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¿Desescalará Marruecos? "Con los ánimos a flor de piel, puede producirse un accidente"
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Amirah Fernández, investigador de Elcano

¿Desescalará Marruecos? "Con los ánimos a flor de piel, puede producirse un accidente"

El investigador principal del Real Instituto Elcano responsabiliza a Donald Trump de la frustración del reino alauí y advierte sobre las consecuencias que podría acarrear su reciente ofensiva diplomática

Foto: Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano. (Elcano)
Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano. (Elcano)

Más de 15 días después del inicio de la crisis desatada por Marruecos en Ceuta, este país no ha reducido ni un ápice la dureza de su discurso contra España. Esto, 'per se', no supone una gran sorpresa. Después de todo, Rabat cuenta con un largo historial a la hora de incomodar a sus socios y vecinos. Sin embargo, a esta ofensiva diplomática se suma otra contra Alemania, que inició a principios de marzo con una suspensión repentina de las relaciones y que se intensificó la semana pasada al cortar Marruecos la cooperación policial en materia de seguridad. Los múltiples frentes abiertos por el reino alauí y su negativa a rebajar la tensión pese al respaldo inequívoco de la Unión Europea al Ejecutivo español hacen que muchos se pregunten hasta dónde está dispuesto a llegar el Gobierno de la nación norafricana.

"Marruecos tiene mucho que perder si continúa dedicándose a generar crisis y a llamar a consultas a sus embajadores", advierte Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano especializado en Medio Oriente y el Norte de África, en entrevista con El Confidencial. Para este reputado analista, la declaración emitida por Donald Trump el 10 de diciembre de 2020 en la que reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental es el pecado original del que surgen, en gran medida, las crisis diplomáticas actuales con el reino alauí. La frustración de Rabat ante el hecho de que el paso sin precedentes de la primera potencia mundial no haya variado el 'statu quo' de cara al resto de la comunidad internacional estaría, a su vez, provocando una desmesura en sus acciones de cara al exterior.

Foto: Vista de la playa de El Tarajal en mayo tras la entrada de miles de migrantes desde Marruecos. (Reuters)

PREGUNTA. Marruecos no parece tener intención de cesar en su ofensiva diplomática. ¿Qué espera conseguir ahora que no haya logrado antes?

RESPUESTA. El tema de fondo son las expectativas por parte de Marruecos, que se elevaron mucho tras la decisión de Donald Trump de reconocer unilateralmente su soberanía sobre el Sáhara Occidental. Al verse insatisfechas tales expectativas, se están produciendo unas reacciones fuertes por parte de Rabat en sus relaciones con el exterior. Existe una frustración por no haber visto una avalancha de reconocimientos similares a los de Trump. Se han abierto algunos consulados, pero es un número reducido y proceden, en su mayoría, de países africanos con escaso peso político. Pero no se ha producido ningún otro reconocimiento por parte de las grandes democracias o de uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Por otra parte, se prevé que en un tiempo no muy lejano el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emita una sentencia de apelación sobre los acuerdos que el bloque mantiene con Marruecos, sobre todo en temas de pesca y acuerdos comerciales. Es probable que esa sentencia confirme otras dos anteriores, al estipular que la legalidad internacional no reconoce la soberanía de Marruecos sobre el territorio del Sáhara Occidental. Marruecos está aplicando medidas de presión en previsión de esta sentencia desfavorable para sus intereses. O tal vez piensa que a base de presión se puede conseguir que el TJUE cambie su veredicto. Esto no parece probable.

Foto: Foto de archivo de una bandera marroquí durante una protesta en Ámsterdam. (Reuters)

P. ¿Hasta qué punto puede tensar la cuerda Rabat?

R. Marruecos tiene un historial de jugar duro, incluso con los países que son sus mayores socios a todos los niveles. Ya lo hizo con Francia hace pocos años, cortando la cooperación judicial; también con Estados Unidos, cancelando en su momento unas operaciones militares conjuntas. Lo está haciendo ahora con España, con quien mantiene estrechísimas relaciones que son del interés de ambos países.

Creo que ha habido un error de cálculo por parte de las autoridades de Rabat al pensar que abriendo sus puertas hacia Ceuta iban a conseguir con ello cambiar la actitud del Gobierno español. No ha sido así. Además, la reacción que se ha producido desde la Unión Europea ha sido desde el primer momento muy contundente, empleando términos como “chantaje”. El tema migratorio es un asunto importante para la política interna de muchos países europeos y el movimiento marroquí no se ha visto con buenos ojos. Marruecos ha visto cómo la opinión pública internacional ha sido muy crítica con su decisión, con reacciones francamente duras más allá de España.

Foto: El representante del Frente Polisario, Oubi Bouchraya Bachir. (Cedida)

P. ¿Qué consecuencias podría tener ese error de cálculo por parte de Marruecos del que habla?

R. Las decisiones son tomadas por un núcleo muy reducido de personas del entorno del Palacio, las cuales habían hecho unos cálculos. Consideraban que habían conseguido lo que Marruecos deseó durante más de medio siglo: el reconocimiento internacional de su soberanía sobre el Sáhara Occidental. No ha sido así. Y eso les está llevando a una política exterior que está provocando mayores tensiones con sus socios internacionales, pero también internas. Marruecos tiene ahora una crisis abierta con España y con Alemania, además de unas malísimas relaciones con Argelia y Mauritania. Esa es la tensión con el exterior. La tensión interna la hemos visto en las últimas semanas con el tema de Gaza. La decisión de Trump no fue porque le interesara lo más mínimo el Sáhara Occidental, fue por Israel. No dejó lugar a dudas cuando asoció el reconocimiento de la soberanía marroquí del Sáhara Occidental con la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel en los tuits que publicó ese 10 de diciembre.

