El Ford Fiesta recibe un 'lavado de cara' después de casi cinco años en el mercado

La séptima generación del exitoso Ford Fiesta llegó al mercado en 2017, y casi cinco años después la compañía del óvalo ha decidido practicarle un 'lavado de cara' para mantenerlo al día. Así, tanto el Fiesta 'corriente', con acabados Trend o Titanium, como el más deportivo ST-Line, pasando por el aventurero Active y el poderoso ST, reciben novedades para actualizarse. Y en todos los casos, ya sea la carrocería de tres puertas o la de cinco, el diseño incluye ahora un nuevo capó que aumenta la altura del morro, combinado con rejillas superiores más grandes, la insignia del óvalo azul integrada ahora en la parrilla o los nuevos faros LED de serie, mientras que en la parte trasera el principal cambio afecta a los grupos ópticos, con bordes negros, y con un acabado Negro premium si cuentan con la luz LED opcional.

En su vista lateral el coche parece prácticamente igual, salvo por los siete nuevos diseños de llantas que ofrece al cliente, en medidas de 17 y 18 pulgadas. Además, también llegan a la gama Fiesta dos nuevos colores exteriores. Y cada una de las variantes del Fiesta tiene ahora una personalidad más diferenciada, con diseños de salpicadero y parrilla únicos, junto con elementos de diseño exterior e interior característicos. La gama también se amplía con los nuevos packs Vignale, que refuerzan el lujo de los modelos Titanium, ST-Line y Active.

Además, en el caso del Fiesta ST, desarrollado por Ford Performance, son nuevos los faros Matrix LED con luz de carretera antideslumbrante, los asientos Performance desarrollados por la marca y detalles de diseño deportivo como la nueva rejilla frontal Chrystaline Grey o la opción de pintura exterior Mean Green.

En el interior, aunque cabe hablar más de evolución que de revolución, encontramos ahora tras el volante un cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas que cambia de color y apariencia dependiendo del modo de conducción en el que nos encontremos. Dichos modos son Eco, Normal y Sport, mientras que en los Active tendremos dos programas más: Trail (pista o camino) y Slippery (resbaladizo). En el caso de que nos inclinemos por el Fiesta ST, este sustituye el modo Eco por el Track, para dar rienda suelta a sus cualidades deportivas más refinadas. Por lo demás, su pantalla táctil central de 8 pulgadas cuenta con compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto, y también podrán activarse ahora muchas funciones a través del reconocimiento por voz.

Y hay novedades en el capítulo de la asistencia a la conducción, pues debutan en el Fiesta tanto la información de alertas locales como el sistema de Alerta de Dirección Contraria, que utiliza una cámara montada en el parabrisas en combinación con la información del sistema de navegación del coche para proporcionar al conductor una alerta sonora y visual en caso de que pasen por dos señales de 'prohibido el paso' en un acceso de autopista.

'Mild-hybrid' como opción más 'eco'

Pasando al apartado mecánico, el Fiesta arranca con un 1.0 EcoBoost tricilíndrico de gasolina que genera 100 CV de potencia. Si buscamos una alternativa aún más ecológica tenemos el 1.0 EcoBoost Hybrid, que recurre a un sistema de hibridación suave 'mild-hybrid' de 48 voltios (reduce el consumo de media un 5%, e incluso un 10% en ciudad) y nos dará, en función de la versión escogida, 125 o 155 caballos, además de la etiqueta medioambiental Eco de la DGT. En el caso de la variante de 125 CV podremos elegir entre el cambio manual de seis velocidades (4,9 l/100 km de gasto medio) o el automático de doble embrague Powershift de siete relaciones (5,2 l/100 km), mientras que si preferimos el motor más potente sólo está disponible el cambio manual.

Pero la joya de la corona, al menos por potencia y prestaciones, es el Fiesta ST, una rabiosa versión que recurre al 1.5 EcoBoost de tres cilindros, también de gasolina, que también monta el Puma ST, y que aquí genera los mismos 200 caballos de potencia, aunque en par máximo supera al Fiesta ST actual, pues a partir de ahora rendirá 320 Nm (antes eran 290 Nm). Toda esta fuerza se transmite hasta las ruedas delanteras a través de una caja de cambios manual de seis velocidades, y para una motricidad óptima cuenta con un diferencial de deslizamiento limitado.