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No es Zúrich, es Kigali: cómo la capital de un país de 900 euros de PIB per cápita se ganó el mote
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966 euros per cápita

No es Zúrich, es Kigali: cómo la capital de un país de 900 euros de PIB per cápita se ganó el mote

La capital de Ruanda destaca por su limpieza y seguridad, y busca ser el centro de cumbres mundiales, pero se enfrenta al problema del espacio y el crecimiento demográfico con una población sin recursos

Foto: El Gobierno ha invertido en infraestructuras perfectas que comparan con Suiza. (D. S.)
El Gobierno ha invertido en infraestructuras perfectas que comparan con Suiza. (D. S.)
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En la calle número 5 de Kigali hay una señal clara: "Radar de velocidad más adelante". A los pocos metros, un poste enorme se eleva con una cámara en la separación de los dos carriles a cada lado. A los pocos minutos, un coche de la organización del Tour de Ruanda, el evento ciclista del año, pasa a toda velocidad y dispara la cámara. Probablemente, le quiten la multa, pero no es casualidad que un todoterreno pueda coger más de 60 kilómetros por hora dentro de la ciudad ni que centenares de bicicletas puedan competir a toda velocidad sin percances.

En la capital de Ruanda, las calles suelen tener dos carriles por cada lado, están perfectamente separadas por una mediana con un césped perfectamente cuidado que no impide la visión y el asfalto no tiene ni un solo bache. El tráfico está perfectamente sincronizado con un segundero que respetan con suma pulcritud todos, coches y viandantes, incluidas las populares mototaxis que hasta llevan un casco por ley para el pasajero.

placeholder La calle 5 de Kigali (tienen números, no nombres) con una señal de radar. Más adelante, a la izquierda en la mediana, se observa la torre con la cámara de velocidad. (D. S.)
La calle 5 de Kigali (tienen números, no nombres) con una señal de radar. Más adelante, a la izquierda en la mediana, se observa la torre con la cámara de velocidad. (D. S.)

Al contrario que en países vecinos de África como Kenia y Uganda, en las aceras no se ve ni una mota de polvo, ni un papel, ni un chicle pegado al suelo, con las papeleras que constantemente recuerdan: mantén la ciudad de Kigali limpia.

Ruanda es una anormalidad urbana en África subsahariana. Al país le han apodado la Suiza de África por su parecido montañoso con el país alpino —no en vano, Ruanda es conocido como el país de las mil colinas— y a Kigali la comparan con Zúrich por su orden, limpieza y su empuje por ser una capital mundial de negocios y cumbres.

Sin embargo, hay una enorme diferencia en esta similitud. Suiza tiene un PIB per cápita de más de 93.260 dólares y Ruanda de 966 dólares, 100 veces menos. ¿Cómo es posible, pues, que se las compare y que Kigali esté tan avanzada? "La comparación no es necesariamente porque sea un lugar de altos ingresos, sino porque es limpio, ordenado y funcionan los servicios públicos", asegura el urbanista Tomá Berlanda, quien trabajó hasta 2014 en el país y en 2018 escribió el libro Interpretando Kigali, Ruanda: investigaciones arquitectónicas y perspectivas para una ciudad africana en desarrollo.

Del machetazo a la modernidad urbana

"La ciudad de Kigali nació por accidente", asegura Solange Muhirwa, jefa de Urbanismo en el Ayuntamiento de Kigali. Como la gran mayoría de capitales africanas, esta fue creada en la época colonial en 1907 y no fue hasta la independencia en 1962 cuando se estableció como capital. "Entonces había fábricas cerca de los humedales, los barrios residenciales se amontonaban y no eran seguros", dice Muhirwa.

Hace 30 años, en esas mismas calles que ahora están ordenadas, los grupos Interahamwe de milicias hutu hacían piquetes y asesinaban a machetazos a quien fuese de la etnia minoritaria tutsi. El país estaba roto y todo el trabajo de planificación urbana anterior quedó perdido. "Se tardó un tiempo en aceptar las consecuencias de la tragedia y no fue hasta principios de la década de 2000 cuando el nuevo régimen comenzó a realizar un estudio del país. Casi empezó de cero", asegura Berlanda.

placeholder El centro de la ciudad es peatonal, pero el consistorio busca más espacios públicos y verdes. (D. S.)
El centro de la ciudad es peatonal, pero el consistorio busca más espacios públicos y verdes. (D. S.)

