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¿Qué está pasando en San Marino? El país más afectado por coronavirus del mundo
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San Marino es el más afectado por coronavirus

¿Qué está pasando en San Marino? El país más afectado por coronavirus del mundo

Con 21 muertes por coronavirus y casi 200 infectados, las estadísticas apuntan a que San Marino es el país más afectado por la pandemia: es el que presenta más muertes por millón de habitantes

Foto: San Marino. (Wikimedia Commons)
San Marino. (Wikimedia Commons)

Los números no están de parte de San Marino. “Hoy tuvimos otra muerte, así que es un mal día. Porque somos una comunidad muy pequeña...”, cuentan desde el microestado europeo. Con esta, ya son 21 las muertes por coronavirus y hay casi 200 contagiados. Las estadísticas apuntan a que San Marino es el país más afectado por la pandemia: es el país con más infectados y más muertes por cada millón de habitantes del mundo, y el que alcanza la peor tasa de letalidad en el brote, por encima de la de Italia (9,3%), Irán (7,9%), España (6,2%) o China (4%). Ser un microestado con poco más de 34.000 habitantes tiene parte de culpa de que no salgan las cuentas. En la lista de los países con mayor número de infectados y muertes con relación a su población también aparecen Luxemburgo o Andorra, todos microestados europeos.

"La situación es trágica. Estamos ante una de las peores crisis de la historia de San Marino", lamenta Gabriele Rinaldi, director de la Autoridad Sanitaria en el pequeño país y jefe de la respuesta sanmarinense contra el coronavirus, en conversación telefónica con El Confidencial. Con 187 casos registrados de infectados por Covid-19, San Marino registra una tasa de 5,5 casos por cada 1.000 habitantes. Si miráramos la tasa por cada millón de habitantes, el microestado alcanzaría 5.406. Por comparar, España registra 809 casos por millón de habitantes.

Foto: La base antártica española Juan Carlos I. (CSIC)

Por su pequeño tamaño (61 kilómetros cuadrados) y su escasa población, San Marino podría haber sido un laboratorio sobre cómo gestionar el virus. Pero el coronavirus llegó con demasiada fuerza y con los deberes sin hacer en la pequeña república. El 27 de febrero detectaron un primer contagio, un hombre de 88 años que venía del país vecino. Fue hospitalizado en Rimini, en Italia. Luego, durante casi una semana, nada. Entonces estalló el brote en Italia, con el norte del país como epicentro. Y San Marino, enclavado precisamente entre las provincias italianas de Emilia-Romaña (una de las más afectadas, con 9.254 contagios) y Las Marcas (2.736), no vio a tiempo lo que estaba por llegar.

Para el 8 de marzo, cuando se decretaba el confinamiento del norte de Italia y moría la primera víctima del coronavirus en San Marino, las autoridades sanmarinenses apostaban por un mensaje de tranquilidad y rechazaban medidas drásticas como la suspensión de la actividad comercial, aunque sí que cerraron las escuelas. Entonces, los 30 puntos de acceso al país desde Italia permanecían abiertos, con controles. Este 25 de marzo, San Marino ya tiene 187 confirmados.

San Marino solo tiene un hospital, y está empezando a desbordarse. "Hemos tenido que reorganizar las camas para poder tratar a los pacientes de Covid-19. Antes teníamos 120 camas y solo seis de cuidados intensivos; eran 70 para medicina interna y 50 de cirugías. Ahora tenemos 70 camas, con posibilidad de que sean 90, destinadas solo para el Covid-19. Dieciséis son camas de cuidados intensivos", explica Rinaldi. La sanidad del país, pública y universal y bien considerada por la OMS, ha entrado en riguroso racionamiento. Se han pospuesto la mayoría de las cirugías y se han reducido las camas para los partos. "¡Antes del Covid-19 no teníamos un ala de enfermedades infecciosas en nuestro hospital!", ejemplifica el doctor sanmarinense.

