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La diplomacia mercenaria de Putin: ¿qué hace Wagner en el flanco más vulnerable de Europa?
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La oportunidad que Rusia quiere aprovechar

La diplomacia mercenaria de Putin: ¿qué hace Wagner en el flanco más vulnerable de Europa?

El Grupo Wagner ha anunciado su presencia en Serbia en medio de la escalada de violencia con Kosovo y los intereses de Rusia por desestabilizar los países de los Balcanes

Foto: Protesta a favor de Vladímir Putin y Rusia, en abril de 2022. (Reuters/Zorana Jevtic)
Protesta a favor de Vladímir Putin y Rusia, en abril de 2022. (Reuters/Zorana Jevtic)

Hace unos meses, el conocido como "ejército privado de Putin" era un grupo de mercenarios del que pocos habían oído hablar. Ahora, el Grupo Wagner es uno de los actores protagonistas del teatro bélico en Ucrania. Rusia ha utilizado a estos individuos como una manera de desplegarse en lugares donde no interesaba mantener una presencia oficial, y por una fracción de lo que costaría esta. El grupo de mercenarios ha dirigido ofensivas rusas como la batalla de Bakhmut, pero esta misión no les impide ampliar su influencia más allá de Ucrania y han ido a parar a uno de los flancos más vulnerables de Europa.

En su canal de Telegram, Grupo Wagner anunció que había abierto una filial en Serbia a través de una organización local llamada Orly, que los mercenarios definen como una especie de socio en Serbia cuyo papel principal será "cuidar" de los rusos que están en Belgrado. "El centro de cooperación se centrará en reforzar y desarrollar relaciones amistosas entre Rusia y Serbia con la ayuda del soft power", anunció el grupo en un comunicado. La noticia pasó desapercibida y tampoco ha sido confirmado cómo se habría registrado la sucursal de los mercenarios en el país balcánico. Sin embargo, su presencia llega en un momento especialmente delicado por las crecientes tensiones entre Kosovo y Serbia este fin de semana, cuando la escalada de violencia ha sido un motivo de preocupación como no lo era desde hacía tiempo para los representantes de la UE y la OTAN.

Foto: El presidente serbio, Aleksandar Vucic. (EFE/Andrej Cukic)

La exigencia de Prístina de que los vehículos serbokosovares tuvieran matrículas de Kosovo abrió un nuevo frente en un conflicto que sigue latente después de la guerra entre 1998 y 1999, que finalizó tras los bombardeos de la OTAN y la independencia de Serbia de Kosovo en 2008. En el marco de este nuevo frente, las últimas protestas y barricadas derivaron en un ataque con una granada aturdidora contra Eulex, la misión de la UE en el norte de Kosovo. "Los grupos de serbokosovares deben retirar las barricadas de inmediato. Debe establecerse la calma", dijo Josep Borrell, el alto representante de Política Exterior de la UE.

En medio de esta escalada de tensiones, considerada una de las más graves de los últimos años, la presunta llegada del Grupo Wagner a Serbia son malas noticias para Europa y para los Balcanes, pero buenas para Rusia. "Crear una asociación a través de Wagner es una buena idea para Moscú. Así establecería una presencia a través de ellos, lo que significa tener presencia en la zona y acelerar sus estrategias en Serbia y en la región", explica Ruslan Trad, investigador principal de seguridad de Atlantic Council y experto en las operaciones del Grupo Wagner, a El Confidencial.

A través de misiones de desinformación o incluso con herramientas propias de guerra híbridas, Rusia puede, gracias a los mercenarios de Wagner, tener una influencia indirecta en los conflictos balcánicos actuales. "Los problemas con Kosovo y la situación en la vecina Bosnia y Herzegovina representan una buena oportunidad para probar el terreno", continúa Trad.

Foto: Captura del vídeo donde "mandan" un mazo ensangrentado a Bruselas.

Ruslan Trad subraya que Wagner no es solamente una empresa militar privada (PMC, por sus siglas en inglés), sino que está directamente relacionado y respaldado por el establecimiento militar y de seguridad ruso. "Se parece más a la unidad de Spetsnaz [las fuerzas especiales de élite militares y policiales rusas] que a una compañía de mercenarios", aclara. A pesar de las ventajas que supone para Moscú la llegada de Wagner al país balcánico, afirmar que el grupo metería la mano en el conflicto de Kosovo es, por ahora, atrevido.

