Las elecciones en las que Putin quiere meter mano (y no son los referéndums en Ucrania)
Bosnia-Herzegovina vota este domingo en unas elecciones marcadas por la crisis política en el país y el apoyo de una parte de la población a Vladímir Putin y la guerra en Ucrania
El día que Vladímir Putin anunció la movilización de 300.000 reservistas para la guerra de Ucrania, se reunió con un aliado político poco común. Milorad Dodik, el primer ministro de la República Serbia, una de las dos entidades de Bosnia y Herzegovina, fue hasta Moscú para respaldar abiertamente la invasión rusa. Putin describió la relación como una "asociación estratégica", mientras que Occidente ha acusado a Rusia de intentar desestabilizar la zona de los Balcanes, especialmente Bosnia, para ganar influencia en las puertas de Europa.
Este domingo, el país votará en unas elecciones que se enmarcan en una de las peores crisis para el país desde que finalizó la guerra en 1995. La situación ha llegado hasta a la OTAN y el secretario general, Jens Stoltenberg, recalcó el apoyo a la soberanía territorial de Bosnia y la relevancia de la estabilidad en la zona. No lo decía en vano. Las divisiones étnicas en el país balcánico han provocado una crisis institucional que se explica por conflictos políticos como el reconocimiento del genocidio en Srebrenica, donde más de 8.000 bosnio-musulmanes fueron asesinados en 1995, y los deseos de independencia de la República Serbia de Bosnia.
Este último punto se ha convertido en uno de los mayores focos de preocupación para Occidente. Dodik es el líder serbobosnio dentro de la presidencia tripartita en el país balcánico y se ha reunido en varias ocasiones con Putin para demostrar al electorado serbobosnio, altamente prorruso, que cuenta con el apoyo del Kremlin. El político no esconde sus deseos de independizarse de Bosnia y ahora vuelve a presentarse en las elecciones de este domingo con el nacionalismo como bandera. "Dodik, como la figura política más importante de la República Serbia, juega con la carta de la desunión y la indecisión de Occidente, y, hasta ahora, esta apuesta ha valido la pena. Cuenta con sus aliados de derecha y xenófobos en la UE (principalmente Viktor Orbán) y ha conseguido que la comunidad serbobosnia rechace las sanciones a Rusia", explica Adnan Huskic, analista político, autor del libro 'The Foreign Policies of Post-Yugoslav States' y profesor en la Escuela de Ciencia y Tecnología de Sarajevo, a El Confidencial.
El temor de muchos políticos y analistas es que Rusia utilice su influencia para desestabilizar a los países vecinos de la UE como Kosovo o Bosnia. En el primero, este agosto aumentó la tensión por una nueva ley relacionada con las matrículas serbias en el país. En Bosnia acecha la sombra de una operación para alentar el sentimiento secesionista de los serbobosnios. Dodik no ha escondido su rechazo a que Bosnia forme parte de la OTAN y unas semanas después de que iniciara la invasión en Ucrania, el embajador ruso en Bosnia, Igor Kalabukhov, afirmó que el ejemplo de Ucrania "muestra lo que esperamos. Si hay alguna amenaza, responderemos", en señal de advertencia a los deseos del país balcánico de ingresar en la alianza.
Serb nationalist "journalists" closely aligned with secessionist authorities in Bosnia’s RS entity acting as "election observers" during Russia’s sham referendums in occupied Ukraine. Authorities in Sarajevo should open investigations into these individuals. https://t.co/ZF6cag9mSj
— Jasmin Mujanović (@JasminMuj) September 27, 2022
Jasmin Mujanović, politólogo y especialista en políticas de asuntos internacionales y del sudeste de Europa, subrayó para este periódico que el Kremlin lleva años esforzándose en desarrollar plataformas de cooperación con la comunidad serbia de Bosnia para aumentar su influencia. "Esta ayuda también pasa por transferencias de armas y Dodik ha intentado militarizar las fuerzas policiales de la República Serbia", sostiene. Sin embargo, la colaboración se muestra sobre todo con símbolos diplomáticos, como el encuentro del líder serbobosnio con Putin y con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en varias ocasiones. "Rusia quiere favorecer el proceso secesionista porque les interesa en sus objetivos estratégicos en la región. Quieren que el país sea inestable para que no entre en la OTAN", continúa Mujanović.
