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El calvario de Macedonia del Norte hacia la UE se alarga por el veto búlgaro
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Por disputas históricas y culturales

El calvario de Macedonia del Norte hacia la UE se alarga por el veto búlgaro

Una disputa lingüística e histórica entre Bulgaria y Macedonia del Norte alarga, una vez más, el calvario de Skopje para el inicio de las negociaciones de adhesión a la UE

Foto: El representante de la Unión Europea (UE) en Skopje, Samuel Zbogar (i), y el presidente de Macedonia del Norte, Stevo Pendarovski (d). (EFE)
El representante de la Unión Europea (UE) en Skopje, Samuel Zbogar (i), y el presidente de Macedonia del Norte, Stevo Pendarovski (d). (EFE)

El camino de Macedonia del Norte hacia la Unión Europea es escarpado, estrecho y lleno de obstáculos. Cuando Skpje creía haber llegado a la cima, a punto de poder iniciar las negociaciones de adhesión, el país balcánico se enfrenta ahora a un nuevo y espinoso bloqueo: el de Bulgaria. Este martes, durante una reunión del Consejo de Asuntos Generales que debía respaldar el inicio de las conversaciones en diciembre, el Gobierno búlgaro ha confirmado su negativa.

La razón por la que Sofía, que hace solo tres años aprovechaba su presidencia del Consejo de la Unión Europea para impulsar la ampliación hacia los Balcanes, bloquea las negociaciones con Macedonia del Norte es que considera que hay una serie de disputas históricas y culturales abiertas con Skopje, y que para comenzar a dialogar, antes el Gobierno normacedonio tendrá que hacer concesiones. Es el último capítulo del calvario normacedonio para acceder a la Unión Europea.

El largo camino

En junio de 2018, Grecia y Macedonia del Norte, por entonces Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYROM) alcanzaron un histórico acuerdo, por el cual Skopje y Atenas ponían fin a un pulso de prácticamente dos décadas respecto al nombre del país balcánico. Gracias a dicho pacto, el Tratado de Prespa, accedió a añadir “del Norte” detrás de Macedonia. Ese pacto abrió definitivamente las puertas de la OTAN a Skopje, que ingresó en la alianza atlántica en 2020.

Pero dicho acuerdo no fue sencillo. Era, y en parte todavía es, tremendamente sensible tanto para macedonios del norte como para griegos, cuyas reservas se fundamentaban en la existencia de una región, Macedonia, que forma parte de la propia Grecia. Pero fue un movimiento por parte del primer ministro griego Alexis Tsipras y del primer ministro macedonio Zoran Zaev que la comunidad internacional interpretó como valiente. Zaev logró que se aceptara dicho acuerdo porque era el ticket para llevar a Skopje a la Unión Europea.

Desde su llegada al Gobierno en 2017, Zaev y su Ejecutivo habían hecho esfuerzos por realizar profundas reformas en Macedonia del Norte, y siempre con el objetivo de poder allanar el camino hacia el club comunitario. En junio de 2018 se decidió retrasar durante un año la apertura de esas negociaciones. Y cuando llegó el momento de que la Unión Europea cumpliera su promesa con Skopje, fue Francia la que decidió meter todo en el congelador.

Emmanuel Macron: "No creo que la única relación que podamos tener con nuestro vecindario sea la expansión"

Emmanuel Macron, presidente francés, señaló entonces que hacía falta una revolución interna y una intensificación profunda de la integración europea antes de abrirse a nuevos socios. "No creo que la única relación que podamos tener con nuestro vecindario sea la expansión", dijo entonces el galo, ganándose el enfado de las instituciones y de otras capitales europeas. Jean-Claude Juncker, entonces presidente de la Comisión Europea, lo calificó de un “error histórico”.