Mientras podamos, trataremos a nuestros pacientes aquí por nosotros mismos. Por ahora, estamos siendo capaces de manejarlos

Pese a estas medidas de emergencia, más del 70% de las camas están ya ocupadas. Sin embargo, todavía no se ha llegado al punto de tener que enviar pacientes a tratarse a Italia, se enorgullece Rinaldi. “Mientras podamos, trataremos a nuestros pacientes aquí por nosotros mismos. Por ahora, estamos siendo capaces de manejar [los casos]”. Para evitar presionar al hospital —"lo primero que debemos proteger", afirma—, muchos de los casos más leves se están tratando domiciliariamente.

Pocos test, que vienen de Italia

La estrategia que han seguido otros países de menor tamaño en Asia, como Taiwán, o incluso ciudades-estado como Singapur, ha sido la de apostar por el diagnóstico temprano y el aislamiento inmediato de los positivos para cortar cuanto antes la cadena de contagio. Técnicamente, cuanto más pequeño sea el grupo a controlar, más fácil es practicar test al mayor porcentaje de población posible e ir aislando los infectados, aunque sean asintomáticos o presenten síntomas leves. Sin embargo, los países europeos han llegado tarde: San Marino no tiene capacidad propia de hacer test de diagnóstico (envía las muestras a un laboratorio en Italia) y ha practicado apenas 401 test a su población. La estrategia sanmarinense, según admite Rinaldi, es la de analizar solo a aquellos que tengan síntomas ya más desarrollados.

San Marino no es el único caso de microestado europeo que no ha sabido controlar a tiempo la infección. Aunque técnicamente es más fácil cerrar fronteras o controlar los pasos para evitar un contagio de la infección desde países vecinos por su pequeño tamaño, la estrecha interconexión con sus vecinos y el constante flujo de trabajadores que entran y salen diariamente del país hacen que estos pequeños microestados demoren la toma de medidas drásticas. Luxemburgo, el país con la renta per cápita más alta de la Unión Europea y el que se considera mejor gestionado, quizá porque solo cuenta con 600.000 habitantes, tiene también una altísima tasa de contagiados en función de su población (1.790 casos por millón de habitantes). Este miércoles, alcanzaba los 1.099 casos, aunque, a diferencia de San Marino, registra pocas muertes: ocho, un 0,72% de tasa de letalidad. Andorra, entre España y Francia, tiene 164 casos (2.152 casos por millón de habitantes), pero —felizmente— solo una muerte.

Con 21 fallecidos de 187 contagiados (607 por cada millón de habitantes), San Marino encabeza el 'ranking' de la mayor tasa de letalidad del virus del mundo, algo más del 11%. Una cifra a la que Rinaldi trata de restar importancia, apuntando tanto a la dificultad de extrapolar datos cuando la muestra es tan pequeña —algo que también ha dificultado una intervención estratégica contra la epidemia, admite el doctor— como a la dicotomía entre muertos 'con' coroanvirus o 'por' coronavirus. "Un día tuvimos seis muertes. Una de las víctimas estaba terminal por otra enfermedad. ¿Murió por el coronavirus o como fruto de su enfermedad? Todos los países están intentando que sus números se vean mejor. Espero que la OMS defina unas reglas para contar los fallecidos".

Luchando contra 'gigantes' por una mascarilla

La falta de test o de laboratorios propios capaces de hacer diagnósticos del coronavirus y la dependencia de su vecino no son el único hándicap al que se enfrenta San Marino fruto de su condición de microestado. Además de un déficit crónico de personal sanitario —según menciona la OMS en su informe sobre la sanidad sanmarinense—, que han suplido con formación exprés del personal disponible para que pudiera hacerse cargo de las nuevas camas, se enfrenta a la dificultad de luchar contra 'gigantes' en el voraz mercado mundial de productos sanitarios, desde mascarillas a fármacos, para hacer frente al coronavirus.