A lo largo de la última ofensiva bélica en Gaza, los marroquíes han recibido en tiempo real fotografías y vídeos de civiles palestinos a los que les caen bombas sin parar. Muchos han mostrado su enfado de que su país esté normalizando relaciones con Israel sin que haya habido ningún avance que mejore las condiciones de la población palestina. Es un tema muy cercano a las emociones de la población marroquí. Y no solamente eso: el primer ministro de Marruecos, Saadeddine Othmani, ha felicitado a Hamás y a la Yihad Islámica en Gaza por haber resistido frente a Israel. Se está llegando a una serie de contradicciones y tensiones nunca antes vistas porque Trump no ha resuelto nada, sino que lo ha complicado todo en el Norte de África y el Mediterráneo Occidental. ¿Cómo salir de este círculo no virtuoso? La respuesta está en Rabat.

La vía de la imposición y del 'lo que yo diga' lleva casi medio siglo sin funcionar

P. ¿Ha cambiado la postura de EEUU con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca?

R. Al no revertir la proclamación de Trump, la Administración Biden, 'de facto', la mantiene. Pero la cuestión es si va a respaldar ese reconocimiento con hechos concretos. La apertura del consulado en Dajla no parece que vaya a ocurrir. Las operaciones militares conjuntas León Africano, al final, no van a tener lugar en partes del Sáhara Occidental, como habían anunciado autoridades marroquíes. Esto va a aumentar aún más la frustración en Rabat: la sensación de que no han conseguido todo lo que esperaban al normalizar relaciones con Israel.

P. ¿Cuáles son las opciones que le quedan a Marruecos para salir de este atolladero diplomático?

R. Marruecos necesita ayuda de sus amigos y de sus socios. Y uno de los más importantes es España. Necesita ayuda para, de una vez, abandonar la coreografía que se ha montado con el conflicto del Sáhara Occidental. Si Marruecos quiere resolver el conflicto, no lo va a conseguir a través de tuits, sino a través de un proceso político o una negociación con la otra parte. Naciones Unidas reconoce que es un conflicto entre dos partes principales: el reino de Marruecos y el Frente Polisario. Marruecos habla del plan de autonomía, pero no ha presentado una propuesta que pueda ser la base de una negociación con el Polisario y con la población saharaui y que además tenga garantías y apoyos internacionales. Un proyecto real que ofrezca una solución política. La vía de la imposición y del 'lo que yo diga' lleva casi medio siglo sin funcionar. Es una coreografía que no ha resuelto nada y que a Marruecos le sigue drenando energías, recursos y reputación con el exterior.

Foto: Varios migrantes esperan para pasar la frontera entre Ceuta y Marruecos. (EFE)

P. Dado el complicado calendario que queda por delante este año, con la resolución de la TJUE y una nueva reunión del Consejo de Seguridad sobre el Sáhara Occidental, ¿prevé que las tensiones puedan aumentar todavía más?

R. Marruecos tiene mucho que perder si continúa dedicándose a generar crisis y a llamar a consultas a sus embajadores. ¿A cambio de qué? ¿Para alargar la tensión esperando que vaya a haber un cambio en estos países? ¿Cómo pretende Marruecos conseguir ese aval? Tiene que haber un proceso político con una negociación, con garantías, con respaldo del exterior y con buena voluntad. Pero estos ingredientes no existen ahora mismo. Igual lo que está ocurriendo es la señal de alarma de que hay que reactivar la vía diplomática y, esta vez, hacerlo en serio. Porque otro riesgo que puede ocurrir es que esa tensión, esa búsqueda del enemigo exterior, esa necesidad de distraer a la opinión pública, pueda desencadenar un conflicto bélico en el Mediterráneo Occidental.

Argelia y Marruecos desatan muchas alarmas en los últimos tiempos. Tienen una relación muy deteriorada que ha empeorado todavía más después de la decisión de Donald Trump. 'A priori' no parece que pueda haber un conflicto armado, pero cuando las decisiones se toman en caliente y los ánimos están tan a flor de piel pueden producirse fácilmente accidentes. Y no es descartable que uno de estos accidentes pudiera llevar a una escalada con Argelia en la que ya estaríamos hablando de cosas muy diferentes.

Más de 15 días después del inicio de la crisis desatada por Marruecos en Ceuta, este país no ha reducido ni un ápice la dureza de su discurso contra España. Esto, 'per se', no supone una gran sorpresa. Después de todo, Rabat cuenta con un largo historial a la hora de incomodar a sus socios y vecinos. Sin embargo, a esta ofensiva diplomática se suma otra contra Alemania, que inició a principios de marzo con una suspensión repentina de las relaciones y que se intensificó la semana pasada al cortar Marruecos la cooperación policial en materia de seguridad. Los múltiples frentes abiertos por el reino alauí y su negativa a rebajar la tensión pese al respaldo inequívoco de la Unión Europea al Ejecutivo español hacen que muchos se pregunten hasta dónde está dispuesto a llegar el Gobierno de la nación norafricana.

Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) Joe Biden Gaza
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