Rusia, el 'hermano mayor'
Bosnia votará este domingo bajo la sombra de Rusia, pero también de una guerra de la que todavía arrastran sus consecuencias. Tras los Acuerdos de Dayton que pusieron fin al conflicto armado tras cuatro años de guerra, la presidencia del país se reparte entre los representantes de cada una de las tres comunidades que conviven en el país: los serbobosnios, los bosnio-musulmanes (también llamados bosniacos) y los bosnio-croatas. Cada una escoge a su líder político cada cuatro años y durante su mandato se alterna la jefatura de Estado cada ocho meses. Muchas de las decisiones políticas funcionan por consenso, pero en un país donde todavía no se ha afrontado la reconciliación tras la guerra de los 90, no es fácil ponerse de acuerdo. Según datos de 2015, los últimos que divulgó el Gobierno central, el 50,11% de la población es bosniaca, el 30,78% serbobosnia y el 15,43% son bosnio-croatas.
En las elecciones de este domingo, Dodik se presentará para renovar su puesto como líder de Alianza de Socialdemócratas Independientes (SNSD). Bakir Izetbegović, hijo del fallecido presidente bosnio, Alija, lo hará con el Partido de Acción Democrática (SDA) y Dragan Čović es el candidato bosniocroata con el partido Unión Democrática Croata (HDZ).
A pesar de la influencia rusa en Bosnia, solamente los que forman parte de la comunidad serbia de este país se sienten identificados con el Kremlin. Una encuesta de este año del Instituto Republicano Internacional divulgada por European Council of Foreign Relations (ECFR) arrojó que el 90% de los serbobosnios tienen una visión positiva del papel de Rusia en Bosnia, frente al 39% de los croatas y solo el 27% de los bosnio-musulmanes. La UE no esconde sus miedos a una inestabilidad en la región y la Oficina del Alto Representante, que supervisa que se cumplan los acuerdos de paz, ha desplegado a 500 militares en el país. Alemania, por su parte, ha enviado 50 soldados para apoyar a EUFOR Althea, la misión militar de la UE responsable de mantener un entorno seguro en Bosnia. Hace pocos años, las dos misiones tenían en mente poner fin a las operaciones en el país, pero estos planes están, al menos por ahora, alejados de la realidad.
Detrás de la conexión entre la República Serbia y Rusia están los intereses de Serbia por "el mito de la hermandad serbio-rusa", según Leila Bičakčić, directora del Centro de Reportajes de Investigación (CIN) en Sarajevo, quien añade que Serbia utiliza esta relación para aprovecharse políticamente. Por ejemplo, gracias al apoyo de Rusia a la RS en sus tratos con la UE. "La declaración en los Consejos de Seguridad de la ONU relacionada con el genocidio de Srebrenica ha sido vetada por Rusia (...). El apoyo ruso se ha utilizado en el enfoque de ‘hermano mayor", destaca.
Centros comerciales y mezquitas... saudíes
Bosnia, que enfrenta una de las tasas de desempleo juvenil más altas del mundo y con un sistema de Gobierno complicado como consecuencia de la guerra, está en la cola para adherirse a la Unión Europea. En unas negociaciones que se antojan lentas y con muchos compromisos que cumplir, la conexión rusa en el país puede hacer saltar las alarmas. No es el único reto que tiene Bosnia, que cuenta con una parte de la población de mayoría musulmana. "Arabia Saudí invierte en el país y eso ha estado mal visto por muchas personas", explica a El Confidencial Semira, una estudiante bosniaca residente en Sarajevo.
En los últimos años, el reino ha invertido en los dos centros más grandes de la capital, el Sarajevo City Center y BBI, donde se mantiene una estricta prohibición al alcohol y a los alimentos elaborados con cerdo. "Sarajevo nunca ha sido extremista religioso y en los últimos años se han visto más burkas por las calles”, continúa Semira. "Hace un tiempo un hombre me paró porque llevaba una minifalda y me dijo que debía taparme", explica como símbolo de un comportamiento antes poco común en la ciudad.
