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"La probabilidad de que Alemania pague una indemnización a Grecia es cero"
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EL CRÉDITO QUE HITLER 'DEJÓ A DEBER' A SYRIZA

"La probabilidad de que Alemania pague una indemnización a Grecia es cero"

Grecia reclama 162.000 millones de euros por los excesos del nazismo, incluido un préstamo otorgado a Hitler que nunca les fue devuelto

Foto: Manifestantes con uniformes nazis en una protesta contra la visita de la canciller Angela Merkel a Grecia, en octubre de 2012 (Reuters).
Manifestantes con uniformes nazis en una protesta contra la visita de la canciller Angela Merkel a Grecia, en octubre de 2012 (Reuters).

A la hora de negociar en Europa, Alemania sigue obligada a recordar los excesos de su pasado nazi. Es la alargada sombra de un sentimiento de culpa por el Holocausto y por la ocupación de media Europa que se ha extendido durante más de 70 años. Un tabú por el que varias generaciones de alemanes se disculpan a la mínima ocasión.

El país más endeudado de Europa, Grecia, es uno de los que más sufrió en la ya lejana Segunda Guerra Mundial. Su nuevo Gobierno ha decidido meter el dedo en la vieja herida y reivindicar la deuda en plena crisis. Es un tema en el que muchos de los partidos helenos están de acuerdo: seguir exigiendo a los alemanes, pidiéndoles reparaciones por los crímenes de guerra con tanta insistencia como la troika les solicita a ellos reformas.

Desde los neonazis a los Griegos Independientes, pasando por Syriza. El primer ministro Alexis Tsipras, en su discurso de investidura el pasado domingo, volvió a sacar a relucir el asunto. "Es una obligación moral (pedir esa compensación)", dijo, "con nuestro pueblo, nuestra Historia, con todos los pueblos europeos que dieron su sangre contra el nazismo".

En total, el partido de la izquierda radical quiere recibir 162.000 millones de euros mientras la deuda de Grecia asciende a 320.000 millones. Crisis resuelta, piensan en Atenas. "Nein", dicen sin titubear en Berlín. El ministro de Economía y vicepresidente del Ejecutivo, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, ha dado por zanjado (de nuevo) el tema. "La probabilidad (de que se pague la indemnización) es cero", ha asegurado con firmeza, recordando que "los tratados firmados hace 25 años dieron carpetazo al asunto". Un portavoz alemán afirmaba recientemente que la causa "ha perdido legitimidad".

Pero por mucho que insistan en Alemania, las reclamaciones de reparaciones de guerra no son nada nuevo en el panorama político y social heleno, sino una proclama habitual en un país que quedó marcado tras el conflicto mundial y por lo que se convirtió después en la primera contienda civil de la Guerra Fría. Resulta curioso, pero tras décadas de exigencias solamente se ha tenido conocimiento de un informe serio al respecto. En octubre de 2013, el ministerio de Finanzas de entonces (con Yanis Stournaras) elaboró un estudio de 80 páginas en el que se describía una investigación exhaustiva con 761 volúmenes de documentos, acuerdos, decisiones judiciales y textos legales. Un total de hasta 190.000 páginas que se encontraban cogiendo polvo en archivos públicos.

Según este informe, la cantidad que Alemania debería pagar es la misma que retoma ahora Tsipras: 162.000 millones de euros. Unos 108.000 millones por daños y otros 54.000 por préstamos que el Gobierno nazi obligó a que Grecia concediese. Con ese dinero se armó el opresor. Cuando este dosier se filtró, el monto total era equivalente al 80% de la deuda griega.

El entonces gabinete conservador de Andonis Samaras decidió echar tierra sobre el asunto. En ese momento Berlín tenía muy buena sintonía con Atenas, todo lo contrario a lo que ocurre hoy. En marzo de ese año, el entonces ministro de Exteriores Dimitris Avramópulos (actual comisario europeo) y el primer ministro tuvieron acceso al informe. Ambos decidieron no utilizarlo para enfrentarse a Merkel.

Alemania firmó un tratado para dar carpetazo al asunto en 1960

En 1941, el Ejército alemán (la Wehrmacht) se vio obligada a tomar Yugoslavia y Grecia tras un bochornoso episodio de intento de conquista de los italianos. A su paso, trataron de manera despiadada a la población allá donde mantuvieron el control. Y la Gran Hambruna que, como consecuencia, se dio entre 1941 y 1944 es uno de los hechos más funestos de la Historia helena reciente.

