaba alguien que liderara el proyecto, así que llamaron a Zaryn, al que habían conocido años atrás en los veranos que los tres pasaron juntos en Mijas y Marbella.

“Al principio Zaryn lo rechazó, a él le interesaba la política, estaba montando Essembly, que era una red social centrada en ese mundo, pero no acababa de funcionar. Él siempre ha contado que la idea de Tuenti fue suya, pero no es verdad, llegó para ejecutarla. Y lo hizo de forma brillante. Sin él, Tuenti no habría durado ni tres meses”, explican.

Comenzó así, a finales de 2006, una de las historias más convulsas y de mayor éxito del emprendimiento tecnológico español. Zaryn se echó Tuenti a las espaldas, fichó ingenieros internacionales, entre ellos Erik Schultink, uno de los primeros trabajadores de Facebook, y Kenny Bentley, y se convirtió con solo 23 años en el líder carismático que necesitaba la red social. “Tuenti era como su novia, su vida. Le dedicaba todo su tiempo y energía. Podía estar de fiesta a las tres de la mañana que si había algún incendio, se largaba y era el primero en ponerse a trabajar”, cuenta una de las personas de confianza del estadounidense durante aquella etapa.

A finales de 2008 se produce el primer giro importante, la entrada del fondo de inversión Qualitas Equity Partners, por aquel entonces en manos de la familia Polanco, que pone nueve millones de euros sobre la mesa. “Hasta ese momento no teníamos dónde caernos muertos. Cobrábamos unos sueldos de mierda, Zaryn incluido, pero nos daba igual, la empresa crecía muy rápido. Eso cambia con la entrada de Qualitas. Zaryn recibe un bonus importante, más de un millón de euros [otros 500.000 para Félix Ruiz], y por primera vez empieza a tocar dinero de verdad”, explican las fuentes consultadas.

La entrada del fondo fue decisiva, además, por otro motivo clave. Dentzel conoce a Borja Pérez Arauna, presidente de Qualitas, que se convertirá en una especie de mentor, confidente y “hermano mayor” hasta la actualidad. “Es quien le ha mantenido pegado al suelo en muchas ocasiones. Borja hace rico a Zaryn, pero también lo ata”, señalan. Arauna, a través del directivo de Telefónica Juan Manuel Barrionuevo, será quien conecte a Zaryn primero con César Alierta y luego con Guillermo Ansaldo, CEO de Telefónica España, quien pilotaría la operación de compra. El futuro de la red social parecía escrito.

"La venta a Telefónica le trastornó"

En pleno agosto de 2010, salta la bomba: Telefónica se hace con el 85% de Tuenti por 70 millones de euros. “Solo había dos opciones, competir con Facebook, y para eso necesitábamos muchísimo dinero, o vender para ir de la mano de alguien, no podíamos hacerlo solos”, recuerda Zaryn. Tuenti había logrado unas cifras asombrosas en tiempo récord, ocho millones de usuarios activos (llegaría a rozar los 14 millones), que pasaban más de tres horas conectados subiendo fotos y enviando mensajes, pero Facebook les pisaba los talones.

placeholder La reina emérita Sofía saluda al fundador de Tuenti, Zaryn Dentzel, en un evento celebrado en 2013 al que también asistieron figuras destacadas como Emilio Botín o César Alierta. (EFE)
La reina emérita Sofía saluda al fundador de Tuenti, Zaryn Dentzel, en un evento celebrado en 2013 al que también asistieron figuras destacadas como Emilio Botín o César Alierta. (EFE)

A finales de 2013, Telefónica compra el 15% restante, pagando 100 millones en total. Zaryn se embolsa unos 15 millones, Félix Ruiz, 10, y Adeyemi Ajao, Bernardo Hernández y Joaquín Ayuso, entre cuatro y cinco millones cada uno. Dentzel aprovechó el dinero fresco para empezar a invertir en bitcoins. Compró en múltiples tandas cuando el precio oscilaba entre los 200 y 800 euros, hasta llegar a acumular casi 1.000 bitcoins. Al precio actual, su valor rondaría los 20 millones de euros.

El idilio con Telefónica duró poco tiempo. “WhatsApp estaba despegando muy fuerte, nos iba a comer. Sobre 2014 tuve una discusión con el presidente de Telefónica España [Luis Miguel Gilpérez], le pedí SMS gratis para competir y convertirnos en la aplicación de mensajería de referencia entre los jóvenes. Le dije que o lo hacíamos o me iba. No quiso, decía que el coste era inasumible, así que me fui. Se lo llegué a decir en algún momento a Pallete: 'O compras WhatsApp o te comen' [José María Álvarez-Pallete se convirtió en CEO de Telefónica en septiembre de 2012]. Creo que por eso me ha respetado siempre, al final se dio cuenta de que tenía razón. José es brillante y muy buena persona”. Facebook compró WhatsApp en octubre de 2014 por 19.000 millones de dólares y el resto es historia.

