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El PSOE en la Eurocámara conocía los casos de acoso de Silvana: "No actuaron"
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Escándalo laboral

El PSOE en la Eurocámara conocía los casos de acoso de Silvana: "No actuaron"

Dos de los denunciantes se reunieron con la cúpula de la delegación del PSOE y señalaron a Mónica Silvana, pero no hubo cambios en su situación

Foto: La eurodiputada socialista Mónica Silvana. (EFE)
La eurodiputada socialista Mónica Silvana. (EFE)

La delegación del PSOE en el Parlamento Europeo fue informada de los casos del acoso de la eurodiputada hispanoargentina Mónica Silvana contra varios de sus asistentes antes de que se formalizara la denuncia, pero, según aseguran las víctimas, no se produjeron cambios en su situación. Tras casi 18 meses de proceso, esta semana Mónica Silvana ha sido finalmente encontrada culpable del acoso psicológico y laboral contra sus asistentes y sancionada con 30 días de suspensión de dietas y trabajo.

El 31 de mayo de 2021, Violeta (pseudónimo) y una persona más que también acabaría denunciando a la diputada ante el Parlamento Europeo se reunieron con la eurodiputada Eider Gardiazábal, secretaria general de la delegación, y con Javier Moreno, presidente de la delegación. El objetivo de la reunión, que se produjo algo más de un mes antes de que ambas víctimas formalizaran la denuncia por acoso ante la institución, era pedir ayuda, con la esperanza de que se tomaran medidas preventivas desde dentro del partido sin necesidad de denunciar ante el Parlamento.

Foto: Una persona habla por teléfono dentro del Parlamento Europeo en Bruselas. (Reuters/François Lenoir)

Según una grabación del encuentro a la que ha tenido acceso El Confidencial, se constata que ambos pesos pesados del PSOE en la Eurocámara escucharon claramente por parte de los dos denunciantes que se sentían víctimas de acoso laboral. "Los que tenían que actuar no actuaron", asegura Violeta.

Las dos personas que señalaron que estaban siendo acosadas laboralmente por Mónica Silvana formaban todavía parte de la oficina de la eurodiputada. Sin embargo, desde la delegación no se tomaron medidas preventivas discernibles, como la reubicación a otra oficina.

Es más, en el momento de la reunión, a Violeta todavía le quedaba un mes de contrato en el Parlamento Europeo, después de haberse reincorporado de su baja médica —fruto del acoso laboral al que era sometida, según el facultativo que la atendió— el mes de marzo. Pese a que Violeta declaró su interés por continuar trabajando en la institución reubicada en otra oficina, la delegación socialista prefirió dejar que su contrato expirara, después de haber estado prácticamente sin asignación de tareas desde su regreso de la baja por una orden expresa de Mónica Silvana, según quedó probado en el dosier de investigación del Parlamento Europeo.

Foto: El Parlamento Europeo en Estrasburgo. (Reuters/Yves Herman)
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Al otro trabajador, que también denunció a la eurodiputada, solamente se le reubicó a otra oficina por orden expresa de la Eurocámara, una vez hecha oficial la denuncia y tras pedir la protección del Parlamento. La solicitud de asistencia a la institución llegó un mes y medio después de la reunión en la que, junto a Violeta, pidió ayuda a Gardiazábal y Moreno.

Consultada por El Confidencial, la delegación socialista asegura que, como la reunión del 31 de marzo se produjo en el contexto de la epidemia de coronavirus, "el protocolo del Parlamento facilitaba evitar que tuvieran que ir al despacho, por lo que desde el día en que se trasladaron los hechos a la dirección, ninguno de los dos vuelve a trabajar para la eurodiputada".

Además, sostienen que antes de que lo indicara la dirección del Parlamento, la delegación "ya tenía todo previsto para trasladar al trabajador a otro despacho y atribuirle otras funciones, como se hizo cuando se reincorporó de la baja médica". Sin embargo, según ha podido saber el Confidencial a través de pruebas documentales, este denunciante tuvo que volver a trabajar para la eurodiputada entre el 1 de julio —cuando se reincorporó de la baja médica— y el 5 de julio, y desde el 11 de julio al 22, cuando el Parlamento Europeo dio la orden de transferirlo a otro equipo.

