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Si quieres romper el orden establecido, la revolución empieza en la peluquería
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Cómo utilizar Just For Men para gobernar

Si quieres romper el orden establecido, la revolución empieza en la peluquería

Boris Johnson, Donald Trump, Javier Milei y Geert Wilders. El pelo de los líderes políticos ha llamado casi más la atención que sus propuestas políticas. Cuatro peinados que forman un fenómeno

Foto:  Ilustración: S. Sisqués.
Ilustración: S. Sisqués.
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En 2008, Boris Johnson recibió dos buenas noticias. La primera, por parte de los votantes que le convirtieron en alcalde de Londres. La segunda, el de la marca cosmética Brylcreem, que eligió su cabello como "el mejor" entre cualquier otra celebridad británica. "Estoy desconcertado, pero encantado por este premio. Me temo que el peinado de Johnson es imposible de imitar, ya que es producto de fuerzas aleatorias y competitivas de la naturaleza", dijo el entonces alcalde.

Todavía faltaban 11 años para que se convirtiera en primer ministro de Reino Unido, un cargo para el que en ocasiones su pelo rubio peinado al aire y sus extravagancias llamaban más la atención que su trabajo como líder político. Tampoco pasaban desapercibidos sus estilismos, sobre todo los que elegía para salir a correr. Bermudas con estampados tropicales o de animales y trajes que no eran de su talla o que pocas veces estaban bien planchados. Pero nada ha llamado más la atención que su pelo. "Es un arma que ha utilizado persistentemente en el pasado para desviar la atención sobre cualquier atisbo de maldad", escribió la revista Marie Claire.

Detrás de la cabellera rubia y su aspecto desaliñado había, por supuesto, una estrategia. "Es en realidad el producto de una reorganización enérgica e ingeniosa con sus dedos (justo antes de que las cámaras graben) en lugar de cualquier trastorno que ocurra naturalmente", escribió Sonia Purnell en su biografía Just Boris.

El ex primer ministro británico fue de los primeros políticos que rompieron con una tradición capilar que parecía una norma entre las altas esferas gubernamentales. Una en la que primaba el pelo bien peinado o engominado. Faltaban otros por llegar, como Donald Trump, elegido presidente de Estados Unidos en 2014. Más recientemente, el anarcocapitalista Javier Milei ha ganado las elecciones en Argentina y el ultraderechista Geert Wilders, en Países Bajos.

placeholder Boris Johnson, en 2017. (REUTERS / Anton Vaganov)
Boris Johnson, en 2017. (REUTERS / Anton Vaganov)

Con una agenda contra la inmigración, el político neerlandés, con un pelo teñido de rubio y tupé, se ha convertido en una de las figuras más reconocibles de la extrema derecha mundial. Uno más en una lista que demuestra que las caras (y los pelos) de este tipo de líderes ya no responden a una imagen que hace años podía relacionarse con el conservadurismo. "Son personajes exóticos hasta en sus peinados. Normalmente, hemos relacionado esta estética con caracteres rebeldes o contestatarios. Han roto los esquemas", explica Toni Aira, profesor de Comunicación Política en la Universitat Pompeu Fabra-Barcelona School of Management.

Aira sostiene que detrás de los peinados hay un objetivo para asociar cierta estética con ideas específicas. "Si te dicen skinhead, lo ligas a alguien que se ha rapado el pelo. En la política, las melenas se habían asociado más a la izquierda, como la coleta de Pablo Iglesias, que se convirtió en un aspecto icónico de él". En los casos de estos líderes relacionados con ideas populistas y en ciertas ocasiones con vínculos extremistas, han roto con esa imagen y se han posicionado como protagonistas de una derecha disruptiva. "Más que liberales son libertarios con un discurso antisistema, pero dentro de la derecha. Algunos tienen en común que son conservadores en algunos puntos, pero a la vez han avanzado en aspectos como los derechos LGTBQ+", sostiene el experto a El Confidencial.

El presidente peinado por el viento

Esa sensación de disrupción, de romper con las normas y con lo establecido, ha llegado a sus cabellos. En el caso de Argentina, el presidente electo, Javier Milei, ha sido uno de los fenómenos electorales más sorpresivos de la historia de Argentina. Apodado el Pelucas y el León, el político se ha convertido en el símbolo de la inconformidad política en el país.

