Es noticia
¿El Ejército contra las pandillas? Un comandante sueco te explica por qué no es tan fácil
  1. Mundo
"No somos la bala de plata"

¿El Ejército contra las pandillas? Un comandante sueco te explica por qué no es tan fácil

La ola de violencia en Suecia ha llevado al primer ministro a anunciar que las Fuerzas Armadas ayudarán la policía en la lucha contra las pandillas. Sin embargo, no las verás patrullando las calles de Estocolmo

Foto: Agentes de policía tras un tiroteo en Jordbro, Suecia, el pasado 28 de septiembre. (EFE/Nils Petter Nilsson)
Agentes de policía tras un tiroteo en Jordbro, Suecia, el pasado 28 de septiembre. (EFE/Nils Petter Nilsson)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Son tiempos difíciles para Suecia”, decía la semana pasada el primer ministro, Ulf Kristersson, en un discurso televisado para dar explicaciones tras la espiral de violencia que ha dejado, en tan solo un mes, 12 muertos. Hace tiempo que el país nórdico arrastra un conflicto entre pandillas que este año ya se ha cobrado 44 vidas y que provoca, como media, un tiroteo cada día. Un informe publicado recientemente por el Consejo Nacional Sueco para la Prevención del Delito (BRA) afirma que la violencia armada mata a cuatro personas por millón en Suecia, lo que significa más del doble del promedio europeo de 1,6 muertes por millón.

La policía estima que hay unas 30.000 personas en Suecia directamente involucradas en las pandillas o que tienen vínculos con la delincuencia de las bandas. Además, los múltiples incidentes registrados, no solo tiroteos, sino también explosiones y apuñalamientos, constatan que la violencia se ha extendido desde las principales áreas urbanas, como Estocolmo, hasta núcleos urbanos más pequeños, donde antes los delitos violentos eran muy raros. Tanto las fuerzas policiales como los expertos y analistas atribuyen la espiral violenta a múltiples factores, principalmente al tráfico de drogas, la integración fallida de generaciones de inmigrantes, la creciente desigualdad social y los recortes que han sufrido los servicios sociales en las últimas décadas.

Foto: Flores y velas para rendir homenaje a Adriana, una niña de 12 años asesinada en Estocolmo. (Reuters)

La coalición de partidos de centro-derecha liderada por el primer ministro Kristersson ganó las elecciones hace un año con la promesa de frenar la creciente violencia de las pandillas. Hasta ahora, el Gobierno ha impulsado medidas de mano dura, como otorgar mayores poderes para los cuerpos policiales y castigos penales más severos para los delitos con armas de fuego. Incluso se está valorando la creación de centros penitenciarios para menores de 15 a 17 años, dado que muchos de los criminales involucrados son adolescentes. Sin embargo, estas medidas aún no se han dejado notar en las calles, y día tras día los incidentes violentos relacionados con las pandillas dominan los telediarios, los titulares y el debate político nacional.

En este escenario, el primer ministro Kristersson anunció en su discurso que las fuerzas militares suecas ayudarían a la policía en la lucha contra las pandillas, una inusual medida que apunta a que Suecia ha iniciado la ofensiva más grande de su historia contra el crimen organizado. Sin embargo, según el periódico Svenska Dagbladet, el anuncio también ha generado dudas dentro de los estamentos militares y de la policía que el Gobierno tendrá que aclarar.

En entrevista con El Confidencial, el comandante Björn Marcusson afirma que las Fuerzas Armadas pueden contribuir a la batalla contra las bandas, pero subraya que “no deberían involucrarse en acciones directas contra ciudadanos suecos, ya que es la policía quien tiene el mandato para hacerlo. El Ejército, en cambio, está organizado para proteger a Suecia de amenazas externas, no internas”.

Sin soldados en las calles

El primer ministro Kristersson, junto con el ministro de Justicia, Gunnar Strömmer, ya se han reunido con las máximas autoridades del Ejército y de la Policía. Sin embargo, aún no se han hecho públicas las tareas específicas en que los militares podrían dar apoyo a las fuerzas policiales. Por el momento, ni los expertos ni los líderes castrenses suecos creen que la imagen de soldados de infantería patrullando por Estocolmo sea un escenario en el horizonte.

Foto: Recep Tayyip Erdogan se da la mano con el primer ministro sueco, Ulf Kristersson. (EFE/Henrik Montgomery)

Para Marcusson, “involucrar a las fuerzas militares en asuntos internos a largo plazo podría causar reacciones en contra, como por ejemplo, influir en la confianza de los ciudadanos en las fuerzas militares”. En cambio, el comandante cree que el Ejército sí que tiene la capacidad, los conocimientos y los recursos para contribuir en la lucha contra el crimen organizado con un apoyo indirecto, por ejemplo, aportando expertos en explosivos, una de las tácticas más utilizadas por las pandillas para cometer asesinatos.

Marcusson también afirma que el Ejército puede aportar transportes y material logístico. “Por ejemplo, tenemos un número de helicópteros de los que la policía carece, estamos acostumbrados a tener operaciones a largo plazo y nuestro personal puede trabajar en periodos muy largos. También podemos aportar especialistas en análisis e inteligencia”, considera. “No somos la bala de plata, la solución milagrosa. La policía son los expertos, pero nosotros podemos apoyarlos”, concluye.

Dudas constitucionales

En los últimos seis años, el Gobierno en Suecia ha hecho un esfuerzo para destinar 3.300 agentes de policía más a las calles. Pero, para la experta de la Universidad Sueca de Defensa Carina Lamont, “la Policía lleva mucho tiempo bajo presión en términos de recursos humanos, y es muy posible que se necesiten aún más recursos”. A pesar de esto, afirma que no cree que la policía solicite el apoyo de las fuerzas armadas para patrullar.

Otro de los debates despertados por el anuncio es sobre si el actual marco constitucional permite a la policía pedir ayuda militar en determinados casos. La legislación actual deja que las fuerzas armadas ofrezcan asistencia en casos de accidentes, búsqueda de personas desaparecidas o incluso vigilancia de las fronteras, como ya se vio en el país escandinavo durante la pandemia del covid-19. Pero la principal condición para desplegar las fuerzas militares es que el personal no esté expuesto a situaciones de violencia o que tengan que utilizar la violencia.

Sin embargo, la excepción es en delitos relacionados con el terrorismo. Para Lamont, “es importante recordar que tradicionalmente hemos tenido una separación muy estricta entre la Policía y las Fuerzas Armadas en Suecia”. “La responsabilidad legal en tiempos de paz es un contexto muy diferente al que el Ejército está preparado, por esto es importante saber las diferencias antes de permitir cualquier forma de apoyo entre las Fuerzas Armadas y la Policía en materia de seguridad”, sentencia.

Son tiempos difíciles para Suecia”, decía la semana pasada el primer ministro, Ulf Kristersson, en un discurso televisado para dar explicaciones tras la espiral de violencia que ha dejado, en tan solo un mes, 12 muertos. Hace tiempo que el país nórdico arrastra un conflicto entre pandillas que este año ya se ha cobrado 44 vidas y que provoca, como media, un tiroteo cada día. Un informe publicado recientemente por el Consejo Nacional Sueco para la Prevención del Delito (BRA) afirma que la violencia armada mata a cuatro personas por millón en Suecia, lo que significa más del doble del promedio europeo de 1,6 muertes por millón.

Suecia
El redactor recomienda