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Nueva York se está hundiendo por su propio peso: ¿la gran manzana tiene los días contados?
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Nueva York se está hundiendo por su propio peso: ¿la gran manzana tiene los días contados?

Hogar hoy de 8,8 millones de personas, sus calles están conformadas por 1.084.954 edificios que, en total, alcanzan un peso de 764 mil millones de kilogramos

Foto: Vista aérea de la ciudad de Nueva York. (iStock)
Vista aérea de la ciudad de Nueva York. (iStock)

Una de las escenas más impactantes del cine muestra a la famosa estatua de la libertad hundida a orillas de una playa. En efecto, ese final de El planeta de los simios venía a presentarnos una posible inmersión apocalíptica: nada más figurativo que un gran símbolo cultural pasado por agua. Pues bien, resulta que quizás el apocalípsis que Franklin J. Schaffner imaginó en 1968 no sería tan ficticio ni estaría tan lejos.

Hogar hoy de 8,8 millones de personas, la ciudad de Nueva York ha sido epicentro del mundo paralelo del cine. En la realidad, la ciudad más poblada de los Estados Unidos es también epicentro de un mundo que la mira como núcleo de los grandes avances sociales, un hervidero de todo lo "moderno". ¿Qué hay más enigmático, en este sentido, que su enorme masa de rascacielos y edificios de todo tipo?

Foto: Fuente: iStock

Resulta que una nueva investigación publicada el pasado 8 de mayo en Earth's Future sugiere que sus cimientos ya no pueden sostener tanto peso: mientras sobre el asfalto sus ciudadanos y ciudadanas, y todos los turistas que acuden a ella, la recorren a ritmo frenético, se está ejerciendo presión sobre la tierra que ocupa. El asunto no es baladí.

placeholder Nueva York. (iStock)
Nueva York. (iStock)

764 mil millones de kilogramos

Los objetivos de los científicos detrás de la nueva investigación no eran otros que tratar de comprender cómo el peso de una ciudad en sí misma podría contribuir al aumento del nivel del mar local. Nueva York era para ello una ciudad digna de estudio. "Solo en el bajo Manhattan, casi parece que hemos construido una cadena montañosa, por lo que todo ese peso también está presionando hacia abajo", explica el autor principal, Tom Parsons, geofísico del Servicio Geológico del país norteamericano.

Los investigadores hallaron que todos los edificios de Nueva York alcanzan 764 mil millones de kilogramos de peso sobre el suelo

El rumbo de esta presión estaría aumentando los riesgos de inundación, y demostrando que el peor de los futuros ya se está llevando a cabo. Para dar con conclusiones, el primer paso de los investigadores fue analizar el peso de la ciudad, o mejor dicho, el de los 1.084.954 edificios que conforman los cinco condados, como señalan desde Scientific American.

Parsons y sus compañeros mapearon la ciudad en una cuadrícula. Tras ello, consultaron una base de datos que incluía la huella y la altura total de cada edificio de la ciudad. Usaron códigos de construcción para estimar el peso en cada cuadrado de dicha cuadrícula. Así, encontraron que todos los edificios de Nueva York alcanzan un total de 764 mil millones de kilogramos. No es un peso perfectamente exacto, eso sí (de hecho, el equipo prefirió obviar el peso de las carreteras y las aceras). No obstante, como explica Parsons, "nos da una idea aproximada de cuál es la concentración de edificios".

Una expansión artificial... y peligrosa

A continuación, los investigadores mapearon la geología de la ciudad: en algunos vecindarios, como el centro de Manhattan, el núcleo rocoso se encuentra cerca de la superficie, y hay relativamente poca tierra para comprimir. Esto lo hace menos susceptible al hundimiento inducido por el peso. Mientras tanto, en otras áreas como a lo largo de la costa sur de Brooklyn, la ciudad se ha expandido de manera artificial. Según estos expertos, ese relleno artificial puede consistir en una variedad de materiales, pero en cualquier caso es más vulnerable a la presión de cualquier masa sobre él porque no es tan compacto como el paisaje natural.

placeholder (Foto: iStock)
(Foto: iStock)

Los investigadores introdujeron sus mapas de distribución de edificios y tipo de suelo en un conjunto de modelos diseñados para predecir cómo responden las diferentes geologías a la presión. Los resultados les permitieron detectar áreas donde el hundimiento por el propio peso de la ciudad podría ser particularmente constante.

Finalmente, observaron los datos satelitales para ver cuánto se había hundido realmente en la ciudad durante la última década: la cifra media reflejaba que viene descendiendo bajo sí misma entre uno y dos milímetros por año.

¿Ganarle terreno al mar?

Hoy en día, alrededor del 40% de la población mundial ya vive dentro de los 100 kilómetros de las costas del mundo, "ganándole terreno al mar", como suele decirse. Para 2050, se espera que hasta el 70% de las personas viva en una ciudad. ¿Qué significa esto? Que las ciudades que ya son vulnerables al aumento del nivel del mar por causa directa del cambio climático, también afrontan los dilemas de su propio peso.

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(iStock)

El estudio se presenta así como un recordatorio de los problemas que se están desarrollando en las ciudades costeras. Aunque gran parte de la ciudad de Nueva York goza de una base sólida, otras ciudades se encuentran en una situación más peligrosa. "La mayoría de las ciudades costeras de todo el mundo se están expandiendo de manera significativa", señala al respecto Parsons, que concluye destacando que "es probable que sea una preocupación creciente, dado ese tipo de cambio en la distribución de las personas".

Con todo ello, hay que tener en cuenta que el hundimiento general incluye otros factores, además del peso urbano, por lo que comparar los modelos con las observaciones satelitales solo muestra dónde el peso de la ciudad podría representar un peligro mayor de hundimiento.

Una de las escenas más impactantes del cine muestra a la famosa estatua de la libertad hundida a orillas de una playa. En efecto, ese final de El planeta de los simios venía a presentarnos una posible inmersión apocalíptica: nada más figurativo que un gran símbolo cultural pasado por agua. Pues bien, resulta que quizás el apocalípsis que Franklin J. Schaffner imaginó en 1968 no sería tan ficticio ni estaría tan lejos.

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