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Así es la jequesa Moza bint Nasser al-Missed de Qatar: glamour para la defensa de la educación
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Madre del actual emir

Así es la jequesa Moza bint Nasser al-Missed de Qatar: glamour para la defensa de la educación

La mujer del anterior emir se mueve como pez en el agua en la escena internacional desde hace más de dos décadas donde promueve diferentes causas sociales

Foto: La jequesa Moza bint Nasser. (EFE/EPA/Ali Haider)
La jequesa Moza bint Nasser. (EFE/EPA/Ali Haider)

La profunda discriminación que sufren las mujeres en Qatar las somete a la voluntad de su marido o de un hombre de su familia para tomar decisiones tan personales e íntimas como contraer matrimonio, recibir ciertos tipos de anticonceptivos o acceder a algunos trabajos, según denuncia Human Rights Watch. Este segundo plano que la mitad de la población ocupa en la sociedad también se refleja en la familia real qatarí, donde las esposas del emir no tienen apenas presencia pública. Por eso resulta sorprendente cómo la jequesa Moza bint Nasser al-Missed, madre del actual mandatario, Tamim, y segunda mujer del anterior, Hamad, se ha convertido en las últimas dos décadas en una de las figuras públicas más reconocibles y respetadas del pequeño Estado de Oriente Próximo.

Desde que su marido ascendió al poder en 1995, ella ha ejercido como primera dama de facto del país, una posición hasta entonces inexistente. Ha tenido y sigue teniendo un peso muy importante en defensa de causas como la educación y la lucha contra la radicalización, tanto en su país como en el exterior, habiendo sido nombrada enviada especial y representante de Naciones Unidas en diversas ocasiones.

Foto: El estadio internacional Khalifa en Doha (Reuters)

Los papeles que Moza ha desempeñado le han permitido tener voz propia en un país donde no es lo habitual. Aunque ella ha repetido en diversas ocasiones que comparte con su marido “la visión” que promueve, tanto en su país como en las iniciativas internacionales que defiende, no es extraño verla a ella sola concediendo entrevistas a medios extranjeros, dirigiéndose a mandatarios internacionales en discursos en cumbres mundiales o firmando artículos de opinión para la defensa de sus causas como ha hecho en alguna ocasión en la revista estadounidense Time.

Todo este trabajo lo ha desarrollado rodeada de un halo de glamour que la ha convertido en un icono de la moda, con atuendos de alta costura que llenan su perfil de Instagram y que le han servido para entrar en alguna ocasión en las listas de la revista Vanity Fair de las mujeres mejor vestidas del planeta. Detrás de esta apariencia bien cuidada, que hace parecer inverosímil que haya superado los 60 años, hay una mujer sobre la que todos los expertos apuntan que ha entendido muy bien cómo funcionan los entresijos del poder y ha sabido navegar entre ellos.

Muchos achacan a su influencia que finalmente su segundo hijo fuera elegido sucesor y ahora sea el actual emir de Qatar. También se cree que ha tenido mucho peso en todas las medidas reformistas que su marido puso en marcha para modernizar al país y convertirlo en el Estado que es hoy, con un gran peso geopolítico en la región.

Defensa de la educación

Iniciativa de la jequesa es la Ciudad de la Educación, un campus de excelencia donde han abierto facultades varias prestigiosas universidades estadounidenses como Cornell, Georgetown o Northwestern, tras años de cortejo de Moza a estas instituciones y que, a su vez en algunos casos, la han nombrado doctora Honoris Causa. Además preside Sidra Medicine, un hospital universitario de investigación que tiene como objetivo ser referencia para tratamientos en especialidades relacionadas con mujeres y niños.