"Se lo dije a Pallete: 'O compras WhatsApp o te comen'. Por eso me ha respetado siempre, al final se dio cuenta de que tenía razón"

Zaryn abandona su cargo al frente de Tuenti (sustituido por Sebastián Muriel) en enero de 2015, pero mentalmente estaba ya fuera desde hacía un tiempo. En los dos últimos años se había dedicado a correr maratones (corrió con Pallete el de NYC de 2014), a invertir en bitcoins y, según su entorno, a salir cada vez más. “La venta a Telefónica le trastornó. De repente, su gran proyecto ya no era suyo, no tenía nada que hacer y apenas pasaba a trabajar. Para Zaryn eso es mortal, sin una tarea en la que centrarse, sin un Borja Pérez Arauna que le controlase, empezó a desenfocarse”.

placeholder Zaryn Dentzel (en el centro), junto a Sebastián Muriel (derecha), cuando este último tomó el mando de Tuenti en enero de 2015. (Tuenti)
Zaryn Dentzel (en el centro), junto a Sebastián Muriel (derecha), cuando este último tomó el mando de Tuenti en enero de 2015. (Tuenti)

Una prueba del limbo de aquellos años era su situación en Telefónica. Aunque estaba fuera del cargo desde enero de 2015, Pallete le mantuvo en nómina dos años más con un sueldo de 200.000 euros anuales, pero sin responsabilidad conocida. “Cobraba casi 10.000 euros al mes, pero apenas iba a la oficina”, explica una persona que vivió aquello. "¿Quién te ha contado eso...? Sí, es cierto", reconoce Zaryn a regañadientes. "Era el acuerdo al que llegamos, me propusieron ayudarles con ideas y nuevos proyectos, pero al final nunca podía hacer nada, así que se quedó ahí".

"Quería cambiar el transporte. No me dejaron"

Convencido o no por su círculo más cercano, Dentzel decide irse una temporada a EEUU hasta mediados de 2016. “Regresó muy bien, mucho más alegre y centrado. Ahí fue cuando se metió de lleno en las VTC”, explica alguien que trabajó con él. “Lo de meterse en Auro era su intento de volver a tener una tarea en el día a día, de estar ocupado”, recuerda otra persona de su entorno.

Dentzel apostó también por el ladrillo y comenzó a comprar pisos en Madrid para reformarlos y alquilarlos, una vía de ingresos que todavía mantiene en la actualidad. Hizo también de inversor y entró en Glovo, Jobandtalent, Verse o Wallapop. Le sobraba el tiempo, pero sobre todo el dinero. Sumando las compras de bitcoins, la parte de la venta de Tuenti y otros negocios, su fortuna superaba con creces los 30 millones. Sin embargo, pocos vieron venir su nueva apuesta con Auro.

Entre 2016 y 2019, defiende sin fisuras los intereses de la compañía y las VTC, se hace amigo de Juan de Antonio, el CEO de Cabify (en la foto encima), y se convierte en una de las figuras más beligerantes contra el Gobierno. Aparece en entrevistas en televisión llamando mentiroso al exministro Ábalos, tuitea memes contra Pedro Sánchez y critica a Podemos por apoyar al taxi. De puertas afuera, pasa de ser el brillante emprendedor que había conquistado España a ganarse la enemistad de muchos sectores. De puertas adentro, la relación entre los socios de Auro se había convertido en una bomba de relojería.

“Cuando Félix me llamó para entrar en las VTC, puse un millón de euros para financiar el arranque de Auro. Los 10 millones de la ampliación de 2017 fueron míos, los obtuve como préstamo por los bitcoins que tenía en Celsius como colateral. Yo monté Auro, llegué a tener hasta un 20% de la empresa, quería cambiar cómo funcionaba el transporte urbano, pero no me dejaron”, explica Dentzel. Se refiere a Félix Ruiz, Hugo Arévalo, Bernardo Hernández y al millonario venezolano Alejandro Betancourt, presidente de Hawkers y amigo personal de Félix y Hugo, que, junto a su primo Pedro Trebbau, es dueño de una parte sustancial de la empresa.

placeholder Tres de los socios de Auro: Hugo Arévalo (izquierda), junto a el venezolano Alejandro Betancourt y Félix Ruiz (derecha). (Hawkers)
Tres de los socios de Auro: Hugo Arévalo (izquierda), junto a el venezolano Alejandro Betancourt y Félix Ruiz (derecha). (Hawkers)

Contactados por este diario, ni Félix ni Hugo han querido ofrecer su versión. Fuentes conocedoras de la relación entre los dueños de Auro señalan que la tensión entre ellos era máxima. No se ponían de acuerdo sobre cómo gestionar la empresa y pronto se formaron dos bloques: Félix, Hugo y Alejandro por un lado, y Zaryn por otro. El estadounidense decidió distanciarse poco a poco del proyecto y nadie se lo impidió.

