Es noticia
¿Desmantelar el Barrio Rojo? El plan de Ámsterdam para el turismo de despedidas de soltero
  1. Mundo
'Put on the red light'

¿Desmantelar el Barrio Rojo? El plan de Ámsterdam para el turismo de despedidas de soltero

El turismo de despedida de soltero o turismo de borrachera se ha convertido en un gran porcentaje de los visitantes que llegan a Ámsterdam, y el Barrio Rojo, el centro neurálgico

Foto: Los turistas visitan el Barrio Rojo en el centro de Ámsterdam. (EFE/Robin Utrecht)
Los turistas visitan el Barrio Rojo en el centro de Ámsterdam. (EFE/Robin Utrecht)

Cuando cae la noche, el corazón de Ámsterdam se transforma. El sinfín de bicicletas que antes pululaban por el Barrio Rojo desaparecen, y con ellas, los vecinos holandeses. El centro, pintado de una paleta uniforme de color rojo fluorescente, es conquistado por los turistas y un cierto olor a alcohol y marihuana.

En una de las cabinas en la que las trabajadoras del sexo esperan a sus clientes con gestos sugerentes, un grupo de jóvenes británicos con la mayoría de edad recién cumplida espera mientras la luz está apagada. Tras unos minutos, otro de ellos sale del minúsculo espacio, el resto le corea. El chico, tras despedirse de la prostituta y ver como se reactiva el luminoso, hace el gesto de Cristiano Ronaldo al marcar un gol y abraza a sus amigos. Acaba de perder la virginidad.

Foto: Los bomberos pudieron recuperar el coche del canal varias horas después del accidente (Foto: YouTube)

Más adelante, en el paseo, no tarda en aparecer un hombre disfrazado de pene. Mientras, sus colegas le atiborran a cerveza sin parar. Otro grupo repite el ritual, pero esta vez el futuro marido está disfrazado de vagina. El maremágnum de disfraces ridículos, ojos furtivos hacia los escaparates y neveras portátiles no acaba hasta la madrugada. Ámsterdam lleva tiempo intentando controlar los males del turismo desenfrenado. Pero el turismo de despedida de solteros, que ya está generando problemas en numerosas ciudades de todo el mundo, incluida España, ha sido ya la gota que colma el vaso. Y, sin embargo, también deja jugosos márgenes para los negocios implicados, entre ellos el emblemático Barrio Rojo. Un dilema que la ciudad está intentando resolver apostando incluso por arrancar del barrio rojo su mayor distintivo, las prostitutas, y reubicarlas en una suerte de 'centro comercial erótico' en otro barrio de la ciudad, más alejado.

Ámsterdam no es la única ciudad que se está planteando restringir este tipo de turismo de despedidas de soltero. Gijón, Salamanca, Sevilla, Logroño... han incorporado a su normativa medidas para limitar las despedidas de soltero, basándose en que serían actividades incívicas y por los gritos en vía pública. Por ejemplo, en Salamanca se imponen multas de hasta 3.000 euros por utilizar megáfonos y disfraces indecorosos. En el caso de Gijón, algunos hosteleros directamente han colgado en sus establecimientos carteles de "no se admiten despedidas", según recoge la Voz de Asturias.

Foto: La calle Reeperbahn del barrio de Sankt Pauli, en la Nochevieja de 2017. (Reuters)

En el Barrio Rojo, desde finales de mayo, está sucediendo algo parecido. Se prohíbe fumar cannabis en público y los bares cerrarán antes, al igual que los escaparates donde se practica la prostitución. Pero quizá la mayor medida del Ayuntamiento sea su intención de reubicar 100 de las 249 cabinas donde se exhiben las trabajadoras del sexo del Barrio Rojo. Con las cabinas desplazadas se pretende crear un "centro erótico" dedicado exclusivamente a este servicio pero, ¿dónde ubicarlo? Ningún residente en la ciudad quiere tener un burdel al lado.

Las negociaciones en el plan de reubicación están estancadas y todavía no se conoce el emplazamiento final del futuro centro. Cuando la alcaldesa, Femke Halsema, visitó el distrito norte de Ámsterdam, fue abucheada por las trabajadoras del sexo y, cuando marchó a la zona sur, fueron los vecinos los que la pitaron. Por lo que aún queda camino para culminar este plan.

placeholder Un empleado municipal coloca una señal de prohibición en el Nieuwmarkt de Ámsterdam. (EFE/Ramon van Flymen)
Un empleado municipal coloca una señal de prohibición en el Nieuwmarkt de Ámsterdam. (EFE/Ramon van Flymen)

Juan Antonio, un guía de Viaterra tours que lleva explicando la capital neerlandesa desde hace más de siete años, cuenta a los visitantes que llegan por primera vez a la ciudad los valores de libertad y progreso que se forjaron a través de los siglos en Ámsterdam, pero no olvida mencionar el afán liberal de herencia calvinista que mueve a los lugareños.

Entre estas dos cuestiones surge el dilema: ¿aceptar el turismo de borrachera y que los negocios prosperen, o velar por los intereses de los vecinos? Por parte del Ayuntamiento y juntas vecinales no hay duda. "Estamos preocupados por las consecuencias [del turismo]", explica Michael van Wijk, miembro de una organización de residentes en la zona centro, en entrevista con El Confidencial. "Ajetreo, contaminación, tiendas para turistas y no para residentes, aumento de los precios de la vivienda...", resume la problemática.

El guía también menciona que en Holanda, a diferencia de en España, los hosteleros no se están reservando el derecho de admisión para los turistas que vienen de despedida de soltero. Pero sí que implementan técnicas para restringir el acceso de los más alborotadores.

