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Viaje a Los Ángeles y tu vacuna favorita por 290 dólares: el México vip se inmuniza en EEUU
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La vía de los privilegiados

Viaje a Los Ángeles y tu vacuna favorita por 290 dólares: el México vip se inmuniza en EEUU

Desde enero, muchos mexicanos con alto poder adquisitivo han viajado a EEUU para vacunarse. Lo han preferido a esperar un turno, cada vez más lejano e incierto, en su país

Foto: Un puesto de vacunación en Los Ángeles. (EFE)
Un puesto de vacunación en Los Ángeles. (EFE)

Renata (seudónimo) perdió mucho durante la pandemia. Hablamos de salud, paz mental, dinero (mucho dinero) e inversiones. Pero el covid no solo le quitó eso, sino que la privó también de algo irrecuperable: su padre. Él, un prestigioso médico (de ascendencia asturiana) que luchó por la vapuleada sanidad pública mexicana, murió a finales del año pasado en el Hospital Español de la Ciudad de México, debido a las complicaciones que el coronavirus le generó. Eso sucedió justo cuando los contagios ya estaban descontrolados, los hospitales desbordados, y la economía con un pie en el abismo.

Ella recuerda esos días como los peores de su vida. Su madre y su hermana también enfermaron, sus negocios (propios y familiares) agonizaban y el temor a caer enferma (ella tiene 50 años y es diabética) le disparó una ansiedad que difícilmente pudo controlar. Por eso mismo, cuando Estados Unidos anunció que vacunaría a todo aquel que se registrara (sin importar el lugar de residencia, contrato laboral, visado, o condición socioeconómica) no lo dudó y se fue con su familia y amigos a Miami.

Renata estaba dispuesta a hacer todo para que los suyos no sufrieran lo mismo que ella cuando perdió a su padre. Y así lo hizo. Hoy está “eternamente agradecida con Estados Unidos de Norteamérica”, porque desde hace varias semanas tanto ella como su esposo y sus hijos (uno menor de edad, y otro que apenas pasa de los 20) ya solo usan el cubrebocas como accesorio y no como barrera contra la pandemia.

Foto: Una carpa para vacunar a la población en Washington a cambio de una cerveza. (EFE / Will Oliver)

En enero, dentro de las altas esferas del México acaudalado, se esparció el rumor de que quienes tuviesen una segunda residencia o un chalé de vacaciones en California, Vail (principal destino de esquí para muchas fortunas mexicanas), San Antonio (Texas), o Miami podrían acceder al registro de vacunación estadounidense. Además, que la vacuna sería gratis dentro de todo el territorio, como así lo anunció Donald Trump durante los últimos días de su mandato. Pero mejores noticias llegaron cuando se supo que no hacía falta una inversión inmobiliaria para vacunarse: bastaría con registrarse en la base de datos de la sanidad de cada estado, hacer el viaje hasta allí (dos, en caso de tener una vacuna de dos dosis) y punto.

México tiene cerca de 128 millones de habitantes y, según datos de Our World in Data tan solo un 11 por ciento del total de la población ha recibido (al menos) una de las dos dosis que requieren las vacunas Pfizer y AstraZeneca. Una cifra que pone en entredicho el ambicioso objetivo del Gobierno de tener vacunados a dos tercios de la población para agosto. Sin embargo, pese a los retrasos, ese país ya ha puesto más de 20 millones de vacunas y ha comenzado la campaña para los que tienen entre 50 y 59 años. Aún así, Estados Unidos siempre ha ido muy por delante y, actualmente, presume de haber puesto más de 200 millones de vacunas.

Ante ese panorama, muchos de los mexicanos que aún se mantienen muy alejados del creciente umbral de la pobreza (tan solo durante el último año, 10 millones de personas la atravesaron hacia abajo y, según cifras oficiales, uno de cada cuatro mexicanos vive en pobreza extrema) se dieron cuenta de que viajando al país del norte conseguirían, casi de manera inmediata, eso que finalmente el dinero sí puede comprar: la vacuna y la vuelta a la tan ansiada normalidad.

Foto: Vista aérea que muestra el colapso de los vagones del metro en la línea 12. (EFE)

No hay cifras oficiales aún, pero se estima que, por lo menos, entre 100.000 y 120.000 mexicanos han viajado a California, Texas y Florida para vacunarse, de acuerdo con un reportaje de la cadena Imagen Televisión. Los datos corresponden al periodo entre el primero de enero de este año y el primero de mayo. Son números de Aeroméxico, únicamente. No se han tomado en cuenta los vuelos de otras aerolíneas, ni se ha contabilizado a quienes cruzan la frontera por carretera. Tampoco están considerados en esa cifra los vuelos hacia otros estados como, por ejemplo, Nueva York, otro de los destinos predilectos de los mexicanos más acaudalados y donde conseguir la vacuna es igual de sencillo.

