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La encrucijada democrática de Taiwán: estas son las elecciones donde se juega la "paz" mundial
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Sombras en los comicios

La encrucijada democrática de Taiwán: estas son las elecciones donde se juega la "paz" mundial

El 2024 es un año cargado de comicios. Desde Estados Unidos hasta Rusia pasarán por las urnas. Sin embargo, la isla de Taiwán vivirá una de las elecciones que más preocupan a la comunidad internacional y a la seguridad global

Foto: Hou Yu-ih, candidato a la presidencia de Taiwán por el principal partido de la oposición. (Reuters/Ann Wang)
Hou Yu-ih, candidato a la presidencia de Taiwán por el principal partido de la oposición. (Reuters/Ann Wang)
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Es posible que las elecciones que se van a producir en 2024 puedan definir la próxima década. Estados Unidos e India, la pantomima rusa, la cuarta transformación de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sin AMLO en México, la confirmación del personal liderazgo de Bukele en El Salvador y su estilo ¿contagioso? al entorno, el debate de si poner o no poner urnas en Ucrania... tienen y tendrán un enorme peso específico, global y regional. Sin embargo, la primera de todas las citas con las urnas, este 13 de enero, puede que sea la que de verdad marque el destino próximo del planeta.

Taiwán celebra unos comicios que pueden, según llevan años alertando los analistas internacionales, desencadenar la tercera Gran Guerra. China y Estados Unidos, principalmente, están muy atentos a lo que ahí suceda.

Con Taiwán ocurre lo de la vieja fábula del pastor que alertaba de que venía el lobo. Se lleva tantos años hablando de este conflicto, que en los últimos 15 meses alcanzó sus cuotas de mayor tensión con las constantes maniobras militares de Pekín alrededor de la isla, que buena parte de la población taiwanesa se ha acostumbrado a los "ladridos" de su vecino y no los toma del todo en serio.

La isla está fuertemente polarizada, con dos bandos que se presentan con opciones de ganar las elecciones, apadrinados cada uno por las dos superpotencias. El gubernamental Partido Progresista Democrático, por un lado, favorable a conseguir una completa independencia de China, de la que ya goza a nivel interno, pero que no se traduce en su reconocimiento internacional, y el opositor Kuomintang, favorable a estrechar lazos con el Gobierno de Xi Jinping, son las dos únicas opciones reales para ocupar la presidencia.

Foto: El candidato Lai Ching-te durante la campaña electoral en Taiwán. (EFE/ Daniel Ceng)

Es decir, desde una visión puramente internacional, los taiwaneses deben elegir entre convivir con la sombra de Washington o la de Pekín. "Resolver el problema de Taiwán es asunto del pueblo chino, y depende del pueblo chino decidir. Insistimos en esforzarnos en la perspectiva de la reunificación pacífica con la mayor sinceridad y los mejores esfuerzos, pero nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza y ​​nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias", declaró el presidente Xi.

El presidente Joe Biden, por su parte, ha mantenido una postura cambiante en estos meses, en la que él mismo se ha matizado en diversas ocasiones, y que se traduce en que EEUU apoya la independencia de Taiwán y que se mantenga el actual statu quo con China a la vez. En septiembre de 2022, en el progama 60 minutes de la CBS le preguntaron a Biden si "soldados estadounidenses defenderían Taiwán en caso de ataque de China". "Sí", contestó él.

Pero además, tras esa elección entre ser "socio" de Washington o Pekín, el votante taiwanés se juega su sistema democrático o convertirse a la larga en un nuevo Hong Kong y la fallida promesa china de "un país y dos sistemas". La isla, como pudo comprobar El Confidencial en una serie de reportajes, está llena de inmigrantes hongkoneses que atestiguan que el viejo eslogan chino es un anzuelo que luego no se cumple. Muchos de los acuerdos firmados con Reino Unido en la declaración de soberanía, que garantizaban el mantenimiento de ciertas instituciones y procesos democráticos en Hong Kong durante 50 años, han sido abolidos por Pekín. Los taiwaneses conocen ese ejemplo de primera mano y saben, por tanto, que la vía de los dos sistemas es una entelequia.

