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En este país europeo la "psicosis" del coronavirus se cura "con vodka y saunas"
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En Bielorrusia el Covid se cura "con vodka"

En este país europeo la "psicosis" del coronavirus se cura "con vodka y saunas"

Con apenas 152 casos detectados de coronavirus en el país y ninguna muerte, Aleksandr Lukashenko es el último negacionista europeo de la pandemia de coronavirus

Foto: Jóvenes disfrutan de un partido de hokey en Minsk. (Reuters)
Jóvenes disfrutan de un partido de hokey en Minsk. (Reuters)

Cientos de personas se concentraban esta semana en el estadio de hockey sobre hielo de Minsk. El ambiente era festivo, los fans aplaudían, gritaban y se abrazaban con cada tanto. Mientras, en el resto de Europa, cada vez más países prohíben eventos públicos, cierran bares, restaurantes e Iglesias, controlan fronteras o incluso deciden aplicar el confinamiento de su población para intentar contener el avance del coronavirus, que en el continente ha infectado a más de 393.000 personas y se ha cobrado la vida de al menos 24.000.

"No hay virus aquí. ¿Lo ves volando por aquí? Yo tampoco lo veo. [Esto] Es una pista de hockey, lo mejor para la salud. Este sitio es donde está la verdadera cura del virus". El que habla es Aleksandr Lukashenko, el último negacionista europeo de la pandemia de coronavirus. En Bielorrusia, el Covid-19 "es histeria y psicosis" y se cura "con vodka" y "con saunas".

Con apenas 152 casos detectados de coronavirus en el país y ninguna muerte, el líder autoritario de Bielorrusia tiene otras prioridades. Ha mantenido abiertos los mercados, tiendas, bares, restaurantes e iglesias. Es el único país europeo en donde se siguen celebrando partidos de la liga local de fútbol. También el único donde los niños siguen yendo a la escuela. "La psicosis ha paralizado economías nacionales en casi todas partes del mundo", declaró Lukashenko la semana pasada durante su visita a una planta manufacturera bielorrusa.

“En realidad, no tiene otra opción”, afirma Vitali Shkliarov, analista de estudios rusos y euroasiáticos en la Universidad de Harvard, en conversación telefónica con El Confidencial. Países como España, Italia, Alemania o Estados Unidos están inyectando millones para paliar las consecuencias del parón de la actividad económica por el coronavirus. La Unión Europea está debatiendo medidas extraordinarias y redirigiendo partidas millonarias. Bielorrusia, con una economía renqueante y muy castigada por los vaivenes del petróleo, tiene muy difícil hacer frente la previsible recesión económica que seguirá al coronavirus. "Incluso sin coronavirus, Bielorrusia podría estar este año enfrentándose a una recesión económica", apunta por su parte Olga Dryndova, editora del 'Belarus-Analysen' afincada en Alemania, a este diario.

placeholder Mapa del cierre de escuelas (total, en morado, o parcial, en fucsia) por coronavirus en el mundo. En blanco, los países donde no se han cerrado, entre ellos, Bielorrusia. (UNESCO)
Mapa del cierre de escuelas (total, en morado, o parcial, en fucsia) por coronavirus en el mundo. En blanco, los países donde no se han cerrado, entre ellos, Bielorrusia. (UNESCO)

"[Lukashenko] Está en una trampa. La única herramienta que le queda en este momento es ser populista", añade Shkliarov.

El pasado 16 de marzo, el líder bielorruso afirmó que, en lugar de preocupándose por el virus, la gente debería estar trabajando en los campos. “Aquí, [trabajar en] un tractor curará a todo el mundo. Los campos curan a todo el mundo”. Otras "medicinas" para el Covid-19 con las que ha bromeado son las altas temperaturas propias de una sauna y las propiedades desinfectantes el alcohol.

"Id a la sauna. Dos o tres veces a la semana os hará bien. Cuando salgáis de la sauna, no sólo lavaos las manos [con agua], sino con vodka". "Yo no bebo, pero recientemente estoy diciendo que la gente no sólo debería lavar sus manos en vodka, sino también envenenar el virus con él. Deberíais beber el equivalente de 40-50 mililitros de espirituosos diariamente. ¡Pero no en el trabajo!".

Pero tras esas declaraciones, que se asimilan con las de "es una simple gripe" de líderes como Jair Bolsonaro en Brasil o las de "[el virus] está bajo control" del presidente estadounidense Donald Trump, vuelve a aparecer el trasfondo de una encrucijada económica en la que Bielorrusia apenas tiene margen. "Lo admitió el mismo cuando citó a Donald Trump", explica Dryndova.

