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¿Qué gana la OTAN con la entrada de los nórdicos?
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Superioridad en el Báltico, proyección ártica

¿Qué gana la OTAN con la entrada de los nórdicos?

Finlandia y Suecia, ya antes considerados aliados competentes en materia de seguridad, no solo ofrecen más kilómetros de frontera con Rusia que defender

Foto: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la primera ministra sueca, Magdalena Andersson. (Reuters)
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la primera ministra sueca, Magdalena Andersson. (Reuters)

Una vez superado el escollo de la negativa turca, la OTAN ha celebrado triunfalmente la próxima entrada de Suecia y Finlandia como los miembros 30 y 31 de la Alianza Atlántica. La llegada de los nuevos socios abre nuevas oportunidades para la defensa europea: refuerza su presencia militar en el este y el norte de Europa frente a la impredecible amenaza que supone Rusia. En este flanco, los países nórdicos juegan no solo un papel clave en el mar Báltico, para asegurar una mayor cooperación y unidad estratégica de la región, sino también en un nuevo escenario de conflicto con Moscú, como será en los próximos años el Ártico.

"Putin quería menos OTAN y ahora tiene más Alianza Atlántica en sus fronteras", declaró el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, cuando se anunció el levantamiento del veto ruso de Ankara sobre la candidatura de Estocolmo y Helsinki. La entrada de Finlandia, precisamente, prácticamente dobla la frontera de la Alianza con Rusia, añadiendo más de 1.287 kilómetros antes forzosamente neutrales.

Foto: Un ejercicio conjunto de soldados polacos y estadounidenses en Polonia. (Reuters/Leonhard Foeger)

Pero Finlandia y Suecia, ya antes considerados aliados competentes en materia de seguridad, no solo ofrecen más kilómetros que defender. Su disuasión será clave en la defensa de los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) ante una hipotética invasión rusa. Tanto en la cuestión operativa (seis países con la misma amenaza, incluyendo a Noruega, que sin el paraguas de la OTAN responderían independientemente), sino también táctica militar. Especialmente con la entrada en la Alianza de la estratégica isla sueca de Gotland, también llamada 'portaaviones insumergible', en medio del mar Báltico, y que se temía que Rusia podría utilizar para hacerse con el control del espacio aéreo de la zona o como base para lanzar ataques contra Estonia, Letonia y Lituania.

Aunque, dado su peso poblacional, sus ejércitos son relativamente pequeños (Finlandia podría ofrecer a la OTAN 19.250 soldados en activo, Suecia 14.600, según cifras recogidas por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos), sus 312-531 tanques, 107-96 aviones de combate y, muy especialmente, sus 20-150 buques respectivamente de cada país podrían significar que la OTAN se asegurara la superioridad militar sobre el mar Báltico. Suecia cuenta además con cinco submarinos. Con su entrada, la OTAN va tapando posibles agujeros de su defensa.

Alianza ártica

También abre un nuevo escenario en el Ártico. A medida que los efectos del calentamiento global se hacen más evidentes, la importancia estratégica de la región delimitada por el Círculo Polar está creciendo y países como Rusia, Estados Unidos, Noruega, Canadá o Dinamarca intentan acceder bajo el hielo ártico a las enormes reservas de petróleo, gas y minerales, y establecer nuevas rutas marítimas. Con Suecia y Finlandia en la OTAN, todos los países del Consejo Ártico, excepto Rusia, serán parte de la Alianza.

Foto: Ejercicios militares 'Cold Response' en el Ártico noruego. (Reuters/Yves Herman)

Algunos comentaristas, especialmente entre los Estados bálticos y Polonia, apuntan también a que la entrada de estos dos nuevos miembros podría reequilibrar hacia el norte-este el peso de la defensa europea en la OTAN, en un contexto en el que grandes pesos pesados como Francia y Alemania han sido muy criticados por su postura, en busca del diálogo, con Moscú. "Veremos una OTAN más nórdica", asegura Alexander Stubb, ex primer ministro finlandés. Pero está por ver si los países nórdicos, de la mano con los bálticos, podrán ejercer finalmente más influencia sobre los asuntos de seguridad en el contexto general de la OTAN.