placeholder Ko Wen-je, candidato presidencial del Partido Popular de Taiwán (TPP). (Reuters/Ann Wang)
Ko Wen-je, candidato presidencial del Partido Popular de Taiwán (TPP). (Reuters/Ann Wang)

La polarización es también generacional y física. Los jóvenes urbanitas prefieren votar por el PPD o el Partido Popular, el tercer partido al que las encuestas dan un 15% de votos, y los mayores y en algunas zonas rurales optan más por la opción conservadora del Kuomintang (KMT). Taiwán ha conseguido en poco tiempo tener todos los vicios y virtudes del resto de democracias del globo.

¿Cómo se llega entonces a estos comicios? "Las elecciones presidenciales en Taiwán están bastante reñidas. El PPD no puede afirmar que las ganará. Según las últimas encuestas de esta mañana (martes, 2 de enero), el PPD tiene un 38,9% de votos y el KMT, un 35,8", explica a El Confidencial Philippe Tzou, un analista taiwanés que trabaja en la isla con diversos organismos europeos.

Efectivamente, el gobierno de Tsai Ing-wen, que cumple su segundo mandato y no puede volver a presentarse, ha ido desgastándose a nivel interno y perdido apoyos. Sin embargo, su sucesor como candidato, el actual vicepresidente, Lai Ching-te, considerado un pro-independentista muy cercano a Estados Unidos, parte como favorito a sucederla, entre otras cosas, por la división de la oposición. Hasta el último momento, el KMT, que encabeza Hou You-ih, y el Partido Popular (PP), del populista exalcalde de Taipéi, Ko Wen-je, estuvieron negociando una candidatura conjunta que acabó desquebrajándose ante las cámaras de todo el país por lo que pareció un problema de reparto de poltronas.

Foto: Avión de combate de Taiwan Native Defense durante unas pruebas. (EFE)

A Wen-je las encuestas le dan alrededor de un 15% de los votos que podrían cambiar en un último momento si ocurre el fenómeno del llamado voto útil, al menos en la elección presidencial, ya que la votación incluye la composición separada del legislativo. ¿A quién podrían ir esos votos? En un sentido, se podría pensar que al KMT, con los que estuvo muy cerca de cerrar un acuerdo, pero el perfil del votante del PP es, sin embargo, más cercano al PPD. "Tengo amigos que van a votar a Wen-je. Es un candidato que dice cosas muy estrafalarias, usa mucho las redes sociales y conecta muy bien con algunos jóvenes", nos dice Shelly, una joven taiwanesa de Taipéi que trabaja como traductora del mandarín.

El escenario probable parece el del triunfo de Lai, pero con un Parlamento sin mayoría donde la gobernabilidad se antoja muy complicada para sacar adelante leyes. No conviene, sin embargo, anticipar futuribles. La corta historia democrática de Taiwán tiene en su memoria aquellos comicios de 2004 en los que la previa a la jornada electoral se produjo un intento de asesinato de los candidatos del PPD, Chen Shui-bian y Annette Lu, que acabó provocando el vuelco a las encuestas y la primera victoria de los entonces víctimas. Ese suceso, que desde el KMT se calificó como de "teatro" y "fake news", agrandó la enorme brecha social entre ambas formaciones y la sensación, que existe aún hoy, de que hay partido hasta el último segundo.

Quizá por eso ha sido una campaña de perfil bajo en la que todos los candidatos han pretendido en el apartado internacional no asustar y sí que asustara el otro sobre la relación de Taiwán con China y EE.UU. El PPD ha rebajado el uso del lenguaje independentista y abogado por una buena relación con Pekín. El KMT ha garantizado que con ellos se mantendrá el actual status quo y mejorarán las relaciones con China, pero sin deteriorar las estrechas relaciones con Washington.