En el año 2000, el Gobierno de Paul Kagame creó el programa Vision 2020, en el que se hablaba de la reconstrucción del país. Uno de los puntos clave era avanzar en la infraestructura, con el desarrollo urbano en el centro. "Era un plan muy visionario, pero lejos de ser perfecto. El marco tecnocrático que es Ruanda hizo posible tomar algunas medidas bastante elaboradas sobre cómo gestionar el crecimiento e imaginar su transformación en un plan espacial", específica. Sin embargo, faltaban urbanistas.

El Gobierno contrató primero a una consultora de Denver, ciudad similar por la altitud y el concepto montañoso. Años más tarde, sin embargo, se pasó a trabajar con urbanistas de Singapur, que pasó a ser un ejemplo. "Singapur se usó como un modelo sobre cómo desarrollar una densidad bastante alta en un espacio limitado. Al tener un sistema bastante regulado de alta densidad y facilitarlo, se crean condiciones para el crecimiento económico", asegura Berlanda, algo que refrenda la jefa de Urbanismo. "Nos fijamos en la experiencia de ciudades como Singapur y Seúl y cómo han solventado su problema de espacio", afirma Muhirwa.

Una ciudad limpia y segura para atraer inversión

Una de las comparaciones de Kigali con Zúrich viene también por la limpieza y la seguridad. A pesar de que no hay ningún índice oficial de limpieza urbana, Kigali es considerada popularmente como la ciudad más limpia de África. "Es nuestra manera de vivir, si ves algo en el suelo, lo recoges y lo tiras a la basura", dice Muhirwa. "Estamos orgullosos de ser la ciudad más limpia de África, pero debemos ser consistentes", añade.

Esa mentalidad se ha inculcado desde el sector público e incluso se enseña en los colegios a los niños, pero en ello ha tenido lugar el polémico plan de Umuganda. Cada último sábado del mes, los ruandeses realizan un servicio comunitario obligatorio de 8 a 11 de la mañana que pasa por limpiar las calles o construir edificios públicos. El férreo control estatal hace más fácil impulsar estas políticas, unido a la alta presencia de policías en las calles que inculca el miedo a no hacer lo debido entre los ciudadanos.

placeholder Kigali se considera la ciudad más limpia de África, y el Gobierno municipal busca mantenerlo con basuras y mensajes por toda la ciudad para no tirar nada al suelo. (D. S.)
Kigali se considera la ciudad más limpia de África, y el Gobierno municipal busca mantenerlo con basuras y mensajes por toda la ciudad para no tirar nada al suelo. (D. S.)

Esa limpieza y seguridad son esenciales en la planificación para atraer inversión. En la Visión 2020 impulsada a principios de siglo, ya se puso como objetivo a medio plazo pasar de una economía centrada en la agricultura a una basada en el conocimiento, apostando por la celebración de grandes eventos. En 2008, Kigali creó el One Stop Center, un lugar donde unificar toda la burocracia para invertir en el país. Ahora se tarda solo 21 días en recibir un permiso de construcción y el proceso es todo digital.

Sin embargo, el reto para Kigali es que con el desarrollo de la ciudad, el incremento del turismo de negocios y la presión demográfica acabe por no haber espacio y los precios sean prohibitivos, de tal manera que se empuje a los locales fuera de la capital.

Mucha gente para poco espacio y con poco dinero

Ruanda es el país de África continental con mayor densidad de población: en un espacio similar a la Comunidad Valenciana, conviven ya casi 14 millones de personas. Kigali tiene el tamaño de Antequera, pero con 1,2 millones de personas y el mayor reto es acomodar el crecimiento demográfico, ya que en la próxima década se espera que aumente en un 50% de la población de la capital. "Lo que planeamos es construir en alto para que podamos crear las suficientes viviendas para la población proyectada", dice Muhirwa.

Sin embargo, un reto que les dificulta la comparación con Singapur es la geografía. Ruanda está en una zona sísmica en el valle del Rift y ha sufrido hasta 10 terremotos de magnitud media en los últimos dos años. A inicios de la planificación, impidieron construir en zonas de más de un 20% de pendiente, pero más tarde se quitó ante el interés para desarrollar la ciudad. "Esto aumenta el coste del material porque hay que crear estructuras verticales que puedan aguantar en una zona sísmica propensa a terremotos", dice Berlanda.