La Comisión Europea respondió al bloqueo francés con una reforma de las normas de adhesión, haciéndolas más duras, flexibles y con la posibilidad de suspenderlas. Se presentaban en febrero de 2020. Así, la presidencia alemana, que arrancó en la segunda mitad del año, esperaba poder iniciar las negociaciones con Skopje. Tras haber hecho el país balcánico profundas reformas, haberse sometido a un cambio de nombre y haber tenido que esperar un año más a una reforma de las normas de adhesión, la UE debía pulsar la luz verde.

Pero eso no ha ocurrido. Este martes, durante el Consejo de Asuntos Generales, Bulgaria ha bloqueado las negociaciones, pidiendo que Macedonia del Norte cumpla con unos acuerdos firmados en 2017, que reconozca sus raíces históricas y lingüísticas búlgaras, y que, de esta forma, elimine la afirmación de que existe una minoría macedonia en Bulgaria. Por ejemplo, Sofía quiere que se elimine del marco negociador la referencia a la “lengua macedonia”. Aunque está reconocida desde 1977 por Naciones Unidas, Bulgaria, que la considera un dialecto del búlgaro, pide que en el documento aparezca “la lengua según la constitución” de Macedonia del Norte, que ha sido la fórmula utilizada durante los últimos veinte años en las negociaciones entre ambos países.

Foto: Macedonios celebran una victoria electoral de la Unión Democrática Social en Skopie en 2017. (Reuters)

El pulso de Bulgaria también tiene que ver con un revolucionario búlgaro, Goce Delcev (1872-1903), que luchó en la era otomana también por la independencia de Macedonia. Es considerado un héroe en ambos países, pero por razones distintas, y Sofía quiere una interpretación común de su historia, y acusa a Skopje de querer “robar” la historia búlgara. Con este nuevo bloqueo la presidencia alemana, que tenía la esperanza de poder dar el pistoletazo de salida a las conversaciones antes del inicio del 2021, dice adiós a esa opción.

“Nadie está disputando su derecho a autodefinir su nación y llamar a su idioma como quiera. Pero no podemos estar de acuerdo en que este derecho se basará en el odio, el robo de la historia y la negación de Bulgaria ”, asegura este fin de semana Ekaterina Zaharieva, ministra de Asuntos Exteriores búlgara. El Gobierno búlgaro atraviesa desde este pasado verano una difícil crisis, con continuas protestas en las calles de Sofía contra la corrupción del Gobierno por la que los manifestantes han pedido la dimisión del primer ministro Boyko Borisov.

El inicio de negociaciones de adhesión no es sinónimo de que ese país candidato vaya a ser finalmente admitido en el club comunitario

Sofía sí que ha dado su visto bueno a comenzar negociaciones con Albania, un país que contaba con la oposición de muchos otros Estados miembros en 2019 debido a que no había hecho las mismas reformas ni los mismos sacrificios que Macedonia del Norte, uno de los pocos países balcánicos que durante los últimos años ha dado buenas noticias. El inicio de negociaciones de adhesión no es sinónimo de que ese país candidato vaya a ser finalmente admitido en el club comunitario.

Para la UE este bloqueo es un nuevo golpe a su credibilidad en la región. Los Veintisiete quieren jugar un papel estabilizador en la zona,contrarrestando la presencia china y rusa con la promesa de la membresía al club europeo como objetivo final. Pero el propio bloque está siendo víctima de las mismas emociones y sensibilidades que hacen de esa zona un foco de potencial inestabilidad, para enfado y frustración de diplomáticos y funcionarios europeos que ven cómo se vuelve a faltar a la promesa hecha.

El camino de Macedonia del Norte hacia la Unión Europea es escarpado, estrecho y lleno de obstáculos. Cuando Skpje creía haber llegado a la cima, a punto de poder iniciar las negociaciones de adhesión, el país balcánico se enfrenta ahora a un nuevo y espinoso bloqueo: el de Bulgaria. Este martes, durante una reunión del Consejo de Asuntos Generales que debía respaldar el inicio de las conversaciones en diciembre, el Gobierno búlgaro ha confirmado su negativa.

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