“Estoy intentando, con mis conexiones con diferentes instituciones sociales, acelerar cambios a través de la educación, con reformas sociales”, advertía ya en 2004 la jequesa en una entrevista televisada con el periodista estadounidense Charlie Rose. Es más, durante las más de dos décadas que lleva de recorrido público también se ha posicionado a favor de la defensa de la educación en el resto del mundo. En 2009 se la pudo ver con casco y chaleco antibalas en Bagdad, visitando a profesores y alumnos que trabajaban en la reconstrucción del sistema educativo del país tras la guerra. Allí llegó como máxima representante del Fondo Internacional para la Educación Superior en Iraq, que impulsó ella misma desde su posición de enviada especial de la UNESCO para la defensa de la educación. Es también promotora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

En los últimos años se ha centrado, además, en la lucha contra la radicalización de los menores y ha denunciado en numerosas ocasiones la gravedad de las consecuencias que tienen los ataques de islamistas y otros grupos a escuelas en todo el mundo. En este sentido, en un artículo que publicó hace cinco años en la revista Time se mostró muy crítica con el inmovilismo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. “Esta institución clave está rota exactamente donde más se la necesita: en pedir responsabilidades a aquellos que cometen atrocidades en masa y graves violaciones del derecho internacional”, escribió.

Silencio sobre derechos en su país

Pero igual de significativas que son las causas que ha abanderado es su silencio ante las acusaciones de violaciones de los derechos humanos de los trabajadores extranjeros contratados en Qatar para la preparación del Mundial 2022. Amnistía Internacional ha denunciado que estas personas han tenido que soportar vivir hacinadas y con falta de higiene tras haber sido engañadas sobre los salarios que iban a percibir, además de haber recibido sus nóminas con retrasos. La organización también ha documentado que en algunos casos no podían salir ni de los estadios que estaban construyendo o de los campamentos en los que vivían, tampoco podían abandonar el país ni cambiar de trabajo y sufrían amenazas. Es más, una investigación del diario británico The Guardian reveló en 2021 que más de 6.500 de estos empleados migrantes habían muerto en el país desde que la FIFA eligió a Qatar como sede de la competición.

Foto: Diversos trabajadores inmigrantes durante la construcción de los estadios para el Mundial en 2019. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

La jequesa tampoco se ha pronunciado respecto a la falta de democracia en su país pese a las promesas de reforma que su marido había hecho y que ella misma, a principios de este siglo, defendía en medios internacionales. “Para tener una sociedad democrática necesitamos ciudadanos democráticos, participantes no espectadores”, explicaba Moza en la cadena de televisión estadounidense PBS para resaltar la importancia de las iniciativas educativas que encabezaba en su país. Sin embargo, las expectativas quedaron en retrasos sine die o en reformas cosméticas y la llegada al poder de su hijo Tamim no ha significado otra cosa que la continuidad del régimen.

De igual forma, tampoco ha hecho mención a la falta de derechos de las mujeres en su país. Aunque Human Rights Watch reconoce los avances en educación que se han hecho, en parte gracias a las iniciativas lideradas por la jequesa, las mujeres siguen sufriendo una importante discriminación debido al sistema de tutela al que se tienen que someter. Además, no pueden tomar decisiones sobre sus propios hijos ni oponerse a que su marido contraiga matrimonio con otras esposas.

La profunda discriminación que sufren las mujeres en Qatar las somete a la voluntad de su marido o de un hombre de su familia para tomar decisiones tan personales e íntimas como contraer matrimonio, recibir ciertos tipos de anticonceptivos o acceder a algunos trabajos, según denuncia Human Rights Watch. Este segundo plano que la mitad de la población ocupa en la sociedad también se refleja en la familia real qatarí, donde las esposas del emir no tienen apenas presencia pública. Por eso resulta sorprendente cómo la jequesa Moza bint Nasser al-Missed, madre del actual mandatario, Tamim, y segunda mujer del anterior, Hamad, se ha convertido en las últimas dos décadas en una de las figuras públicas más reconocibles y respetadas del pequeño Estado de Oriente Próximo.

Mundial de Qatar 2022
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