Los ocupantes tomaron el control de los grandes puntos de producción, tanto de materias básicas como de artículos de lujo, y dejaron a los ocupados a su suerte. La tasa de mortalidad se disparó, impulsada por el bloqueo de los aliados, que cerraron la entrada de suministros al país, incluso de contrabando. En el invierno de 1941-1942 en Atenas morían unas 300 personas cada día.

Los ocupantes tomaron el control de los grandes puntos de producción y dejaron a los ocupados a su suerte. La tasa de mortalidad se disparó, impulsada por el bloqueo de los aliados. En el invierno de 1941-1942, en Atenas morían unas 300 personas cada día

Los centros urbanos (lejos de los cultivos) fueron los más sensibles a la escasez. En total se estima que fallecieron unas 300.000 personas. Un drama que forzó en 1942 a los británicos a levantar parcialmente el bloqueo y permitir que la Cruz Roja entrara en el país. La literatura refleja que los cuerpos quedaban abandonados en las calles. Una brutalidad y un sufrimiento que en la Segunda Gran Guerra solo fue superado por un puñado de países: únicamente Rusia, Polonia y Yugoslavia, según los historiadores.

Tras la derrota de Alemania, los aliados organizaron una conferencia de reparaciones en la que finalmente el país recibió unos 2.400 millones de euros al cambio actual, sobre todo en bienes de primera necesidad y maquinaria. Sin embargo, los vencedores no querían estrangular a Alemania, pues estaba demasiado fresco el recuerdo de las sanciones de la Primera Guerra Mundial que arruinaron al país y propiciaron el ascenso de Hitler.

Hace pocos días el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, le explicaba a Wolfgang Schäuble con un paralelismo que en Grecia los neonazis están ascendiendo precisamente por la percepción de la injusticia de la crisis económica.

La conferencia de Londres de 1953, que el Gobierno heleno evoca como posible solución a sus problemas, se planteó en una terminología de Guerra Fría; el bloque occidental decidió que era preferible tener una Alemania Occidental fuerte para detener cualquier tipo de comunismo. Los países presentes condonaron gran parte de las deudas que tenía Bonn con ellos y propusieron que el resto se pagara en función del crecimiento. De esto nació el milagro económico germano. Los futuros pagos de reparación quedaron pospuestos hasta que se firmara el tratado de paz, algo que ocurrió tras la reunificación, en 1990.

Esto no significa que Alemania no siguiera abonando compensaciones, eso sí, de manera individual, a víctimas de la locura nazi, aunque es difícil calcular cuánto dinero desembolsaron en total las autoridades germanas. En 1960, Grecia y Alemania occidental firmaron una acuerdo por el que la primera no seguiría reclamando compensaciones por daños tras un pago final individual por valor de 115 millones de marcos alemanes.

La ley está de parte de los alemanes; el sentimiento, de los griegos

Sin embargo, no todos los crímenes fueron reparados. El de la pequeña aldea de Distómu, por ejemplo, que sufrió durante dos horas el 10 de junio de 1944 una muestra de la crueldad más pura de los nazis. Hasta 214 habitantes, incluidos mujeres y niños, fueron masacrados por las SS en "respuesta" a un ataque partisano. A finales de los años 90, cuatro descendientes de estos habitantes presentaron y ganaron un caso en los tribunales griegos que les daba derecho a una generosa compensación. No obstante, tuvieron que ir a Alemania, cuyos tribunales denegaron esta compensación por el acuerdo de 1960.

El caso, que acabó en La Haya tras una intervención de Italia, se terminó desestimando. Grecia reclama que muchas de estas tragedias no han sido indemnizadas, aunque los expertos coinciden en que con tantos acuerdos internacionales de por medio, intereses convergentes y con el tiempo corriendo a favor de Alemania (la guerra queda cada vez más lejos) la única reclamación a la que los alemanes no podrían poner pegas es a los préstamos que Hitler obligó a otorgar a Grecia.

Sin embargo, todos coinciden en que a ninguna de las grandes potencias les interesa que se puedan abrir este tipo de casos que puedan comprometerlas a medio plazo, ni siquiera a los europeos. Berlín tiene la ley y los poderes a favor, mientras que Atenas tiene la rabia histórica. Por el momento Grecia seguirá, con un punto de populismo, pidiendo cobrarse la cuenta que el Führer dejó sin pagar.

A la hora de negociar en Europa, Alemania sigue obligada a recordar los excesos de su pasado nazi. Es la alargada sombra de un sentimiento de culpa por el Holocausto y por la ocupación de media Europa que se ha extendido durante más de 70 años. Un tabú por el que varias generaciones de alemanes se disculpan a la mínima ocasión.

Grecia Alexis Tsipras
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