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De Bruselas a Zelenski: cinco 'enemigos' para entender la victoria de Viktor Orbán
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Las lista negra del mandatario húngaro

De Bruselas a Zelenski: cinco 'enemigos' para entender la victoria de Viktor Orbán

Zsuzsanna Vegh, politóloga experta en Hungría, explica a El Confidencial lo que la lista de rivales enumerada por Orbán tras ganar las elecciones nos dice sobre su mandato y lo que está por venir

Foto: El primer ministro húngaro, Viktor Orban. (EFE)
El primer ministro húngaro, Viktor Orban. (EFE)
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Una victoria aplastante. Es la única manera de describir el resultado de Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tras unas elecciones en las que obtuvo más del 53% de los votos. La Oficina Nacional de Elecciones proyecta que la formación de derecha populista obtendrá 135 de un total de 199 escaños, una mayoría superior a los dos tercios, frente a los escasos 56 de la alianza opositora, compuesta por seis partidos diferentes. Tras arrasar en las urnas, Orbán se garantiza así un cuarto mandato y retiene la capacidad de emprender en solitario cambios constitucionales como los que lleva sacando adelante a los largo de los últimos 12 años. "El mundo entero ha visto esta noche en Budapest que la política demócrata cristiana, la política cívica conservadora y la política patriótica han ganado", dijo el mandatario en su discurso de victoria.

Foto: Viktor Orban saluda a los simpatizantes tras conocer los resultados de los comicios. (EFE/Zoltan Fischer/Oficina del primer ministro de Hungría)

Pero en su alocución, Orbán también se esforzó en señalar cuáles han sido sus principales rivales a lo largo de la campaña electoral y, más que probablemente, sus objetivos de cara al futuro. “Esta victoria será recordada por el resto de nuestras vidas porque muchos adversarios se unieron contra nosotros, incluyendo a la izquierda en casa, la izquierda internacional de todo el mundo, los burócratas en Bruselas, todos los fondos y organizaciones del imperio de Soros, los medios de comunicación extranjeros y, al final, incluso el presidente ucraniano”, proclamó el primer ministro.

¿Qué nos dice esta 'lista de enemigos' sobre Orbán, Hungría y el presente y futuro de la política exterior del país? Zsuzsanna Vegh, investigadora asociada del European Council on Foreign Relations (ECFR) y especialista en política húngara, analiza esta parte del discurso para El Confidencial con el objetivo de encontrar respuestas.

La izquierda (en casa y más allá)

Los primeros enemigos señalados por Orbán son los pertenecientes a "la izquierda", tanto en casa como fuera del país. "Identificar a la izquierda, tanto doméstica como internacional, como su principal rival no es nada nuevo para el primer ministro. Él lleva tiempo posicionándose a sí mismo como el principal bastión contra la izquierda, a la que considera como su principal enemigo político", explica Vegh. En este sentido, no se diferencia mucho de otros políticos de la derecha populista como Matteo Salvini, líder de la Lega en Italia, o Mateusz Morawiecki, primer ministro polaco. El pasado jueves, Orbán se reunió con ambos y los tres declararon su voluntad de un "renacimiento" de los "valores tradicionales" de Europa. "Tenemos que evitar que sea solo la izquierda la que determina el futuro. Hay que ofrecer una alternativa frente a la izquierda que cuestiona nuestras raíces", manifestó el húngaro entonces.

Sin embargo, lo que Orbán llama "izquierda" puede estar considerablemente distanciado de lo que la mayoría considera como tal. "Él ha construido una narrativa de que la Unión Europea está dominada y dirigida por una corporación internacional de actores izquierdistas", señala Vegh. "Pero además, lleva tiempo argumentando que la mayoría de los partidos de derecha europeos también se han orillado hacia la izquierda. Él considera que su partido representa a la auténtica derecha, alejada del Partido Popular Europeo (PPE), que ahora formaría parte de la izquierda", agrega. Es decir, para el primer ministro, todo aquello a su izquierda es la izquierda.

Esta narrativa no suena ajena en España. Cuando Fidesz rompió en marzo del año pasado con el PPE —formación que lo arropó durante años hasta que la tensión entre ambos se volvió insostenible—, el líder de Vox, Santiago Abascal, lo felicitó por "mantener su independencia frente a la presiones globalistas". Este lunes, el partido español volvió a expresarse en términos similares para aplaudir la victoria de Orbán.

Foto: Viktor Orbán y Santiago Abascal durante la cumbre de Madrid.

