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Un exaliado clave de Estados Unidos le ha cerrado la puerta. Ahora, Putin puede abrirla
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Del Africom al Africa Corps

Un exaliado clave de Estados Unidos le ha cerrado la puerta. Ahora, Putin puede abrirla

La ruptura con EEUU y la expulsión de los militares franceses deja a la Junta militar nigerina ciega en su lucha contra el yihadismo cada vez más virulento

Foto: El primer ministro de Níger, Ali Mahamane Lamine Zeine. (Reuters/Archivo/Mahamadou Hamidou)
El primer ministro de Níger, Ali Mahamane Lamine Zeine. (Reuters/Archivo/Mahamadou Hamidou)
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La Junta militar que gobierna Níger ha demostrado su prurito nacionalista, pero se ha quedado ciega en la lucha contra el yihadismo que asola al país. El pasado fin de semana, su denuncia del acuerdo de cooperación militar con EEUU significa que se priva del asesoramiento, del apoyo logístico y de sus drones para seguir los pasos de los terroristas y eliminarles.

El Africom, el mando del Pentágono para África, será probablemente sustituido por el Africa Corps, el nombre con el que el presidente Vladímir Putin ha rebautizado al grupo Wagner. Pero no dispondrá de los medios tecnológicos de EEUU y cobrará cara su ayuda en materias primas. Si actúan como en otros países africanos en los que han puesto pie, los mercenarios rusos recurrirán a la violencia indiscriminada.

El auge del yihadismo provoca desestabilización y emigración. Cuatro agencias de Naciones Unidas (el Programa Alimentario Mundial, el Alto Comisionado para los Refugiados, la UNICEF y la Organización Internacional de Migraciones) publicaron la semana pasada un comunicado conjunto en el que advierten del movimiento "sin precedentes" de refugiados del Sahel hacia países de la costa africana a causa del "deterioro de la situación en materia de seguridad".

Su siguiente destino, después de la costa africana, suele ser Europa. Por eso, la inmigración irregular a Canarias aumentó entre enero y el 15 de marzo de este año un 469% (12.393 personas) con relación al mismo periodo del año pasado, según el Ministerio del Interior de España.

Pero desde Níger (26 millones de habitantes), el más pobre de los países del Sahel, ya no es necesario ir hacia el oeste para emigrar. A finales de noviembre, el Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria, es de decir, la Junta militar nigerina, derogó una ley de 2015 que preveía penas de cárcel de hasta 30 años para los traficantes de seres humanos y multas de hasta 45.000 euros. Los condenados por ese delito fueron liberados. Aquella ley fue adoptada, señaló un comunicado de la Junta, "bajo la influencia de algunas potencias extranjeras". La primera fue la Unión Europea.

"Los caminos migratorios reabren en Níger", tituló un largo reportaje el programa radiofónico nigerino Studio Kalangou. "Libia, Libia, Libia", gritan de nuevo al anochecer, en la estación de autobuses de Agadez, los conductores de unas camionetas que, repletas de inmigrantes, cruzan en caravana el desierto del Teneré para adentrarse en ese país aunque, a veces, también ponen rumbo a Argelia.

Foto: Líderes de la Unión Africana durante su último encuentro de julio en Nairobi, Kenya. (EFE/Daniel Irungu)

Agadez, al noreste de Niamey, es de nuevo el trampolín desde donde los "sin papeles" dan el salto a la orilla sur del Mediterráneo. "La ley de 2015 quebró la economía local y esta población, que vivía del negocio migratorio, se consideró perjudicada", comentó Abdeourahamane Tourawa, el alcalde de esta ciudad de 130.000 habitantes, ante los micrófonos de Studio Kalangou. Por eso, cuando se abrogó la ley, "hubo escenas de alegría" en la calle.

Desde Libia los emigrantes suelen dar el salto a Italia, pero, por ahora, los desembarcos en ese país disminuyen después del fuerte auge que experimentaron en 2023 con 157.651 llegadas. En lo que va de año, hasta el 15 de marzo, han puesto pie en Italia 6.560 inmigrantes irregulares, la mayoría procedentes de Libia, un tercio de los que llegaron durante el mismo periodo de 2023. El contraste con el incremento de Canarias, y también de la Península ibérica, es llamativo.

Los reveses para los occidentales en Níger empezaron poco después del golpe de Estado del 26 de julio que derrocó al presidente Mohamed Bazoum, elegido democráticamente en 2021 y que aún permanece secuestrado en su residencia. Primero fue la ruptura con Francia, la antigua potencia colonial y la expulsión de sus 1.400 soldados que secundaban a los nigerinos en la lucha contra el yihadismo.

