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El factor Erdogan le da un toque imprevisible a la Cumbre de la OTAN de Madrid
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Por el veto a Finlandia y Suecia

El factor Erdogan le da un toque imprevisible a la Cumbre de la OTAN de Madrid

El presidente turco tiene en sus manos la decisión final sobre la entrada de Suecia y Finlandia a la OTAN, allana el terreno para otro inminente ataque a los kurdos

Foto: Erdogan durante una cumbre de la OTAN. (EFE/Yves Herman)
Erdogan durante una cumbre de la OTAN. (EFE/Yves Herman)

La Cumbre de la OTAN que se celebra en Madrid el 29 y 30 de junio tendrá como protagonista la guerra en Ucrania y los grandes retos que se desprenden de ella. Dos países, Suecia y Finlandia, han decidido dar el paso de formar parte de la Alianza debido a las amenazas rusas. Pero no será tan fácil: en medio de todo el embrollo ha aparecido el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con condicionantes. De hecho, cuando Estocolmo y Helsinki llamaron a la puerta de la OTAN, en Ankara se frotaron las manos. Con todos los miembros de la Alianza a favor de la entrada de los dos países nórdicos —quienes mandarán delegaciones a España—solo faltaba que Erdogan diese luz verde. Pero desde Ankara todo eran negativas: empezaban unas negociaciones donde la parte turca exige cambios en la legislación local de ambos países: lo que parecía difícil, hoy ya no es imposible.

Aunque el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, haya reiterado que la cumbre de Madrid no representa una fecha límite para la decisión final turca, el encuentro será un hervidero de debates que afectarán de lleno a la guerra y al futuro de la Alianza, donde Erdogan tendrá un papel decisivo. Por ahora, la entrada de Suecia y Finlandia está en punto muerto.

Foto: Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, durante una cumbre en Bruselas. (Reuters)

Terrorismo

Al divisar las dudas de Turquía, integrantes de los gobiernos de Suecia y Finlandia viajaron al país eurasiático, pero la visita a la capital fue en vano: el sí del máximo mandatario turco, condición indispensable para su entrada, no iba a ser posible a menos que ambos países se comprometiesen "a luchar contra el terrorismo", dijo Ankara. Y el mismo Gobierno turco salía al paso con declaraciones que cerraban la puerta —por el momento— a esas nuevas incorporaciones.

Suecia acoge alrededor de 100,000 kurdos que han tenido que huir de sus casas, e incluso tienen seis diputados en su representación en el parlamento. Esto último y la acusación turca de varias personas relacionadas con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán que "pasean por las calles" suecas, dijo Erdogan, son motivo de cólera en los despachos de Ankara. Ya han pedido varias extradiciones, pero nunca se han dado.

Foto: turquia-aliado-otan-amigo-putin-europa

Ahora que los avances por incluir a ambos países parecen estar en 'stand by', el mismo Stoltenberg, viajó a Helsinki y Estocolmo para acercar posiciones. "Tenemos que recordar y entender que ningún aliado de la OTAN ha sufrido más ataques terroristas que Türkiye", dijo Stoltenberg, usando el nombre del país en turco en un claro guiño y declaración de buenas intenciones hacia Turquía, que ahora quiere ser reconocida por todos los países del mundo con su propia traducción. Lo hizo tras reunirse con Sauli Niinisto, presidente finlandés, expresando que las demandas turcas sobre el terrorismo son "legítimas". En cuanto al encuentro que mantuvo con la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, el máximo mandatario de la OTAN dijo que estaba "contento" de que el Gobierno sueco haya confirmado su "disposición para abordar las preocupaciones de Turquía como parte de asumir las obligaciones de la futura membresía de la OTAN".

Suecia parece estar haciendo algunos de los deberes que Ankara demanda: el Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia presentó la semana pasada un documento actualizado sobre su política exterior para unirse a la OTAN, diciendo que Suecia "contribuiría a toda la seguridad de la OTAN, incluida la de Turquía" y que "condena enérgicamente el terrorismo". Además, este mismo 1 de julio Suecia verá la entrada en vigor de una nueva ley antiterrorista, aprobada el año pasado, más estricta y con menos peros.

Foto: Los presidentes de Rusia y Turquía reunidos en Sochi en 2021. (Reuters) Opinión

Según dice el analista de Carnegie Europe Sinan Ülgen, el problema turco con Finlandia es el embargo de armas impuesto a raíz de la operación transfronteriza de Turquía en el norte de Siria en 2019. "Con Suecia, es más complicado", escribe. Para el autor, "Ankara cree que Estocolmo ha sido demasiado indulgente con su enfoque hacia el PKK y las entidades vinculadas, como las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) y las YPG". También añade que "Turquía espera que Suecia haga más para reducir la recaudación de fondos y el reclutamiento de estas entidades en Suecia y para responder de forma positiva a las solicitudes de extradición de miembros del PKK procesados". Para finalizar, según Ülgen, "Turquía también quiere que las autoridades suecas cesen las muestras públicas de afecto y otros medios de apoyo a los miembros de alto rango de las SDF y las YPG". Porque mientras Turquía sigue aleccionando a los nórdicos sobre los peligros del PKK y las YPG, en el horizonte se vislumbra otra operación militar en el norte de Siria, precisamente, contra estos grupos. En este sentido, un importante miembro de la OTAN, Estados Unidos, ya ha criticado esta futurible operación.

