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El discurso que debía salvar la carrera de May se convierte en su peor pesadilla
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UN LÍDER A LA DERIVA

El discurso que debía salvar la carrera de May se convierte en su peor pesadilla

Nunca antes la intervención de un líder ante sus filas había sido tan bochornosa. El discurso con el que la 'premier' cerró el congreso del Partido Conservador se convirtió en la mejor metáfora de su declive

Foto: Theresa May, durante su intervención en el congreso anual del Partido Conservador, en Mánchester. (Reuters)
Theresa May, durante su intervención en el congreso anual del Partido Conservador, en Mánchester. (Reuters)

Se quedó literalmente sin voz, no paró de toser, las letras del eslogan que decoraba el escenario comenzaron a caerse y, en un alarmante fallo de seguridad, un espontáneo fue capaz de acercarse hasta ella para entregarle en mano una carta de despido 'firmada' por Boris Johnson, su enemigo acérrimo. Si hay una imagen de un líder a la deriva esa es la de Theresa May. El discurso con el que la 'premier' cerró este miércoles el congreso anual del Partido Conservador se convirtió en la mejor metáfora de su declive. Y aunque el público se puso en pie en varias ocasiones para aplaudirla, daba la sensación que lo hacían más por compasión que por apoyo.

Tras el gran fracaso en las elecciones generales (que ella misma adelantó), May tenía que realizar el discurso de su vida para ganarse de nuevo la autoridad perdida. Pero esta cita pasará a la historia por motivos muy distintos. Nunca antes la intervención de un líder ante sus filas había sido tan bochornosa. En los corrillos se comenta que al abandonar la sala, May se abrazó a su marido y comenzó a llorar. Nadie la puede culpar por ello.

La popularidad de Corbyn está ahora al mismo nivel que la de cualquier estrella de rock. En los 'tories', el número de afiliados está en mínimos

De antemano, no se presentaba como algo fácil. La 'premier' protagonizó en junio la peor campaña de los últimos tiempos, puso en el diccionario la palabra 'Maybot' —al repetir cual robot que el país necesitaba un “Gobierno fuerte y estable”— y terminó perdiendo la mayoría absoluta cuando había partido con 20 puntos de ventaja en las encuestas.

Por todo ello, comenzó pidiendo perdón y responsabilizándose del humillante resultado en las urnas. Desde entonces, los conservadores, embarcados en una gran guerra civil, se comportan como si hubieran perdido los comicios y los laboristas como si los hubieran ganado.

La popularidad de Jeremy Corbyn está ahora al mismo nivel que la de cualquier estrella de rock, sobre todo entre los jóvenes. En los 'tories', sin embargo, el número de afiliados está en mínimos históricos y la media de edad de sus simpatizantes ronda los 70 años.

De ahí que May quisiera centrar su intervención en políticas domésticas, anunciando una batería de medidas de giro social: desde el impulso a un plan de viviendas sociales y al nuevo programa de salud mental pública, pasando por las ayudas para aliviar el peso de la deuda entre los jóvenes universitarios.

Foto: El secretario de Exteriores, Boris Johnson, tras su conferencia en el congreso del Partido Conservador, en Manchester. (Reuters)

Tardó hasta 20 minutos en pronunciar la palabra Brexit. Y tal como se esperaba, no dio titulares al respecto. Se limitó a remitirse a las palabras ya pronunciadas en Lancaster House y más recientemente en Florencia, y aunque aseguró que su intención es llegar a un acuerdo “beneficioso tanto para el Reino Unido como para la Unión Europea”, repitió el mensaje lanzado este martes por su ministro David Davis, señalando que el Gobierno se tiene que preparar en todo caso para cualquier escenario posible.

¿Mejor no acuerdo que uno malo? Lo cierto es que desde enero, May ha dulcificado mucho su tono en un intento por desbloquear las negociaciones con Bruselas. Aunque, según 'The Times', la UE espera que la 'premier' ceda tanto en la factura como en el papel del Tribunal Europeo de Justicia tan pronto como termine el congreso 'tory'. Hacerlo antes le habría supuesto aún más malestar entre los suyos.

En este sentido, May hizo este miércoles una llamada a la unidad con una petición para que sus colegas dejen de lado sus propias ambiciones para “dar al país el Gobierno que necesita. Se desconoce si Boris Johnson se dio por aludido.

En definitiva, que la intención de May era “renovar el sueño británico”. Pero el discurso acabó convirtiéndose en su peor pesadilla, aumentando aún más las dudas sobre su supervivencia política.

Se quedó literalmente sin voz, no paró de toser, las letras del eslogan que decoraba el escenario comenzaron a caerse y, en un alarmante fallo de seguridad, un espontáneo fue capaz de acercarse hasta ella para entregarle en mano una carta de despido 'firmada' por Boris Johnson, su enemigo acérrimo. Si hay una imagen de un líder a la deriva esa es la de Theresa May. El discurso con el que la 'premier' cerró este miércoles el congreso anual del Partido Conservador se convirtió en la mejor metáfora de su declive. Y aunque el público se puso en pie en varias ocasiones para aplaudirla, daba la sensación que lo hacían más por compasión que por apoyo.

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