Rendirse o luchar contra el gigante ruso

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El presidente ruso Vladimir Putin acompañado del ministro de Defensa acude a presenciar unos ejercicios militares en Kirillovsky, Leningrado (Reuters).
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Un soldado ucraniano observa a un militar sin distintivos a las puertas del cuartel de Perevalnoye, a las afueras de Simferópol, capital de Crimea (Reuters).
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Manifestantes prorrusos durante una marcha frente al edificio del gobierno regional en Donetsk, en el Este de Ucrania (Reuters).
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Un soldado ucraniano observa a las fuerzas que rodean un cuartel del Ejército de Ucrania en el pueblo de Lyubimovka, a unos 80 kilómetros de Simferópol, capital de Crimea (Reuters).
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Fuerzas militares rusas, sin distintivos de identificación en sus uniformes, rodean un cuartel del Ejército ucraniano en el pueblo de Perevalnoye, a las afueras de Simferópol, capital de Crimea (Reuters).
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Efectivos del Ejército ucraniano a las puertas de un cuartel en el pueblo de Lyubimovka, a 80 kilómetros de la capital de Crimea, Simferópol (Reuters).
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Manifestación contra la intervención de Rusia en Crimea en Times Square, Nueva York (Reuters).
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Familiares de soldados ucranianos permanecen a las puertas de un cuartel rodeado por fuerzas rusas en el pueblo de Perevalnoye, a las afueras de Simferópol (Reuters).
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Fuerzas rusas sin distintivos de identificación rodean un cuartel del Ejército ucraniano en el pueblo de Perevalnoye, a las afueras de la capital de Crimea, Simferópol (Reuters).
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Militares ucranianos hacen guardia en una base del Ejército de Ucrania en el pueblo de Lyubimovka, a 80 kilómetros de Simferópol (Reuters).
"Nunca entregaremos Crimea". La bravata lanzada ayer por el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, mientras fuerzas militares rusas afianzaban su control sobre la península, parece cada vez más difícil de cumplir. En Moscú reina un ambiente de furia nacionalista y sobre la región autónoma los soldados ucranianos, asediados, temen un asalto a sus cuarteles. Crimea aún sigue siendo a todos los efectos territorio ucraniano, pero apenas ya hay rastro de la bandera nacional, reemplazada por la tricolor rusa, mientras sus habitantes hacen cola para solicitar el pasaporte de la Madre Rusia en el consulado de Simferópol, capital de la república autónoma. Kiev está cada vez más lejos de Crimea, en cuyo territorio ya patrullan los "grupos de autodefensa"
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