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Antes de aquella reunión, Violeta también había denunciado su situación a Ignacio del Olmo, que trabaja en la oficina de Gardiazábal y era el encargado de recursos humanos. En aquel encuentro, se le informó de que no iba a continuar trabajando para la delegación, y cuando Violeta replicó asegurando que tomaría medidas, Del Olmo —según su relato— le advirtió de que no hiciera nada.

Violeta, de acuerdo con la versión de la delegación socialista, pidió vacaciones hasta el final de su contrato. Por tanto, efectivamente Violeta no volvió a trabajar en el despacho de la eurodiputada, a diferencia de su compañero, pero tampoco se le ofreció ninguna alternativa. En el mismo encuentro, el encargado de recursos humanos se quedó con su ordenador portátil. Violeta confirma que estuvo esos días de vacaciones, aunque asegura que se sintió empujada a pedirlas.

"Yo pedí ayuda en varias ocasiones y no me socorrieron. Cuando pides socorro, tiene que haber un sistema de ayuda"

"El Departamento de Recursos Humanos de la delegación socialista española no tuvo en cuenta nuestra salud mental, yo pedí ayuda en varias ocasiones y no me socorrieron. Cuando pides socorro, tiene que haber un sistema de ayuda", asegura la víctima.

Según ha podido saber El Confidencial, el partido tenía conocimiento de la situación desde hacía tiempo. Además de estos dos trabajadores que denunciaron ante el partido, otra antigua asistente parlamentaria, que acabaría uniéndose a la denuncia ante la Eurocámara, ya había informado verbalmente a la delegación, a través de Del Olmo, de que había tenido problemas en el despacho con Silvana, como ha acabado quedando probado por la comisión de investigación del Parlamento Europeo. Fue precisamente su puesto el que entró a cubrir Violeta.

Esto no evitó que la delegación socialista promoviera el nombre de Mónica Silvana González para distintas elecciones en los meses siguientes a conocer la denuncia interna. Esos nombramientos se hacían a propuesta del grupo socialista español. El 2 de diciembre de 2021 se la nombró vicepresidenta de la delegación de relaciones con Mercosur, y el 9 de marzo de 2022 se la elige como ponente permanente de ayuda humanitaria.

Firma de los documentos

Según el relato de Violeta, uno de los argumentos utilizados por la delegación socialista para defender que no se podía trasladar a los denunciantes a otra oficina —un protocolo habitual ante situaciones de acoso laboral y recogido en las reglas internas del grupo de los socialistas y demócratas— era que sus contratos laborales estaban vinculados solamente a la propia Mónica Silvana, y que, por tanto, solamente podían trabajar con ella. Es decir, según la delegación socialista, la renovación de un contrato como el de Violeta dependía de la decisión de la misma persona a la que estaban denunciando por acoso laboral.

Foto: Vista general del Congreso de los Diputados. (J. J. Guillén) Opinión

Sin embargo, la oferta de trabajo y contrato indica que se les contrataba para trabajar con el grupo de eurodiputados, y la contratación se lleva a cabo por Eider Gardiazábal, en su papel de secretaria general de la delegación, y no por Mónica Silvana. "Eider Gardiazábal, miembro del Parlamento Europeo, actuando como representante del grupo de los socialistas españoles 2019, ha pedido que seas contratado como asistente parlamentario", reza la oferta de trabajo, a la que ha tenido acceso El Confidencial.

"El asistente está siendo reclutado por un contrato concluido directamente con el Parlamento Europeo bajo el artículo quinto de las condiciones de trabajo para asistir a la agrupación de eurodiputados socialistas españoles 2019, representados por doña Eider Gardiazábal Rubial, eurodiputada, en la ejecución de sus funciones como miembros del Parlamento Europeo, sobre la base de la confianza mutua", señala por su parte el contrato.

