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Zolotov, el guardaespaldas del Kremlin que ha sacado tajada del motín de Wagner
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El protegido de las altas esferas

Zolotov, el guardaespaldas del Kremlin que ha sacado tajada del motín de Wagner

El líder de la Guardia Nacional rusa quizá no destaque por su brillantez o su competencia, pero posee algo que Vladímir Putin aprecia por encima de todo: lealtad ciega

Foto: Viktor Zolotov, el 27 de junio de 2023. (Reuters/Sergei Guneev)
Viktor Zolotov, el 27 de junio de 2023. (Reuters/Sergei Guneev)
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Desde hace algún tiempo, observar la realidad política de Rusia tiene mucho de la antigua kremlinología, de escrutar los ascensos y caídas en desgracia de las figuras relevantes en el aparato estatal ruso a partir de ciertas señales en un sistema cada vez más hermético, entre pronunciamientos públicos que a menudo poseen un doble sentido. Algunos individuos han sufrido altibajos visibles en su posición en el Kremlin, como el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, o el de Exteriores, Serguéi Lavrov. Otros, como en el mito de Ícaro, han subido muy alto antes de precipitarse al vacío, como el líder del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin (en su caso, literalmente).

Pero si hay alguien cuya trayectoria haya sido inequívoca e imparablemente ascendente, ese es el general Viktor Zolotov. El líder de la Rosvgardiya (la Guardia Nacional) quizá no destaque por su brillantez, su capacidad organizativa o su competencia, pero posee algo que, en estos tiempos inciertos, el presidente Vladímir Putin aprecia por encima de todo: lealtad ciega.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, anoche durante una ceremonia en Kursk, Rusia. (Reuters/Sputnik/Gavriil Grigorov)

Zolotov es la demostración práctica de que en el régimen de Putin, la principal condición para llegar lejos es tener krysha ("tejado", es decir, protección de las altas esferas). Este antiguo miembro de la sección del KGB —que empezó su carrera en 1975 en las tropas fronterizas del temido servicio de inteligencia soviético— debe su carrera a su amistad personal no solo con Putin, desde la juventud de ambos en el San Petersburgo de los años noventa. Y, tras el fracasado motín de Wagner, su importancia para la seguridad del régimen no ha dejado de crecer. Muchos le consideran el principal beneficiario de la fallida asonada.

Una Guardia Nacional contra las revueltas

Nacido en 1954 en la localidad de Sasovo, en la región de Ryazan, Zolotov enseguida demostró tener cierto talento como guardaespaldas. Tras la disolución de la URSS y su salida de la fuerza pública, se dio cuenta de que en medio de las turbulentas guerras mafiosas que asolaron las principales ciudades rusas durante la década de los noventa, existía una importante necesidad de servicios de protección. Siguiendo sus consejos, se fundó en San Petersburgo la empresa de guardaespaldas Baltik-Eskort, que rápidamente se convirtió en la firma de escoltas más importante de la ciudad, a cargo de la seguridad de las principales figuras políticas de la ciudad, como el alcalde Anatoli Sobchak y su lugarteniente, un todavía desconocido Vladímir Putin.

Pronto, Zolotov empezó a compartir tatami de judo y ring de boxeo con Putin, cimentando una relación amistosa que ha perdurado en el tiempo. Putin confía tanto en Zolotov que, en el año 2000, ya convertido en presidente de la Federación Rusa, le nombró su jefe de seguridad, un cargo que desempeño durante más de una década. La mayor parte de ese tiempo transcurrió de forma apacible, hasta que en 2011 todo cambió.

Foto: Yevgeny Prigozhin en su reaparición en un país africano. (Reuters)

Ese año, después de que Putin decidiese revertir en enroque con Dimitri Medvédev y dejar el puesto de primer ministro para volver a ser presidente, se produjeron multitudinarias protestas en decenas de ciudades rusas que hicieron temer al Kremlin que el país estaba al borde de una Revolución de colores. "Probablemente, fue entonces cuando Putin se asustó de verdad y se dio cuenta de que había amenazas peores en casa", señala el politólogo ruso Nikolay Petrov en un reciente artículo sobre la Rosvgardiya en la publicación independiente Novaya Gazeta.

Para prevenirlo, el Gobierno ruso desarrolló planes para crear una Guardia Nacional capaz de suprimir de forma eficaz este tipo de movilizaciones, para las que las llamadas Tropas Internas no parecían una opción óptima. El proyecto todavía tardaría unos años en despegar, pero mientras tanto Zolotov fue nombrado número dos de esas tropas, lideradas por el general Nikolai Rogozhkin. En 2014, Rogozhkin fue ascendido al cargo de enviado presidencial al Distrito Federal de Siberia, y reemplazado por Zolotov. Ese mismo año, tras la anexión rusa de Crimea y el estallido del conflicto en el Donbás, este último fue también nombrado viceministro del interior. Finalmente, la Rosvgardiya vio la luz en 2016, durante otra época tumultuosa de protestas en Rusia, esta vez por motivos mayoritariamente económicos. “Ahora había una nueva organización en la que Putin podía confiar, y que esencialmente estaba dirigida por su guardaespaldas”, apunta Petrov.