"Estamos monitoreando el uso de mascarillas y otras medidas de protección [del personal sanitario]. Tenemos un 'stock' suficiente para unas semanas, pero estamos monitoreando muy estrictamente su uso, porque sabemos que es muy difícil recibir mascarillas y otros productos sanitarios desde el extranjero", admite Rinaldi. El Gobierno sanmarinense ha desplegado todo su poder diplomático (10 embajadas) para intentar acceder a proveedores de este tipo de productos. Sin embargo, la competencia es muy grande y el mercado está a mínimos. "Es difícil", lamenta.

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Además, el cierre de Italia ha afectado inevitablemente a San Marino, con un flujo diario de trabajadores a través de la frontera y donde las medidas de contención todavía no son tan drásticas como en el país transalpino. De los 30 puntos de entrada a San Marino, solo se mantienen abiertos, y con controles de la gendarmería de los respectivos países, cinco. En San Marino no se ha impuesto todavía un confinamiento general, pero se han prohibido las grandes aglomeraciones y se insta diariamente a la población a mantener estrictas medidas de distanciamiento social. Algunos negocios han sido obligados a cerrar y se ha pedido a los ciudadanos que permanezcan en sus casas en la medida de lo posible. "Estas medidas de contención son lo único que puede salvar San Marino", asevera Rinaldi.

El Gobierno sanmarinense ha desplegado todo su poder diplomático (10 embajadas) para intentar acceder a proveedores de este tipo de productos

"[Pero] si estamos trabajando poco en nuestras granjas, en nuestras fábricas... Si tenemos que comprar fármacos, nuevas camas de cuidados intensivos, nuevas tecnologías para diagnosticar o tratar el Covid… Estas cosas cuestan dinero. Y si no trabajamos, no recaudamos impuestos, y con los impuestos reducidos…", lamenta el jefe de la Autoridad Sanitaria del país.

Donaciones ciudadanas

Pero ser un Estado pequeño también tiene sus ventajas en la gestión de una epidemia. La coordinación entre departamentos y secretarías de Estado de la república sanmarinense es más rápida que en otras democracias, donde las competencias se cruzan y se enredan.

La colaboración ciudadana también ha sido clave. "Es muy importante comunicarse con la gente", afirma Rinaldi, jefe del equipo de respuesta contra el coronavirus del microestado, que da una rueda de prensa diariamente, describiendo qué hacen y qué saben. Qué está pasando, los resultados y qué no saben. Añaden, además, varios teléfonos de atención, no solo sanitaria relativa al Covid-19 sino también psicológica. "Creemos que eso es una lección [de esta crisis]. Hay que hablar con la gente y hacerlos participar, comprometerse [con la lucha contra el virus]".

Parte de ese compromiso ha sido incluso monetario. En cinco días, cuando se desató la crisis en San Marino, el hospital recibió 205.000 euros en donaciones individuales. Protección Civil recibió 30.000. Dinero que ha sido destinado al reacondicionamiento de camas o al tratamiento de los casos domiciliados. "Cuando la gente entiende el problema, puede ayudarnos".

Tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, han afirmado que la actual pandemia de coronavirus y sus consecuencias son "lo más grave" a lo que se enfrentan sus respectivos países "desde la II Guerra Mundial". Durante la II Guerra Mundial, San Marino fue país neutral. ¿Estamos entonces ante una de las crisis más graves de la historia de San Marino? "Sí, así es".

Los números no están de parte de San Marino. “Hoy tuvimos otra muerte, así que es un mal día. Porque somos una comunidad muy pequeña...”, cuentan desde el microestado europeo. Con esta, ya son 21 las muertes por coronavirus y hay casi 200 contagiados. Las estadísticas apuntan a que San Marino es el país más afectado por la pandemia: es el país con más infectados y más muertes por cada millón de habitantes del mundo, y el que alcanza la peor tasa de letalidad en el brote, por encima de la de Italia (9,3%), Irán (7,9%), España (6,2%) o China (4%). Ser un microestado con poco más de 34.000 habitantes tiene parte de culpa de que no salgan las cuentas. En la lista de los países con mayor número de infectados y muertes con relación a su población también aparecen Luxemburgo o Andorra, todos microestados europeos.