Siendo la delegación la parte contratante, podía tomar medidas. Sin embargo, no se tomó ninguna medida urgente, a pesar de que en total eran ya tres los asistentes parlamentarios que alertaban de la situación, dos de ellos directamente a la cúpula de la delegación.

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron. (Reuters/Pool/Ludovic Marin) Opinión

Todo esto a pesar de que las reglas internas del grupo de los socialistas y demócratas, enviadas a todas las delegaciones por la presidenta general, Iratxe García, en octubre de 2019, establecen claramente que el grupo debe colaborar en casos de acoso laboral. En el punto octavo de compromiso conjunto, se establece que "se investigarán inmediatamente los casos referentes al personal de los grupos políticos y se cooperará siguiendo las líneas del anexo". En ese anexo se señala que "la secretaría general [del grupo] (...) se asegurará de adoptar e implementar todas las medidas apropiadas, incluida la posibilidad de medidas de distancia para asegurar unas condiciones de trabajo aceptables para el miembro concernido".

Del Olmo es una figura de responsabilidad en la formación. Según Violeta, él la alertó verbalmente desde el primer día sobre la reputación de la eurodiputada. Del Olmo no era el único que conocía la situación: durante el proceso de investigación del Parlamento Europeo, la comisión ha recabado otros testimonios que certifican el trato recibido por los asistentes de Mónica Silvana.

Además, Del Olmo era consciente desde el primer momento de que Violeta estaba realizando tareas que no le correspondían. La mujer informó al encargado de RRHH de la delegación de que estaba escolarizando a su hijo y al de la eurodiputada, tareas lejos de las incluidas en su puesto como asistente parlamentaria. Una práctica que es, sin embargo, bastante habitual y normalizada dentro de la institución, independientemente de la nacionalidad y el partido, según ha podido comprobar El Confidencial a través de varias fuentes.

Foto: La eurodiputada Mónica Silvana, del PSOE. (EFE)

El documento interno del grupo de los socialistas y demócratas también apunta a que "los mánager de recursos humanos [en este caso, Del Olmo] son en principio las primeras personas que deben ser contactadas por cualquiera que esté sufriendo en el trabajo. La responsabilidad de promover activamente y aplicar la política recae en ellos, ya que representan el nivel adecuado de administración en contacto con la plantilla". Es decir, Del Olmo tenía una responsabilidad especial.

Por su parte, cuando ingresó en la Eurocámara en 2019, Gardiazábal firmó, como todos los eurodiputados, una declaración en la que se comprometía a que "cuando resulte necesario, los diputados cooperarán sin dilación y plenamente en los procedimientos establecidos para gestionar situaciones de conflicto o casos de acoso (psicológico o sexual), en particular respondiendo sin dilación ante toda acusación de acoso". Sin embargo, la secretaria general, que escuchó directamente de boca de dos de las víctimas la acusación de acoso, no tomó ninguna medida inmediata para Violeta ni el otro afectado.

En el caso del segundo denunciante, solamente se le reubicó en otro despacho cuando denunció oficialmente ante el Parlamento Europeo un mes y medio después, y tampoco se le renovó el contrato. Sin apoyo de la delegación y sin empleo, las víctimas tuvieron que esperar todavía 18 meses a que la Eurocámara tomara una decisión. Esta semana, concluyó que su denuncia era cierta y se ha sancionado a Silvana González con 30 días de suspensión. La eurodiputada ha asegurado que recurrirá.

La delegación del PSOE en el Parlamento Europeo fue informada de los casos del acoso de la eurodiputada hispanoargentina Mónica Silvana contra varios de sus asistentes antes de que se formalizara la denuncia, pero, según aseguran las víctimas, no se produjeron cambios en su situación. Tras casi 18 meses de proceso, esta semana Mónica Silvana ha sido finalmente encontrada culpable del acoso psicológico y laboral contra sus asistentes y sancionada con 30 días de suspensión de dietas y trabajo.

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