Turismo de las vacunas

Eso es primer mundo. Y eso es querer, de verdad, vacunar a una población”, opina Renata, mientras cuenta los días que faltan para regresar a Miami a recibir la segunda dosis.

Ella sabe muy bien lo que cuesta enfermarse de covid en México. Los gastos a raíz de la hospitalización de su padre llegaron a una cifra que ronda los 10.000 euros, a pesar de que él ya tenía un seguro médico privado (que, en teoría, lo iba a librar de hacer esos pagos exorbitados) y por el que ya había pagado (para él y para su esposa) una factura anual de 25.000 euros. Renata también tiene el mismo seguro, pero por ella y por su esposo solo paga 5.500 euros al año; y por sus hijos 1.700. En pocas palabras, la protagonista de esta historia lo tenía muy claro: “no iba a pagar un céntimo más por culpa de este bicho. Por eso nos fuimos a vacunar a Estados Unidos”.

Gestionó todo desde México. La mitad del grupo (parte de su familia y amigos) eligió Pfizer, mientras que la otra optó por la de Johnson & Johnson (una única dosis). A los primeros los vacunaron en la conocida cadena de supermercados Walmart. “Llegamos, nos atendieron muy bien, llenamos un formulario básico, y en 30 minutos ya estábamos fuera”, dice, Renata. Los segundos tuvieron que ir a un campus universitario donde la organización estaba a cargo del ejército. Y, una vez vacunados todos, comenzaron con sus vacaciones.

Lo primero fue comer en el restaurante italoamericano Olive Garden, “para coger las baterías necesarias para recorrer el primer mall (centro comercial en inglés) que se nos cruzara”, cuenta Renata. Y su día transcurrió, como ella misma lo dice, “entre risas, bolsas de compras y helados”, en espera de alguna reacción, pero no hubo tal.

Foto: El castillo promete jeringuillas en lugar de colmillos a los visitantes. (Facebook)

Al día siguiente solo hicieron turismo. Y comieron para celebrar el final del martirio pandémico en Morton’s (un popular restaurante para los amantes de la carne, en el que el precio por persona fácilmente alcanza los 80 o 100 dólares). No estaban dispuestos a escatimar: también comieron en Joe’s Stone Crab (célebre restaurante de mariscos, que fue uno de los predilectos de Al Capone y del exdirector de la FBI, Edgar J Hoover), y en Hillstone, etcétera.

“Lo que más me impresionó de todo fue que en la playa nos encontramos con que el ejército invitaba a la población a vacunarse ahí mismo, sin cita, sin mayor requisito. Todo en perfecto orden, con carpas muy bien montadas, y con una logística impecable. Eso es, te lo digo de verdad, el primer mundo”, recuerda Renata, que además asegura que tanto en el vuelo de ida como en el de regreso, “el 100% de los pasajeros eran mexicanos e iban a lo mismo que nosotros: por la vacuna y de compras”. “Salimos con las maletas casi vacías. Al regreso tuvimos que pagar exceso de equipaje”, suelta entre risas.

Médicos privados, sin inmunizar

Antonella está por irse de nuevo a Houston. Específicamente, al elitista suburbio de Woodlands (conocida fortaleza de millonarios mexicanos en Texas). Allí tiene programada su cita para la segunda vacuna. A ella le ha tocado Pfizer.

No sorprende que haya elegido ese destino. Vive en Polanco, una zona de la Ciudad de México que recuerda a los distritos más exclusivos y de lujo en Madrid, París, o Milán. Y es que esta chef y propietaria de una inmobiliaria, de 46 años, padeció ya en carne propia al coronavirus (así como buena parte de su familia. Ella, igual que Renata, sigue llorando a su padre, que cayó víctima del azote pandémico el otoño pasado) y no quiso esperar su turno de vacunación en México, uno que cada día parecía más lejano. “Cuando vi las posibles fechas para vacunarme aquí, entré en desesperación. No se sabe bien por cuánto tiempo permanecen los anticuerpos, y ese infierno yo no lo vuelvo a vivir. Dije “me voy mañana mismo”, y así lo hice”, cuenta, indignada con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Muchas son las razones, pero una de ellas es que le ha negado la vacuna al personal sanitario privado. “No puede ser que hoy en día todavía queden médicos y enfermeras sin vacuna”, suelta.