En un artículo de 2019 en la revista 'OZI', los analistas plantearon si Bosnia podía ser utilizado como un experimento para aumentar su influencia religiosa en Europa. "Es casi de conocimiento público que su dinero es una condición previa para la enseñanza religiosa", dijo Leila Bičakčić en ese momento. Emiratos Árabes Unidos es el primer país no europeo en la lista de inversiones extranjeras directas y esa influencia económica se traduce también en la llegada de turistas, que llegó a los 40.000 saudíes en los primeros seis meses de 2019.
A pesar de la presencia económica, el politólogo Jasmin Mujanović destaca que la influencia saudí no llega ni de lejos a la de Rusia. "No tienen una influencia política clara en Bosnia y no hay ningún capítulo relevante que haya marcado la política bosnia en este sentido. Arabia ha invertido dinero en infraestructura para el turismo y también religiosas y han hecho contribuciones para solidarizarse con los musulmanes en Bosnia. Pero si hablas con los bosniacos, no tienen ninguna señal de esta ayuda, no es representativa para ellos", concluye.
Una de las señales de alarma para muchos expertos por los hilos saudíes en Bosnia se explica por la unión de 300 combatientes del país balcánico a las filas del ISIS en Irak y Siria. No obstante, "es un fenómeno marginal" según Mujanović. El analista no niega que haya tenido lugar un giro conservador entre los musulmanes de Bosnia, aunque es difícil vincularla con Arabia Saudí y puede estar más relacionada con la crisis económica y como respuesta al genocidio contra los musulmanes en Srebrenica.
El Gobierno llevó a cabo una estrategia muy efectiva para acabar con los seguidores más radicales del islam, según Adnan Huskic, pero esta retórica puede ser utilizada para dividir a un país con la reconciliación nacional como problema abierto. Algunos políticos en Serbia y en Croacia han explotado los temores a una amenaza por parte de los extremistas para interferir en la política y desestabilizar el país. Es una táctica que ya utilizaron antes de la guerra y para justificar el genocidio de Srebrenica, recuerda el analista.
Crisis política, energética, económica y electoral
Estas divisiones políticas entre las comunidades no pasarán desapercibidas durante las elecciones, apunta Leila Bičakčić. "Si se implementarán los resultados de las elecciones, sigue siendo un desafío. La parte croata amenaza con bloquear la formación del Gobierno si la ley electoral no se modifica a su gusto, lo que haría imposible cualquier toma de decisiones", lamenta.
Bičakčić define a Bosnia como un país a borde de la separación y con una crisis política profunda. "Nos enfrentamos a la mayor crisis económica con una disponibilidad energética incierta para el invierno, y ninguno de los actores políticos debate actualmente sobre los posibles resultados y soluciones. Si eso no se tiene en cuenta lo antes posible, veremos más fuga de cerebros e inmigración antes de fin de año".
Paralelamente, el analista Adnan Huskic no cree que el resultado de las elecciones revierta la difícil situación política. Confía en cambios menores que a la larga pueden ser significativos, pero es realista acerca de las esperanzas de una transformación política y social: "Difícilmente tendrá lugar sin ningún apoyo de la UE o de Occidente, difícilmente cuando día a día la región se desliza aún más hacia el autoritarismo y se enfrenta a un retroceso democrático, difícilmente cuando las élites políticas internas son un montón de criminales y oligarcas de transición que, en ausencia de algo significativo que mostrar con respecto a su actuación en el Gobierno, recurren siempre a la creación de conflicto como medio para desviar la atención de la ciudadanía".
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El día que Vladímir Putin anunció la movilización de 300.000 reservistas para la guerra de Ucrania, se reunió con un aliado político poco común. Milorad Dodik, el primer ministro de la República Serbia, una de las dos entidades de Bosnia y Herzegovina, fue hasta Moscú para respaldar abiertamente la invasión rusa. Putin describió la relación como una "asociación estratégica", mientras que Occidente ha acusado a Rusia de intentar desestabilizar la zona de los Balcanes, especialmente Bosnia, para ganar influencia en las puertas de Europa.