Ataque inminente

En las últimas semanas, Erdogan ha reiterado que una nueva operación militar en el norte de Siria está al caer. De hecho, su principal objetivo —otra vez— es acabar con "los terroristas" de las YPG que ahora se sitúan en las localidades sirias de Tal Rifat y Manbij: la operación tendría el objetivo de adentrarse otros 30 km hacia territorio sirio y establecer así otro "cinturón de seguridad". Después de las tentativas, Estados Unidos, miembro de la OTAN y quien ya ha defendido anteriormente a las milicias kurdas, ha dicho que se opone a este ataque. "Condenamos cualquier escalada y apoyamos el mantenimiento de las actuales líneas de alto el fuego", dijo Ned Price, portavoz del Departamento de Estado. La administración Trump ya abandonó a los kurdos en 2019 y fruto de ello se desencadenó la anterior ofensiva. Pero con Biden todo ha cambiado y parece que vuelve el apoyo, aunque por ahora verbal, a los kurdos sirios. Aun reconociendo que Turquía tiene "preocupaciones legítimas de seguridad en la frontera sur", el portavoz avisó que "cualquier nueva ofensiva socavaría aún más la estabilidad regional y pondría en riesgo a las fuerzas estadounidenses —unos 900 efectivos— en la campaña de la coalición contra el Estado Islámico".

Y todo ello surge mientras Erdogan tiene a Suecia y Finlandia en vilo por una decisión que debe salir de Ankara cuando consideren que los países nórdicos han hecho los deberes contra el terrorismo. Además, en 2019 Suecia y Finlandia ya realizaron un embargo de venta de armas a Turquía en otra de las polémicas operaciones militares en el norte de Siria. El embargo sigue en vigor y representa uno de los puntos calientes para que Turquía siga negando la entrada a estos países nórdicos. En este sentido, Anderson ya avisó que en caso de entrar en la OTAN revisará este embargo. ¿Será otra concesión al país eurasiático a cambio del sí para entrar en la OTAN?

Foto: El prisidente turco Erdogan durante el G20 de 2019. (Reuters/Jorge Silva) Opinión

Erdogan, en el centro

Y mientras dos países esperan a que el presidente turco decida dar luz verde a su entrada a la OTAN y el norte de Siria esté cerca de una nueva ofensiva, la guerra en Ucrania ha vuelto a poner a Erdogan en el epicentro de la diana geopolítica debido a la multilateralidad de las relaciones que Ankara ejerce en el mundo. No se casa con nadie, pero está presente en todos los hemisferios. Y ahora que gran parte de la comunidad internacional ha cerrado filas contra la Rusia de Vladímir Putin, el líder turco es uno de los mejores interlocutores que tiene Occidente para conservar algún tipo de diálogo con Moscú. Cierto es que Turquía ha votado contra la invasión en la ONU, pero también se ha negado a unirse a las sanciones.

Erdogan tiene a Putin como un fuerte aliado estratégico: numerosos acuerdos energéticos, como el TurkStream o la planta nuclear de Akkuyu, o los millones de turistas rusos, son solo la punta del iceberg de unas relaciones que le salen económicamente rentables a Turquía en momentos de vacas flacas e hiperinflación. Pero, por otra parte, Erdogan también ejerce un papel clave en la guerra de Ucrania gracias a la venta de los drones de alta precisión Bayraktar. Porque, para Erdogan, todo entra dentro de la balanza: tanto las buenas relaciones con unos y otros, como tenerlo todo a favor para que sus decisiones traspasen fronteras. Por ello, la cumbre de la OTAN en Madrid puede tener un desenlace en clave turca

La Cumbre de la OTAN que se celebra en Madrid el 29 y 30 de junio tendrá como protagonista la guerra en Ucrania y los grandes retos que se desprenden de ella. Dos países, Suecia y Finlandia, han decidido dar el paso de formar parte de la Alianza debido a las amenazas rusas. Pero no será tan fácil: en medio de todo el embrollo ha aparecido el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con condicionantes. De hecho, cuando Estocolmo y Helsinki llamaron a la puerta de la OTAN, en Ankara se frotaron las manos. Con todos los miembros de la Alianza a favor de la entrada de los dos países nórdicos —quienes mandarán delegaciones a España—solo faltaba que Erdogan diese luz verde. Pero desde Ankara todo eran negativas: empezaban unas negociaciones donde la parte turca exige cambios en la legislación local de ambos países: lo que parecía difícil, hoy ya no es imposible.

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