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Túneles secretos debajo de una sinagoga en Nueva York: "Viven en un mundo aparte"
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Judíos jasídicos ultraortodoxos

Túneles secretos debajo de una sinagoga en Nueva York: "Viven en un mundo aparte"

Bajo una famosa sinagoga de Brooklyn, un grupo de judíos ultraortodoxos del movimiento jasídico ha cavado un túnel secreto de 20 metros. Fue intervenido por la policía

Foto: Imágenes del altercado en Nueva York entre la policía y la comunidad judía. (EC)
Imágenes del altercado en Nueva York entre la policía y la comunidad judía. (EC)
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Poco a poco se va despejando la incógnita de quién, cómo y por qué cavó un túnel secreto de 20 metros bajo una famosa sinagoga de Brooklyn frecuentada por judíos ultraortodoxos. Un episodio que se ha resuelto con el uso de la fuerza policial y que obliga a colocar la lupa en esta comunidad religiosa, los judíos jasídicos, que vive según sus estrictas y sagradas reglas, y que en ocasiones choca con las autoridades gentiles que detentan el poder terrenal en Nueva York.

Según The New York Post, los autores de este túnel son un grupo de adolescentes extremistas que actuaron de espaldas a la dirección de la sinagoga. Se trataría de miembros rebeldes de una rama del movimiento jasídico empeñada en llevar a cabo los designios del legendario rebbe Menachem Mendel Schneerson, fallecido en 1994, a los 92 años, después de dirigir durante más de cuatro décadas la secta jasídica conocida como Chabad-Lubavitch. Pero mejor empecemos por el principio.

El judaísmo jasídico es un movimiento de renovación, o de purificación religiosa, nacido en el siglo XVII en el hoy extinto Gran Ducado de Lituania. Sus sucesivos líderes espirituales, llamados rebbe, fueron moviendo la sede de la comunidad al compás de los pogromos desatados en los territorios de las actuales Polonia, Ucrania y Rusia. En 1940 los jasídicos cruzaron mares y océanos y hoy residen sobre todo en Israel y en Estados Unidos, donde tienen su cuartel general, en Brooklyn.

El cuerpo doctrinal del jasidismo es complicado y sigue siendo presa de polémicas teológicas. Baste decir que hasid significa piadoso, y que la idea fundamental de sus diferentes ramas es vivir lo más acorde posible con las sagradas escrituras. Así, las familias jasídicas se reproducen en grandes números siguiendo las sugerencias divinas; la mayoría de las mujeres se dejan el pelo largo hasta que se casan, entonces se lo suelen afeitar o tapar con una peluca para que nadie pueda apreciarlo; los hombres se visten todos igual, con un largo gabán negro, sombrero de ala ancha del mismo color y barba. Una señal de austeridad, independencia y distinción.

Foto: Judíos de Nueva York. (EFE) Opinión

Algo que suele llamar la atención a los gentiles son las guedejas o tirabuzones de los jasídicos. Estas mechas de pelo que se dejan crecer bajo las sienes se llaman payos y obedecen a un pasaje de la Biblia en el que se dice que un hombre no debe de "redondear las esquinas de su cabeza". Dado que bajo la sien hay tres protuberancias que operan el hueso cigomático, es ahí donde estaría dicha esquina. Y lo adecuado, por tanto, es dejarla intacta: no rasurarla. Para resaltar esta señal de devoción, es común rizar estas mechas usando agua con azúcar o zumo de limón, y luego enroscándolas con un lapicero hasta que el pelo se seca.

A veces las prácticas jasídicas afloran en la prensa. Entre septiembre de 2019 y febrero de 2020, por ejemplo, se dieron al menos cuatro casos de recién nacidos hospitalizados con herpes en la ciudad de Nueva York. Todos tenían algo en común, habían sido circuncidados mediante el rito de metzitzah b’peh, o succión oral. En otras palabras: la saliva del mohel, la persona encargada de practicar la circuncisión, había pasado el herpes a los bebés, que, a esas edades, corren el riesgo de morir o de padecer daños en el cerebro. El ayuntamiento declaró que "la difusión del herpes neonatal por la circuncisión ritual es un riesgo de salud pública".

La comunidad jasídica está dominada por el rebbe, una figura diferente a la del rabino. El rebbe tiene un componente místico, carismático, y su rol en la sociedad jasídica es mucho más amplio y diverso que el de otros sacerdotes. Además de oficiar las ceremonias y las fiestas, el rebbe interpreta las dudas que puedan surgir en el Talmud o en la Torá, da consejo vital y profesional y participa en el fomento de las instituciones educativas. Cada uno de estos demiurgos, de conductos entre las personas y Dios, tiene una serie de particularidades, pertinentes por ejemplo a la forma de vestir o al tipo de sombrero, que sus seguidores siguen con fidelidad.

