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El negocio que sí triunfó con el Brexit: "Irlanda del Norte podría ser un 'hub' excepcional"
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El votante más joven del Viernes Santo

El negocio que sí triunfó con el Brexit: "Irlanda del Norte podría ser un 'hub' excepcional"

Andrew fue el votante más joven en el referéndum sobre el Acuerdo de Viernes Santo. Detesta el Brexit a nivel personal, pero la excepcionalidad ahora de Irlanda del Norte abre un mundo de posibilidades para su negocio

Foto: Andrew Hassard, de 43 años. (C. M.)
Andrew Hassard, de 43 años. (C. M.)
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Andrew Hassard, de 42 años, se crio en Ballyclare, un pequeño pueblo en el condado de Antrim, Irlanda del Norte. Cada vez que tenían que ir a Belfast a comprar, sus padres acordaban con él y sus hermanos pequeños varios puntos de encuentro en caso de que hubiera amenaza de bomba. Los fines de semana, cuando iba a ver a sus abuelos, tenían que pasar el control militar y les hacían vaciar el maletero para comprobar que no llevaran armas. "La verdad es que para mí era de lo más normal. Pero luego fui a la universidad en Inglaterra. Y cuando la gente me preguntaba cómo fue crecer en plenos Troubles y contaba estas cosas ponían caras de todo tipo. Es cuando te planteas que quizá tenías una vida un tanto… diferente", explica.

El sangriento conflicto entre católicos y protestantes en la provincia británica se alargó durante tres décadas, convirtiéndose en la cruzada más extensa en Europa desde la II Guerra Mundial. Más de 3.500 personas perdieron la vida. Pero la gente aprendió a convivir con la muerte y el sonido de las bombas. Las imágenes de aquella época muestran a vecinos cortando el césped mientras hay soldados con metralletas entre los arbustos o niños jugando a la pelota en la calle en medio de autobuses calcinados.

Foto: Una mujer camina frente a un mural de apoyo a los paramilitares unionistas en Belfast. (Foto: Reuters)

Y así es como creció Andrew. No conoció otra realidad hasta los 18 años. Una fecha que no olvidará nunca. Su cumpleaños coincidió con el día en que se celebró el referéndum para votar el histórico Acuerdo de Viernes Santo de 1998 al que habían llegado los líderes políticos. Por lo que se convirtió en el votante más joven en dar su apoyo al proceso de paz. "Era algo vital, la votación más importante en décadas. Y tener la oportunidad de poder depositar mi voto fue tremendamente significativo. Tuve la oportunidad de votar por la paz, por nuevas oportunidades, por un futuro completamente distinto", asegura. Su historia ocupó las páginas de los periódicos locales aquel día.

Los términos del pacto —que celebra ahora su 25 aniversario— fueron suficientes para casi las tres cuartas partes de una población desgastada por incesantes atrocidades. El 71% del electorado de Irlanda del Norte y el 94% de la República de Irlanda votaron a favor.

Foto: Un hombre camina frente a uno de los Muros de Paz en Belfast. (Reuters/Johanna Geron)

"La primera vez que yo fui consciente de la división en la sociedad fue cuando tenía 10 años. En el colegio, un niño me preguntó si yo era católico o protestante. Yo no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Y cuando contesté que no sabía, me dijo: 'Tenes que ser protestantes porque los católicos son malos", explica. Al llegar a casa, les contó a sus padres que tenían que ser protestantes porque los católicos eran malos. Su padre le sentó en el sofá. "Me dijo que así no funcionaban las cosas. Que había protestantes buenos y malos y católicos buenos y malos", apunta.

Su familia era protestante, pero en casa no se entendió nunca que la religión o la política tuvieran que ser motivo de enfrentamiento. Por lo que Andrew tenía amigos de todas las religiones. "Cuando abríamos un periódico, jugábamos a adivinar quién era católico o protestante solo por las caras. Era una tontería que nos hacía gracia", explica. Recuerda que en su época había hasta 15 maneras distintas de distinguir sutilmente a las dos comunidades. "Eran pequeños detalles, como si en tu casa metían la tostadora en un cajón en la cocina. Si lo hacían, eran protestantes", añade.

A los católicos les gustan las estatuas, a los protestantes los himnos. Los católicos tienen pecas, los protestantes odian a Abba

Varias veces al año, se organizaban actividades para mezclar a los niños de ambas comunidades y este tipo de anécdotas les hacían reír. "Era como en Derry Girls", señala Andrew en referencia a la popular serie que cuenta con gran humor la vida de un grupo de estudiantes católicos en plenos Troubles.

A los católicos les gusta pasear, a los protestantes les gusta cuidar el jardín. A los católicos les gustan las estatuas, a los protestantes los himnos. Los católicos tienen pecas, los protestantes odian a Abba. "Los norirlandeses tenemos un gran sentido del humor. Somos muy sarcásticos. Es lo que tiene criarse en medio de un conflicto", apunta.