“Suecia ha sido arrastrada por Finlandia en la adhesión”

En el pasado mes de mayo, empujados por la invasión rusa en Ucrania, Suecia y Finlandia tomaron la decisión histórica de pedir formalmente la adhesión a la Alianza, rompiendo así con su tradicional no alineamiento militar.

Desde Estocolmo, Calle Håkansson, investigador del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales (UI) recuerda que, a pesar de que desde el mes de mayo los dos países han mantenido el acuerdo estratégico de vincular los dos procesos de adhesión, el contexto histórico, geográfico y social entre los dos países con Rusia es muy diferente, hecho que ha provocado que “Finlandia haya liderado el proceso de adhesión a la OTAN, arrastrando a Suecia a también hacerlo”, explica.

Foto: Putin, en Asjabad. (Reuters/Sputnik/Dmitry Azarov)

El investigador sueco explica que “Finlandia ha tenido un pasado conflictivo con la Unión Soviética, viendo a Rusia siempre como una amenaza”. Así, el investigador razona el cambio tan rápido y de 180 grados que se produjo en la opinión pública y en la clase política finlandesa desde el inicio de la invasión de Ucrania, generando un grado de apoyo muy mayoritario para que el país pase a formar parte de la Alianza militar cuanto antes.

En Suecia, en cambio, el proceso ha sido más lento y aún hay voces críticas, ya que, según Håkansson, “los líderes políticos no empezaron a tratar el tema seriamente hasta que vieron que Finlandia hacía pasos muy rápidos hacia la adhesión”.

Foto: Ejercicios militares Cold Response de la OTAN en Rena, Noruega. (EFE/Geir Olsen)

De las conversaciones previas entre Suecia, Finlandia y los miembros de la OTAN, el investigador del UI extrae que “los dos países tomarían en un futuro una posición dentro de la Alianza similar a la de sus vecinos nórdicos, donde Dinamarca y Noruega son miembros fundadores de la alianza, pero no permiten el establecimiento permanente de tropas extranjeras ni el almacenamiento de armas y dispositivos nucleares en su territorio” explica.

De la mano de Dinamarca

Dinamarca también llega a la cumbre de Madrid con cambios sustanciales en su política de defensa que hacen que el país escandinavo se haya implicado más que nunca en la seguridad en la región del mar Báltico. Una semana antes de la cumbre, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, fue instigadora de una reunión en La Haya con sus homólogos de los Países Bajos, Polonia, Rumanía, Bélgica y Portugal y con la presencia de Jens Stoltenberg. Según informaba la cadena pública danesa DR, durante la cena de trabajo los seis países acordaron aumentar los recursos y el presupuesto que destinan a la OTAN.

Sin llegar a una cifra concreta, el acuerdo se enmarca dentro del cambio de rumbo en la política de defensa emprendida a principios de año por la primera ministra danesa, que incluye destinar al presupuesto de defensa el 2% del PIB del país, proveyendo una modernización y actualización de las fuerzas armadas danesas. El otro punto clave en la nueva política danesa de defensa ha sido la abolición de la reserva para participar en la política de defensa común de la Unión Europea, que se decidió por mayoría ciudadana en un histórico referéndum a principios de junio. Según el experto Håkansson, de esta forma Dinamarca, junto a sus aliados nórdicos, “pretenden aumentar su poder de influencia y decisión en las políticas de seguridad comunes, cambiando en pocos meses el mapa de la seguridad y las alianzas en el norte de Europa”.

Una vez superado el escollo de la negativa turca, la OTAN ha celebrado triunfalmente la próxima entrada de Suecia y Finlandia como los miembros 30 y 31 de la Alianza Atlántica. La llegada de los nuevos socios abre nuevas oportunidades para la defensa europea: refuerza su presencia militar en el este y el norte de Europa frente a la impredecible amenaza que supone Rusia. En este flanco, los países nórdicos juegan no solo un papel clave en el mar Báltico, para asegurar una mayor cooperación y unidad estratégica de la región, sino también en un nuevo escenario de conflicto con Moscú, como será en los próximos años el Ártico.

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