Los burócratas de Bruselas

“Hemos logrado una victoria tan grande que se puede ver incluso desde la luna, pero definitivamente desde Bruselas”, manifestó Orbán el domingo, en una de las frases más destacadas del domingo. A nadie le extrañó. Desde hace años y en el contexto de un 'crescendo' en las tensiones su Gobierno y Bruselas por las violaciones del Estado de derecho —incluyendo una polémica legislación que prohíbe hablar sobre la orientación sexual en escuelas y medios de comunicación—, las instituciones europeas se han convertido en el principal objetivo de los ataques del primer ministro húngaro.

"Las instituciones de la UE son señaladas por el Gobierno de Orbán como un enemigo que busca erosionar la soberanía de Hungría para impulsar una Europa federal contraria a los estados nación", indica la investigadora de ECFR. Se trata de una confrontación, hasta la fecha, puramente retórica, dado que Hungría depende económicamente de la Unión Europea y de la cooperación comercial con los otros veintiséis estados miembros. Sin embargo, la brecha ha crecido a lo largo del último año hasta el punto de que las instituciones europeas han aprobado un mecanismo que condiciona la llegada de fondos europeos al respeto del Estado de derecho. Este dispositivo permite privar de fondos europeos a cualquier Estado miembro en el que se constaten violaciones a los principios fundamentales de la UE, una respuesta clara a la deriva autoritaria húngara, pero también de Polonia.

Con la nueva victoria de Orbán, es poco probable que la retórica contra las instituciones europeas se detenga, vaticina Vegh. "Al etiquetar a Bruselas como un adversario ideológico, el Gobierno de Hungría distrae la atención de las disputas sobre la calidad democrática o el respeto al Estado de derecho, enmarcándolas como una simple cuestión de soberanía nacional", considera la experta. "Es, esencialmente, una cortina de humo".

Foto: Imagen de archivo de un encuentro entre Putin y Orbán. (Getty/Sean Gallup)

El 'imperio' de George Soros

En la última década, ríos de tinta han corrido sobre George Soros. El magnate húngaro-estadounidense pasó de ser considerado por Orbán en 2013 —en el contexto de una campaña electoral— como su enemigo público número uno a convertirse en el objetivo de la ultraderecha a nivel global. Soros hoy en día es acusado de estar detrás de absolutamente cualquier cosa relacionada con el globalismo en cualquier rincón del mundo a través de su Fundación Open Society, que ha destinado durante décadas miles de millones de dólares a múltiples proyectos destinados a potenciar la sociedad civil.

Nueve años después de convertirlo en su bestia negra —y cinco después de forzar la salida de Hungría de la Universidad Centroeuropea (CEU), fundada por el magnate—, Orbán sigue invocando el nombre de Soros constantemente, especialmente para criticar a las ONGs presentes en el país. "El espacio para la sociedad civil se ha ido reduciendo considerablemente durante los dos últimos ciclos electorales de manos del Gobierno húngaro. Cualquier actor que busque defender los valores y principios democráticos en el país es situado bajo el paraguas de Soros por Fidesz y atacado constantemente", describe Zsuzsanna Vegh.

La investigadora teme que esta dinámica continúe empeorando a lo largo del cuarto mandato del primer ministro. "Probablemente, el Gobierno de Orbán, envalentonado por su amplia victoria, atacará y presionará aún más a las organizaciones de la sociedad civil a lo largo del período electoral que se avecina", lamenta.

Foto: Un cartel contrario a Soros en Budapest en una imagen de archivo. (Reuters)

La prensa 'mainstream' internacional

Que el primer ministro húngaro no es visto con buenos ojos por la mayoría de la opinión pública occidental no es ningún secreto. La deriva autoritaria orquestada por su Gobierno ha sido descrita ampliamente en los principales medios de comunicación europeos y estadounidenses, por lo que no es de extrañar que Orbán señale a la prensa internacional como uno de sus enemigos. Sin embargo, a primera vista, resulta sorprendente que dirigiera ese ataque más allá de sus fronteras y no se dirigiera a ningún medio crítico de Hungría. El motivo es simple: apenas existen.

A lo largo de la campaña electoral, el partido gobernante ha contado con una omnipresencia en la mayoría de los medios de comunicación, especialmente en los estatales, mientras que las voces opositoras apenas han podido hacerse hueco. ¿El motivo? La captación de los medios por parte del Gobierno de Orbán. "Fidesz ha construido un conglomerado centralizado de alrededor de 500 medios que siguen la línea ideológica del Gobierno y que impiden el desarrollo de medios independientes a nivel local", argumenta Vegh. "Estos medios ejercen una influencia sostenida en la escena política de Hungría y han jugado un papel muy importante en la polarización de la sociedad", agrega.