Describe a Estados Unidos como un ‘paraíso’ de vacunación. Esa fue su primera impresión cuando llegó al país vecino a recibir su primera dosis. En el mismo aeropuerto alquiló un coche para llegar hasta Woodlands (a 30 minutos), y cuenta: “Durante todo el 'freeway' había letreros de 'Vacunas, aquí, sin cita previa'. Era como si te pidieran por favor que fueses a vacunarte a cada tienda, a cada farmacia, a cada hospital. Ellos quieren tener a toda la población vacunada, lo antes posible”.

placeholder El presidente estadounidense, Joe Biden. (Reuters)
El presidente estadounidense, Joe Biden. (Reuters)

Antonella eligió su centro de vacunación desde México. Fue el Hospital Metodista de Woodlands, en cuya página web resalta un letrero rojo que pone ''Programe 'online' hoy mismo la cita para obtener su vacuna Pfizer. 8am-5pm'. “Hay mil opciones para vacunarse, farmacias o tiendas, pero yo preferí irme a lo seguro, en un centro médico. Ese día no hice fila, no había aglomeraciones, me atendieron de inmediato y en un dos por tres estaba yo fuera”, cuenta a este diario.

¿Qué identificación mostró? La INE (del Instituto Nacional Electoral, que proporciona el carné a partir de los 18 años para poder votar). Debido al enorme tráfico de turistas mexicanos en los estados fronterizos, cualquier documentación oficial mexicana vale para recibir una vacuna en Estados Unidos.

Para ella, la respuesta que el Gobierno de México ha dado frente a la pandemia ha sido nefasta. En la ostentosa avenida Presidente Mazaryk, muy cerca de su moderno piso, todos los restaurantes rebosan de gente. Algunos llevan mascarillas por la calle, otros no. Y nadie respeta ya la distancia social. “Es tristísimo ver que a la gente le ha importado un pepino todo esto. Será porque muchos de ellos aún no han perdido a un ser querido. Por eso me estoy vacunando en Estados Unidos, porque no quiero ser parte de este desastre”, confiesa.

"Hay que reactivar la economía"

‘Tarzán’ es el seudónimo que eligió el siguiente entrevistado. Lo hizo en honor al sobrenombre del futbolista defensivo que más admira, Carles Puyol. Este empresario de la restauración —nacido en Barcelona, pero anclado en México desde hace años— indica a El Confidencial que eligió Houston para vacunarse por tres razones: la cercanía, ya que está a solo dos horas en avión desde la Ciudad de México; la incertidumbre de una fecha de vacunación para menores de 40 años (él tiene 38) y porque “hay que reactivar la economía cuanto antes”. “No iba a esperar hasta 2022 para vacunarme, por eso nos fuimos a Texas”, afirma el catalán-mexicano.

Por el primer viaje, incluidos el vuelo y dos noches en un hotel cinco estrellas, él y su esposa pagaron el equivalente a 580 euros. “Vamos, nada”, confiesa, porque para alguien con una situación económica holgada y que se puede permitir vivir también en la exclusiva zona de Polanco, esa cifra es eso: nada.

Así fue su experiencia. Llegaron, pasearon, se tomaron unas cervezas en un bar y remataron la jornada descansando en el hotel, porque al día siguiente tenían su cita en Randalls (una pequeña cadena de supermercados, una suerte de Alimerka a la tejana). Lo primero que vio al llegar al sitio fue una manta que ponía 'FREE COVID-19. VACCINE HERE' (Libre de covid. Vacuna aquí). Y la imagen de un aguacate con una pegatina de 'vacunado'. “Ya dentro del supermercado, había más letreros con otras frutas ‘vacunadas’. Recuerdo bien al aguacate y al plátano. Me pareció muy gracioso, todo era muy temático, como si fuera un ‘Disney de la vacunación’”, dice Tarzán.