A día de hoy, él se considera "unionista económico", es decir, cree que ser parte del Reino Unido beneficia a la región y población en términos económicos. No obstante, en el último censo del año pasado —donde por primera vez los católicos superaron a los protestantes—, ante la opción de cómo se identificaba, señaló las tres casillas: británico, irlandés, norirlandés.

Andrew pasó largos años viviendo por Europa y Asia. Con 17 años, tenía tres cosas claras: no vivir en Irlanda del Norte, no trabajar en Ballyclare, no vivir cerca de sus padres. A los 43 años, padre de cuatro hijos, vive en Irlanda del Norte, tiene su propio negocio cerca de Ballyclar y la casa de sus padres está apenas a tres kilómetros. "De repente, te encuentras un día enfrente del ordenador mirando trabajos en Irlanda del Norte y queriendo volver", explica riendo.

La Irlanda del Norte que encontró a su regreso era muy distinta en muchos sentidos, pero asegura que también muy parecida en otros. "La minoría es la que sigue haciendo más ruido y luego hay cosas que parecen una ofensa… Porque decir ahora que el nuevo marco que se ha negociado para Irlanda del Norte tras el Brexit es bueno en términos económicos parece que te hace menos protestante", matiza.

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A nivel personal, Andrew considera que el Brexit fue una "tragedia", algo "tóxico". "He vivido dos históricos referéndums. Cuando se anunciaron los resultados de la consulta sobre el Acuerdo de Viernes Santo, la gente estaba eufórica, pura fiesta. Pero cuando se supieron los resultados del plebiscito del Brexit, el ambiente era completamente lo opuesto", recuerda. El 55,8% del electorado en Irlanda del Norte votó a favor de permanecer en la UE, frente al 44,2% que optó por salir.

Los unionistas protestantes del DUP hicieron campaña por el Brexit duro. Pero ahora se niegan a aceptar los nuevos controles aduaneros, por lo que tienen bloqueado el Gobierno de coalición en Belfast en una crisis política que se alarga ya más de un año. El nuevo marco negociado ahora entre Londres y Bruselas, el Acuerdo de Windsor, reduce considerablemente los chequeos, pero sigue sin ser aceptado por el DUP.

El Acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998 determinó que no podría haber de nuevo frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Pero con el Brexit, se planteó un verdadero dilema. Se debía respetar el histórico acuerdo de paz, pero al mismo tiempo proteger el mercado único de la UE. Finalmente, se decidió mover la frontera al mar de Irlanda, dejando la provincia británica con un estatus diferente al del resto del Reino Unido. Irlanda del Norte está alineada ahora con la unión aduanera de la UE y al mismo tiempo con la unión aduanera del Reino Unido.

Foto: Los comercios se engalanan para recibir al presidente de EEUU, Joe Biden, en Dundalk. (EFE/Tolga Akmen)

El DUP lo considera un problema político porque teme que cualquier diferencia con Gran Bretaña dé pie a un referéndum de reunificación de la isla de Irlanda, sobre todo ahora que el Sinn Féin se ha convertido, por primera vez en la historia, en el partido mayoritario. Pero para Andrew, la nueva situación ha sido sumamente beneficiosa para su negocio, Mango Bikes, una compañía online de bicicletas customizadas que da servicio a todo el mundo.

"Este es lo que llamamos el raíl del Brexit", explica mientras muestra el almacén. En 2021, el 90% del negocio era de producción de bicicletas y el 10% de distribución. Ahora, los porcentajes son del 75%-25%. "Trabajamos con proveedores de todas las partes del mundo. Nosotros podemos comercializar tanto con la UE como con Gran Bretaña, por lo que ahorramos un gran coste relacionado con aranceles, impuestos y administración. Somos un hub excepcional. Ellos no entienden cómo podemos seguir sin Gobierno por esto, cuando en realidad se tendría que ver como un plus. A mí me cuesta explicárselo. Si los políticos lo supieran vender de otra manera, sería fantástico para la economía de la región. Pero el bloqueo del Ejecutivo consigue el efecto opuesto", asegura.

Andrew Hassard, de 42 años, se crio en Ballyclare, un pequeño pueblo en el condado de Antrim, Irlanda del Norte. Cada vez que tenían que ir a Belfast a comprar, sus padres acordaban con él y sus hermanos pequeños varios puntos de encuentro en caso de que hubiera amenaza de bomba. Los fines de semana, cuando iba a ver a sus abuelos, tenían que pasar el control militar y les hacían vaciar el maletero para comprobar que no llevaran armas. "La verdad es que para mí era de lo más normal. Pero luego fui a la universidad en Inglaterra. Y cuando la gente me preguntaba cómo fue crecer en plenos Troubles y contaba estas cosas ponían caras de todo tipo. Es cuando te planteas que quizá tenías una vida un tanto… diferente", explica.

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