Costa apuesta fuerte por la mayoría absoluta con un presupuesto récord y nuevo equipo

Cuatro nuevos ministros. El menor déficit de la historia de la democracia portuguesa. Libros de texto gratis en la educación obligatoria, hasta los 18 años. Reducción del IVA en espectáculos culturales en directo. Los toreros empezarán a pagar IVA. Las matrículas universitarias tendrán un límite máximo de crecimiento inferior al actual. La factura de la luz baja. António Costa mueve ficha para ser reelegido como primer ministro de Portugal el próximo año con numerosos cambios en su gabinete y unos Presupuestos de récord para el país y su propia imagen, que necesita despegar a apenas un año de llegar a las urnas.

Los socialistas, que lideran las encuestas, no consiguen rozar la mayoría absoluta pese a las muchas medidas austeras revertidas desde que llegaron al poder en noviembre de 2015, una circunstancia extremadamente incómoda para Costa, quien tres años después de lograr gobernar en solitario gracias a un histórico acuerdo con el Partido Comunista Portugués y los marxistas del Bloco de Esquerda, quiere volar sin ayuda en un segundo mandato. Aspira a conseguirlo apostándolo todo a sus últimas cuentas, con las que busca lograr el “más difícil todavía”: ser el favorito de Bruselas y también de las familias, estudiantes, pensionistas y funcionarios lusos, al menos sobre el papel. Éstas son las claves de los Presupuestos, entregados la pasada medianoche en el Parlamento.

PIB, déficit, deuda e impuestos

“No hay margen para la complacencia, ni para soluciones aparentemente fáciles, de trazo populista. Tenemos que seguir a partir del punto al que hemos llegado”. Es Mário Centeno, conocido como el ministro todopoderoso; nada pasa sin su aprobación, ni un euro se gasta sin que él lo sepa. El presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas luso –porque muchos en el país empiezan a ver sus cargos justamente en ese orden, tan inflexible como se muestra con la estabilidad exigida por Bruselas– no va a cambiar, pero sí a levantar el pie del acelerador. Su escenario macro es irreprochable en su cuarto año al frente de las cuentas de Portugal: un crecimiento del 2,2 %, un déficit del 0,2 %, un desempleo del 6,3 % y una deuda pública que sigue reduciéndose y bajará hasta el 117 % del PIB. Pero estas metas, alguna de ellas inéditas para el país, no son en realidad tan arduas de conseguir para Centeno.

Si se compara con este año, la meta de crecimiento de la economía, por ejemplo, empeora una décima. Con respecto al déficit, cerrará 2018 en el 0,7 %, por lo que la reducción de cinco décimas en un año, coincide la prensa especializada lusa, es “prácticamente nula”, aunque conseguirlo sea algo histórico en la democracia lusa. Ya en lo referido al desempleo, en agosto, el dato más reciente, fue del 6,8 %, y la deuda representará el 122,2 % del PIB el próximo diciembre.

“El presupuesto más relajado de Centeno”, considera el semanario portugués Expresso, una opinión respaldada por otros análisis financieros. La cuestión que subyace es que, frente a esta aparente facilidad por alcanzar metas atractivas, ha habido un gran esfuerzo por modular la contención de los últimos años, que ha llevado a algunos expertos a sugerir que los socialistas aplicaban una austeridad de guante blanco, para así otorgar en 2019 importantes alivios a la carga de las familias, los estudiantes y los jubilados. Costa y Centeno han abierto la mano, y han remarcado mucho en sus mensajes que lo están haciendo.

Propuestas estrellas

Algunas de las propuestas estrella son una reducción en la factura de la luz de alrededor del 5 % a través de varias medidas, o que los libros de texto sean gratuitos en la enseñanza obligatoria, ambas dirigidas especialmente a las familias; mientras, en el ámbito universitario habrá un límite máximo para el ascenso de las matrículas.

Los jubilados, otro de los grupos a los que el Gobierno presta especial atención, verán actualizada su pensión como es habitual, pero aquellas que no alcancen un incremento de 10 euros tendrá en compensación un aumento extraordinario, y se reducirán los recortes aplicados a las prejubilaciones para los trabajadores de al menos 63 años. Los asalariados, por su parte, verán una reducción de su carga fiscal al cambiar la forma de tributación de sus horas extra.

Hay mucho más: mayores subsidios a parejas en las que los dos miembros estén en paro y a familias monoparentales donde el progenitor no tenga trabajo, descongelamiento de los salarios a funcionarios, el otro núcleo de votantes de los socialistas, que tendrán incluso un aumento extraordinario, y hasta guiños a la cultura, que recibe menos del 1 % del PIB y que verá reducido el IVA que aplica a espectáculos en directo, como teatro y conciertos, que pasa del 13 % al 6 %. En contraposición, se acaba la exención al toreo: matadores, banderilleros y otros artistas de la tauromaquia pasan a pagar por sus actividades un IVA del 13 %.

Revolución en el gabinete

La apuesta de Costa se nota también en la revolución acometida el lunes en su gabinete, en el que sustituye cuatro ministros de golpe, lo que supone la mayor remodelación vista en un Ejecutivo portugués en los últimos 17 años. Salen todos a raíz de la dimisión de José Azeredo Lopes, quien presentó su renuncia el viernes como titular de Defensa por el robo de armas de un depósito militar en el municipio de Tancos, en el centro del país, en junio de 2017. El arsenal reapareció, pero la Fiscalía descubrió que lo hizo en un rocambolesco montaje ideado por varios militares que querían proteger al autor del robo, y que han dicho ante el juez que el ministro fue informado de toda la trama.

Azeredo Lopes, que siempre lo negó –y siempre contó con el apoyo público de Costa– cayó por la presión y con él perdió parte de la solidez del discurso del primer ministro, que ha decidido hacer de la necesidad virtud relevando también a los titulares de Cultura (Luís Filipe Castro Mendes), Sanidad (Adalberto Campos Fernandes) y Economía (Manuel Caldeira Cabral), una cartera prácticamente irrelevante al lado de las Finanzas de Centeno.

Son sustituciones, ha dicho Costa, que traen “buenas condiciones para ejecutar los Presupuestos” e imprimen una “dinámica renovada” al gabinete, aunque para nadie es un secreto en Portugal que se trata también de ministros muy cuestionados en sus respectivos sectores. Si los artistas reclaman que se incremente la partida a Cultura hasta un simbólico 1 %, los médicos y enfermeros han protagonizado más de una docena de huelgas ante una situación que consideran insostenible. El Servicio Nacional de Salud luso ha recibido este año un 4, 3 % del PIB, el menor porcentaje en 15 años, y tres de cada cuatro portugueses creen que la salud no es una prioridad para el Gobierno socialista, según una reciente encuesta. En cuanto a la relevancia del titular de Economía, es suficiente apuntar que la mayoría de portugueses desconoce su nombre y, más importante, sus funciones concretas.