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Billetes para apaciguar a Erdogan: la traición europea a los demócratas turcos
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Billetes para apaciguar a Erdogan: la traición europea a los demócratas turcos

Al jugar la carta económica para apaciguar a Erdogan, Bruselas demuestra que está dispuesta a ignorar sus violaciones de la democracia y del estado de derecho

Foto: Mujeres turcas, contra la salida del país de la Convención de Estambul. (EFE)
Mujeres turcas, contra la salida del país de la Convención de Estambul. (EFE)

Después de varios años de fría relación a distancia, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, está volviendo a recibir gestos de acercamiento por parte de los líderes occidentales. La semana pasada se reunió con el presidente estadounidense, Joe Biden, así como a varios líderes de la OTAN y la Unión Europea (UE). Y esta semana, el Consejo Europeo decidirá si se cumple la promesa comunitaria de una "agenda positiva" con Turquía, —y, tal vez, incluso si se produce una mejora en las relaciones comerciales—.

A principios de 2020, Erdogan alentó abiertamente a cientos de miles de migrantes a cruzar la frontera hacia Grecia, donde se quedaron atrapados en tierra de nadie. El verano pasado, la posibilidad de una confrontación militar entre Turquía y los estados miembros de la UE llegó al reino de lo imaginable debido a las perforaciones turcas en aguas reclamadas por Grecia y Chipre. Mientras tanto, el proceso de adhesión supuestamente en marcha de Turquía a la UE no ha cambiado las crecientes violaciones a la democracia y a los derechos fundamentales en el país.

Foto: Sergey Lagodinsky, en conversación con El Confidencial.
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Desde el "acuerdo de los refugiados" de 2016, la UE se ha aferrado a una política transaccional con Turquía, temiendo el impacto de las renovadas llegadas de migrantes y, en términos más generales, sin saber cómo frenar el retroceso democrático del país vecino. No existía voluntad política en Europa para utilizar los instrumentos a su disposición para tratar de detener la tendencia autocrática de Erdogan.

Las crisis del año pasado hicieron que Bruselas reconsiderara su política. Pero, en lugar de centrarse en el deterioro democrático de Turquía, la UE está jugando la carta económica para apaciguar a Erdogan: a finales de este mes, los líderes europeos se reunirán en una cumbre con Turquía, trayendo consigo propuestas para modernizar y mejorar la unión aduanera entre ambas partes.

Lo que el bloque comunitario desea es una política exterior turca que no sea diametralmente opuesta a los intereses europeos

Este sería un acuerdo importante para Ankara, ya que la UE es el socio comercial clave de Turquía y el país está lidiando actualmente con una recesión económica. A cambio, Bruselas busca un nuevo acuerdo sobre migración y asegurar la calma en el Mediterráneo oriental. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha reiterado el deseo de establecer una “agenda positiva”. Lo que el bloque comunitario desea es una política exterior turca que no sea diametralmente opuesta a los intereses europeos.

La inconsistencia de Bruselas es evidente. La UE está buscando forjar este nuevo acuerdo mientras Erdogan continúa encarcelando a sus oponentes políticos, amenaza con cerrar el partido pro kurdo HDP, arresta a estudiantes, se retira del Convenio de Estambul e ignora los veredictos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre casos tan destacados como el encarcelamiento del líder de la sociedad civil Osman Kavala y el del político kurdo Selahattin Demirtas. ¡Qué momento para una agenda “positiva”!

Foto: Guardia de honor presidencial griega. (EFE)

Los tiempos están cambiando

Los líderes de la UE están asumiendo que no hay alternativa a Erdogan. Pero están ignorando la realidad política turca actual. El presidente ya no cuenta con el apoyo de la mayoría de la población, la "otra Turquía", formada por ciudadanos que defienden lo que la UE proclama como sus valores básicos.

De hecho, la posición política de Erdogan es más débil de lo que parece. Las principales ciudades turcas están ahora gobernadas por partidos de oposición. Esta caída del apoyo interno queda reflejada en el hecho de que, por primera vez desde que asumió el poder, su partido, el AKP, ya no tiene una mayoría en el parlamento turco.

