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El retorno de Bibi: la estrategia de llamar sin parar hasta que votes a Netanyahu
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Ha creado hasta un chatbot en Telegram

El retorno de Bibi: la estrategia de llamar sin parar hasta que votes a Netanyahu

Benjamin Netanyahu utiliza Twitter, TikTok, WhatsApp, Telegram y llamadas de teléfono para convencer a los votantes de que le apoyen en las elecciones del 1 de noviembre

Foto: Propaganda electoral de Benajmin Netanyahu en Ramla, Israel. (Reuters/Amir Cohen)
Propaganda electoral de Benajmin Netanyahu en Ramla, Israel. (Reuters/Amir Cohen)

Benjamin Netanyahu vuelve a la carga. El que fue el primer ministro más longevo de Israel quiere retomar el poder que perdió en 2021 y aprovechar las elecciones a la Knéset (Parlamento israelí) de este 1 de noviembre para conseguirlo. Bibi, el mote que muchos utilizan para referirse a él, no es el único candidato que utiliza estrategias de propaganda electoral como llamar a los ciudadanos y reproducir una grabación con su voz, o mensajes de texto y a través de WhatsApp y Telegram. Todos intentan convencer a los votantes de que son la mejor opción, pero Netanyahu es el que lo intenta con mayor ahínco.

"¿Has pensado a quién vas a votar la semana que viene? A Bibi, ¿no?", pregunta el dependiente de un supermercado a los clientes. En el móvil ha pegado una pegatina del Likud, el partido que lidera Netanyahu. "Lleva de campaña todo el año", señala la analista política Rajel Leghziel a El Confidencial. "Estando en la oposición ha tenido mucho tiempo para hacerlo, ha estado criticando incansablemente con tuits y declaraciones constantes al Gobierno actual, fortaleciendo a su electorado y eso se percibe en las encuestas, que indican que no ha perdido base".

Según la media de las encuestas publicadas hasta ahora, el bloque de Netanyahu muestra tendencia ascendente en intención de voto. "Se trata de un porcentaje pequeño, pero estable y en crecimiento", indica la analista de opinión pública Dahlia Scheindlin. "Con respecto al segundo bloque, el anti-Bibi, formado por partidos de centro, izquierda y también algunos de derecha, no tengo ninguna indicación de que la intención de voto esté en ascenso. Más bien lo contrario", agrega. Según su experiencia en elecciones en Israel, pero también en otros lugares del mundo, "las tendencias acostumbran a continuar".

Foto: Benjamin Netanyahu y Naftali Bennett. (EFE)

Sin embargo, con cargos de corrupción que penden sobre el candidato del Likud y las críticas a sus lazos con el partido de extrema derecha con el que tendría que pactar para formar un Gobierno —el Sionismo Religioso de Bezalel Smotrich—, los sondeos también indican que no habrá ninguna victoria aplastante.

Los críticos de la posible alianza entre el Likud y la extrema derecha, que acoge también al partido Poder Judío del ultranacionalista Itamar Ben Gvir (condenado en el pasado por incitación racista), es con que traten de implementar reformas judiciales que permitan salvar a Netanyahu de sus juicios y potencial encarcelamiento si se demostrase su culpabilidad. Netanyahu aduce que es víctima de una caza de brujas política y apela al apoyo de sus votantes, que no parecen interesados en los detalles legales de los procesos.

Bibi, el rey

Netanyahu hace tiempo que ha puesto toda la carne en el asador en lo que respecta a su propaganda electoral. Por las calles de todo el país circula el Bibibus, el escenario móvil que el ex primer ministro traslada de ciudad en ciudad y que sirve como telón de fondo para sus mítines de campaña. Los simpatizantes lo reciben siempre al grito de: "Bibi, el rey". En esos momentos parece lejano el bucle electoral en el que Israel se encuentra inmerso desde 2019, cuando Netanyahu fue acusado de corrupción en cuatro casos. Sus partidarios y detractores han agudizado sus diferencias durante los procesos judiciales, que aún continúan, y esta situación ha provocado que el país vaya a celebrar en sus quintas elecciones en cuatro años.

Foto: Foto de archivo del primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu (Reuters)

A pesar de sus problemas legales, la política israelí sigue estando dominada por la fuerte figura de Netanyahu, quien también la polariza. Es inevitable sentir que estas elecciones vuelven a ser una especie de referéndum personal sobre el político, ya que las posiciones ideológicas entre los partidos en asuntos relativos a los palestinos, Irán y la economía no difieren en mucho. "¿Queréis restaurar el orgullo nacional, reducir el coste de la vida, restablecer la seguridad personal?", preguntó Netanyahu al público en un mitin en la ciudad de Ramle la semana pasada. "No soy un rey. Un rey no es elegido. Necesito ser elegido y eso depende de vosotros", les dijo.

La maquinaria electoral del Likud está funcionando a todo gas con la convicción de que necesitan cada voto que puedan rascar. El cálculo del partido es que tienen que persuadir a entre 100 y 200.000 simpatizantes que no votaron por ellos en las elecciones pasadas.

