Es noticia
Romper un país para salvar la piel: cómo Netanyahu colocó Israel ante sus peores protestas
  1. Mundo
Cómo hemos llegado hasta aquí

Romper un país para salvar la piel: cómo Netanyahu colocó Israel ante sus peores protestas

“Lo que no acepto es a la minoría de extremistas que están dispuestos a destrozar por completo nuestro país, llevándonos a la guerra civil y llamando a desobedecer en el Ejército”, dijo el mandatario

Foto: Una pancarta, con Netanyahu en el centro, durante una protesta contra la reforma judicial del Gobierno, en Jerusalén. (Getty/Amir Levy)
Una pancarta, con Netanyahu en el centro, durante una protesta contra la reforma judicial del Gobierno, en Jerusalén. (Getty/Amir Levy)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Tras tres meses de ruidosa e insistente oposición popular al paquete de reformas promovido por el Gobierno de Benjamin Netanyahu y de un momento de clímax cuando centenares de militares en la reserva anunciaron que no se presentarían a sus entrenamientos bajo un Gobierno que aspira a quitarle libertad al poder judicial y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, expresó a su jefe que mejor sería detener el proceso, por lo que fue despedido, parecía que las calles israelíes se incendiaban (literalmente). Cientos de miles salieron a protestar, con hogueras y cortes de tránsito en arterias principales.

Al día siguiente, las manifestaciones continuaron, con una llamada a la huelga general y el aeropuerto sin vuelos de entrada ni salida. Durante todo el día se esperó la reacción del primer ministro. Cuando finalmente llegó, a las 20:05, Netanyahu se dirigió a la nación diciendo que había pedido “una pausa” en las modificaciones judiciales que en realidad no se quedan en lo judicial y atañen a la educación, la salud, la economía y, por supuesto, el Ejército.

Foto: Protestas en Tel Aviv. (Reuters/Nir Elías)

“Lo que no acepto es a la minoría de extremistas que están dispuestos a destrozar por completo nuestro país… llevándonos a la guerra civil y llamando a la desobediencia en el Ejército, lo cual es un crimen terrible”, dijo el mandatario.

El componente más importante de la reforma judicial propuesta por la coalición es un proyecto de ley que otorga al Gobierno el control absoluto sobre el nombramiento de los jueces del Tribunal Supremo. El proyecto ya pasó su primera lectura en la Knéset (Parlamento israelí), “y si el Gobierno decide llevarlo a una votación final, podría hacerlo con solo unas pocas horas de preaviso”, señaló a este diario León Amiras, abogado especializado en derecho público y vicepresidente del Colegio de Abogados de Israel.

Por eso, la concesión de Netanyahu de congelar el proceso no convence a los manifestantes, que siguen protestando y exigiendo la cancelación total de la legislación si es que este Gobierno quiere dejar de tener que lidiar con ellos en las calles. Y con sus ausencias en hospitales, tiendas, aeropuertos y oficinas.

* Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí.

Las informaciones filtradas a la prensa durante la larga espera a las palabras de Netanyahu el lunes decían que se había pasado el día discutiendo y negociando con sus socios de gobierno, más radicales que él, que no pretenden abandonar la intención de poner en práctica todos los extremos de cómo imaginan su Gobierno después de cinco convocatorias electorales que no acababan de darles la victoria. Hasta que la consiguieron. Una de las concesiones de Netanyahu de las que se habla para lograr el congelamiento temporal del proceso es la de una guardia nacional para el ministro de Seguridad Interior, Itamar Ben Gvir.

“Y una vez en el Gobierno, personas como Ben Gvir, Betsalel Smotrich [ministro de Finanzas], Arie Deri [líder ultraortodoxo que no es ministro, por ahora] y el propio Netanyahu, todos con historias judiciales y una fijación en contra de lo que llaman el desequilibro en la Corte Suprema, tienen la intención de llevar a cabo todas las reformas cuanto antes para gobernar cómodamente”, explicó Amiras.

Jueces agradecidos

El primer ministro es heredero ideológico de Menájem Béguin, señala el letrado, “quien dijo su famosa frase de ‘hay jueces en Jerusalén’, para enfatizar la importancia del sistema jurídico en Israel. Además, Netanyahu se educó en Estados Unidos y siempre habló de proteger la Corte Suprema. Es más, cuando un joven Yariv Levin [el actual ministro de Justicia, principal promotor de la modificación judicial] hace años empezó a atacar al presidente del Tribunal Supremo, Aaron Barak, quien lo detuvo fue el propio Netanyahu”.