Dentro de los jasídicos hay varias ramas o sectas, cada una de ellas bautizada en función de la ciudad europea en la que nacieron. Están los Vien (de Viena), los Satmar (de la localidad rumana de Satu Mare) y la secta que nos compete: la de Chabad-Lubavitch, originaria de la localidad de Lubavitch, en la actual Bielorrusia. Cada una de estas ramas jasídicas cuenta con su propio rebbe.

Es un cliché decir que los jasídicos "viven en un mundo aparte", pero no hay mejor manera de describirlo. Cuando uno se adentra en un barrio jasídico los niños, que ya tienen su kippah y sus guedejas, lo miran como a un viajero espacial aterrizado por error en el Planeta Tierra. Las familias numerosísimas campan por las calles o se asoman a las ventanas enrejadas. Todo está en hebreo o en yiddish, y la vida transcurre al 100% dentro de la comunidad. La propensión a aislarse es tan grande que los jóvenes jasídicos no suelen estudiar una carrera, sino que desempeñan sencillos oficios que les permiten pasar el resto de sus días en compañía jasídica.

A veces el gentil se roza con este mundo. Si uno visita un hospital en alguno de los barrios de Brooklyn donde viven los jasídicos, que son Crown Heights, South Williamsburg y Borough Park, verá que tienen dos tipos de ascensor: el ascensor gentil y el ascensor del Shabbat. La diferencia es que el ascensor del Shabbat está programado para detenerse los sábados, al subir y bajar, en cada una de las plantas. Una manera de proporcionar a los judíos ultraortodoxos la opción de no apretar el botón, dado que los sábados no está permitido trabajar. Y accionar un mecanismo, así como conducir o cocinar, sería considerado, técnicamente, trabajo.

A la polémica del herpes neonatal y de los enfrentamientos con la policía neoyorquina, en 2020, cuando jóvenes jasídicos se negaban a seguir las prevenciones contra el covid y llegaron a quemar cientos de mascarillas en una pira, se ha unido ahora la del túnel secreto. Resulta que, a finales del año pasado, varios adolescentes empezaron a cavar un túnel para conectar la sinagoga de la secta Chabad-Lubavitch de Crown Heights con un espacio vacío adyacente. Los jóvenes afirmaron que la sinagoga estaba saturada y necesitaba más capacidad, y, además, este había sido uno de los deseos del fallecido rebbe Schneerson.

Foto: Protesta a favor de Israel en Madrid el pasado 10 de octubre. (Reuters/Juan Medina)

El pasado lunes la policía recibió una llamada acerca de unos jóvenes que estaban dañando un muro junto a la sinagoga. Según la agencia Associated Press, los agentes se personaron en el lugar y trataron de parlamentar con los jasídicos extremistas. Estos no cooperaron, la policía usó espray de pimienta, esposó a uno de ellos y varios se rebelaron, provocando la detención de nueve personas de entre 19 y 22 años.

Los jóvenes renegados, adscritos varios de ellos a la creencia mágica de que el rebbe Schneerson sigue vivo, habían usado herramientas simples y sus propias manos para cavar el túnel secreto. Una fuente describe al Post cómo estos chicos sacaban la arena de los túneles en sus bolsillos, como el protagonista de la película Cadena Perpetua. Incluso habrían contratado a inmigrantes para que los ayudaran. La entrada del túnel, que inspiró miles de memes y comparaciones en las redes con la manera de operar de Hamás en la Franja de Gaza, fue tapado con un camión.

Quienes visiten Nueva York pueden encontrarse fácilmente con estos jóvenes seguidores del rebbe Schneerson. Por lo general se posicionan en parejas en lugares muy concurridos de Manhattan y preguntan casi a todos los caucásicos: "¿Eres judío?". Si la respuesta es afirmativa, tienen un mensaje para ti: el rebbe, cuyo rostro de ojos azules y versada barba blanca empapela docenas de farolas de Brooklyn, va a volver. Una de las particularidades de esta secta jasídica es que no acaba de creer en aquello del aislamiento. Y ha salido a reclutar nuevos fieles.

Poco a poco se va despejando la incógnita de quién, cómo y por qué cavó un túnel secreto de 20 metros bajo una famosa sinagoga de Brooklyn frecuentada por judíos ultraortodoxos. Un episodio que se ha resuelto con el uso de la fuerza policial y que obliga a colocar la lupa en esta comunidad religiosa, los judíos jasídicos, que vive según sus estrictas y sagradas reglas, y que en ocasiones choca con las autoridades gentiles que detentan el poder terrenal en Nueva York.

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