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May vuelve a Bruselas tras su ‘travesía por el desierto’ de la última crisis del Brexit
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May vuelve a Bruselas tras su ‘travesía por el desierto’ de la última crisis del Brexit

La primera ministra británica aterriza sin aparentes novedades y sin que la UE tenga ninguna intención de reabrir el acuerdo del Brexit. Pero por intentarlo que no quede

Foto: La primera ministra británica durante su visita a Irlanda del Norte. (Reuters)
La primera ministra británica durante su visita a Irlanda del Norte. (Reuters)

Han pasado muchas cosas en Londres desde la última vez que Theresa May pisó la capital de la Unión Europea. Entonces, en diciembre de 2018, los líderes de los Veintisiete le indicaron a la primera ministra británica que no se podía renegociar el 'backstop' irlandés. Después May comenzó su particular ‘travesía por el desierto’ que le llevó a la mayor derrota de la historia de un Gobierno en Westminster y a una serie de equilibrismos difíciles de sostener en el tiempo. Hoy, tras un periodo lleno de incertidumbres y curvas, May vuelve a Bruselas.

La mala noticia para ella es que mientras en Londres han ocurrido muchas cosas, se ha vivido un torbellino político y se ha visto obligada a intentar volver a unificar a su partido alrededor de una idea sin futuro, en Bruselas no ha cambiado absolutamente nada. Los negociadores, técnicos y diplomáticos europeos han visto todos los acontecimientos del último mes con sorpresa, muchos con preocupación. Pero eso no ha hecho cambiar ni un ápice la postura de la UE.

La estabilidad europea que ha permitido a Bruselas dirigir con mano de hierro las conversaciones con el Reino Unido sigue vigente. Mientras tanto en las últimas semanas Londres volvió a centrarse en el que consideran el mayor de los males del Acuerdo del Brexit: el backstop irlandés, un plan de emergencia para evitar la aparición de una frontera dura en la isla de Irlanda.

Foto: Donald Tusk durante la rueda de prensa de hoy (REUTERS)

La esperanza, ya casi agotada en Bruselas, es que la primera ministra llegue mañana con propuestas nuevas sobre cómo desbloquear la situación. Pero no hay muchas perspectivas de que eso ocurra mañana. Algunas voces señalan a que el escándalo desatado ayer, cuando Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, se preguntó cómo será "el lugar en el infierno reservado" a los arquitectos del Brexit que no pensaron cómo sacar adelante la operación, fue solo una bomba de humo para que los euroescépticos aparten su atención de la miga real de la reunión de hoy.

May, que al mismo tiempo mantiene un diálogo con el líder de la oposición Jeremy Corbyn y con el ala dura de los euroescépticos de su partido, está buscando un equilibrio difícil. Parece que las conversaciones con el líder laborista no están dando resultado, o eso aprecian desde Bruselas, pero la primera ministra sí ha prometido tener en cuenta las peticiones de lo que se ha venido a llamar el “compromiso Malthouse”.

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Eso significa que, si bien la líder conservadora ya da por hecho que el backstop deberá quedarse en el Acuerdo del Brexit, como expresó este martes en su visita a Belfast (Irlanda del Norte), May sí buscaría modificaciones en el mismo. Las peticiones de los euroescépticos van en tres direcciones: o poner una fecha límite al backstop, o establecer una cláusula de salida unilateral del mismo, o que éste consista en tecnología que permita realizar controles aduaneros sin necesidad de una frontera.

Bruselas no está dispuesta a hablar siquiera de algunos de estos asuntos. Y además la Comisión Europea ya ha hecho todo lo que ha podido, según su versión, para recoger las peticiones británicas. Por ejemplo, ya existe una cláusula de salida del backstop, que está recogida en el artículo 20 del protocolo irlandés del Acuerdo del Brexit. Eso sí: es una cláusula que requiere del acuerdo de ambas partes y de la luz verde de un comité conjunto.

placeholder Theresa May y Jean-Claude Juncker durante la última visita de la primera ministra británica. (Reuters)
Theresa May y Jean-Claude Juncker durante la última visita de la primera ministra británica. (Reuters)

La clave está en el futuro

Sobre la posibilidad de eliminar los controles fronterizos con un sistema tecnológico, algo que en 2017 una fuente comunitaria calificó de “pensamiento mágico”, está recogido en la declaración política de relaciones futuras, un documento no vinculante adjunto al Acuerdo del Brexit. Por último Bruselas se niega a hablar de poner una fecha límite al plan de emergencia sobre Irlanda, ya que considera que eso iría en contra del espíritu del propio backstop.

Y la Comisión no irá más allá. Todo lo que parece que podrá obtener Reino Unido serían aclaraciones o documentos adjuntos con compromisos políticos, pero en ningún caso una reapertura del Acuerdo de Retirada.

Ya existe una cláusula de salida del backstop, que está recogida en el artículo 20 del protocolo irlandés del Acuerdo del Brexit

Para entender cualquier actitud de la Comisión Europea hacia Theresa May hay que tener en cuenta que en Bruselas ya no existe mucha confianza en el Gobierno británico. De hecho el Ejecutivo comunitario considera un riesgo para el futuro cualquier cesión en el backstop.

¿Por qué? Dentro de algunos meses cuando Londres esté ya fuera de la UE en caso de que el plan de emergencia tuviera límite temporal o una cláusula de salida unilateral, el Reino Unido podría amenazar con acabar con el backstop si la Unión Europea no le da un acuerdo comercial a la carta que dañe de forma grave a la integridad del mercado único europeo.

Foto: La primera ministra Theresa May durante su discurso ante empresarios en Belfast. (Reuters)

La sensación en la UE es que cualquier ventaja competitiva que el Reino Unido logre respecto a Irlanda del Norte y cualquier instrumento que pueda tener al alcance de la mano que le sirva para amenazar con una frontera dura en el Ulster la utilizarán para intentar obtener un acuerdo comercial ventajoso que fracture la unidad del mercado único.

Teniendo en cuenta que Bruselas hace ese análisis de cualquier ventaja que obtenga el Reino Unido lo que se cree en la capital comunitaria es que se está caminando hacia un escenario deseado por May. Las apuestas están mayoritariamente en el siguiente caso: la primera ministra recoge alguna pequeña concesión y vuelve a presentar el Acuerdo del Brexit a la Cámara de los Comunes a solo unas pocas semanas de abandonar la UE, con muchísima más presión encima de la mesa.

Al mismo tiempo, aunque muchos ven ese plan como la única forma de sacar adelante el acuerdo, casi todo el mundo admite que es una jugada extremadamente peligrosa. Y por eso la UE subraya mucho sus planes de contingencia ante un Brexit sin acuerdo.

Han pasado muchas cosas en Londres desde la última vez que Theresa May pisó la capital de la Unión Europea. Entonces, en diciembre de 2018, los líderes de los Veintisiete le indicaron a la primera ministra británica que no se podía renegociar el 'backstop' irlandés. Después May comenzó su particular ‘travesía por el desierto’ que le llevó a la mayor derrota de la historia de un Gobierno en Westminster y a una serie de equilibrismos difíciles de sostener en el tiempo. Hoy, tras un periodo lleno de incertidumbres y curvas, May vuelve a Bruselas.

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