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El aeropuerto de Gibraltar como escollo para la negociación de un acuerdo que se alarga
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El limbo del Brexit

El aeropuerto de Gibraltar como escollo para la negociación de un acuerdo que se alarga

El gobernador de la Roca acusa a España de estancar las negociaciones al pedir "un marco regulatorio sobre la gestión del aeropuerto", algo que considera intolerable para la soberanía

Foto: Vista del peñón de Gibraltar. (EFE/A. Carrasco Ragel)
Vista del peñón de Gibraltar. (EFE/A. Carrasco Ragel)

Por un momento, se llegó a pensar que todo estaba hecho y que el anuncio de fumata blanca sería inmediato. Pero las negociaciones han encallado y el acuerdo sobre Gibraltar —en el limbo desde que el Brexit lo dejó fuera de la UEparece ahora más complicado que nunca.

El gobernador de la Roca, David Steel, acusa a España de ser el responsable del estancamiento al haber pedido "un marco regulatorio sobre la gestión del aeropuerto que implica su jurisdicción española", algo que considera intolerable al afectar directamente a la cuestión de soberanía. "En el Acuerdo Marco de Nochevieja de 2020 se dejó de lado el tema de la soberanía. Ahora España lo ha reintroducido", recalca el representante de la Corona británica en Gibraltar a The Times.

Foto: Peñón de Gibraltar, grabado en madera, publicado en 1897 (Fuente: iStock)
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En la Nochevieja de 2020, a pocas horas de que terminara el periodo de transición, Brexit, Londres y Madrid conseguían cerrar in extremis un principio de acuerdo para evitar los estrictos controles en la única frontera terrestre —junto con la de Irlanda— que une ahora al Reino Unido con la UE. El texto contenía las directrices para cerrar un tratado entre la Comisión Europea y Reino Unido sobre la Roca. Pero se trata tan solo de una solución temporal que puede rescindirse en cualquier momento.

Si se quiere flexibilidad en la verja, se debe externalizar la frontera Schengen al puerto y aeropuerto del Peñón. Pero eso obliga a tener la presencia de agentes de España (miembro Schengen). Y ahí está el quid de la cuestión. Sobre todo teniendo en cuenta que el suelo donde está construido el aeropuerto no estaba contemplado en el Tratado de Utrecht (1713-1715). Los británicos se hicieron con ello en el siglo XIX, cuando unas epidemias obligaron a desplazar la población al istmo.

Las fuentes consultadas sobre las negociaciones siempre se habían mostrado prácticamente herméticas, temerosas de que cualquier revelación pudiera enturbiar las cosas. De ahí que llame ahora poderosamente la atención las declaraciones de una figura con el peso de Steel que raramente habla con la prensa. Son muchos los que interpretan esto como una estrategia británica con el objetivo de llamar la atención de Bruselas para agilizar unas conversaciones que están ahora en punto muerto.

Después de que el pasado mes de febrero Londres y Bruselas lograran poner fin a la polémica sobre el Protocolo de Irlanda del Norte, con todas las complejidades que eso entraña para un territorio de difícil convivencia entre católicos y protestantes, se pensó que se lograría el impulso necesario para resolver el asunto del Peñón, la última disputa pendiente del Brexit.

A principios de año, reinó el optimismo, pero finalmente la fumata blanca no llegó, y las elecciones para el 23 de julio no hacen más que complicar las cosas. En Reino Unido, existe preocupación porque un eventual Gobierno del PP con Vox pueda dificultar el camino. El rotativo británico presenta a las filas de Santiago Abascal como un partido de extrema derecha que "ha pedido previamente el cierre de la frontera terrestre de Gibraltar con España para asfixiar el territorio y recuperar la soberanía".