Con un polémico programa electoral, la cabellera de Milei ha sido motivo de todo tipo de opiniones para el público internacional. En Argentina, la presentadora Mirtha Legrand no pudo evitar la pregunta. "¿Ese pelo es suyo o es peluca?", le preguntó en un programa de la cadena El Trece. "Es mío, es natural", contesta Javier Milei. "La verdad es que no me peino. Yo salgo de la ducha, me seco y después cuando subo al auto, bajo los vidrios y alea jacta est, la suerte ha sido echada. A mí me peina Eolo, el dios del viento".

Sin embargo, esta espontaneidad tiene detrás una persona llamada Lilia Lemoine, la asesora de imagen de Milei, cosplayer, influencer y elegida diputada nacional por la provincia de Buenos Aires en las últimas elecciones. "Mi mamá me enseñó una cosa: los hombres pueden serle infiel a cualquiera menos a su peluquero. Y es verdad", dijo Lemoine a la cadena Ciudad Magazine. "Le serruché el piso al peluquero de Javier. Le dejaba en banda, no le cortaba el pelo a tiempo y el día justo antes de filmar un spot, casi lo rapa. Fue como Dalila cortándole el pelo a Sansón. ¿Cómo le vas a cortar el pelo al León? Esto está mal".

placeholder Javier Milei y Lilia Lemoine, antes de las elecciones. (Twitter)
Javier Milei y Lilia Lemoine, antes de las elecciones. (Twitter)

La estilista convenció a Milei de que ella le cortara el pelo y fue idea de Lilia Lemoine darle más volumen. "En vez del pelo en la cara como un emo, mejor las patillas. Me gustaban por Wolverine", explicó, en referencia al personaje de Marvel. Esta ha acabado siendo una de las comparaciones más utilizadas para explicar el peinado del próximo presidente de Argentina. Las otras han sido con Austin Powers y el cantante Tom Jones.

Comparaciones aparte, el peinado de Milei ha sido uno de los factores más importantes del exito de su campaña. "Todo forma parte del mensaje, no solamente lo verbalizado. Todo comunica, la vestimenta, la postura y, en el caso de Milei, el pelo han sido una herramienta para comunicar y que responde a esa visión disruptiva", afirma Esteban Regueira, analista político argentino, a El Confidencial.

Además, el político anarco-capitalista ha logrado empatizar, continúa Regueira, con una sociedad que quedó muy marcada por el impacto de la pandemia. "Demuestra una constante sensación de inestabilidad en lo emocional. Con una verborragia extrema, incluso desubicada, porque muy rápido cae en la agresión con estrategias para ejemplificar situaciones que a veces piensas que no es posible que alguien esté pensando en esos ejemplos. La pandemia ha traído daños en lo psicoemocional y también en lo económico, claro. Y Milei es una forma de empatizar con una gente que quedó disconforme con la política tradicional", sostiene el analista argentino.

El secreto es Just For Men

La melena al viento ha sido una de sus principales señas de identidad, y en las banderas que ondeaban sus simpatizantes durante la campaña electoral estaba estampado su perfil, la sombra de su peinado. Sin duda, su melena es una señal de rebeldía. Lo dicen hasta profesionales como Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez. "Algunos peinados no pegan con la idea que tenemos de los políticos. En el caso de Milei, es de un rockero de los Rolling Stones, porque además tiene un pasado como músico. En estos cortes predomina la idea de conservar sus gustos indistintamente de que tengan un protagonismo político", afirma el peluquero a este periódico.

Sin embargo, este estilismo se contrapone con la filosofía de Eduardo Sánchez, centrada en un corte perfecto y en estar a la vanguardia de las tendencias. "Ninguna de las opciones de los políticos me gusta, porque no se corresponde en nada conmigo, en lo que yo entiendo que es bonito. Ni los colores, ni los cortes. Me parece que se han quedado anclados en el pasado", sostiene.

Si Eduardo Sánchez viera a Donald Trump por primera vez, no encontraría ningún cuidado especial en su cabello. "No creo que esté en su mejor versión". En la misma línea se posicionaron estilistas como Sean James, que trabaja en un famoso salón de peluquería en Santa Mónica, California. "Desafortunadamente para Trump, parece que ha perdido todo pigmento y está tratando de ocultarlo. Termina pareciendo una combinación de casco y cabeza. Como si se hubiera empapado la cabeza en Just For Men. ¿Dejará que Melania le tiña el pelo la misma noche que se lo corta?", escribió para Los Angeles Magazine.

placeholder Donald Trump, en octubre de 2019. (Reuters/Leah Millis)
Donald Trump, en octubre de 2019. (Reuters/Leah Millis)

Las palabras de James no van desencaminadas. En 2014, Trump afirmó para la revista Playboy que no dejaría que nadie le cortara el pelo, excepto su esposa Melania. Tampoco en el producto que el expresidente de Estados Unidos utilizaría para conseguir ese tono de pelo. En el libro The Fire and the Fury, Michael Wolff escribió que Ivanka Trump afirmó que su padre utilizaba el producto Just For Men para tener ese color.