Tu despedida a la carta

Entre los canales se escuchan multitud de idiomas confluyendo. Ámsterdam alberga más de 170 nacionalidades diferentes en sus calles. Pero en el centro, un acento predomina por encima del resto. El inglés. Concretamente su vertiente británica.

Según el Onderzoek en Statistiek (departamento de investigación y estadística), se prevé que en 2023 lleguen 18 millones de turistas a la capital, cuya población no alcanza los 900.000 habitantes. Y aunque es complicado saber qué porcentaje de los visitantes dedican sus vacaciones a emborracharse, o cuántas despedidas de solteros llegan a la Estación Central, el número de turistas ingleses que llegan a Países Bajos, que son mayoría en este tipo de turismo, se ha situado en medio millón en el tercer trimestre de 2022. Las estimaciones, pese a las advertencias del Ayuntamiento y las nuevas restricciones, indican que las cifras aumentarán en 2023.

18 millones de turistas en Ámsterdam, cuya población no alcanza los 900.000 habitantes

En una terraza de un bar cercano al Koninklijk Paleis (Palacio Real) solo se ven camisetas de los Three Lions. Cantan, beben, se tuestan al sol y repiten el proceso. Junto a las cabinas donde se ubican las prostitutas, los murmullos y las consultas de precios se hacen con un deje británico inconfundible. Al igual que en los coffeeshops donde se vende la hierba.

Para ofrecer este paquete de viajes a los británicos, la competencia es feroz. Amsterdam Stag Party, una operadora que organiza despedidas de solteros, ofrece un pack muy similar al resto de empresas: desde Strip dinners por 61 libras a un Canal Strip Boat por 88, pasando por Limo Hire with Striptease. Casi todo con el apellido Strip y por un precio que oscila entre las 700-1.000 libras por persona y fin de semana.

Una animadora baila en un club de Ámsterdam. (EFE)

La campaña "Manténgase alejado" del Ayuntamiento de Ámsterdam está centrada en este perfil de turista británico de entre 18 y 35 años. Pero pese a la advertencia, Amsterdam Stag Party informó a Daily Mirror que desde el anuncio de las medidas se registró un incremento del 356% en las reservas.

La sota, caballo y rey de las despedidas está claro. Pero la receta para acabar con ellas, por el momento, se le atraganta al Ayuntamiento. A las puertas del verano, las señales de "Verboben te blowen (prohibido fumar cannabis)", y otros distintivos del Barrio Rojo seguirán pasando desapercibidas.

¿Qué opinan las trabajadoras del sexo?

Máxima, una trabajadora transgénero y activista política al frente del sindicato Proud (Dutch Union for Sex workers) cuenta su visión sobre la nueva normativa que está imponiendo el Ayuntamiento de Ámsterdam. "Es la primera vez en la historia de la ciudad que hay un alcalde mujer, que se declara feminista y declaró la guerra a las trabajadoras sexuales", arranca.

"Cada semana es una embestida nueva", asegura. Entre las problemáticas que menciona, Máxima explica que las medidas se están llevando a cabo sin consultar a las trabajadoras del sexo. La regidora ha argumentado sobre el aumento de la inseguridad y otros delitos menores en el Barrio Rojo, una situación que, según las trabajadoras sexuales, se podía solucionar fácilmente poniendo una comisaría —hasta ahora inexistente— en la zona centro.

Aparte de los problemas y los perjuicios con los que se encuentran las trabajadoras a la hora de acceder a un alquiler o abrir una cuenta de banco, Máxima explica los inconvenientes que supone el temprano cierre de las cabinas, impuesto desde hace un mes. "Para las trabajadoras transexuales, el pico de mayor actividad es en torno a las tres de la mañana, donde hay menos afluencia de viandantes, si se cierran antes las cortinas, se pierden muchos clientes", comenta la activista. La estigmatización de la prostitución con transgéneros empuja a los clientes a esconderse y, ante las nuevas medidas, ya se empieza a notar la pérdida de ingresos. "El alquiler de una cabina está entre los 150 y 300 euros. Imagina los clientes que hay que tener para simplemente pagar la renta, ya no te digo ahorrar. Y eso que el Gobierno nos quita —igual que a todos— el 21% de las ganancias. Pero después, durante la pandemia, tuvimos que pelear para recibir ayudas", resume Máxima.

Otra de las medidas polémicas del Ayuntamiento, que la activista define con descalificativos, es "el nuevo centro erótico, que de erótico no tiene nada", expresa la trabajadora. "El Ayuntamiento siempre habla de nosotras como si fuésemos víctimas de trata o mujeres vulnerables y no es así. Pero en ese centro que pretenden construir es más favorable que se produzcan este tipo de casos".

"Ha existido durante cientos de años", dijo en un artículo publicado recientemente en el New York Times Christa Arens, una residente del Barrio Rojo. "¿Por qué moverlo?", menciona. "Gracias a dios en Ámsterdam el trabajo sexual es legal y muchas compañeras de América Latina o Europa del Este, han adquirido muchos derechos y han escapado de situaciones de esclavitud sexual, gracias a esto. Pero el Ayuntamiento lo utiliza en su beneficio cuando les conviene", concluye la trabajadora sexual. "Antes por lo menos te jodía un proxeneta, ahora el que te jode es el Gobierno".

Cuando cae la noche, el corazón de Ámsterdam se transforma. El sinfín de bicicletas que antes pululaban por el Barrio Rojo desaparecen, y con ellas, los vecinos holandeses. El centro, pintado de una paleta uniforme de color rojo fluorescente, es conquistado por los turistas y un cierto olor a alcohol y marihuana.

Ámsterdam Turismo
El redactor recomienda