"No creo que sea blanco o negro. Si el PPD gana las elecciones, Taiwán continuará lo que ha estado haciendo en los últimos ocho años"

¿Votar por el PPD es votar por una futurible independencia internacional y votar por KMT es votar por una futura integración con China? "No lo creo. Existe un grado significativo de convergencia entre las políticas del PPD y del KMT en el tema China. Ambos están a favor de preservar el status quo a través del Estrecho, pero el PPD favorece relaciones más estrechas con Estados Unidos, mientras que el KMT apoya vínculos más estrechos con Beijing, tanto política como económicamente", responde a este periódico Wen Ti Sung, profesor universitario y analista político especializado en el triángulo China, EEUU y Taiwán.

"No creo que sea blanco o negro. Si el PPD gana, Taiwán continuará lo que ha estado haciendo en los últimos ocho años: emanciparse y comunicar la posición e identidad de la isla en el mundo mientras se asegura de no provocar demasiado a China. Si el KMT gana, eso tampoco significa que Taiwán se convertirá en parte de China, ya que el candidato es un nacido taiwanés y no se inclinará ante China como un sirviente. Creo que las tensiones sí serán diferentes. Si el PPD gana, las tensiones continuarán, si lo hace el KMT se aliviarán. El KMT todavía se llama oficialmente 'Partido Nacionalista Chino', por lo que la República Popular China prefiere tratar con el KMT como gobierno de Taiwán. Mientras que el PPD seguirá evitando al gobierno de la República Popular China y no intentará ningún acercamiento", opina por su parte Tzou.

placeholder Partidarios de Hou Yu-ih. (Reuters/Ann Wang)
Partidarios de Hou Yu-ih. (Reuters/Ann Wang)

La defensa de los valores democráticos forma parte de esa compleja relación con China. Hay una generación de taiwaneses que se ha acostumbrado desde 1996 a que su voz cuenta para decidir su futuro. "Taiwán se encuentra en una situación muy difícil. Éste es el destino del pueblo taiwanés que no puede escapar de la colonización continua después de la Segunda Guerra Mundial. Desde la llegada de democracia, Taiwán se ha enfrentado a la amenaza de la fuerza de China, que es una guerra contra valores muy importantes como los derechos humanos, libertad y democracia. La paz no se puede construir en la jaula autoritaria de la violencia y debemos hacer todo lo posible para desarrollar el poder para defendernos", explica por su parte Chung-hua Lin, profesora de Historia de la Universidad de Taipéi e investigadora de la ex Comisión de Justicia Transicional.

¿Tiene más peso en el voto China, EEUU o los asuntos internos? "Los votantes taiwaneses votarán basándose en la postura de los candidatos presidenciales sobre la política hacia China. En este sentido, el partido gobernante PPD todavía parece gozar de un apoyo significativo, pero la insatisfacción de los votantes contra las políticas económicas y sociales internas del PPD significa que pueden castigarles no dándole la mayoría legislativa. Los votantes de Taiwán apoyarán a quien pueda preservar de manera más creíble el status quo, y es poco probable que apoyen cambios drásticos en cualquier dirección", opina Wen Ti Sung.

El fantasma chino en el espectro de Taiwán es constante. Son múltiples las denuncias desde el entorno del PPD sobre sus espías, pagos a movimientos y líderes sociales, trabajo oculto en las universidades, desinformación en redes sociales…

Foto: Un avión sobrevuela Taiwan en una imagen de archivo. (Reuters/Ritchie B . Tongo)

Pekín, por su parte, ha querido también rebajar tensiones en las últimas semanas y ser discreto en sus amenazas de cohesión por la fuerza para no alentar el voto independentista y joven de una sociedad que se ha acostumbrado a tener voz en la toma de decisiones. Las amenazas de Pekín más que amedrentar rellenan las urnas del PPD. "Es un buen momento para observar el proceso democrático de Taiwán que está mostrando que tiene votantes maduros que no se dejarán intimidar por todos esos aviones militares de la República Popular China que sobrevuelan desde la crisis del verano pasado. Es una insinuación que simplemente intensifica la propia voluntad de la isla de mantener su independencia de facto", dice Tzou que apuesta por un conjunto de factores para decidir unos, parece, reñidos comicios: "Muchos elementos electorales son actualmente temas candentes: el salario mínimo, la vivienda social y la energía, nuclear o no son debates importantes. La paz en el estrecho de Taiwán sigue siendo un factor clave, y las últimas elecciones locales, donde hubo una enorme pérdida del PPD, lo reflejaron, pero definitivamente no es el único factor".