Su peinado fue motivo de polémica cuando se hicieron públicas las declaraciones de la renta de Donald Trump. El medio The New York Times reveló, entre otras cifras sospechosas, que el mandatario había deducido 70.000 dólares en peluquería en su época en el programa The Apprentice, así como 95.000 dólares adicionales que pagó a un peluquero y al maquillador favorito de su hija Ivanka. La noticia fue motivo de polémica por un servicio para hombres que, de media, no llega a los 30 dólares y que, en salones de lujo, asciende a poco más de 100 para cortes o tratamientos muy especiales.

Foto: El presidente de EEUU, Joe Biden. (Getty/Nathan Howard)

Los escándalos, así como su melena rubia teñida, acompañarán para siempre a Donald Trump. Lauren A. Rothman, estratega de imagen y fundadora de la consultora de moda Styleauteur en Washington, asesora a sus clientes sobre cómo crear y mantener una apariencia distintiva y que pueda definirlos para toda la vida. "El peinado calculadamente despeinado y multicolor que usó Donald Trump durante su presidencia se extendió más allá de la Casa Blanca para ser ahora icónico, simbólico e inmortalizado en el mundo de la política", explica a El Confidencial.

"De hecho, los peinados desaliñados (que a menudo acompañan a la ropa que no les queda bien) suelen aparecer en el escenario en un intento de vincularse con los votantes comunes. La apariencia y el estilo inconfundibles de Donald Trump anuncian constantemente su presencia y comunican en voz muy alta su llegada", continúa.

Vicky el Vikingo o Marge Simpson

Los presidentes y expresidentes reconocidos por sus cortes de pelo intentan ser inolvidables. Otros lo consiguen sin haber conquistado el punto más alto del poder político, como Rain Epler, elegido en marzo de 2023 diputado del Parlamento de Estonia por el Partido Popular Conservador (EKRE), de perfil ultraderechista. Después de ser elegido, se inició una oleada de memes por su extravagante peinado, que fue comparado con Vicky el Vikingo, una figura de Playmobil o el dibujo animado Calimero.

En redes sociales también fue motivo de estupefacción el pelo de mujeres políticas, como la senadora rusa y expresidenta de la Cámara Valentina Petrenko. A lo largo de su carrera, ha ganado popularidad tanto fuera como dentro de Rusia por su estilismo capilar.

Pocas personas fuera de Estonia o de Rusia conocen las propuestas políticas específicas de personajes como Rain Epler, pero su simple imagen ha sido suficiente para que hablen de ellos más allá de las fronteras de sus países. Sin embargo, no todos los expertos en comunicación política ven una estrategia específica detrás del pelo. "Creo que no la hay, ni en la vestimenta tampoco. Muchos de ellos son políticos que les da igual el protocolo, se creen con la autoridad de decir lo que quieran, vestirse y peinarse como quieran. Los equipos de comunicación que están detrás son solo para contener muros. Me imagino a sus asesores de imagen sufriendo para que se peine o se corte el pelo si es elegido presidente", afirma Marta Pontnou, asesora de imagen política.

Siguiendo o no un plan específico, la cabellera de algunos políticos relacionados con la extrema derecha y con romper con el orden establecido ha estado en el centro de muchas conversaciones. Un fenómeno con una lista que se ha multiplicado en los últimos años y que se popularizó con Boris Johnson y Donald Trump. Dos políticos de melena rubia (una natural, la otra teñida) para los que han creado cuentas de Twitter para hablar solamente de momentos en los que el viento les jugó una mala pasada, o en los que un mechón fue por libre. @Boris_Hair y @TrumpsHair, minuto y resultado de dos de los peinados más famosos del mundo de la política.

En 2008, Boris Johnson recibió dos buenas noticias. La primera, por parte de los votantes que le convirtieron en alcalde de Londres. La segunda, el de la marca cosmética Brylcreem, que eligió su cabello como "el mejor" entre cualquier otra celebridad británica. "Estoy desconcertado, pero encantado por este premio. Me temo que el peinado de Johnson es imposible de imitar, ya que es producto de fuerzas aleatorias y competitivas de la naturaleza", dijo el entonces alcalde.

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