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La generación ‘selfie’ de Syriza se encuentra con la realidad de la troika
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¿ESTÁN DECEPCIONADOS CON ALEXIS TSIPRAS?

La generación ‘selfie’ de Syriza se encuentra con la realidad de la troika

Los dirigentes izquierdistas han pasado de las redes sociales a las fotos oficiales y a las primeras concesiones como Gobierno. Puede que los que vieron en Tsipras al salvador del país empiecen a interpretar que acepta las condiciones de la troika

Foto: Las siluetas de ciudadanos griegos frente al Parlamento durante una manifestación de apoyo al Gobierno y contra la troika celebrada en Atenas (Reuters)
Las siluetas de ciudadanos griegos frente al Parlamento durante una manifestación de apoyo al Gobierno y contra la troika celebrada en Atenas (Reuters)

Los jóvenes griegos apenas pueden decir que hayan vivido decepciones políticas. Han tenido, sí, un Gobierno conservador con Andonis Samarás al frente que implementó las medidas de austeridad más duras de su Historia y sumió al país en una depresión generalizada, como si no hubiera más esperanza en la política. No obstante, no habían tenido la oportunidad de ilusionarse con un partido y perder la fe como sus mayores con Nueva Democracia y Pasok. Es la juventud del fin del bipartidismo, de la caída de los partidos tradicionales incapaces de generar ilusión. Para estos jóvenes helenos, esta ilusión vino por canales no oficiales: en las concentraciones espontáneas a partir de 2008, cuando la crisis pegó más duro, en las manifestaciones y en las plazas, como se gestó el 15-M en España.

La cristalización de todas esas propuestas fue la llegada de Syriza y su confirmación, la toma posterior del poder en las elecciones de finales de enero. La euforia continuó tras los primeros días: medidas sociales, fin de la austeridad, rechazo a la troika.

Sin embargo, ahora los dirigentes izquierdistas han pasado de las fotos con el móvil, los ‘selfies’ y las redes sociales a las fotografías oficiales, las reuniones a puerta cerrada y a las primeras –probablemente– cesiones como Gobierno. Puede que los que vieron en Tsipras al salvador del país empiecen a leer que, finalmente, acepta muchas de las condiciones de la troika.

No solamente por principios, sino también por cálculo electoral, Syriza debería preocuparse de lo que piensa uno de sus caladeros de votos: los jóvenes, que en las últimas elecciones europeas, por ejemplo, apoyaron en un 40% a la coalición de izquierda radical. ¿Cómo reaccionarán ante este golpe de realidad?

El Confidencial se ha acercado a hablar con los estudiantes de políticas de la Universidad del Pireo, donde imparte clases la profesora Foteini Asderaki. En su clase de asuntos europeos se forman algunos de los políticos del futuro, aunque sobre todo gente interesada en política. Hemos querido que nos cuenten su impresión sobre los primeros pasos del Ejecutivo de Tsipras.

“El Gobierno debe dar (a los acreedores) para recibir”

Rafail Vulgarakistiene 23 años y cree firmemente que el Gobierno quiere llegar a unacuerdo con los socios europeos. Las negociaciones con los acreedores “son muy duras y el Gobierno debe dar para poder recibir –matiza–. Creo que, además, quiere probar que es mejor que Gobiernos anteriores, quiere que Europa detenga la austeridad y que hayaunnew dealcomo en Estados Unidosen los años 30, pero el momento elegido no es el mejor”, concede.

¿Ahora que le toca ceder, cuál es la impresión: que hace todo lo que puede o hay sentimiento de decepción? “Está haciendo lo mejor que puede con la capacidad que tiene. Con tanta dependencia externa no se puede esperar más”, cuenta Vulgarakis. Y es el propio Ejecutivo el que lo sabe “por eso ya no apoyan la quita de la deuda. El asunto principal de la negociación es probar a los votantes que están negociando, al final se hará lo que digan los acreedores. Es una pena pero así será”, concluye.