Pero el mayor problema de Ruanda es que sus ciudadanos no tienen el nivel de vida de los suizos. "Se pueden tener muchas buenas ideas de diseño, pero la realidad es que las tasas hipotecarias son inasequibles, los precios de construcción son muy altos, el valor de la tierra es muy alto, por lo que los obstáculos son extremos para facilitar la construcción de bajo costo para ser una ciudad inclusiva", dice Berlanda.

Foto: Misa después de las elecciones en Kenia en 2022. (EFE / Daniel Irungu)

En las ciudades del África subsahariana, seis de cada diez personas viven en asentamientos informales que, en su mayoría, son casas de chapa y sin acceso a servicios básicos como letrinas, agua corriente o luz. En Kigali, a simple vista estos barrios no se ven, pero, si uno hurga hacia las afueras, puede ver casas informales en las laderas de las montañas, aunque están construidas normalmente con paredes de piedra, no de chapa, y no están tan congestionadas.

"Los llamados asentamientos informales no son en absoluto los que se encuentran en otras zonas como el de Kibera, en Nairobi", dice Berlanda. "Hay una cuestión de informalidad y formalidad en la cuestión de la tenencia de la tierra, ya que no había títulos de propiedad, pero no se parecen", asegura.

Durante años, el Gobierno ha buscado quitarse de encima estos asentamientos informales, pero no ha funcionado. "Nos dimos cuenta de que expropiarlos de sus casas y darles dinero en mano como compensación no funcionaba porque se iban a otro lugar y se creaba otro asentamiento informal", dice Muhirwa.

Ahora, el consistorio admite que "está corrigiendo errores del pasado". La estrategia es poco a poco construir apartamentos con más viviendas en el mismo lugar, ofreciendo una nueva casa como compensación en la misma zona, pero con mejores servicios. "En el asentamiento de Mpazi, comenzamos con una prueba piloto en 2017, y donde antes había tres viviendas construimos diez, pudiendo alojar a siete familias más. Donde vivían esas siete familias hicimos un edificio con 27 apartamentos, añadiendo 17 familias. En ese lugar donde había 17 casas, pasamos a 56 unidades, y así continuamos escalando", explica Muhirwa.

Foto: Coreógrafos actúan en el estadio olímpico de Ebimpe durante la inauguración por el presidente marfileño, Alassane Ouattara. (EFE/Legnan Koula)

El consistorio cuenta con una financiación de la Unión Europea y de la agencia de desarrollo francesa de 56 millones de euros para mejorar cuatro asentamientos, entre ellos el de Mpazi. Aun así, las casas no vendrán gratis para los ciudadanos. La intención del Gobierno es ofrecer un alquiler especial por debajo del mercado para mantener a la gente.

"Tenemos que construir vivienda asequible si no queremos que Kigali sea una ciudad fantasma sin barrios", dice Muhirwa. Para hacerlo, están construyendo edificios de ladrillo caravista con muros de carga, más baratos, para lo que reciben soporte técnico de la agencia de cooperación suiza. La urbanista admite que se han fijado en los modelos europeos de distintos países sobre vivienda social en las últimas décadas. "Tenemos que hacer que sigan viviendo ahí, pero en condiciones mejoradas. Si no, la ciudad se convertirá en un reducto para ricos".

La urbanista asegura que tiene grandes planes para la ciudad, pero costarán tiempo. "Queremos que haya barrios de rentas variadas, que no se creen guetos económicos y tengan usos mixtos, porque ahora en el centro solo hay oficinas y de noche no hay nadie", dice. "Ah, y crear más calles peatonales, carriles bici y más parques, que no tenemos muchos espacios públicos", cuenta ilusionada.

En la calle número 5 de Kigali hay una señal clara: "Radar de velocidad más adelante". A los pocos metros, un poste enorme se eleva con una cámara en la separación de los dos carriles a cada lado. A los pocos minutos, un coche de la organización del Tour de Ruanda, el evento ciclista del año, pasa a toda velocidad y dispara la cámara. Probablemente, le quiten la multa, pero no es casualidad que un todoterreno pueda coger más de 60 kilómetros por hora dentro de la ciudad ni que centenares de bicicletas puedan competir a toda velocidad sin percances.

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