Valtònyc, en libertad en Bélgica: "Mi delito es ser de izquierdas e independentista"
Este jueves ha acudido a declarar por primera vez ante la Justicia belga, que le ha dejado en libertad con una medida cautelar: no abandonar Bélgica
“Imagínate que encierran a Tarantino por sus películas. Después de ver Kill Bill, ¿se va a ir la peña a matar con una katana? No, La peña lo entiende, que es arte. Lo que hay detrás de esto es una clara persecución ideológica y política”. Lo dice Josep Miquel Arenas, un joven de 24 años que se define como un informático que trabajaba "de frutero" en Mallorca. Ahora vive en Bélgica. Pero a diferencia de tantos españoles que dejan el país para buscar un trabajo en el norte, el 24 de mayo no se mudó, sino que huyó. “Tenía 30 vuelos a 30 destinos diferentes y el que más me gustó fue Bélgica”, explica.
Seguramente no eligió el país del Benelux por su buen clima, aunque este jueves el tiempo acompaña. El sol se filtra por las ventanas de la sala donde ha congregado a la prensa tras el primer día que ha declarado ante la Justicia belga. Curiosamente, es la misma estancia en la que hace algo más de seis meses Carles Puigdemont y sus cuatro 'exconsellers' siguieron el recuento de las elecciones catalanas en las que revalidaron una mayoría independentista en el Parlament —y el pulso al Estado español—.
Puigdemont ha sido un “ejemplo de dignidad, de resistencia” para Arenas. Y no solo por sus simpatías por la “república catalana”, sino porque en parte ambos comparten destino —además de abogado, el belga Paul Beckaert—. El frutero-informático es conocido por ser el rapero Valtònyc. Y en España no solo le espera su familia, sino también la Justicia, que le ha condenado a tres años y medio de cárcel por enaltecimiento del terrorismo e injurias graves a la Corona.
“Aquí soy libre. Esto es un Estado democrático, a diferencia de España”, asegura Valtònyc en la rueda de prensa a la que ha convocado a los medios tras su primera comparecencia ante los jueces belgas. A las 9:30 de la mañana, el rapero se ha presentado ante el juzgado, de donde ha salido hora y media más tarde en libertad con una medida cautelar: no abandonar Bélgica.
Sus esperanzas, a la vista de la resolución del caso de los 'exconsellers', son que la Justicia belga dé carpetazo a la petición de extradición hecha por España. “La Justicia belga ha demostrado ser una justicia justa, independiente y estar de parte de la racionalidad. Yo solo he hecho unas canciones”, dice. En Bélgica, donde se ha instalado en Gante, Valtònyc ha encontrado trabajo como diseñador gráfico. “Trabajo, conozco gente y salgo a la calle”, resume, vestido de camisa y deportivas para la ocasión.
Valtònyc afirma no estar arrepentido de haber animado a su público, desde el escenario, a "matar a un puto guardia civil". ¿Por qué lo hizo? “El motivo es provocar, como cualquier artista”, afirma. Sí se arrepiente, en cambio, del contenido “machista” de algunas de sus canciones. Por ejemplo, cuando ponía en la diana a la Reina, “por ser mujer, no por su clase”, dice. El rapero defiende que el tono de su lenguaje, el contenido de sus canciones, es el característico del rap. “Mi delito es ser de izquierdas e independentista, eso basta para que en España te persigan”, afirma.
“Imagínate que encierran a Tarantino por sus películas. Después de ver Kill Bill, ¿se va a ir la peña a matar con una katana? No, La peña lo entiende, que es arte. Lo que hay detrás de esto es una clara persecución ideológica y política”. Lo dice Josep Miquel Arenas, un joven de 24 años que se define como un informático que trabajaba "de frutero" en Mallorca. Ahora vive en Bélgica. Pero a diferencia de tantos españoles que dejan el país para buscar un trabajo en el norte, el 24 de mayo no se mudó, sino que huyó. “Tenía 30 vuelos a 30 destinos diferentes y el que más me gustó fue Bélgica”, explica.