¿Sobrevivirá Theresa May en su cargo? El futuro de la 'premier', en entredicho
La estrategia de la primera ministra británica parece ser poner en marcha el paso de la normativa comunitaria a la británica, pero muchos observadores creen que eso no la salvará de la quema
La premier Theresa May garantizó este jueves su supervivencia política inmediata cuando la Cámara de los Comunes respalde su programa legislativo para los dos próximos años. Tras asegurarse el apoyo de los 10 diputados protestantes del DUP, la líder tory ha conseguido una bocanada de oxígeno, al menos a corto plazo. Claro que todo un precio, y además de desembolsar una inversión adicional en Irlanda del Norte de 1.000 millones de libras (1.114 millones de euros), también se ha visto obligada a mantener las garantías sobre el incremento de las pensiones –en contra de lo que decía su manifiesto- así como los subsidios energéticos para los ancianos. Y el camino, en política, es largo.
En Westminster, se comenta que “ha vendido su alma al diablo”. Sus propias filas ven con bastante recelo depender de una formación que se declara antiabortista, contraria al matrimonio homosexual, partidaria de la pena de muerte y negacionista del cambio climático. Por otra parte, el propio John Major, que estableció las bases de los acuerdos del Viernes Santo, ha mostrado en público su preocupación por las consecuencias que este pacto puede acarrear en el proceso de paz en Irlanda del Norte, donde el lunes se cumple el plazo para que el DUP llegue a un acuerdo de coalición con los católicos del Sinn Fein.
Con semejante panorama, la pregunta es: ¿hasta cuándo va a estar May en Downing Street? Tras el estrepitoso varapalo en la generales del pasado 8 de junio, donde no sólo no consiguió reforzar su liderazgo sino que acabó perdiendo la mayoría absoluta, su cargo está más que cuestionado. En un intento a la desesperada por salvarse de la quema quiere que la "Gran Ley de Derogación", que revocará el Acta de Comunidades Europeas de 1972, se vote antes de verano. Considera que una vez iniciado el complejo proceso de transformar la normativa comunitaria en británica, los diputados estarán tan ocupados que se les quitarán las ganas de revuelta interna.
Pero nada más lejos de la realidad. El Partido Conservador ha vuelto al mismo punto de partida en el que estaba hace un año, cuando David Cameron presentó su dimisión tras el triunfo del Brexit. Los complots, tramas internas y pactos secretos entre enemigos vuelven a ser la comidilla de Westminster.
Colin Talbot, profesor de la Universidad de Manchester y Cambridge, es uno de los que considera que May no sobrevivirá siquiera a este otoño. “Veo muchas posibilidades de que se organice una rebelión para anunciar nuevo líder en octubre, cuando la formación celebre su congreso anual”, asegura a El Confidencial. “Una vez iniciado el proceso del Brexit, se puede hacer con o sin May y ella se ha quedado ahora completamente sola”, señala. En efecto, Nick Timothy y Fiona Hill, sus dos asesores más cercanos dimitieron tras la "enorme decepción" que supusieron los resultados en las urnas. Y antes que ellos (o precisamente por ellos, porque la relación no podía ser más tormentosa), Katie Perrior, había dejado su puesto como directora de comunicaciones de Downing Street.
¿Otro premier no electo?
La cuestión es quién puede sustituir ahora a May. Talbot asegura que Boris Johnson, actual ministro de Exteriores, “sigue siendo uno de los que cuenta con más apoyo en las filas tories”. Es más, el académico da un paso más y asegura que con Johnson como 'premier', se podría plantear la posibilidad de dejar, al menos a corto plazo, al Reino Unido dentro del mercado único y la unión aduanera hasta que se negocie un nuevo acuerdo comercial. “Precisamente porque él fue una de las figuras claves en la campaña del Brexit, nadie cuestionaría que quiere revertir el resultado del plebiscito”, apunta.
Si Johnson se traslada finalmente al Número 10, los británicos tendrían de nuevo a un primer ministro que no habría sido elegido en las urnas. Aunque en este caso, según el experto, nadie en el Partido Conservador está interesado en adelantar de nuevo unos comicios, por lo que se repetiría la misma situación que se vivió con el que fuera líder laborista Gordon Brown, que estuvo tres años como premier aún sin haber sido elegido hasta que convocó elecciones.
