Anfac reclama un Centro Estatal que agilice el despliegue de puntos de recarga en España

Como ya es costumbre, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) presenta su informe anual, en el que se resume el estado y los principales datos de la industria del automóvil en nuestro país, así como los objetivos futuros, marcados en este caso por las próximas elecciones generales, a la vuelta de la esquina. Por ello, la asociación ha pedido al nuevo Gobierno un conjunto de medidas contundentes y estables que faciliten la recuperación del mercado, acelerando la venta de vehículos electrificados, mejorando la renovación del parque y haciendo del desarrollo de infraestructuras de recarga de acceso público una cuestión de estado.

Y para impulsar la red de carga de nuestro país, Anfac ha reclamado la presencia de un Centro Estatal que se encargue de coordinar y supervisar el despliegue de puntos de recarga en España, una entidad que ya existe en países como Alemania y Portugal, y cuyo desempeño ha sido positivo. Otra de las medidas propuestas, de cara a cumplir los objetivos del Fit for 55, es un plan de ayudas, el MOVES recargas, que impulse la recarga de alta potencia y evite zonas de sombra en el territorio.

Y es que, actualmente, el avance de la infraestructura en España va muy lento, marcado por la excesiva burocracia y la latosa legislación, que ralentiza la instalación de cada punto de carga pública. De hecho, "el tiempo medio de instalación de un punto de baja tensión es de un año, mientras que para los de tensión media oscila en un rango de 20 a 46 meses", apuntan desde la compañía Zunder.

A ello se suma que muchos de los puntos están instalados, pero todavía no se han activado. Repsol apuntaba recientemente que tenía 1.350 puntos de carga repartidos por toda la península, de los cuales 730 todavía no están en activo. Dos ejemplos que reflejan la situación de la red de recarga nacional, que actualmente tiene un total de 20.243 puntos de acceso público, según los datos del último barómetro de electromovilidad de Anfac, lejos de los 45.000 puntos de recarga previstos al cierre del año para cumplir los objetivos marcados por la Unión Europea.

Y si la red de recarga no despega, el coche electrificado tampoco, pues sus matriculaciones no están cumpliendo los objetivos marcados. Prueba de ello es que el año pasado se vendieron 78.000 vehículos electrificados (eléctricos puros e híbridos enchufables), cuando el objetivo era llegar a 100.000. Una tendencia que se repetirá este curso, ya que si el objetivo era vender 190.000, nos quedaremos en unas 100.000 unidades, según cálculos de Anfac.

Un Plan MOVES más eficiente

El 31 de diciembre de 2023 terminará el plan MOVES III. Por ello, Anfac ha pedido un cambio radical de los programas de incentivos, indicando que es necesario un nuevo modelo de ayuda a la demanda más eficiente y directo, que llegue antes al ciudadano y a las empresas, y que evite trámites y costes improductivos a las administraciones públicas. “Si queremos cambiar las cosas no podemos seguir haciendo lo mismo”, aseguraba José López-Tafall, director general de Anfac.

Del mismo modo, la patronal de los fabricantes también ha priorizado la importancia de una nueva política industrial, que preserve la competitividad de nuestro país. "España está inmersa en una lucha global por las fábricas y tecnologías del futuro, y necesitamos una política industrial fuerte, pragmática y continuada, como la que desarrollan nuestros competidores. La industria de la automoción necesita el pleno apoyo y compromiso del nuevo Gobierno que se conforme el próximo 23 de julio para avanzar en la descarbonización, y bajo un modelo de movilidad donde el vehículo limpio, conectado y sostenible sea considerado una solución más para avanzar hacia la movilidad sin emisiones”, añadia López-Tafall.

Y es que el sector de la automoción representa el 10,7% del PIB en nuestro país, siendo España el segundo productor europeo, con 17 fábricas repartidas por toda la península. Actualmente se producen 44 modelos, de los cuales 20 son electrificados. De hecho, Anfac destaca "la resiliencia del sector", que el año pasado aumentó el esfuerzo inversor hasta los 1.709 millones de euros, un 14,5% más que en 2021. Además, a pesar de los problemas que sufrieron los centros de producción, el empleo aumentó un 1% sus cifras, hasta alcanzar los 62.341 puestos de trabajo directos.

La facturación se disparó en 2022

Las marcas y empresas de automóviles asociadas a Anfac alcanzaron en 2022 una facturación de 70.392 millones de euros, un 15,8% más que el año anterior. Pese al incremento, la patronal ha indicado en su Informe Anual que este dato viene condicionado por las secuelas de la pandemia, la falta de suministros como consecuencia de la guerra de Ucrania y la crisis de los microchips, que ha afectado tanto a la producción como a la matriculación.

En cuanto al resultado neto, los beneficios fueron de 767 millones de euros en el último año, un 33% menos que en 2021. Mientras, la recaudación fiscal de la automoción supuso 39.177 millones de euros durante 2022, aumentando en un 13,2% su aportación a la economía del país, respecto a 2021. Y de este total, la recaudación del impuesto de matriculación se incrementó un 7,8%, ascendiendo a los 4.590 millones, pese a que en 2022 se matricularon menos vehículos que en el año anterior.

En concreto, España cerró el año anterior con 813.374 unidades matriculadas, un dato peor incluso que en el año del primer confinamiento. Para este año, uno de los objetivos de la asociación es recuperar volumen de mercado con una estimación de 945.000 unidades. No obstante, estas cifras todavía están lejos de los objetivos deseados, pues nuestro país es la cuarta economía de la Unión Europea y como tal el mercado debe estar en torno a los 1,2 o 1,3 millones de turismos vendidos al año; 1,5 o 1,6 millones si incluimos los vehículos comerciales, buses y pesados, según Anfac.

Un mercado tan bajo como el de 2022 penaliza la renovación del parque, que cerró el pasado año con una media de 13,9 años. Es necesario recuperar los niveles de 2019 para contribuir a la descarbonización del parque móvil, eliminando los vehículos más viejos por unos nuevos que, no solo son más sostenibles sino también más seguros. Es irrenunciable acelerar la electrificación para no quedarnos atrás, pero un vehículo nuevo de combustión que elimine de las carreteras uno de más de 20 años también mejora la calidad del aire y hoy en día es una solución para muchos ciudadanos”, explica López-Tafall.