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Tras semanas de turbulencias, Grecia vuelve a la casilla de salida
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Tras semanas de turbulencias, Grecia vuelve a la casilla de salida

Cuatro meses de extensión del rescate es todo lo que ha arañado el Gobierno griego en el Eurogrupo. Tras las expectativas generadas, es un acuerdo difícil de vender en casa

Foto: Una manifestante frente al Parlamento en Atenas (Efe)
Una manifestante frente al Parlamento en Atenas (Efe)

Cuatro meses de extensión del rescate es lo que ha arañado finalmente el Gobierno griego en el Eurogrupo. Todo ello a cambio de reformas que tendrán que ser detalladas en los próximos días. Concretamente para el lunes, Atenas tendrá que presentar una lista que deberá ser revisada por sus 18 socios de la moneda única.

Aunque seguramente ambos lados tratarán de presentarlo como una victoria ante la intransigencia del contrario, lo cierto es que Grecia se encuentra tras este viernes, tras muchas semanas de turbulencias, no demasiado lejos del punto en el que la dejó el conservador Andonis Samarás: obligada a seguir realizando ajustes a cambio de la asistencia económica de sus acreedores.

La incontestable victoria electoral del 25 de enero, la flamante formación de un Ejecutivo en tiempo récord y lo claras que parecían tener las cosas en las filas de Syriza, apuntaban a que Grecia podría quizás cambiar el rumbo del rescate y liberarse de una parte de su deuda. Todo apoyado por el estilo arrollador de Yanis Varufakis, el ministro de Finanzas estrella, que levantó enormes simpatías en todo el continente desde su toma de posesión.

Sin embargo, ayer, a la entrada del Consejo de la UE, Varufakis parecía buscar un perfil más humilde. Concedía desde el principio, asegurando que Grecia no solamente había “hecho un esfuerzo, sino diez veces más”. En efecto, la izquierda en el poder ha renunciado a la quita, al programa puente, a los bonos ‘eternos’ y a la deuda ligada al crecimiento. Paso a paso ha ido traspasando sus propias líneas rojas, las que ella misma se había marcado. A cambio, esperaban que sus socios fueran generosos. Pero han salido con un acuerdo muy difícil de vender en casa.

Grecia se compromete a abonar su deuda

Ni siquiera la Troika desaparecerá, sólo nominalmente: el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional seguirán cumpliendo sus respectivos papeles. “Un acuerdo que puedo respaldar”, aseguraba el responsable de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que ya no parecía tan enfadado como en las últimas semanas.

Grecia además se compromete definitivamente a abonar su deuda, a no tomar decisiones unilaterales que puedan trastocar la estabilidad y a mantener un presupuesto equilibrado. Esto podría comprometer de primeras las medidas de “alivio de la catástrofe humanitaria” anunciadas por Syriza y cuya aplicación parecía la única nave que podría salvar Tsipras de la quema.

Las principales promesas de campaña se han evaporado en menos de un mes

Las únicas pequeñas victorias que se puede apuntar la delegación helena son que tienen margen -escaso y revisable- para elegir qué reformas aplicar y que el Eurogrupo se compromete a evaluar el superávit -sí, el superávit no es opcional- en función de las circunstancias económicas del momento.

Ahora el Gobierno griego deberá librar una batalla de imagen dentro del país, ya que las principales promesas de campaña se han evaporado en menos de un mes y costará más mantener su coalición. Habrá diversas fugas que contener, para empezar la de los nacionalistas de Griegos Independientes, que protestarán enérgicamente y puede que pidan más poder para apoyar al Ejecutivo.

Aparte de la rabia anti memorándum no hay nada que una a la izquierda radical con esta derecha conservadora. Y dentro de Syriza a buen seguro que se prepara una revolución interna por haberse plegado a la UE.

A partir de este sábado, la sociedad griega tendrá que digerir la resaca de este acuerdo y el Gobierno tendrá que decidir cómo presentarlo ante la opinión pública sin que parezca que han sido derrotados sin concesiones en Bruselas.

España y Portugal, grandes escollos

El Gobierno español, en parte intimidado por la sombra de Podemos, ha sido uno de los grandes azotes fuera de la propia Alemania. Incluso se ha dicho este viernes que España y Portugal han intentado bloquear el acuerdo del Eurogrupo al no encontrarlo satisfactorio. Luis de Guindos lo ha negado de plano a la salida de la reunión. "Es un acuerdo positivo. Es un acuerdo que permitirá discutir durante cuatro meses sobre un acuerdo futuro y cumple todas las exigencias que había planteado el Gobierno español y muchos otros", ha asegurado el ministro de Economía.

España, Portugal e Irlanda, han sido implacables con Atenas

La firme posición española fue definida hace apenas una semana por el presidente Mariano Rajoy. “Europa es enormemente solidaria. Un país como España prestó 26.000 millones de euros a Grecia", dijo. "Tampoco nos sobra el dinero. No se puede construir Europa si todos decidimos no cumplir nuestros compromisos. Espero que haya sensatez y sentido común. No puedo contemplar el escenario de que Grecia no cumpla sus compromisos”, continuó el líder español. Otros miembros del Gobierno han ido más lejos ligando los recortes en España a los préstamos ofrecidos a Grecia.

No muy lejos se ha quedado nunca el también conservador Pedro Passos Coelho, primer ministro portugués, que en muchas ocasiones ha calificado las propuestas de Syriza como de “cuento de hadas”. El líder portugués es un defensor de la ortodoxia de la austeridad y los bancos portugueses tienen una exposición bastante alta a la deuda griega, por lo que un impago podría ser letal. Además del miedo a perder el poder a manos de la oposición.

Aún queda mucho camino por recorrer para que Grecia vuelva a encarrilar el rescate y tanto España como Portugal van a ser muy estrictos con ella en las futuras revisiones de objetivos dentro del Eurogrupo. Alemania pone siempre a ambos como ejemplo de buenos alumnos dentro de la disciplina del euro y en contrapartida ellos demuestran que se saben a pies juntillas la lección que dicta Berlín.

La oposición se frota las manos

A lo largo del sábado conoceremos el alcance de la dentellada que a buen seguro toda la oposición le asestará a Syriza. Desde To Potami, los liberales con los que pudo pactar Syriza y que eran favorables a cumplir los compromisos con la UE desde el principio, hasta la Nueva Democracia del ex primer ministro Andonis Samarás, que podrá presentar sus negociaciones en el pasado con un nuevo lustre visto que Tsipras no ha conseguido mucho más que ellos.

Antes de la reunión de Bruselas, no obstante, todas las críticas a los pasos del Gobierno se hacían con la boca pequeña para no ser acusados de cercanos a las posturas de Alemania y que los reproches se volvieran en contra. Uno que no se ha frenado, aunque luego ha resultado el más acertado ha sido el ex ministro de Exteriores y líder del Pasok, Evángelos Venizelos, que muy duramente aseguró que Syriza acabaría firmando "otro rescate" no muy diferente del que criticaba cuando estaba en la oposición.

Tsipras tiene ahora la difícil tarea de explicar qué ha pasado en este mes corto que lleva en el poder para qué Grecia se encuentre, tras tanto barullo y espíritu combativo, en el mismo punto que antes de las elecciones.

Cuatro meses de extensión del rescate es lo que ha arañado finalmente el Gobierno griego en el Eurogrupo. Todo ello a cambio de reformas que tendrán que ser detalladas en los próximos días. Concretamente para el lunes, Atenas tendrá que presentar una lista que deberá ser revisada por sus 18 socios de la moneda única.

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