Con todo, los planes de Johnson podrían verse truncados, por segunda vez, ya que el año pasado Michael Gove ya le dio la puñalada por la espalda. Según The Times, cada vez cobra más fuerza la opción de una alianza entre el actual ministro del Tesoro, Philip Hammond, y el responsable de la cartera del Brexit, David Davis.
Entre ambos podrían estar urdiendo un pacto al más estilo “acuerdo de Granita” entre Tony Blair y Gordon Brown, por el cual el primero, el más europeísta del gabinete, se convertiría en 'premier' y el segundo, uno de los más euroescépticos, sería el viceprimer ministro y responsable de negociar con Bruselas para garantizar una salida del bloque y el mercado único. El pacto duraría sólo dos años, hasta que en 2019 se celebraran elecciones generales. Es complicado saber lo que se trama a puerta cerrada, pero desde luego en público ambos protagonistas no han podido mostrar posiciones más diferentes respecto al Brexit e incluso a la duración del periodo de transición que se necesitará luego, por lo que la alianza se antoja difícil, que no imposible.
Pero el juego de tronos no acaba ahí. Priti Patel, al frente de Desarrollo Internacional, se ha negado a desmentir las especulaciones sobre si está pensando presentarse a la carrera por el liderazgo de la formación. La otra competidora femenina que podría salirle sería Amber Rudd. La actual ministra de Interior captó poderosamente la atención en la campaña electoral y varios titulares la presentaron de hecho como la “sucesora” cuando representó a los tories en los debates a los que May se negó a participar.
Ventajas del inmovilismo
En este sentido, el analista político y columnista en The Guardian, Matthew d'Ancona, asegura que un grupo de tories moderados estaba incluso “preparando el terreno el año pasado para que Rudd sucediera a David Cameron” una vez que éste abandonara su cargo, ya que había adelantado que no se presentaría como candidato a unas terceras elecciones. Lógicamente el triunfo del Brexit truncó los planes. “Creo que presentar a Amber como sucesora no es completamente nueva. Aunque al haber hecho campaña por la permanencia en la UE necesitaría, sin duda, un compañero del bando Brexiteer para tranquilizar al partido”, matiza.
Otra de las mujeres que ha creado últimamente más interés es Ruth Davidson. La responsable de la formación en Escocia goza actualmente de más autoridad que la propia May al haber conseguido el logro sin precedentes de sumar 13 escaños al norte de la frontera, algo impensable en la región. Las filas tories son conscientes que sin estos asientos –con los que nadie contaba- el batacazo electoral habría sido aún mayor y le atribuyen por eso el mérito de haber salvado la unión, ya que de otra manera la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, habría seguido adelante con sus planes para un segundo referéndum de independencia.
El problema es que Davidson no cuenta con asiento en Westminster. Su carrera siempre ha estado centrada en Holyrood, por lo que primero habría que esperar a unas by-election (elecciones convocadas en un distrito si el diputado dimite o fallece) y eso complica el panorama.
Por lo tanto, tal y como explica Janan Ganesh, columnista de Financial Time, quizá después de todo, la mejor opción sea dejar las cosas como están. “Sin mejores alternativas, la constancia en un gobierno se convierte en virtud”, matiza. El experto señala que encontrar un líder cuya visión ante el Brexit agrade al sector euroescéptico de un partido completamente dividido y a su vez sin el apoyo esperado por parte de la nación en las urnas es algo que no merece la pena. “Mantener a un primer ministro débil no es obviamente la decisión correcta. Pero obviamente es la decisión”, matiza.
En definitiva, May podría acabar sobreviviendo. En Westminster, el fenómeno de Ave Fénix ya se vio con Gordon Brown, y más recientemente con Jeremy Corbyn, por lo que nada es descartable, sobre todo en un país donde últimamente la opción más improbable en las apuestas ha acabado siendo la ganadora.
La premier Theresa May garantizó este jueves su supervivencia política inmediata cuando la Cámara de los Comunes respalde su programa legislativo para los dos próximos años. Tras asegurarse el apoyo de los 10 diputados protestantes del DUP, la líder tory ha conseguido una bocanada de oxígeno, al menos a corto plazo. Claro que todo un precio, y además de desembolsar una inversión adicional en Irlanda del Norte de 1.000 millones de libras (1.114 millones de euros), también se ha visto obligada a mantener las garantías sobre el incremento de las pensiones –en contra de lo que decía su manifiesto- así como los subsidios energéticos para los ancianos. Y el camino, en política, es largo.
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