Foto: Protesta frente al Palacio Nacional durante el 8-M en la Ciudad de México. (Reuters)
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Y todo fue muy rápido. El encargado insistió en la importancia de que no se hubiesen vacunado dos semanas antes, pero el resto solo fue llenar los datos (nombre, edad y lugar de nacimiento) en una tarjetita de papel, y directo al pinchazo. Ellos eligieron Moderna (cuenta también que desde la página web, uno puede elegir la tienda, farmacia, o centro de vacunación de su predilección, así como la vacuna). Finalmente, antes de salir de Randalls ya habían recibido el correo electrónico con la cita (dentro de 28 días) para la segunda dosis. ¿Qué documentación le solicitaron? Él mostró el carné de conducir mexicano (que no es un documento expedido por el Gobierno de México, sino por cada estado. “¿Es irreal, no lo crees? Con el carné de conducir mexicano me bastó para identificarme”, suelta entre risas Tarzán, que, además, confiesa que obtuvo ese carné (hace años) cuando ni siquiera sabía conducir, gracias a las ‘facilidades’ de la burocracia mexicana.

Ahora están en México, pero también cuentan los días para volver a Houston por la segunda dosis. Solo que ahora lo harán acompañados de unos amigos suyos que tienen una casa en Woodlands, por lo que todos se tomarán unos días libres, e irán, como él mismo lo dice: “en plan de vacaciones familiares y con amigos”.

Antes era Disney, hoy es ‘covid-free’

Además de su experiencia, Tarzán también nos cuenta sobre el furor que se ha desatado en algunos sectores de la población mexicana por “hacer el viaje para la vacuna… y de paso, ir de compras”.

Él mismo ha reenviado a este periodista, vía 'whatsapp', una curiosa promoción que circula en distintos chats de hispanomexicanos. Se trata de una agencia de viajes que por 290 dólares por persona (el vuelo es aparte) ofrece un viaje a Los Ángeles (California) en el que “te aseguramos, ¡LA VACUNA DE TU ELECCIÓN!”, como lo pone en su cartel publicitario. El viaje incluye: recepción en el aeropuerto, una noche de hospedaje, desayuno continental, coordinación de cita para la vacunación y traslados “PRIVADOS” (la palabra ‘privado’ siempre aparece escrita con mayúsculas en el cartel) al sitio de inmunización y al aeropuerto para el viaje de regreso. Y, por supuesto, los impuestos.

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Además de distintos hoteles a elegir, esta novedosa oferta también ofrece la posibilidad de que sus clientes elijan su vacuna. La de Johnson & Johnson ha sido la más demandada, y en algunos sitios ya se ha agotado (como le sucedió a Tarzán, que solo pudo elegir entre Moderna y Pfizer).

Todos mis amigos, aquí en México, ya están vacunados. Los de España, ninguno”, confiesa. “De hecho, toda la gente que conozco de Monterrey (una ciudad mexicana muy cercana a Texas, que está considerada como la de mayor nivel de vida en América Latina) está vacunada, y muchos me dicen que es muy raro encontrar a alguien que no lo esté”, añade.

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV), durante las dos primeras semanas de abril, se vendieron 120.000 paquetes de viaje para personas que han ido a vacunarse a Estados Unidos. ¿El precio? Aproximadamente, 800 euros por persona. Y el diario mexicano Milenio publicó que ya hay alrededor de 50 empresas que se dedican a gestionar y a organizar los tan anhelados viajes de vacunación y compras.

"Estados Unidos pudo haber donado vacunas a México, pero yo veo bien lo que están haciendo"

Pero la historia no termina aquí. Tarzán cuenta que también hay particulares gestionando citas y reservas para la vacuna, para aquellas personas que desean irse por más tiempo y no preocuparse por las gestiones. Él conoce a una persona que por 50 dólares consigue cita y reserva en la ciudad que uno elija, así como la vacuna.

"Estados Unidos pudo haberle donado vacunas a México, pero yo veo bien lo que están haciendo. Es una forma de reactivar la economía. Vas de viaje, pagas el avión, el hospedaje, te vas de compras, consumes en restaurantes, etcétera. Esa, para mí, es una manera de reactivar la economía y el turismo”, zanja el mexicano.

“En San Francisco el 75% ya está vacunado"

'El Güero' (rubio, en mexicano) vive desde hace un par de años en San Francisco (California). Se trata de un prestigioso informático de 40 años con un codiciado currículum que ha sembrado la discordia entre varias empresas de tecnología californianas, mexicanas y danesas. Tanto él como su esposa ya están vacunados completamente desde la segunda semana de abril.