A las desavenencias internas se une algo peor, la pandemia, que frenó en seco la actividad de las VTC. Si las cifras de Auro ya eran malas antes del covid, con pérdidas de varios millones, el confinamiento les dio la puntilla, obligando a sus socios a afrontar varias ampliaciones de capital hasta marzo de 2021. En esa etapa, al igual que ocurrió en sus últimos días en Telefónica, Zaryn ya estaba más fuera que dentro y decide ir más allá, cortando la escasa relación que aún mantenía con Félix Ruiz, Hugo Arévalo y Alejandro Betancourt. El abismo que les separaba era tan insalvable que Zaryn decide vender todas sus acciones en el Grupo Auro. "Lo hice a comienzos de 2022, aunque se supo meses más tarde". Ahora, Uber y Cabify pujan por hacerse con Auro por entre 150 y 200 millones para controlar la mayor flota de coches VTC de nuestro país.

"Se dijo que horas antes había dado una fiesta enorme con decenas de prostitutas. Es mentira"

Fue justo en aquella etapa, a finales de 2021, quizás en el peor momento de su vida, cuando cuatro encapuchados le asaltaron en su propia casa al grito de “te vamos a matar”. “Se dijo que horas antes había dado una fiesta enorme con decenas de prostitutas. Es mentira. Hice una fiesta días antes, por Halloween, pero no hubo nada de eso”, explica Zaryn. Niega además conocer a la chica de nacionalidad brasileña a la que abrió la puerta y tras la que entraron los asaltantes, y niega haber cambiado de versión en su declaración policial.

“Siempre dije que intentaron robarme los bitcoins. Estaban obsesionados con eso. Me decían: 'Solo hay una forma de que no salgas de aquí en una bolsa, danos tus bitcoins'. Les expliqué que era imposible, los tenía apalancados en Celsius. Era gente que me conocía a la perfección, sabía mis horarios, mis movimientos, cuánto tenía invertido en bitcoins...”, explica Zaryn, de nuevo alterado. Hoy en día, esos bitcoins ni siquiera existen. La plataforma de criptomonedas Celsius entró en bancarrota el pasado julio y Zaryn fue el séptimo inversor que más perdió, unos 15 millones de euros, casi 800 bitcoins. Desde entonces, ha organizado un grupo en Telegram de afectados para reunir fondos, pagar a los mejores abogados y recuperar el dinero.

De repente suena su móvil y Dentzel lo pone en modo altavoz, es la Policía Nacional. Le llaman de la Brigada de Extranjería, quieren cerrar una cita para poner en regla sus papeles. “Sí, mi secretaria ya los envió. (...) Cuanto antes mejor, por favor, quiero regresar a EEUU”. Cuelga y se explica. “Ya lo ves, me robaron todo, los pasaportes, el DNI… He venido porque tengo que estar aquí, la investigación sigue abierta y la jueza me requirió, no puedo contar nada más”.

En las casi dos horas que ha durado la entrevista, Zaryn no ha soltado su vapeador. Aspira una y otra vez de forma neurótica, como si eso fuera lo único que le calma. ¿Qué has hecho en Madrid durante el último mes? “Intento ir al gimnasio cada día. Y tengo aquí mi bici [señala una mountain bike impoluta en mitad del salón]. Voy solo. Me he quitado de todo mi entorno. Solo hablo con una persona, mi gestor”. Sus ojos vuelven a brillar, como si le entraran otra vez ganas de echarse a llorar. Tira de vapeador, dos caladas largas, y se recompone. “Prefiero estar solo que mal acompañado. Ahora solo quiero vivir”.

"Mira, pasa. Por aquí entraron los cuatro con gas pimienta, me tiraron, me esposaron y comenzaron a asfixiarme. Iban encapuchados y me gritaban '¡venimos a matarte, te has metido con la gente equivocada!'. Así 40 minutos, sin parar. Me cortaron el pecho, me hicieron descargas eléctricas. Pensé que iba a morir". Zaryn Dentzel se detiene un segundo, está a punto de romper a llorar. Coge aire, se levanta de un salto hacia una habitación y trae un puñado de hojas despedazadas que esparce sobre la mesa como una baraja. Es su pasaporte estadounidense. "Mientras lo destrozaban me decían, 'ahora ya no te vas a ningún lado'. ¿Tú crees que unos ladrones convencionales hacen esto?".

Peter Thiel José María Álvarez Pallete Alejandro Betancourt
El redactor recomienda