Esta estrategia de Fidesz lleva tiempo siendo denunciada a nivel internacional. "Orbán no ha dejado de trabajar de manera incansable para deshacerse eficazmente del pluralismo y la independencia de los medios desde su regreso al poder, en 2010”, señala la última actualización, en 2021, de la lista “Depredadores de la libertad de prensa”, elaborada por Reporteros sin Fronteras. En ella, el primer ministro es acusado de transformar el servicio de radio y televisión pública de Hungría en “órgano de propaganda” y de convertir en siervos o silenciar a los medios privados del país. La ONG no está sola en sus críticas. "Los efectos combinados de una autoridad de vigilancia de los medios de comunicación dirigida políticamente y las intervenciones estatales que distorsionan el mercado han erosionado el pluralismo y la libertad de expresión en los medios de comunicación en Hungría", manifestó el año pasado la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic. Esta campaña electoral ha dejado claro que se trata de un problema en aumento, no en retroceso.

Foto: Viktor Orbán, en una imagen de archivo. (Reuters)

Volodímir Zelenski

El último señalamiento de Orbán fue, sin lugar a dudas, el más inesperado. Los cuatro 'enemigos' mencionados anteriormente son los adversarios clásicos del primer ministro, a los que ha dedicado decenas o incluso cientos de ataques a lo largo de sus últimos 12 años en el poder. Sin embargo, la mención de Volodímir Zelenski, el presidente ucraniano, como uno de sus rivales es algo difícil de procesar incluso para los que llevan tiempo observando con atención los movimientos del mandatario húngaro. "Fue ciertamente sorprendente", reconoce Vegh, "aunque no es la primera vez que el presidente ucraniano es señalado como un adversario por el Gobierno de Hungría".

La investigadora asegura que, originalmente, Orbán intentó mantener un balance entre Rusia y Ucrania, sugiriendo que ambas partes necesitaban hacer esfuerzos para alcanzar la paz y minimizando la importancia de la agresión rusa. Aunque accedió a varios de los paquetes de sanciones europeas, ha impedido desde un principio que las armas donadas al Gobierno ucraniano pasen por su territorio y se ha opuesto a cualquier tipo de sanción energética contra Moscú. Esto ha provocado una creciente tensión entre Kiev y Budapest, incluyendo un llamado directo a Zelenski a Orbán en el que le recriminó su ambivalencia. "Escucha, Viktor, ¿sabes lo que está pasando en Mariúpol?", le espetó el presidente en un discurso frente al Consejo Europeo. Tras el incidente, el Gobierno húngaro ha ido enmarcando a su par ucraniano cada vez más como un rival. El ministro de Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, acusó el pasado miércoles al Ejecutivo ucraniano de intentar interferir en sus elecciones. "La izquierda húngara mantiene una constante coordinación con los representantes del Gobierno ucraniano", criticó.

La postura tibia frente a la invasión rusa por parte de Orbán ha provocado una lluvia de críticas —incluyendo algunas del resto de integrantes del Grupo de Visegrado— que el primer ministro ha ignorado por completo. Su victoria en las urnas demuestra que su cercanía con Moscú no le supone ningún problema electoral, sino todo lo contrario. Una de las primera personas en felicitarlo fue el presidente de Rusia, Vladímir Putin, quien le indicó por telegrama que "pese a la compleja situación internacional, el desarrollo de las relaciones bilaterales responden en su totalidad a los intereses de Rusia y Hungría". ¿Qué implica esto de cara a la futura respuesta europea a las nuevas evidencias de brutalidad de la invasión rusa, como las vistas estos días en Bucha? "Es difícil de predecir cómo actuará Orbán respecto a la guerra contra Ucrania tras las elecciones. Pero cuando señalas como enemigo al presidente de un país, eso es algo muy difícil de revertir", concluye Zsuzsanna Vegh.

Una victoria aplastante. Es la única manera de describir el resultado de Fidesz, el partido del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, tras unas elecciones en las que obtuvo más del 53% de los votos. La Oficina Nacional de Elecciones proyecta que la formación de derecha populista obtendrá 135 de un total de 199 escaños, una mayoría superior a los dos tercios, frente a los escasos 56 de la alianza opositora, compuesta por seis partidos diferentes. Tras arrasar en las urnas, Orbán se garantiza así un cuarto mandato y retiene la capacidad de emprender en solitario cambios constitucionales como los que lleva sacando adelante a los largo de los últimos 12 años. "El mundo entero ha visto esta noche en Budapest que la política demócrata cristiana, la política cívica conservadora y la política patriótica han ganado", dijo el mandatario en su discurso de victoria.

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