Charla con El Confidencial y es el tema de la reciente tragedia en el metro de la Ciudad de México (que dejó más de 25 fallecidos y 79 heridos, debido a una serie de negligencias y corruptelas en la construcción y gestión de la última línea de ese transporte que fue inaugurada hace poco menos de 9 años y que pretendía ser la obra insignia de la izquierda en la capital mexicana) el que rompe el hielo. Su indignación es máxima con el gobierno de AMLO, tanto por su gestión de la pandemia como por los niveles inimaginables de corrupción que aún persisten. No quiere regresar a México. Y, en principio, no tendría que hacerlo, ya que aceptó una oferta laboral muy atractiva para seguir viviendo en la que considera “la ciudad más empollona de Estados Unidos”, algo que para una suerte de Sheldon Cooper, como él, no es más que una ventaja.

"Yo y mi esposa nos registramos un viernes por la noche y a la mañana siguiente estábamos vacunándonos"

En México vivía en la zona norte de la capital, donde muchos descendientes de irlandeses, judíos, asturianos, gallegos y vascos, así como de estadounidenses, holandeses y suizos, resguardan auténticas fortunas. Sin embargo, ahora dice sentirse mucho más cómodo en un lugar donde, afirma, el respeto ciudadano está antes que todo, incluso que el dinero. Y el ejemplo más claro que da es su experiencia con la vacunación.

“Aquí todo ha funcionado muy bien. Yo y mi esposa nos registramos un viernes por la noche y a la mañana siguiente estábamos vacunándonos. Nos tocó la de Johnson & Johnson”, cuenta 'El Güero', asegurando que la población local “fue sumamente respetuosa con los turnos y con los registros de vacunación”. Y hace hincapié en eso debido a una incómoda situación que vivió con varios compatriotas suyos que pretendían recibir la vacuna cuando aún no estaba abierta la campaña para todo el mundo.

“Era muy incómodo escuchar y saber de mexicanos que venían (sobre todo en enero) con la intención de vacunarse cuando aún no podían hacerlo. Muchos mentían diciendo que tenían diabetes o alguna afección cardiaca, ya que durante la primera campaña los candidatos a la vacuna eran mayores de 65 años, o personas con condiciones médicas preexistentes como esas. De verdad era muy incómodo, sobre todo porque los locales estaban siendo muy respetuosos con los turnos. Aquí todo el mundo sabía que se vacunaría tarde o temprano, así que no había necesidad de mentir o de quitarle la vacuna a otra persona. Era muy vergonzoso”, afirma. Agrega que esa situación también se daba porque no había ningún control de documentación para acceder a la vacuna. “Estados Unidos no está por la labor de impedir que la gente se vacune. Al contrario, entre más rápido lo haga todo el mundo, más rápido saldremos juntos de ésta”.

Foto: Vacunación en EEUU. (Reuters)

'El Güero' y su esposa recibieron el pinchazo en el campo de béisbol de los Athletics de Oakland. Solo mostraron su pasaporte y el código QR que recibieron con la reserva 'online'. ¿Y el cubrebocas se ha terminado? Ellos lo siguen utilizando porque, independientemente del resto del país, en San Francisco la gente exige el uso del mismo para evitar rebrotes.

Por otra parte, mientras charla con este diario, recuerda un tuit de London Breed, la alcaldesa de San Francisco, que miró horas antes. “Hoy la alcaldesa ha anunciado que el 75% de la ciudad ya tiene, al menos, una dosis de la vacuna. Y vacunados por completo somos ya el 56%. Y todavía no ha empezado el verano”, relata.

Finalmente, 'El Güero' se despide compartiendo una peculiar anécdota a este reportero. Recuerda que la persona que lo atendió el día que se vacunó estaba 'puesto' de marihuana hasta las cejas. “Esta ciudad es la meca de la marihuana”, cuenta entre risas. “El tipo que nos recibió nos saludó de mano, casi me da un abrazo. No tenía la distancia necesaria y era en extremo simpático. Pero ¡qué importa! Seguramente él, como casi todos en esta ciudad, ya estaba vacunado. Aquí vamos a otro ritmo. Por cierto, ¿cómo van ustedes en España con la vacunación?”, pregunta.

Renata (seudónimo) perdió mucho durante la pandemia. Hablamos de salud, paz mental, dinero (mucho dinero) e inversiones. Pero el covid no solo le quitó eso, sino que la privó también de algo irrecuperable: su padre. Él, un prestigioso médico (de ascendencia asturiana) que luchó por la vapuleada sanidad pública mexicana, murió a finales del año pasado en el Hospital Español de la Ciudad de México, debido a las complicaciones que el coronavirus le generó. Eso sucedió justo cuando los contagios ya estaban descontrolados, los hospitales desbordados, y la economía con un pie en el abismo.

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