Foto: Un supermercado en Londres. (EFE)

Durante una visita a una fábrica de propiedad estatal este marzo, Lukashenko hizo referencia a las declaraciones de Trump sobre que la cura del coronavirus [medidas de aislamiento para controlar la expansión del virus] no podían ser peor que la propia enfermedad del Covid-19. Según esta premisa, la recesión económica acabaría provocando más muertes que el Covid-19. Aunque más tarde el propio Trump cambió de parecer, no es la única voz que sigue esta teoría, aunque pocos tan a rajatabla como para mantener e incluso fomentar la asistencia a eventos masivos como las celebraciones de la Pascua Ortodoxa o el Día de la Victoria el 9 de mayo.

El excepcionalismo bielorruso

Con la premisa de que el pánico es peor que el virus, Lukashenko estaría “siendo populista intentando mandar el mensaje de que el Gobierno tiene todo bajo control, cuando no es el caso”, según la opinión de Shkliarov. Las autoridades sanitarias bielorrusas ofrecen una rueda de prensa semanal sobre el coronavirus, pero los periodistas locales tienen que hacer matemáticas para ir sacando las cifras diarias. El Gobierno insiste en el excepcionalismo bielorruso como escudo para la pandemia.

"Algo que ha sido muy importante [para Lukashenko] y su carrera política es que ha presentado a Bielorrusia como un lugar de estabilidad política, algo que se ha vuelto incluso más importante tras la guerra en Ucrania. El mensaje es el orgullo de que este país en el centro de Europa no tiene ninguna gran crisis, como la crisis migratoria de países centroeuropeos, o militar como Ucrania... Es una narrativa que ha funcionado bien para la gente de Bielorrusia", asevera Dryndova. "Y esta crisis [del coronavirus] no se corresponde con esa imagen de estabilidad bielorrusa".

placeholder El presidente bielorruso Alexander Lukashenko. (Reuters)
El presidente bielorruso Alexander Lukashenko. (Reuters)

Según Lukashenko, el virus es producto de la "histeria y psicosis". Las decisiones de otros países europeos de establecer duras restricciones a la vida diaria -con el consecuente impacto a la economía- es "una absoluta estupidez" que no se debería aplicar a Bielorrusia.

Ese relato se ha quedado, sin embargo, un poco cojo tras el brusco viraje de su vecino y aliado Vladímir Putin en Rusia. La estrategia rusa ha pasado de señalar teorías conspiranoicas sobre el presunto origen del virus a establecer duras restricciones para evitar que aumenten los casos en el país. Esta semana ha ordenado el confinamiento de la población en Moscú bajo severas penas, incluso de cárcel. Ya el 16 de marzo, Rusia cerró su frontera con Bielorrusia ante los temores de la expansión del coronavirus. Otros vecinos de Bielorrusia han hecho lo propio.

Sin embargo, pese a la reticencia bielorrusa a tomar decisiones más drásticas sobre el coronavirus, no significa que el Gobierno no esté tomando algunas. La semana pasada se introdujo un requisito de cuarentena obligatoria para los viajeros provenientes del extranjero. Se han empezado a practicar tests de diagnóstico (24.000 hasta la semana pasada, según un reporte del 'Washington Post'). También habría ordenado el incremento de la producción de respiradores para los hospitales.

Las autoridades sanitarias tienen además especial confianza en el sistema de tratamiento de enfermedades infecciosas heredado de la Unión Soviética. A diferencia de otros países europeos, en Bielorrusia mantienen hospitales exclusivamente para pacientes de enfermedades infecciosas y personal especialmente formado al respecto, explica Dryndova.

Paralelamente, el Gobierno ha amenazado con que las compañías privadas que despidan a trabajadores debido a las dificultades económicas mundiales no podrán operar en Bielorrusia en el futuro, según informó la agencia de noticias BelTA. "La vida sigue. No la puedes poner en pausa", ha defendido Lukashenko.

Cientos de personas se concentraban esta semana en el estadio de hockey sobre hielo de Minsk. El ambiente era festivo, los fans aplaudían, gritaban y se abrazaban con cada tanto. Mientras, en el resto de Europa, cada vez más países prohíben eventos públicos, cierran bares, restaurantes e Iglesias, controlan fronteras o incluso deciden aplicar el confinamiento de su población para intentar contener el avance del coronavirus, que en el continente ha infectado a más de 393.000 personas y se ha cobrado la vida de al menos 24.000.

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