Foto: El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. (Reuters/ Ronen Zvulun)

¿Y qué le pasó? Amiras considera que cuando comenzaron los juicios en su contra y vio la oportunidad de llevar a cabo cambios jurídicos, aprovechó el tirón.

¿Y cómo le pueden servir en la práctica estas modificaciones? Según el experto en derecho público, los casos del primer ministro están lejos de acabarse. “Yo conozco personalmente a los tres jueces que lo están juzgando: de los 300 testigos que hay, han examinado solo a 30, así que esto va a durar unos años más. Su plan probablemente sea, después de la sentencia, presentar una apelación. Y esta se presenta al presidente de la Corte Suprema. Si esto sigue así, todo apunta a que será una persona elegida por él”.

Aviv Bushinsky, asesor de comunicación de Netanyahu en 1998 y jefe de personal cuando fue ministro de Finanzas en 2004, considera que esto está traído por los pelos: “Tienen que pasar muchas cosas para que todo coincida, primero tiene que ser sentenciado, después debe recurrir y posteriormente esperar que los jueces que se encuentre en el camino sean simpatizantes y le estén agradecidos. No hay ninguna garantía de que sean agradecidos. Bibi nombró a [Avijai] Mandelblit fiscal general y fue él quien lo condujo al juzgado”.

Bushinky concede que el comportamiento arrogante de Netanyahu “sin duda cabrea a mucha gente y echa más gasolina a quienes lo odian. Por ejemplo, irse a Londres de fin de semana en medio de la crisis para una cita de 45 minutos, cenar en un restaurante de lujo mientras el país bulle, en fin, esas cosas, pero hay sectores que apoyan la reforma”.

Al sistema judicial israelí no le faltan problemas, empezando porque en los casi 75 años de existencia del país aún no ha dado tiempo a redactar una Constitución y andan con leyes básicas, que no son lo mismo y dan fragilidad al sistema, a decir de la mayoría de los juristas. “Y si bien las fallas son grandes”, señaló Amiras, “ha habido un cierto equilibrio en el Supremo. Siempre ha sido un poco como en un mercado de El Cairo. Los del comité elector negociaban ‘si tú pones un árabe, yo nomino a un ortodoxo’ y así. Mejorable, pero funcional”.

Foto: Imagen de un testigo del ataque en la instalación de Isfahan. REUTERS

Pero después de la elección de los jueces hay otro punto que los críticos de Netanyahu señalan que es por puro interés personal: uno de los delitos de los que se le acusa es el de abuso de confianza, y el proyecto de ley para derogar el abuso de confianza como delito avanza a pasos de gigante en la Knéset.

Principio de razonabilidad

De las 14 leyes básicas, hay dos con más peso, la de Respeto a la Dignidad Humana y Libertad y la de Libertad de Ocupación (ocupación laboral). Sobre la primera descansan muchas de las decisiones del Tribunal Supremo y varios de sus fallos se basan en el llamado “principio de razonabilidad”. Fallos que han puesto cortapisas a decisiones gubernamentales en el pasado y que este Gobierno desea evitar a toda costa.

Foto: Protesta antigubernamental en Tel Aviv. ( EFE / ABIR SULTAN)

“Pero ¿quién decide qué es razonable y qué no?”, pregunta Bushinksy. “Este punto que discuten los que apoyan la reforma judicial, porque no consideran que el Tribunal Supremo, que está desequilibrado, a su juicio, debe tener la prerrogativa de decidir qué es razonable y qué no lo es”.

Y, seguramente, sobre este concepto descansan la mayor parte de la estructura judicial israelí y, tal vez, también sus problemas. Si falta detalle en las leyes y es el principio de razonabilidad el que guía la brújula, depende muchísimo de en quién se deposita ese principio filosófico y moral.

“Precisamente ese es el punto: el Gobierno de Netanyahu no quiere que sean los jueces quienes decidan qué es razonable, sino los políticos”, concluyó Amiras.

Tras tres meses de ruidosa e insistente oposición popular al paquete de reformas promovido por el Gobierno de Benjamin Netanyahu y de un momento de clímax cuando centenares de militares en la reserva anunciaron que no se presentarían a sus entrenamientos bajo un Gobierno que aspira a quitarle libertad al poder judicial y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, expresó a su jefe que mejor sería detener el proceso, por lo que fue despedido, parecía que las calles israelíes se incendiaban (literalmente). Cientos de miles salieron a protestar, con hogueras y cortes de tránsito en arterias principales.

Israel
El redactor recomienda