Bienvenidos a la era del 'taylornomics': así define Taylor Swift la economía mundial

La economía de Taylor Swift, o taylornomics, es sencilla: cuando Taylor Swift llega a la ciudad, sus fans, conocidos como swifties, se van de juerga.

Sus fans han llenado hoteles, restaurantes y bares durante la gira Eras Tour de Swift por 20 ciudades de EEUU. Las ciudades afirman que la gira les ha ayudado a recuperarse de las consecuencias económicas de la pandemia, al atraer de nuevo a los turistas y sus carteras.

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La gira Eras Tour, que empezó en marzo y termina en Estados Unidos el 9 de agosto, va camino de convertirse en la mayor gira de conciertos de la historia, con una recaudación potencial de 1.000 millones de dólares. Está llenando estadios de fútbol con capacidad para más de 70.000 personas, y la cantante suele quedarse en la ciudad varios días, lo que da tiempo a los comercios locales a empaparse del dinero de los swifties.

Para atraer a los fans, venden donuts con la cara de Taylor Swift o preparan cócteles con el nombre de sus canciones. Un museo de Nashville organizó una exposición de trajes de la cantante coincidiendo con sus conciertos.

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Según Mara Klaunig, analista de la empresa de investigación económica Camoin Associates, después de quedarse en casa durante la pandemia, la gente estaba dispuesta a hacer una escapada de fin de semana para ver a la cantante. "Hubo una demanda reprimida de divertirse, salir y hacer vida social", afirmó. "La gente está dispuesta a viajar lejos para verla".

Las Vegas volvió a sentirse como en 2019 cuando Taylor Swift actuó allí en marzo. La autoridad turística de Las Vegas atribuyó a los conciertos de la superestrella el aumento del número de visitantes a niveles casi prepandémicos. La gira también recibió elogios del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia, que dijo que mayo fue el mes más fuerte para los ingresos hoteleros de la ciudad desde el inicio de la pandemia, en gran parte debido a la gira.

Chicago y Minneapolis batieron récords históricos de habitaciones de hotel ocupadas durante las actuaciones de Taylor Swift. En Cincinnati, el gasto relacionado con la gira de Swift alcanzó unos 48 millones de dólares, según la oficina de turismo de la ciudad, Visit Cincy. "Es una fuerza poderosa", afirmó Julie Calvert, directora general de Visit Cincy.

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Incluso gente sin entradas viajó a la ciudad para estar cerca de ella, dijo Calvert. Las dos noches que actuó Swift, miles de personas se reunieron en los parques que rodean el Paycor Stadium al aire libre para cantar al ritmo del concierto.

Casi 41.000 personas acudieron a un evento en Cincinnati llamado Taygate, donde más de 2.000 personas se hicieron trenzas gratis y se maquillaron con purpurina para el espectáculo. La afluencia de público benefició al cercano restaurante de gofres Taste of Belgium, donde los fans pudieron degustar cócteles Lavender Haze, nombre de la canción 2022 de Taylor Swift. Taste of Belgium dijo que había tenido sus dos mejores días de ventas desde que abrió ese local hace siete años.

Calvert no espera que ningún otro concierto tenga el mismo impacto. "Es ella", dice Calvert sobre la cantante. "Ella tiene esa magia". El sitio de Ticketmaster se colapsó en noviembre cuando se pusieron a la venta las entradas para el Eras Tour en EEUU, una debacle que llevó a una audiencia en el Congreso.

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Los fans que consiguieron entradas gastaron cientos de dólares en modelitos para el espectáculo, contratando a diseñadores para recrear looks que Swift lució en la alfombra roja o en vídeos musicales. En los conciertos, se intercambiaban pulseras de la amistad con cuentas que deletreaban los títulos de las canciones.

Las ciudades hicieron todo lo posible por acoger a los swifties. Glendale, Arizona, se rebautizó temporalmente como Swift City; Swift fue nombrada alcaldesa honoraria de Santa Clara, California; y la Torre Willis de Chicago se iluminó de morado y dorado una noche y de verde y verde azulado otra, en homenaje a algunos de los álbumes de la cantante. En Nashville (Tennessee), el Museo y Salón de la Fama de la Música Country se apresuró a preparar una exposición itinerante de Taylor Swift para su parada de mayo.