Las relaciones de Erdogan con Vladimir Putin están muy deterioradas y continúan empeorando debido al conflicto en Siria

Económicamente, Turquía depende enormemente del mercado europeo y los inversores extranjeros. Y en la arena internacional, las relaciones de Erdogan con Vladimir Putin están muy deterioradas y continúan empeorando debido al conflicto en Siria. También hay un límite de cuánto puede estirar la cuerda con sus provocaciones a sus socios de la OTAN en el Mediterráneo oriental. Y por último, pero no por ello menos importante, el líder turco se enfrenta a la realidad de que hay un nuevo presidente en la Casa Blanca, uno que ha demostrado preocupación por proteger las normas democráticas.

La próxima cumbre, no obstante, corre el riesgo de reforzar la posición del presidente turco. Bruselas se ha mostrado reacia a utilizar su poder económico para conseguir que Erdogan cambie su comportamiento. De hecho, el mandatario puede llegar a la conclusión de que su intensificada represión contra la oposición no supone ningún obstáculo para mejorar las relaciones con Bruselas. Esto supone una bofetada para los periodistas encarcelados y los políticos detenidos. La apertura que busca la UE no puede justificarse con ningún gesto positivo de Erdogan dentro de sus fronteras, porque no hay ninguno.

Foto: Charles Michel (izq.), Recep Tayyip Erdogan (centro) y Ursula Von der Leyen (der.) durante su reunión en el palacio presidencial en Ankara. (EFE)

Las comparaciones son odiosas. La UE no dudó en sancionar a Rusia y Bielorrusia por motivos humanitarios —el envenenamiento y posterior encarcelamiento de Alekséi Navalni y la represión de las protestas en busca de la democracia, respectivamente—. Pero no existe la unidad necesaria entre los Veintisiete para sancionar a Turquía, ya que el guardián de los migrantes tiene algunos amigos en las capitales de la UE y, después de todo, es un miembro importante de la OTAN.

Como ponente del Parlamento Europeo sobre Turquía, propuse detener oficialmente las negociaciones de adhesión con Ankara debido a su pobre historial de derechos humanos, pero nunca pedí su completo aislamiento. Necesitamos continuar la cooperación en materia de migración, ya que Turquía todavía alberga a unos cuatro millones de refugiados sirios. La UE debe ofrecer extender un apoyo financiero sustancial a los refugiados, hacer más para reasentar a la población vulnerable y convencer a Grecia de que detenga los rechazos ilegales en la frontera.

A largo plazo, la UE debería invertir en una cooperación más estrecha con las fuerzas democráticas en Turquía

Pero ofrecer mejores oportunidades comerciales sin ligarlas a reformas democráticas sería un verdadero desperdicio de la carta más fuerte que tiene la UE. Mientras Turquía se niegue a implementar los veredictos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sería una mala señal dar luz verde al inicio de las negociaciones para mejorar la unión aduanera entre Bruselas y Ankara.

A largo plazo, en lugar de invertir en un futuro con Erdogan, la UE debería invertir en una cooperación más estrecha con las fuerzas democráticas en Turquía. Son los que creen en los valores comunes y son capaces de ganarse los corazones y las mentes de Turquía, lo que los votantes confirman en las encuestas. Dado que el cambio tendrá que venir desde adentro, la contribución más importante que podrían hacer la UE y EEUU sería defender el estado de derecho, las elecciones justas y los medios de comunicación libres.

* Análisis publicado en el European Council on Foreign Relations por Kati Piri y titulado Turkey beyond Erdogan: How the EU risks letting down Turkish democrats.

Después de varios años de fría relación a distancia, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, está volviendo a recibir gestos de acercamiento por parte de los líderes occidentales. La semana pasada se reunió con el presidente estadounidense, Joe Biden, así como a varios líderes de la OTAN y la Unión Europea (UE). Y esta semana, el Consejo Europeo decidirá si se cumple la promesa comunitaria de una "agenda positiva" con Turquía, —y, tal vez, incluso si se produce una mejora en las relaciones comerciales—.

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