Foto: Cientos de personas se reúnen en la Puerta del Sol para recibir con las campanadas el Año Nuevo en Madrid (España). (EFE/JP Gandul)

Después le llegó el turno a la UE que había sancionado a los militares suspendiendo ayuda y cooperación con el país del que se había adueñado. Cuando se marchaban en diciembre los militares franceses, la Junta anunció su intención de poner fin a los dos acuerdos de defensa y seguridad con Bruselas. Una misión civil (Eucap) y otra militar (EUMPM) también respaldaban a los nigerinos en su guerra al terrorismo y en la contención de la emigración.

Quedaba, por último, EEUU. Aunque en un primer momento hizo causa común con Francia, la Administración Biden no tardó en mostrarse dispuesta en reanudar su cooperación. Quería a toda costa mantener a sus 1.100 militares que, en su mayoría, operan una base drones cerca de Agadez. Desde la Air Base 201, el Pentágono proporcionaba una valiosa información al Ejército nigerino y también a los franceses en sus campañas de Mali hasta su expulsión del país a principios de 2022.

La labor de EEUU "no guarda relación con la migración, pero es de suponer que sí proporcionaba información de inteligencia cuando hubiese una relación entre terrorismo y el tráfico de seres humanos", explica Beatriz de León Cobo, analista de seguridad especializada en el Sahel. "Y eso lo vamos a perder", se lamenta.

Foto: Soldados marroquíes y marines haciendo maniobras en 2012. (Africom)

Justo después de que el primer ministro nigerino, Ali Mahamane Lamine Zeina, recibiese a la más importante delegación estadounidense que jamás visitó Niamey, el portavoz de la Junta, el coronel Amadou Abdramane, hizo el anuncio en televisión: "Tomando en cuenta las aspiraciones e intereses del pueblo (...) se procede a denunciar con efecto inmediato el acuerdo relativo al estatuto del personal militar de EEUU".

La bofetada fue doble para Molly Phee, secretaria de Estado adjunta para Asuntos Africanos, y el general Michael E. Langley, que está al frente del Africom. No solo sus tropas eran expulsadas, sino que durante su estancia no fueron recibidos por el jefe de la Junta, el general Abdourahmane Tchiani. Al interlocutor que le sustituyó le trasladaron también su preocupación porque Irán pueda comprarles uranio, según el diario Wall Street Journal. Níger es el séptimo productor mundial de ese mineral y el cuarto con mayores reservas.

Romper con EEUU es una decisión de militares "orgullosos, ingratos, irresponsables e incompetentes", reaccionó Hamid Amadou N’gadé, que fue portavoz del presidente depuesto por la Junta. El apoyo de EEUU ha sido "determinante" para equipar al Ejército, formarle, contar con un centro de inteligencia moderno (Agadez), añadió en declaraciones a Radio Francia Internacional. Ahora la Junta va a enviar a sus soldados "al matadero", vaticinó.

En su intervención en televisión el sábado, el portavoz de la Junta dejó claro cuál iba a ser su nuevo aliado: "Níger lamenta la intención de la delegación estadounidense de negar al pueblo soberano nigerino el derecho a elegir a sus socios y tipos de asociación capaces de ayudarle realmente a luchar contra el terrorismo". No nombró a ese socio, pero la retahíla de visitas de estos últimos tiempos apunta a Rusia.

Foto: Un miembro de las fuerzas especiales ucranianas. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

A medida que la Junta rompía amarras con Occidente, se acercaba al Kremlin. El primero en aparecer por Niamey fue, en diciembre, el viceministro de Defensa ruso, Yunús-bek Yevkúroz. Firmó un protocolo sobre el "fortalecimiento de la cooperación en el ámbito de la defensa". Al mes siguiente fue el titular de Defensa nigerino, considerado como el número dos del régimen, Salifou Modi, él que se desplazó a Moscú. Por ahora, a los milicianos rusos del Africa Corps no se les ha visto en Niamey.

Con su ruptura en ocho meses con Occidente, Níger sigue la senda de sus otros dos vecinos del Sahel, Mali y Burkina Faso, también gobernados por militares golpistas que han estrechado lazos con Rusia. Juntos, los tres países se salieron de la Comunidad Económica de Estado de África del Oeste, una organización eficaz, pero que sancionó con dureza a la Junta nigerina.

Juntos, los tres, han fundado una Alianza de los Estados del Sahel que dispondrá de una fuerza conjunta antiyihadista. Falta les hace porque, afiliados a Al Qaeda o al Estado Islámico, los grupos terroristas avanzan sobre el terreno, especialmente en Burkina Faso (23 millones de habitantes) donde los ataques son diarios y el Ejército ha perdido el control de gran parte de las zonas rurales. Lleva camino de convertirse en un Estado fallido.

La Junta militar que gobierna Níger ha demostrado su prurito nacionalista, pero se ha quedado ciega en la lucha contra el yihadismo que asola al país. El pasado fin de semana, su denuncia del acuerdo de cooperación militar con EEUU significa que se priva del asesoramiento, del apoyo logístico y de sus drones para seguir los pasos de los terroristas y eliminarles.

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