Las exposiciones suelen requerir cuatro años de planificación, explica Kyle Young, director general. Pero el museo solo dispuso de cinco meses para montarla. El museo mostró algunos de los looks de Taylor Swift de los últimos años, incluido un bikini rosa y una chaqueta de piel sintética que Swift lució en el vídeo musical de 2019 You Need to Calm Down. También exhibió el birrete y la toga que se puso cuando la Universidad de Nueva York le dio un doctorado honorario en Bellas Artes el año pasado.

Ha merecido la pena: mayo fue el mejor mes del museo en sus 65 años de historia, se vendieron 114.000 entradas, según cuenta Young. "Por primera vez se agotaron las entradas", afirma.

En Minneapolis, la publicación en Instagram de Glam Doll Donuts anunciando donuts con temática de Taylor-Swift desembocó en el caos. "La gente hacía cola en la tienda y llamaba todo el día, estaban locos por conseguir un donut de Taylor", cuenta la copropietaria Teresa Fox. "No nos lo esperábamos". Los donuts venían en una caja de 12: 10 tenían el nombre de cada uno de los álbumes de Swift, uno su firma y otro su cara impresa en chocolate. Los 12 tenían purpurina comestible. La caja costaba 63 dólares.

Morgan Narkiewicz, de Syracuse (Nueva York), estaba en Minneapolis para asistir a la gira Eras Tour cuando su amiga vio la publicación.

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"Estábamos en plan: '¡desde luego que los necesitamos!", recordó Narkiewicz, quien dijo que su amiga compró la caja, mientras que ella compró un café y otros dos donuts por 6 $ cada uno. "Nos fuimos con demasiados donuts".

Glam Doll Donuts vendió 150 cajas, dijo Fox, y solo porque la tienda tuvo que dejar de aceptar pedidos al no poder seguir haciéndolos."No había trabajado tanto desde que abrimos la tienda por primera vez" hace una década, dijo Fox. "Teníamos jornadas de 18 horas en las que no hacíamos otra cosa que hacer donuts de Taylor Swift".

El Redd's Restaurant and Bar de Carlstadt, en Nueva Jersey, situado frente al estadio MetLife, está acostumbrado a servir a los asistentes a conciertos. Pero los swifties eran diferentes: no iban a por bebidas caras. "Nos gusta el público de Metallica y Guns N' Roses, la gente que viene a tomar unas copas", dice el copropietario Douglas Palsi. "Pero este público era más bien de comer tiras de pollo".

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Lo compensaron con el negocio paralelo de Redd's. Redd's cobra unos 15 dólares por llevar a la gente al estadio, lo que es perfecto para los padres que no van al espectáculo, pero quieren evitar las molestias y el tráfico del aparcamiento del estadio.

Redd's transportó a unas 2.000 personas por noche en cada una de las tres noches que Taylor Swift actuó en la ciudad, unas 500 más que en un concierto normal, según Palsi. El negocio durante esos días, que coincidieron con el fin de semana del Memorial Day, la fiesta conmemorativa de los caídos en EEUU, fue 50 veces mejor que el típico fin de semana festivo. "Realmente no la sigo", dijo Palsi sobre Swift. "Pero el fin de semana del Día de los Caídos sí que era fan".

La economía de Taylor Swift se está globalizando. Swift anunció el mes pasado que la gira Eras Tour se dirigía a Asia, Australia, Europa y Sudamérica. A principios de este mes, Ticketmaster tuvo que posponer la venta de entradas para los conciertos en Francia debido a un fallo técnico. Más de 900.000 personas esperaban para comprar entradas ese día.

Swift no actuará en Nueva Zelanda, pero Air New Zealand ha declarado que se ha producido una "oleada Swift": la gente se ha apresurado a reservar vuelos a Australia, donde Swift actuará en febrero. La aerolínea tuvo que añadir 14 vuelos para dar cabida a 3.000 personas más.

Algunos de los vuelos llevan un número especial de Swift: NZ1989, por el quinto álbum de Swift.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.