Los beneficios de meter el pie en Kosovo

Serbia controla el norte de Kosovo —la zona más conflictiva del país— a través de sus estructuras de seguridad y sus servicios de Inteligencia, apunta Florian Bieber, politólogo y experto en conflictos étnicos y nacionalismo en Balcanes. "El partido político en el poder en Serbia está bien organizado en el norte y no tiene necesidad de delegar en Rusia, que no está históricamente envuelto en el conflicto", sostiene a El Confidencial.

Sin embargo, el hecho de que Rusia no tenga una relación directa en el conflicto serbokosovar no significa que no saque beneficio de las tensiones en la región. "A lo largo de los años hay un registro por parte de Rusia para alentar los conflictos en los Balcanes. Trató de parar el acuerdo entre Grecia y Macedonia del Norte a través de proxies [actores de influencia]. Está interesada en provocar inestabilidad, también para enviar el mensaje de que Occidente ha fallado en sus proyectos en los Balcanes", añade Bieber.

Foto: Agentas de la policía en Kosovo. REUTERS/Ognen Teofilovski

Hay muchas razones por las que el Kremlin está interesado en tensar todavía más la cuerda en Kosovo y una de ellas es afianzar sus relaciones con Serbia. El politólogo subraya que Rusia quiere asegurarse de que el país sigue siendo uno de los pocos países de Europa que no se ha unido a las sanciones por la guerra de Ucrania y que no está completamente alineado con los países occidentales.

Además de un aumento de la presencia de empresas rusas en Serbia, el sentimiento nacionalista ha sido el caldo de cultivo perfecto para la expansión de la narrativa rusa. A finales de agosto, por ejemplo, la ultraderecha organizó una manifestación en Belgrado en la que ondearon banderas con la letra Z y banderas rusas. "Las relaciones entre el Kremlin y Belgrado son muy directas y sus influencias también. Por ejemplo, Serbia tiene un trato preferente con Rusia en lo que es el gas y Serbia condenó pero no aplicó sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania", explica Pol Bargués, investigador principal del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob), a El Confidencial.

No obstante, Serbia no es un títere de Rusia ni quiere serlo. El presidente serbio, Alexandr Vucic, "ha sido pragmático durante los últimos años y ha tratado de cooperar con Rusia, China, y al mismo tiempo avanzar hacia la UE. En momentos tan divisivos como los actuales, sin embargo, Serbia deberá escoger de qué lado está. Así se lo dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea: 'Serbia deberá escoger si está del lado de la democracia y de la UE", señala Bargués.

El acuerdo que costó meses conseguir ahora se tambalea

La presunta llegada del Grupo Wagner a Serbia llega en el peor momento del conflicto con Kosovo y después de un pacto que se ha tambaleado ante la ola de violencia de los últimos días. A finales de noviembre, Serbia y Belgrado llegaron a un acuerdo con la mediación de la UE para rebajar la crisis de las matrículas que provocó bloqueos de la población serbia en pasos fronterizos y carreteras el pasado agosto. Belgrado dejará de expedir matrículas registradas en ciudades kosovares, mientras que Prístina renuncia a multar a los vehículos de serbokosovares que no tengan una matrícula de Kosovo, explicaba Josep Borrell, representante para Política Exterior de la UE.

Foto: Un control de policía en Kupce, Kosovo. Fatos Bytyci  / REUTERS

La escalada de violencia puede afectar a los acuerdos, pero Pol Bargués opina que el pacto sobre las matrículas difícilmente se revocará. "Sin embargo, estamos en un momento crucial de negociaciones y acercamientos, de posibles pactos y compromisos, y en estos momentos siempre crecen las tensiones, sobre todo en el norte de Kosovo que es donde residen la mayoría de los serbokosovares. Para ellos, cualquier pacto con Kosovo es una derrota y Kosovo ­– y sobre todo el norte de Kosovo – pertenece a Serbia", explica. Además, continúa, en estos momentos crece la desinformación, rumores o noticias falsas que agudizan el conflicto y empujan a algunos a la violencia.

Es muy probable que este conflicto híbrido —en el que se combinan los ataques no convencionales como la desinformación o la instrumentalización de la economía para desestabilizar la región— continúe, aunque por primera vez en mucho tiempo la UE parece estar dispuesta a incluir a los Balcanes en el bloque. Kosovo anunció que presentará este jueves la petición para su ingreso en la UE, un reto para el país porque cinco países miembros (España, Chipre, Grecia, Eslovaquia y Rumanía) no reconocen la independencia del país.

El Ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, dijo en una rueda de prensa en Bruselas que la adhesión de Kosovo es, por ahora, "ficción política" y no aclaró cuál sería la postura de España en el caso de que se formalice la petición. Serbia ha aprovechado la incertidumbre de los países que no reconocen a Kosovo como país independiente para aumentar la tensión un poco más y les ha pedido que bloqueen el acceso al club comunitario.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se reúne con el presidente de la República Serbia de Bosnia, Milorad Dodik. (Reuters/Mikhail Klimentyev)

A pesar de los retos de Kosovo para formalizar la petición, las oportunidades son ahora mayores por los esfuerzos de la UE por revitalizar la política de ampliación tras la guerra de Ucrania. Este miércoles, dio un paso más en este aspecto y otorgó a Bosnia-Herzegovina el estatus de candidato a ingresar en el bloque. Precisamente el país que sufrió uno de los conflictos más sangrientos tras la desintegración de Yugoslavia ha sido también foco de Rusia. Las relaciones entre Vladímir Putin y Milorad Dodik, el primer ministro de la República Serbia (una de las dos entidades de Bosnia), ha puesto de relieve la mano negra del Kremlin y su estrategia para ganar influencia en las puertas de Europa.

Serbia y Rusia, del amor al odio

En medio de las intenciones políticas de dos bloques enfrentados entre sí, están los Balcanes. "Moscú tiene como objetivo evitar el acercamiento a la UE y también quiere desviar la atención de Ucrania", apunta Ruslan Trad. En medio no solo están los Balcanes, también una población que en algunos países se encuentra dividida entre los intereses de Europa y Rusia. Serbia es uno de los mejores ejemplos.

El anuncio de la llegada del Grupo Wagner al país tuvo lugar en un momento tenso, no solamente por la crisis en Kosovo, también por los conflictos internos. La llegada de miles de rusos que huyeron a Serbia después de la invasión a Ucrania, más los que llegaron por la movilización parcial anunciada por Putin, ha provocado una subida de los precios en ciudades como Belgrado. "Se pueden ver grafitis de grupos a favor y en contra de Rusia en las calles de la capital serbia. La situación es difícil: históricamente, tiene buenas relaciones con Ucrania y tampoco reconoció la independencia de Luhansk y Donetsk; al mismo tiempo, Serbia es un aliado tradicional de Moscú", sostiene el investigador de Atlantic Council.

Foto: El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, junto a su homólogo ruso, Vladímir Putin. (EFE/Mikhail Klimentyev)

El Gobierno de Alexandr Vucic es uno de los factores principales que decidirán el futuro de esta relación. Por un lado, las políticas del presidente serbio se basan en el populismo, y controla la mayoría de los medios de comunicación del país a través de sus redes familiares y amistades, explica Trad. "Estos medios se distribuyen e incluso se traducen directamente desde sitios rusos como Russia Today [RT], pero el efecto en la sociedad está en duda. Estos medios son considerados incluso en Serbia como muchos tabloides de chismes", añade.

Además de las estrategias de propaganda o desinformación, uno de los mayores problemas son las formaciones populistas y nacionalistas serbias que influyen en la juventud. Todas ellas promueven las ideas del Kremlin porque están conectadas con grupos prorrusos y, además, juegan con la ventaja de la desconfianza histórica hacia Estados Unidos y la OTAN después de las guerras yugoslavas y del desenlace de la guerra entre Serbia y Kosovo en 1999.

Todos estos factores se aprovechan en la sociedad serbia como herramienta de propaganda y, de manera indirecta, dentro de la estrategia rusa para desestabilizar la región. La posibilidad de que el Grupo Wagner forme parte activa del conflicto de Kosovo es ahora pequeña, pero quizá no es necesario que lo hagan para conseguir su objetivo. "Basta con coordinarse con las organizaciones nacionalistas serbias, influir en los tomadores de decisiones e influir en el entorno de los medios", concluye Ruslan Trad.

Hace unos meses, el conocido como "ejército privado de Putin" era un grupo de mercenarios del que pocos habían oído hablar. Ahora, el Grupo Wagner es uno de los actores protagonistas del teatro bélico en Ucrania. Rusia ha utilizado a estos individuos como una manera de desplegarse en lugares donde no interesaba mantener una presencia oficial, y por una fracción de lo que costaría esta. El grupo de mercenarios ha dirigido ofensivas rusas como la batalla de Bakhmut, pero esta misión no les impide ampliar su influencia más allá de Ucrania y han ido a parar a uno de los flancos más vulnerables de Europa.

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