Foto: Imagen de archivo de vehículos entrando a Gibraltar. (EFE/A.Carrasco Ragel)

"Si llegan al poder, el pacto está prácticamente muerto", asegura a The Times un alto funcionario español desde el anonimato. Por su parte, un portavoz del Gobierno británico aseguró este martes que el acuerdo deberá esperar hasta después de la cita con las urnas en España e insistió en que "no hará nada que comprometa la soberanía británica" de la colonia.

Alrededor de 30.000 personas cruzan a diario la verja. Entre ellos, 15.000 trabajadores, de los cuales 10.000 son españoles de una zona como la del Campo de Gibraltar, donde pocas veces se baja de una tasa de paro del 30%. Por lo que el Brexit obliga a Madrid y la Roca a encontrar una solución pragmática de convivencia. Aunque el fantasma del no deal siempre está ahí.

En las negociaciones se habla de "una zona de prosperidad compartida", un eufemismo para evitar hablar de la soberanía sobre la colonia británica. Pero es la soberanía, al fin y al cabo, lo que ha marcado el contexto de los últimos 300 años. Y la cuestión que, en definitiva, dificulta ahora la ansiada fumata blanca. Nadie quiere cerrar una verja que sacuda tanto a la economía del Peñón como de las regiones españolas aledañas. Pero, al mismo tiempo, nadie quiere firmar cualquier término, cualquier punto, cualquier coma que pueda afectar al tema de la soberanía en un tratado internacional.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha recalcado varias veces que el marco del acuerdo de Nochevieja contempla que España, como miembro de Schengen, sería el responsable de garantizar los estándares de este espacio, y por ello debería asumir los controles en el puerto y el aeropuerto del Peñón, aunque contaría con el apoyo de la agencia europea de fronteras —Frontex— durante un periodo transitorio de cuatro años.

Con todo, el gobernador de Gibraltar señala ahora que Reino Unido debe garantizar que la presencia de agentes de Frontex en la frontera "no se estire hasta la soberanía, que no sobrepase lo que podemos aceptar en términos de jurisdicción y control". "La importancia de Gibraltar ahora es mayor de lo que ha sido durante 40 años, desde el final de la Guerra Fría", dice Steel. "Con una Rusia resurgente y una China asertiva, su importancia estratégica como punto de entrada para el Atlántico y el Mediterráneo es obvia", matiza.

El Gobierno español considera que "la pelota se encuentra en el tejado de Reino Unido" a la hora de decidir sobre la propuesta presentada el año pasado de España y la Comisión Europea para hacer una zona de prosperidad compartida en la Roca. Cree que son Londres y, en particular, el Gobierno de Gibraltar los responsables del estancamiento de las negociaciones.

Foto: Nahdim Zahawi, saliendo del número 10 de Downing Street. (EFE/Andy Rain)

Por su parte, Fabian Picardo, el primer ministro de Gibraltar, se muestra optimista "si los temas que están sobre la mesa no implican que ninguna de las partes tenga que perder en un asunto de importancia fundamental". "La única vez que yo sería un obstáculo para avanzar es cuando el tema propuesto es como la soberanía, la jurisdicción o el control, y entonces no solo seré difícil, seré el escollo en el que todo caiga", recalca.

En Bruselas hay interés en conseguir que las negociaciones avancen. No se entendería llegar a un acuerdo sobre Irlanda del Norte —infinitamente más complejo— y no sobre el Peñón. En cualquier caso, se quiere dar su lugar a España que, como miembro del bloque, logró que la UE le garantizara capacidad de veto para cualquier pacto que se alcanzara respecto al Peñón. Asimismo, Madrid consiguió que la UE mencionara, por primera vez, a Gibraltar como una colonia, uniéndose así al criterio que mantiene sobre el territorio la ONU desde 1967.

Por un momento, se llegó a pensar que todo estaba hecho y que el anuncio de fumata blanca sería inmediato. Pero las negociaciones han encallado y el acuerdo sobre Gibraltar —en el limbo desde que el Brexit lo dejó fuera de la UEparece ahora más complicado que nunca.

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