No todos están tan seguros de que Syriza esté haciendo concesiones. Alexándros Apostolodis tiene 22 años y habla un español muy correcto. “La verdad es que no se puede saber todavía con seguridad” si Syriza va a ceder, “porque la situación que existe en Grecia se ha establecido tras 5 o 6 años (de políticas pro troika) y no se puede cambiar tan rápida y fácilmente”, aunque Syriza no claudicase. “Creo que Syriza pedía cosas que se sabía que no serían aceptadas, así que la solución intermedia resultaría beneficiosa para Grecia”, explica.

Y más allá de la pragmática que muestra Apostolidis, ¿los votantes de Syriza pueden resultar decepcionados? “Depende. Es la primera vez que se ve un cambio notable y una mejora importante de la situación”, dice, refiriéndose al modo de negociar de Syriza. “Así que si ceden ante la troika unos pensarán que ha fracasado al eliminar el memorándum y otros que es el primer Gobierno que ha podido mejorar la situación”, reflexiona.

Ilías Mitrúsis, también de 22 años, considera que la troika está “acabada” aunque por da también por supuesto que “habrá otra estructura que controle, pero con la participación de Europa. Esto era una “promesa de campaña de Syriza”, explica, “y si se echaba para atrás hubiera decepcionado a sus votantes”. Cree que el Gobierno, “a pesar de la presión a la que le someten la troika y el Eurogrupo”, no se echará atrás y presentará alternativas. “Desde luego, si no lo hace perderá el apoyo público que tiene”, concluye.

“Los jóvenes ya están decepcionados con la política”

Nefeli Maliu es más tajante. Asegura que “los votantes se sentirán muy decepcionados, incluso será decepcionante para los que no votaron por ellos y ahora parece que apoyan al nuevo Gobierno”. “Por primera vez –opina Maliu– hay un Ejecutivo que se preocupa por la gente de nuestro país y no sólo por los bancos. Tenemos fe en nuestros bancos y estará a nuestro lado y no nos tratará como los anteriores”.

En cierto tono más optimista se muestra su compañera Aggeliki Diamanti: “No creo que estén cediendo, creo que están ganando tiempo para preparar una opción mejor”. Aunque para ella es importante que la situación política no se circunscribe solamente a los partidos: “Es difícil hablar de política cuando uno se encuentra con la dificultad de ganarse la vida mínimamente, sin importar cuánto se haya estudiado”, afirma. Diamanti asegura que no es votante de Syriza, pero que cree que “Tsipras trata de unir Europa sobre otra base, no de destruirla”. “No será culpa de Syriza si el euro cae –puntualiza–; si la moneda única se derrumba, la unión ha terminado, este es el hecho”.

Sin embargo, parece que Tsipras ha llegado al poder prometiendo cosas que no puede cumplir. Diamanti lo reconoce, “pero al menos nos querrá hacer creer que lo ha intentado”. Ella, personalmente, cree que el primer ministro sí ha procurado materializar sus promesas, aunque considera que los votantes jóvenes ya están decepcionados sea cual sea el resultado. Solamente un joven de cada tres votó en las últimas elecciones. “En el momento en el que la abstención es tan alta entre los jóvenes, cualquier opinión (sobre el voto joven) es falsa”, concluye.

Los jóvenes griegos apenas pueden decir que hayan vivido decepciones políticas. Han tenido, sí, un Gobierno conservador con Andonis Samarás al frente que implementó las medidas de austeridad más duras de su Historia y sumió al país en una depresión generalizada, como si no hubiera más esperanza en la política. No obstante, no habían tenido la oportunidad de ilusionarse con un partido y perder la fe como sus mayores con Nueva Democracia y Pasok. Es la juventud del fin del bipartidismo, de la caída de los partidos tradicionales incapaces de generar ilusión. Para estos jóvenes helenos, esta ilusión vino por canales no oficiales: en las concentraciones espontáneas a partir de 2008, cuando la crisis pegó más duro, en las manifestaciones y en las plazas, como se gestó el 15-M en España.

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