La isla es un caso realmente extraño en el globo. Un país completamente independiente de facto que no puede hablar de que se le reconozca internacionalmente esa independencia para no desencadenar un conflicto que desde fuera algunos ven inevitable y desde dentro se ve improbable. "Taiwán funciona independientemente como entidad política, incluso si el nombre del país es 'República de China' y no es aceptado por la mayoría de los países de la comunidad internacional, como muestra su desempeño económico. Incluso durante la epidemia de covid, el ingreso nacional ha superado al de Japón y Corea del Sur. El pasaporte de Taiwán todavía disfruta de más derechos de paso que el pasaporte de la República Popular China. Subjetivamente, todavía hay muchos grupos de ciudadanos comprometidos con la independencia de Taiwán y continúan promoviendo el uso de Taiwán como nombre del país y la formulación de una nueva constitución", explica Lin.

¿Hong Kong es un ejemplo en el que mirarse? "Solo un sistema nacional verdaderamente independiente puede garantizar que la democracia, el estado de derecho, los derechos humanos y los valores de libertad puedan convertirse en el estilo de vida del pueblo taiwanés. Hong Kong ha dado un ejemplo muy triste a Taiwán y debemos recordar los sacrificios de Hong Kong", concluye la profesora de historia.

Pekín ha dejado claro que quiere que Taiwán, como dicta la declaración de El Cairo durante la II Guerra Mundial, forme parte de su territorio

Hay casi 20 millones de votantes, de origen y cultura mayoritariamente china, que deben decidir en las urnas su futuro. Si Taiwán es parte de China, como mantiene Pekín, los taiwaneses son los únicos chinos en la historia que han elegido con sus votos a sus gobernantes. Hay una generación joven que ha nacido ya en una democracia que no quiere perder. "Los jóvenes queremos votar. Tengo amigos que viven en el extranjero y que han comprado su billete de avión para poder elegir nuestro Gobierno. Solo puedes votar presencialmente. Cuesta mucho dinero y sacrificio venir, pero creen que es importante hacerlo", manifiesta la joven Shelly.

El próximo sábado por la noche se podría saber ya el vencedor. Asegurar que uno u otro resultado vayan a desencadenar ya una guerra sería irreal. Lo que sí seguro producirá es un acercamiento o alejamiento mayor entre EEUU y China. Taiwán es el principal escollo diplomático en sus relaciones bilaterales y en su sí declarada guerra económica.

Pekín ha dejado claro que quiere que Taiwán, como dicta la declaración de El Cairo durante la II Guerra Mundial, en 1943, forme parte de su territorio. EEUU y Gran Bretaña apoyaron eso entonces, pero apoyaban a una China, la del dictador Chiang Kai-shek, que no era la de Mao y el actual Partido Comunista. Chiang Kai-skeh acabó perdiendo la guerra civil con Mao y refugiándose en la isla y creando esta extraña realidad de la República de China, hoy Taiwán, que nadie sabe ahora dónde colocar. Reconocida hoy China como entidad internacional, Taiwán ha quedado en un limbo legal. Pekín apela a su derecho soberano y Taipéi a su derecho de autodeterminación. El actual status quo no confirma ni una cosa ni la otra. ¿Se puede mantener eternamente una solución que no satisface a nadie?

Es posible que las elecciones que se van a producir en 2024 puedan definir la próxima década. Estados Unidos e India, la pantomima rusa, la cuarta transformación de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sin AMLO en México, la confirmación del personal liderazgo de Bukele en El Salvador y su estilo ¿contagioso? al entorno, el debate de si poner o no poner urnas en Ucrania... tienen y tendrán un enorme peso específico, global y regional. Sin embargo, la primera de todas las citas con las urnas, este 13 de enero, puede que sea la que de verdad marque el destino próximo del planeta.

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