"Salvar a la patria"

Este cuerpo recién creado absorbió las Tropas Internas, así como casi todos los recursos del Ministerio del Interior y algunos más. Por este motivo, la Guardia Nacional ha tenido conflictos constantes con este ministerio, pero en todas las ocasiones Putin se ha puesto de parte de Zolotov. Muchos observadores consideran que esto ha mermado las capacidades del estado ruso en tareas policiales, pero esto es secundario para el Kremlin respecto a la tarea de apuntalar el régimen.

Aunque la Rosvgardiya ha jugado un papel relativamente secundario en las diferentes operaciones militares exteriores de Rusia, como la anexión de Crimea, Putin siempre ha tenido palabras de felicitación para este cuerpo. Durante los compases iniciales de la invasión de Ucrania, por ejemplo, la Guardia Nacional se ocupó sobre todo de tareas auxiliares de mantenimiento del orden en la retaguardia, e incluso tras el fracaso de la operación para conquistar Kiev, la formación evitó las críticas que el Kremlin lanzó contra el ejército y los servicios de inteligencia rusos.

Foto: Una imagen de Yevgeny Prigozhin en un memorial levantado en Moscú. (Reuters/Stringer)

En lugar de eso, Putin homenajeó a los miembros de la Rosvgardiya un mes después, en un evento en el que les dijo: "El país entero está orgulloso de cada uno de vosotros". Todo esto, a su vez, ha atraído más atención de la deseada. Zolotov está bajo sanciones de EEUU desde 2018 por "interferencia en Ucrania", y de la UE desde 2021 por "violaciones de derechos humanos serias en Rusia", por su papel en la represión de manifestaciones pacíficas.

La Rosvgardiya volvió al foco mediático a finales de junio, durante la rebelión de Wagner. A diferencia de otras unidades que optaron por no hacer frente a los paramilitares, el cuerpo se empeñó a fondo para tratar de blindar Moscú, volando puentes y estableciendo barricadas. Putin alabó públicamente su papel, que calificó de "brillante" por estas acciones en defensa de la capital. "Habéis salvado a la patria del caos e impedido una guerra civil", dijo Putin a un grupo de tropas y oficiales selectos, entre los que se encontraba Zolotov. Como recompensa, se anunció que la Guardia Nacional recibiría tanques y armamento pesado, en algunos casos incautado a Wagner.

Foto: Tanques y blindados rusos en una de las principales avenidas de Kiev. (Reuters/Vladyslav Musiienko)

"Aunque el líder de la Rosvgardiya estaba considerado como uno de los principales valedores de Prigozhin, su posición reforzada tras el motín muestra que Putin no sospecha que su jefe de guardia esté en conspiraciones o intrigas, o que apoye al fundador del Grupo Wagner", escribe el analista Andrey Pertsev en un reciente artículo en la publicación independiente rusa Riddle. "De hecho, la formación de Zolotov ha evolucionado hacia una alternativa a las dos agencias de seguridad tradicionales rusas, el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior. Por un lado, los miembros de la Rosvgardiya pueden apoyar y respaldar al ejército y al Ministerio del Interior. Por el otro, pueden hacerles frente en caso de una revuelta, si se produjera. Vladímir Putin solo podría confiarle esta última función a una agencia encabezada por alguien muy cercano a él", añade.

Hoy, más que nunca, la Rosvgardiya es una auténtica guardia pretoriana de Putin. "En algunos aspectos, la Guardia Nacional es el ejército privado de Putin", dice Petrov, quien indica que el líder ruso "no necesita una fuerza de seguridad efectiva, necesita una que sea leal". Si la rebelión de Wagner sirve de aviso, quizás está en lo cierto.

Desde hace algún tiempo, observar la realidad política de Rusia tiene mucho de la antigua kremlinología, de escrutar los ascensos y caídas en desgracia de las figuras relevantes en el aparato estatal ruso a partir de ciertas señales en un sistema cada vez más hermético, entre pronunciamientos públicos que a menudo poseen un doble sentido. Algunos individuos han sufrido altibajos visibles en su posición en el Kremlin, como el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, o el de Exteriores, Serguéi Lavrov. Otros, como en el mito de Ícaro, han subido muy alto antes de precipitarse al vacío, como el líder del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin (en su caso, literalmente).

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