Según informó Omer Benjakob en el diario Haaretz, los líderes de campaña del Likud han estado dando a sus militantes números de teléfono de israelíes señalados como votantes potenciales sin su conocimiento ni consentimiento. Se les pide a los militantes que los llamen y averigüen si pretenden votar por el Likud para después informar al partido. Si bien otras formaciones políticas han estado recopilando información parecida en las últimas semanas, la operación del Likud es la más controvertida y sofisticada porque se lleva a cabo en varias plataformas (TikTok, WhatsApp, Telegram, una página web especial y una app específica para ese propósito). Además, según el diario, los militantes no llaman diciendo que lo hacen de parte del Likud, sino por propia iniciativa para contar por qué van a votar por Netanyahu.

placeholder Benjamin Netanyahu en un mitin electoral. (EFE/Abir Sultan)
Benjamin Netanyahu en un mitin electoral. (EFE/Abir Sultan)

La otra parte de la estrategia electoral se basa en Bibigram, una herramienta de recogida de información en Telegram a través de un chatbot que simula ser Netanyahu solicitando detalles de conocidos y familiares que han votado al Likud en el pasado, pero están indecisos en esta convocatoria. De nuevo, sin su consentimiento. Justo antes de las elecciones parece que todo vale y las leyes de privacidad israelíes probablemente están siendo vulneradas, pero, para cuando haya una acusación formal y una reacción judicial, habrán pasado las elecciones.

'Vender' el país

La analista Rajel Leghziel señala que, a pesar del paso de los años, la presencia y estrategia de Netanyahu es lo que sigue impresionando al electorado. "Es la persona, no el partido, y la persona sigue ahí". La analista indica también que el Gobierno que lo sustituyó en 2021, el de Naftali Bennett y Yair Lapid, causó animadversión en una gran parte de la población conservadora porque incluyeron a un partido árabe por primera vez. Netanyahu ha sacado mucho partido a esta desconfianza por parte de la población. "El asunto de que 'vendieron el país' sigue siendo, lamentablemente, un tema muy central, porque, más allá del coste de la vida y la inflación, el tema de seguridad es el que sigue marcando la pauta en las elecciones y sigue polarizando. Un partido árabe en el Gobierno indicaba peligro para mucha gente, y Netanyahu lo ha usado y lo sigue haciendo".

Lapid, el actual primer ministro y candidato del partido Yesh Atid ('Hay un futuro', en hebreo), está intentando por todos los medios que Netanyahu no llegue al poder, continúa la analista. Mientras, Avigdor Lieberman, líder del partido Hogar Judío, es "el único que habla de economía". Este político es un factor estable en la política nacional con sus dos vectores principales: su animadversión contra los judíos ultraortodoxos y su liberalismo económico.

Foto: Un combatiente de Hizbulah, frente a artillería antitanque en Juroud Arsal, en la frontera entre Siria y Líbano, el 29 de julio de 2017. (Reuters)

Para el bloque de Netanyahu el partido bisagra es, sin duda, el Sionismo Religioso, cuya intención de voto está creciendo a diario. Para el bando anti-Bibi podría ser la formación del ministro de Defensa, Benny Gantz, una coalición llamada Partido de Unidad Nacional que puede conseguir apoyos por la fama de sus líderes, en su mayoría exgenerales del Ejército, según Leghziel.

Por ahora, la media de los sondeos indica que, de 120 escaños, 72 irían a los partidos de derecha, entre los que hay dos que se han posicionado formalmente contra Netanyahu; Israel Nuestro Hogar, de Lieberman, y el Partido de Unidad Nacional. Los 48 asientos restantes serían de las formaciones de centro e izquierda y del partido islamista Ra’am, de difícil caracterización. Este es el mismo resultado que el de las elecciones de 2021.

Mientras analistas como Dahlia Scheindlin esperan que los votantes consigan acabar con el bucle en el que se encuentra Israel, Netanyahu aprovecha el inicio del fin de semana, antes de que empiece el sabbat —el día de descanso judío— para aparecer en otro vídeo. "Esta noche, tenéis una oportunidad única de ser mis embajadores en la cena del viernes y de salvar a nuestro país. Decidle a la familia que, si no salís todos a votar Likud, Lapid formará el próximo Gobierno, que será una coalición de izquierda con los hermanos musulmanes que apoyan el terrorismo y nos ponen en peligro".

Benjamin Netanyahu vuelve a la carga. El que fue el primer ministro más longevo de Israel quiere retomar el poder que perdió en 2021 y aprovechar las elecciones a la Knéset (Parlamento israelí) de este 1 de noviembre para conseguirlo. Bibi, el mote que muchos utilizan para referirse a él, no es el único candidato que utiliza estrategias de propaganda electoral como llamar a los ciudadanos y reproducir una grabación con su voz, o mensajes de texto y a través de WhatsApp y Telegram. Todos intentan convencer a los votantes de que son la mejor opción, pero Netanyahu es el que lo intenta con mayor ahínco.

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