Vox se abre a apoyar al PP en Aragón y Baleares sin consejerías, pero no cederá en Extremadura

La batalla que ha enfrentado al PP y Vox en Extremadura no ha afectado a los "avances" que ambas fuerzas constatan en otros territorios pendientes de un acuerdo de investidura. Santiago Abascal pilota con su equipo más cercano en Madrid las negociaciones territoriales con los barones populares. Y lo hace con una precisión milimétrica, estudiando "caso a caso" y explorando pactos de distinta naturaleza ante los populares, que según la formación ultraconservadora actúa "distinto" en cada punto de España. Las condiciones de Vox también cambian. Las líneas rojas en Extremadura no serán las mismas en Baleares o Aragón, dos plazas en las que la dirección asegura estar abierta a otras "fórmulas imaginativas" que no implican su entrada directa al Ejecutivo de Marga Prohens y de Jorge Azcón.

Así lo confirman fuentes de la cúpula nacional de Vox, donde apuntan que el acuerdo en estas dos comunidades autónomas puede salvarse si el PP les garantiza una vía para "controlar la gobernabilidad", por ejemplo, a través del acceso a direcciones generales, pero sin sentarse directamente en el Consejo de Gobierno. Esta maniobra permitiría a Santiago Abascal aflojar la soga a Alberto Núñez Feijóo con los pactos territoriales, sobre todo porque las encuestas apuntan a que ambos líderes deberán entenderse tras el 23-J para culminar el "objetivo común" de arrebatar la gobernabilidad a Pedro Sánchez.

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Las negociaciones apremian especialmente en Baleares. La primera sesión de investidura de Prohens se celebrará el 3 o 4 de julio. El acuerdo está "muy avanzado", según Vox. El PP coincide. Las dos partes, y a diferencia de lo sucedido en Extremadura, apuestan por cubrir de discreción las conversaciones y los puntos de encuentro y desencuentro para no lastrar el pacto. Pero en Génova confirman que se trabaja en un acuerdo "programático". A priori, Prohens gobernaría en solitario y la formación ultraconservadora aceptaría fiscalizar la acción del Govern desde algún puesto intermedio de la Administración regional.

Lo que en estos momentos se negocia con Vox, insisten en el PP balear, es una "abstención". El plan de la dirigente popular, por tanto, pasaría por forzar una segunda votación de investidura —se celebraría 48 horas después de la primera sesión— en la que solo necesita mayoría simple para proclamarse presidenta. Marga Prohens se quedó a cinco diputados de la mayoría absoluta, pero con sus 25 escaños suma más que toda la izquierda junta. Solo necesita más síes que noes. La abstención se estima clave.

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Las dos fuerzas ya sellaron un primer acuerdo hace justo una semana, cuando los populares cedieron la presidencia de la Cámara a Gabriel Le Senne, diputado de Vox. Es la misma fórmula que se ha seguido en Aragón, donde el popular Jorge Azcón entregó también el control de las Cortes a los de Abascal de la mano de Marta Fernández, un gesto para allanar un acuerdo de investidura. En este caso, la fecha de celebración de la primera sesión está en el aire y podría aplazarse a después de las elecciones generales.

Donde aún no se han materializado avances es en la Región de Murcia. La situación entre PP y Vox continúa estancada después de que Fernando López Miras dejase a los ultraconservadores fuera de la composición de la Cámara. En este caso, fue la formación de Santiago Abascal la que amenazó con una repetición electoral por la negativa del barón popular a aceptar un reparto "proporcional" al resultado de las urnas. Aunque López Miras se quedó el 28-M a solo dos escaños de la mayoría absoluta, sus potenciales socios firmaron su mejor resultado territorial con casi el 18% de los votos. En este caso, el partido cree que sería "justo" que el PP les cediese al menos una consejería.

Génova presionó a Guardiola

La flexibilidad con la que Vox plantea la negociación en Baleares y Aragón no tendrá reflejo en Extremadura. Fuentes de la dirección insisten en que en esta región será "imprescindible" la entrada del equipo de Ángel Pelayo en un eventual Ejecutivo de María Guardiola para cerrar la investidura. El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, ya advirtió este lunes de que el "acuerdo programático" y de "respeto" que propone ahora la baronesa popular sigue siendo insuficiente, y que el reparto de carteras en este caso sí es una línea roja. Las fuentes consultadas se reafirman en privado: en Extremadura mantendrán el órdago a Guardiola y a Feijóo.

Tras semanas de alta tensión, María Guardiola ha dado un volantazo a su estrategia. En la noche del domingo, la dirigente remitió una misiva a la militancia extremeña en la que rebajaba notablemente el tono con Vox y comunicaba la suspensión de la Junta Directiva Autonómica y del Comité Ejecutivo Regional previsto para este 27 de junio. Lo hizo después de recibir una llamada de Madrid. El vicesecretario de Organización y mano derecha de Feijóo, Miguel Tellado, telefoneó a la dirigente para pedirle que frenase la reunión interna y evitar así desbordar el malestar interno que ha ido creciendo en las filas populares por el veto de Guardiola.

Tellado telefoneó a Guardiola para pedirle que frenase la reunión del PP extremeño y apaciguar el malestar interno

La beligerancia con la que la candidata extremeña ha tratado la negociación ha capitalizado las portadas de los últimos días y desviado el foco de la precampaña nacional a las contradicciones de Feijóo con los de Abascal. El líder popular busca retomar la iniciativa, pasar página del "lío" en Extremadura, evitar un castigo en las encuestas y situar de nuevo el 23-J como un plebiscito contra Sánchez, con la economía y el programa como cortafuegos a las peleas con Vox.

La rectificación de María Guardiola, previo golpe de mando de Génova, se recibe con alivio en las filas populares. Distintos dirigentes territoriales, también dentro del PP extremeño, califican el paso atrás de "oportuno", "sensato" o "necesario", sobre todo cuando restan pocas semanas para que Feijóo se enfrente a las urnas. "Lo que ha hecho María ha sido enfriar al PP", censuran en una baronía popular, donde no comparten las reticencias de la dirigente con la formación de Abascal. E Isabel Díaz Ayuso reiteró en público su opinión al respecto: las líneas rojas a Vox deben desaparecer.

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La dirección del PP se salta así su norma de no entrometerse en las negociaciones de sus barones para al menos apaciguar la crisis en Extremadura a después del 23-J. En los últimos días, y como publicó El Confidencial, cuadros internos pedían a Feijóo un golpe de mando para frenar el "desgobierno" en Génova y el desconcierto que ha generado en el partido el "caos" de los pactos con Vox. El repliegue de María Guardiola permite a los populares alejar el fantasma de una repetición electoral en Extremadura —un escenario que cargos del partido califican de "suicidio"— y, al menos, dormir la pelea a después del 23-J.

En la dirección de Vox, por su parte, celebran el cambio de tono, aunque creen que responde únicamente a las fuertes presiones de sus compañeros de filas y no a una convicción personal. "Ya ha perdido el apoyo del partido, y ahora está intentando arreglarlo", sintetizan en el entorno de Santiago Abascal, donde prometen que se mantendrán firmes en su postura en Extremadura. "Es un problema interno del PP, no nuestro. Cuando lo hayan resuelto, hablaremos", concluyen. Importante recordar en este punto, que en Extremadura, y a diferencia de Baleares, Aragón o Murcia, los populares empataron en escaños con el PSOE, pero no ganaron las elecciones.